26
REGRESARON A SANTA ELENA EL DÍA DE AÑO NUEVO. POR ENTONCES YA HABÍAN DECIDIDO DÓNDE VIVIRÍAN. LO MÁS SENCILLO ERA TRASLADARSE A LA CASA QUE JEREMIAH HABÍA CONSTRUIDO PARA SU PRIMERA NOVIA, LA QUE MURIÓ ANTES DE CASARSE. LOS DORMITORIOS DEL TERCER PISO LES IRÍAN MUY BIEN PARA CUANDO LLEGARAN LOS HIJOS; SOBRE TODO, TENIENDO EN CUENTA QUE SABRINA HABÍA INSISTIDO EN QUE QUERÍA TENER DOS O TRES POR LO MENOS, PRETENSIÓN A LA QUE JOHN CONTESTÓ CON UN CÓMICO GRUÑIDO:
—¿A MI EDAD? ¡LA GENTE CREERÁ QUE SON MIS NIETOS! YA NO SOY UN JOVENCITO, ¿SABES?
ELLA LO MIRÓ CON AIRE DE COMPLICIDAD Y LE SUSURRÓ AL OÍDO:
—PUES NADIE LO HABRÍA DICHO ANOCHE, A JUZGAR POR TU COMPORTAMIENTO EN LA CAMA.
—ESO NO VIENE AL CASO. —JOHN LA MIRÓ EMBELESADO. AQUELLA MUCHACHA ERA UN SUEÑO CONVERTIDO EN REALIDAD.
—NO CREÍA SER YO MISMA, TE LO JURO…
AMBOS REÍAN CON FRECUENCIA, Y HABLABAN CONTINUAMENTE DE LOS MUCHOS INTERESES QUE COMPARTÍAN. SABRINA LE ENSEÑÓ TODO LO RELACIONADO CON LAS MINAS THURSTON Y LE PRESENTÓ A SUS HOMBRES. PASABAN TRES DÍAS SEMANALES JUNTOS EN EL DESPACHO DE LA JOVEN, Y LOS RESTANTES DÍAS DE LA SEMANA ERA ELLA QUIEN IBA A REUNIRSE CON ÉL EN LA MINA. JOHN TENÍA UN EXCELENTE ENCARGADO GENERAL EN LA MINA HARTE, Y SÓLO LE FALTABA PONERSE AL CORRIENTE DE LO CONCERNIENTE A LAS MINAS DE SABRINA. TAMBIÉN TENÍA PREVISTO UN ENCARGADO SIMILAR PARA LAS MINAS THURSTON, LO QUE LE PERMITIRÍA DEDICARSE SÓLO A LAS TAREAS DE SUPERVISIÓN DE AMBOS NEGOCIOS.
—Y ASÍ, CON EL TIEMPO, PODREMOS PASAR MÁS TIEMPO EN LA CIUDAD —LE EXPLICÓ A SABRINA.
A ÉL PARECÍA GUSTARLE LA IDEA, Y A ELLA TAMBIÉN, AUNQUE NO SENTÍA UN INTERÉS ESPECIAL POR LA VIDA DE SOCIEDAD QUE HABRÍAN PODIDO LLEVAR EN SAN FRANCISCO. LA ATRAÍAN MÁS LOS TEMAS CULTURALES. DURANTE LA LUNA DE MIEL, ADEMÁS DE DISFRUTAR DEL ESPLENDOR DE LA MAGNÍFICA CASA QUE EL PADRE DE SABRINA HABÍA CONSTRUIDO, HABÍAN IDO A LA ÓPERA Y HABÍAN VISTO VARIAS OBRAS DE TEATRO. UNA NOCHE, HABLANDO DE LA MANSIÓN THURSTON, LA MUCHACHA LE DIJO:
—SIEMPRE ME HA ENTRISTECIDO PENSAR EN LO QUE LE SUCEDIÓ A MI PADRE. LA CONSTRUYÓ PARA MI MADRE Y ÉSTA MURIÓ AL CABO DE DOS AÑOS, CON LO QUE LA MANSIÓN QUEDÓ AÑOS Y AÑOS VACÍA. FUE UNA VERDADERA DESGRACIA.
JOHN ASINTIÓ CON LA CABEZA, PENSANDO EN EL DISTANTE PASADO.
