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DANIELLE STEEL, LA MANSIÓN, CAPITULO 34. FIN.

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—¿QUÉ HACES HOY? —LE PREGUNTÓ SABRINA A SU NUERA, QUE ESTABA JUGANDO CON DOMINIQUE.

ARDEN HABÍA DECIDIDO QUEDARSE ALLÍ INDEFINIDAMENTE SIN SABER EXACTAMENTE POR QUÉ. NO HABÍA VUELTO A SU CASA DESDE LA ÚLTIMA VEZ QUE HABÍA ENTRADO EN LA MANSIÓN THURSTON EN COMPAÑÍA DE SU MARIDO. Y YA HACÍA CINCO MESES QUE VIVÍA EN NAPA CON ANDRÉ, SABRINA Y DOMINIQUE. ERA EL MES DE JUNIO DE 1942, Y ANTOINE LES HABÍA ESCRITO QUE LE DARÍAN PERMISO EN JULIO. UNOS MESES ANTES, UNA BALA LE HABÍA ALCANZADO EL BRAZO IZQUIERDO, PERO LA HERIDA NO HABÍA SIDO GRAVE. AQUEL PERCANCE LE REPORTÓ LA VENTAJA DE SER DESTINADO A LAS OFICINAS DEL GENERAL DE GAULLE, EN LAS QUE SEGUÍA TRABAJANDO EN AQUEL MOMENTO CON GRAN SATISFACCIÓN DE LA FAMILIA.

—¿QUIERES IR A SAN FRANCISCO CONMIGO, O TE QUEDAS AQUÍ?

ARDEN REFLEXIONÓ UN MOMENTO Y RESPONDIÓ SONRIENDO A LA MUJER A LA QUE TANTO QUERÍA:

—IRÉ CONTIGO. ¿QUÉ VAS A HACER ALLÍ?

—HE DE ORDENAR ALGUNAS COSAS EN LA CASA…

NO QUERÍA PERTURBAR EL ESPÍRITU DE ARDEN CON NADA. ÉSTA SE HABÍA RECUPERADO MUCHO. DESPUÉS DE LA MUERTE DE JON, DESCUBRIERON QUE VOLVÍA A ESTAR EMBARAZADA, PERO ESTA VEZ PERDIÓ LA CRIATURA CASI INMEDIATAMENTE. «QUIZÁ ESTABA ESCRITO QUE SUCEDIERA ASÍ», LE DIJO SABRINA; PERO NO ERAN UNAS PALABRAS FÁCILES DE ESCUCHAR Y DE COMPRENDER. TAMPOCO ERAN FÁCILES DE DECIR… LE HABRÍA GUSTADO QUE EL HIJO DE JON, SU ÚNICO NIETO, HUBIERA VIVIDO, PERO YA ERA DEMASIADO TARDE PARA SEGUIR LLORÁNDOLO, Y TODOS SE IBAN RECUPERANDO LENTAMENTE DEL GOLPE QUE HABÍAN SUFRIDO. EL SOL CONTINUABA SALIENDO CADA MAÑANA, Y LAS COLINAS NO HABÍAN PERDIDO SU VERDOR. LAS UVAS NO PODÍAN ESTAR MÁS HERMOSAS. LA VIDA VOLVIÓ A IMPRIMIRLES SU RITMO, Y LA EXISTENCIA NO LES PARECIÓ TAN DOLOROSA AL CABO DE CIERTO TIEMPO. CON FRECUENCIA, SABRINA SE HABÍA SENTIDO COMO SI FUERA A TROPEZAR; PERO ANDRÉ LE LEVANTABA EL ÁNIMO CADA VEZ QUE TENÍA UN MOMENTO DE DEBILIDAD. ADEMÁS, TENÍA A DOMINIQUE Y A ARDEN. A AMBAS PODÍA DAR ESPONTÁNEAMENTE SU AMOR Y AMBAS CONTRIBUÍAN A ALEGRARLE EL CORAZÓN.

—¿NO HAY NOTICIAS DE ANTOINE? —PREGUNTÓ ARDEN MIENTRAS SE DIRIGÍAN A LA CIUDAD, EN EL COCHE. LLEVABA A DOMINIQUE SENTADA EN LAS RODILLAS. LA PEQUEÑA SE HABÍA DORMIDO. LE GUSTABA IR EN EL COCHE CON ELLAS, Y QUERÍA MUCHO A TÍA ARDEN, SEGÚN ELLA LA LLAMABA.