—JEREMIAH ME PRESTÓ UNA GRAN AYUDA CUANDO MATILDA Y LOS NIÑOS MURIERON. —AQUELLOS RECUERDOS YA NO LE DOLÍAN TANTO COMO ANTAÑO. HABÍA PASADO YA TANTO TIEMPO… Y, ADEMÁS, AHORA TENÍA A SABRINA Y, SIN DUDA, VOLVERÍA A TENER HIJOS. AL MENOS, ASÍ LO ANSIABAN LOS DOS—. ME AFECTÓ MUCHO SABER QUE A TU PADRE LE HABÍA SUCEDIDO ALGO SEMEJANTE —PROSIGUIÓ—, PERO, TRAS LA MUERTE DE SU ESPOSA, NO QUISO VER A NADIE. LE FUI A VER UNA VEZ Y ME ESQUIVÓ. COMPRENDÍ QUE HABÍA SUFRIDO UN GOLPE DIFÍCIL DE SUPERAR. —MENEÓ LA CABEZA AL PENSAR EN SU PROPIA JUVENTUD—. EN AQUELLOS TIEMPOS, YO NO SENTÍA UNA GRAN SIMPATÍA POR ÉL. SIN EMBARGO, ERA TAN HONRADO… Y AFECTUOSO E INTELIGENTE… Y EXTRAORDINARIAMENTE MODESTO. SE ENTREGABA POR COMPLETO A QUIEN LE NECESITABA. —A JOHN LE ENCANTABA COMPROBAR QUE HABÍA ENSEÑADO LAS MISMAS VIRTUDES A SU HIJA, LO QUE YA HABÍA SOSPECHADO ANTES DE CASARSE CON ELLA—. YO ESTABA ENTONCES TAN DETERMINADO A COMPETIR CON SUS MINAS, QUE ME MANTUVE TOTALMENTE DISTANCIADO DE TU PADRE. FUE UNA LÁSTIMA. HABRÍA PODIDO APRENDER MUCHO DE ÉL.
—DE TODOS MODOS, CREO QUE TE APRECIABA. IMAGINO QUE ERAIS TAL PARA CUAL.
SABRINA YA HABÍA ADVERTIDO AQUELLA SEMEJANZA ANTES DE CASARSE CON JOHN, PERO, AHORA, TENÍA OCASIÓN DE COMPROBARLO AL RECIBIR CONSTANTES MUESTRAS DE SU PACIENCIA, DE SU AFECTUOSIDAD Y DE SU TERNURA, CUALIDADES QUE IBAN UNIDAS A UNA AGUDA INTELIGENCIA. AMBOS PASABAN MUY BUENOS RATOS VISITANDO RECÍPROCAMENTE SUS MINAS. ADEMÁS, SABRINA SE HABÍA EMPEÑADO EN ENSEÑAR A SU MARIDO LO QUE SABÍA DE VINICULTURA, PERO ÉL NO DISPONÍA DE TIEMPO SUFICIENTE PARA ELLO. LE GUSTABA PROBAR LOS VINOS DE SABRINA Y SABÍA APRECIARLOS, AUNQUE CADA VEZ HABÍA MENOS BOTELLAS QUE CONSUMIR. LOS VIÑEDOS HABÍAN SUFRIDO OTRA PLAGA Y LA PRODUCCIÓN DE VINO HABÍA QUEDADO REDUCIDA A LA MITAD; AUN ASÍ, SABRINA NO HABÍA PERDIDO TANTO COMO OTROS CULTIVADORES. «¡QUÉ MALA SUERTE!», SOLÍA EXCLAMAR, DECEPCIONADA; PERO TENÍAN MUCHAS OTRAS COSAS QUE HACER: LOS CAMBIOS EN LA CASA DE NAPA PARA PODER RESIDIR EN ELLA A GUSTO DE AMBOS, LOS CAMBIOS QUE DEBÍAN HACERSE EN LAS MINAS PARA PODER ADMINISTRARLAS CONJUNTAMENTE, Y LOS CAMBIOS QUE ERA NECESARIO HACER EN LA MANSIÓN THURSTON PARA MANTENERLA ABIERTA CON UNOS CUANTOS CRIADOS Y PODER IR A ELLA SIEMPRE QUE SE LES ANTOJARA. ADEMÁS, TENÍAN QUE ADAPTARSE MUTUAMENTE A SUS COSTUMBRES, COSA QUE CONSEGUIRÍAN MUY FÁCILMENTE CON GRAN SORPRESA DE AMBOS. LA ÚNICA DECEPCIÓN, COMPARTIDA POR LOS DOS, LA HABÍA MOTIVADO EL HECHO DE QUE NINGÚN BEBÉ SE HALLARA AÚN EN CAMINO. NO EXISTÍA EL MENOR SÍNTOMA DE ELLO, A PESAR DE LA FRECUENCIA Y LA PASIÓN CON QUE HACÍAN EL AMOR. ASÍ LLEGARON AL VERANO. HANNAH, TAN IMPACIENTE COMO ELLOS AL RESPECTO, LE PREGUNTÓ UN DÍA:
—SUPONGO QUE NO USAS NADA, ¿VERDAD?
—¿QUÉ QUIERES DECIR?
SABRINA QUEDÓ CONFUNDIDA. SU MATRIMONIO CON JOHN NO IMPEDÍA QUE AÚN FUERA INOCENTE EN MUCHAS COSAS. SÓLO SABÍA LO QUE JOHN LE HABÍA EXPLICADO. NO HABÍA NI HABÍA HABIDO NADIE MÁS QUE PUDIERA INSTRUIRLA SOBRE AQUELLOS TEMAS. QUIZÁ AMELIA HABRÍA PODIDO HACERLO; PERO HACÍA DOS AÑOS QUE SABRINA NO LA VEÍA, AUNQUE LE HABÍA ENVIADO UN ESPECTACULAR REGALO DE BODA. Y, NATURALMENTE, SABRINA NO TENÍA IDEA DE QUÉ LE ESTABA HABLANDO HANNAH.
—QUIERO DECIR… BUENO… NO ESTARÁS EVITANDO LA LLEGADA DE LAS CRIATURAS, ¿VERDAD?
—AH… ¿PERO ESO PUEDE HACERSE? —SABRINA PARECIÓ SORPRENDIDA. HANNAH LE CLAVÓ SU ASTUTA MIRADA Y COMPRENDIÓ QUE LA IGNORANCIA DE LA MUCHACHA EN AQUEL ASPECTO ERA TOTAL, LO QUE LA COMPLACIÓ. ERA UNA CHICA DECENTE, MUY AL CONTRARIO DE SU MADRE. AÚN RECORDABA LOS ANILLOS DE ORO QUE ENCONTRÓ AQUEL LEJANO DÍA—. NO LO SABÍA… ¿SE PUEDE…? —SIEMPRE HABÍA SOSPECHADO QUE ALGUNAS MUJERES SE VALÍAN DE ALGÚN MEDIO PARA EVITAR EL EMBARAZO, COMO LAS MUJERES CUYA PROFESIÓN LAS EXPONÍA CONSTANTEMENTE A ÉL—. ¿Y QUÉ HACEN? —SI BIEN NO DESEABA PROBAR NADA, SINTIÓ CURIOSIDAD POR EL NUEVO CONOCIMIENTO QUE HANNAH PODÍA DARLE.
—ALGUNAS, COMO LAS MUJERES DE ESTOS ALREDEDORES, EMPLEAN CORTEZA DE OLMO.
—¿CORTEZA DE OLMO? —SABRINA HIZO UNA MUECA DE REPULSIÓN QUE HIZO REÍR A LA VIEJA.
—SÍ, PERO HAY PROCEDIMIENTOS MÁS FINOS. LAS QUE PUEDEN PERMITÍRSELO USAN ANILLOS DE ORO… —HANNAH HIZO UNA PAUSA, PREGUNTÁNDOSE SI NO ESTARÍA HABLANDO DEMASIADO, PERO, ¡QUÉ CARAMBA!, SABRINA YA ERA UNA MUJER HECHA Y DERECHA—, COMO TU MADRE.
—¿MI MADRE? —PREGUNTÓ SORPRENDIDA—. ¿CUÁNDO?