—SÍ, PERO ESTA VEZ NO CUENTA GRAN COSA. ESTÁ MUY BIEN, ESO SÍ. DEBE DE ESTAR CUMPLIENDO ALGUNA MISIÓN ESPECIAL PARA DE GAULLE. —SABRINA FRUNCIÓ UN MOMENTO EL ENTRECEJO—. PERO DICE QUE VENDRÁ EN LA FECHA PREVISTA.

ARDEN DIO UNA MIRADA A LOS CAMPOS QUE IBAN DEJANDO ATRÁS Y DESPUÉS OBSERVÓ UN MOMENTO A LA PEQUEÑA, QUE SEGUÍA DURMIENDO SOBRE SUS RODILLAS.

—ES UN HOMBRE MUY ESPECIAL. —ERA LA PRIMERA VEZ QUE ARDEN HABLABA DE ANTOINE DESDE LA MUERTE DE JON, LO QUE HIZO PENSAR A SABRINA QUE LA MUCHACHA NO LE HABÍA MENCIONADO ANTES REPRIMIDA POR POSIBLES SENTIMIENTOS DE CULPABILIDAD. CON TODO, JON SE HABÍA PORTADO MALÍSIMAMENTE CON ELLA. ERA ALGO QUE NO PODÍA NEGARSE. NO HABRÍA SIDO DE EXTRAÑAR QUE ARDEN HUBIESE DESEADO SU MUERTE ALGUNA VEZ. ELLO HABRÍA HECHO AÚN MÁS DURA PARA ARDEN LA DESAPARICIÓN DE SU MARIDO…—. EN CIERTA OCASIÓN, HACE YA MUCHO TIEMPO, ESTUVE A PUNTO DE ENAMORARME DE ÉL.

—YA LO SABÍA —DIJO SABRINA SONRIENDO. LUEGO, PASANDO A UN TERRENO MÁS DELICADO, AÑADIÓ—: Y CREO QUE ENTONCES TAMBIÉN ÉL ESTUVO ENAMORADO DE TI.

ARDEN ASINTIÓ CON LA CABEZA.

—YO TAMBIÉN LO SABÍA. PERO ESTABA TAN LOCA POR JON…

—ANTOINE SE DIO CUENTA DE ELLO. DIJO QUE TE CASARÍAS CON ÉL MUCHO ANTES DE QUE LO HICIERAS.

—¿ESO DIJO? —PARECIÓ SORPRENDIDA—. ¿CÓMO LO SABÍA?

SABRINA SE ECHÓ A REÍR.

—TÚ SE LO DIJISTE. SUPO CAPTAR TUS INSTINTOS. ANTOINE ES UN HOMBRE MUY ESPECIAL.

LAS DOS MUJERES INTERCAMBIARON UNA SONRISA MIENTRAS EL COCHE PASABA POR EL NUEVO PUENTE DE LA CIUDAD. A SABRINA LE GUSTABA EL GOLDEN GATE. ERA UN PUENTE DE LÍNEAS MAJESTUOSAS, MUCHO MÁS ELEGANTE QUE EL BAY BRIDGE. RECORDÓ LOS TIEMPOS EN QUE, PARA HACER AQUEL VIAJE, HABÍA QUE TOMAR EL TREN Y EL VAPOR FLUVIAL… CON CUÁNTA RAPIDEZ PASABA EL TIEMPO… LE COSTABA CREER QUE YA TENÍA CINCUENTA Y CUATRO AÑOS. NO SE SENTÍA TAN VIEJA COMO LE INDICABA SU EDAD. ¿POR QUÉ LA VIDA ERA TAN CORTA? ¿POR QUÉ NO PODÍA DISPONERSE DE MÁS TIEMPO…? PERO ESOS PENSAMIENTOS LE RECORDARON A JON. ERA EL MOTIVO QUE LA HABÍA LLEVADO AQUEL DÍA A LA CIUDAD. HABÍA IDO A VER CÓMO INSTALABAN SU PLACA.

EN UN LADO DE LA CASA HABÍA LA ARTÍSTICA HORNACINA QUE EL PADRE DE SABRINA HABÍA HECHO CONSTRUIR. LE HABÍA DICHO A SU HIJA EL DESTINO QUE DEBÍA DARSE A AQUELLA CONCAVIDAD DEL MURO, Y SABRINA CUMPLIÓ SUS DESEOS EMPEZANDO POR ÉL…, SIGUIÓ CON JOHN HARTE…, Y AHORA CON JON… TODOS LOS QUE HABÍAN VIVIDO EN LA MANSIÓN THURSTON, PARA QUE NADIE LOS OLVIDARA NUNCA.

LOS HOMBRES ESTABAN ESPERANDO SU LLEGADA. A UNA INDICACIÓN SUYA, LES MOSTRARON UNA PEQUEÑA PLACA DE BRONCE. CUANDO LA HUBIERON VISTO, FUERON A DAR UNA VUELTA POR EL JARDÍN QUE HABÍA SIDO TAN GRANDE Y QUE AHORA ERA TAN PEQUEÑO. SABRINA DIO UNA MIRADA A LAS PLANTAS Y A LAS FLORES, MIENTRAS LOS HOMBRES INSTALABAN LA PLACA. AHORA HABÍA TRES: JEREMIAH ARBUCKLE THURSTON, JOHN WILLIAMSON HARTE Y JONATHAN THURSTON HARTE… CAUSABA TRISTEZA VER SUS NOMBRES ALLÍ, LAS FECHAS QUE HABÍAN LIMITADO SUS VIDAS.

—¿Y POR QUÉ EMPEZÓ ESO TU PADRE? —ARDEN LA MIRÓ CON OJOS TRISTES, PERO MUY ABIERTOS.

—PARA QUE NADIE LOS OLVIDARA.

—YO A TI NUNCA TE OLVIDARÉ, CON PLACA O SIN PLACA. —LOS HOMBRES SE HABÍAN IDO, LO QUE LE PERMITIÓ ALZAR LA VOZ—. PARA MÍ, SIEMPRE FORMARÁS PARTE DE ESTA CASA.

SABRINA LE SONRIÓ CARIÑOSAMENTE Y, LUEGO, DIRIGIÓ LA MIRADA A LAS PLACAS QUE LLEVABAN EL NOMBRE DE LOS HOMBRES A LOS QUE HABÍA AMADO.

—PARA MÍ, TAMBIÉN ELLOS FORMAN PARTE DE LA MANSIÓN THURSTON… MI PADRE, JOHN, JONATHAN… —AQUELLOS NOMBRES TRAJERON A SU MENTE SUS RESPECTIVOS ROSTROS. TENÍA LA SENSACIÓN DE QUE HABÍAN VUELTO A LA VIDA. MIRÓ A ARDEN—. MI NOMBRE TAMBIÉN ESTARÁ AQUÍ ALGÚN DÍA, Y EL DE ANDRÉ, Y EL TUYO, Y EL DE ANTOINE… —LA ÚNICA PERSONA DE LA FAMILIA QUE HABÍA DESAPARECIDO SIN DEJAR RASTRO ERA CAMILLE. NO HABÍA NINGUNA PLACA QUE LLEVARA SU NOMBRE. HABÍA DESERTADO POR PROPIA VOLUNTAD, Y SU NOMBRE HABÍA SIDO BORRADO DE LA MEMORIA DE TODOS—. EL PASADO ES UNA COSA MUY IMPORTANTE. LO ES PARA MÍ, Y LO HA SIDO PARA ESTA CASA… LO MISMO QUE LOS MOTIVOS POR LOS CUALES FUE CONSTRUIDA. —PENSÓ ENTONCES EN SU PADRE, QUIEN LA AMÓ Y QUIEN LA CONSERVÓ Y RESTAURÓ PARA CONSERVARLA INTACTA—. PERO EL PRESENTE TAMBIÉN ES IMPORTANTE. ESA PARTE TE PERTENECE A TI —SE ATREVIÓ A DECIR LAS PALABRAS QUE TRADUCÍAN SU MAYOR ESPERANZA—. QUIZÁ ANTOINE, QUIZÁ TÚ, VIVIRÉIS AQUÍ UN DÍA… —HIZO UNA PAUSA Y MIRÓ A DOMINIQUE, QUE ESTABA SALTANDO DENTRO DE UN MACIZO DE FLORES, LO QUE LA HIZO DETENERSE, COMO SI SU MADRE LE HUBIERA DICHO LO QUE ESTABA PASANDO—. Y EL FUTURO LE PERTENECE. LA MANSIÓN THURSTON SERÁ SUYA ALGÚN DÍA. ESPERO QUE SIGNIFIQUE TANTO PARA ELLA COMO HA SIGNIFICADO PARA NOSOTROS. NACIÓ EN ESTA CASA. —SONRIÓ AL RECORDAR EL NACIMIENTO DE LA PEQUEÑA, CON ANDRÉ A SU LADO—. MI PADRE MURIÓ EN ESTA CASA…

SE VOLVIÓ PARA CONTEMPLARLA… ADIVINANDO LAS HABITACIONES QUE TANTO AMABA Y TAN BIEN CONOCÍA. Y ENTONCES SONRIÓ DE NUEVO A DOMINIQUE. ERA LA HERENCIA DE LAS PERSONAS QUE HABÍAN VIVIDO EN ELLA, QUE EN ELLA HABÍAN DEJADO SUS HUELLAS, SU CORAZÓN Y SU AMOR.