—ANTES DE TENERTE A TI. TU PADRE CREÍA QUE ELLA COMPARTÍA SU DESEO DE TENER UN HIJO. CAMILLE SE DISCULPABA DICIENDO QUE NO SABÍA LO QUE PODÍA SUCEDER, Y ALUDÍA A LA DIFERENCIA DE EDAD QUE HABÍA ENTRE ELLOS. —UNA DIFERENCIA MENOR QUE LA EXISTENTE ENTRE SABRINA Y JOHN—. HACÍA YA UN AÑO QUE ESTABAN CASADOS CUANDO LOS DESCUBRÍ EN EL CUARTO DE BAÑO… LOS MALDITOS ANILLOS… Y LOS ENTREGUÉ A TU PADRE —SONRIÓ MALICIOSA—. DESPUÉS DE AQUELLO TÚ NO TARDASTE NI PIZCA EN LLEGAR.
AQUELLA REVELACIÓN DEJÓ PREOCUPADA A SABRINA. TANTO POR LA INDISCRECIÓN QUE HABÍA COMETIDO HANNAH CONTRA SU MADRE, COMO POR EL HECHO DE QUE ÉSTA SE HUBIERA OPUESTO A TENER HIJOS.
—¿Y QUÉ DIJO MI PADRE?
—SE PUSO HECHO UNA FIERA, PERO NUNCA VOLVIÓ A HABLAR DEL ASUNTO. QUEDÓ SATISFECHO TAN PRONTO COMO SUPO QUE TÚ ESTABAS EN CAMINO. —HANNAH PARECÍA ORGULLOSA DE LO QUE HABÍA HECHO Y POR UN MOMENTO SABRINA, AL PENSAR EN SU POBRE MADRE ATRAPADA EN SU TRAVESURA, ODIÓ A LA VIEJA. AQUELLO HABÍA SIDO UNA MALA PASADA. HUBIERAN DEBIDO PERMITIRLE QUE ESPERARA A SER MADRE, SI AQUELLO ERA LO QUE DESEABA. SIN EMBARGO, CONSIDERANDO EL POCO TIEMPO QUE LE QUEDABA DE VIDA, QUIZÁ EL DESTINO HABÍA INTERVENIDO PRECIPITANDO LOS ACONTECIMIENTOS. DE TODOS MODOS, SU HIJA SE APIADABA DE ELLA VEINTITRÉS AÑOS DESPUÉS. SABRINA HABÍA CUMPLIDO LOS VEINTIDÓS AQUELLA MISMA PRIMAVERA.
—¿Y QUÉ HIZO MI MADRE?
—QUEDÓ ABATIDA… SE ENFURRUÑÓ… —HANNAH SABÍA QUE CAMILLE NUNCA HABÍA PERDONADO A SU ESPOSO, PERO NO LO MENCIONÓ—. ERA MUY JOVEN, Y UNA CABEZA LOCA… PERO JEREMIAH SE CASÓ CON ELLA A PESAR DE TODO… Y NO ME DIRÁS QUE EL HOMBRE NO TENÍA DERECHO A QUE SU ESPOSA LE DIERA ALGÚN HIJO… MALDITOS ANILLOS DE ORO… TU PADRE SE DESHIZO DE ELLOS Y TU MADRE LLORÓ COMO UNA CRIATURA…
AQUELLA HISTORIA ESTREMECIÓ A SABRINA… POBRE MUCHACHA… BUENO, POBRE MAMÁ… Y POR LA NOCHE SE LO CONTÓ TODO A JOHN.
—FUE UNA BRUTALIDAD POR PARTE DE MI PADRE. Y CONSIDERO QUE HANNAH OBRÓ MUY MAL, AL INMISCUIRSE EN EL ASUNTO. NO HABRÍA DEBIDO CONTÁRSELO A MI PADRE. A LO MÁS, HABRÍA BASTADO CON ADVERTIRLA A ELLA.
—QUIZÁ ENGAÑABA A SU MARIDO.
—ES LO QUE HANNAH QUISO INSINUAR, PERO NO ME ATREVO A CREERLO. DE VEZ EN CUANDO, HANNAH, SIEMPRE HA DICHO COSAS DESAGRADABLES DE MI MADRE. CREO QUE DEBIÓ DE HABER ALGO ASÍ COMO CELOS ENTRE AMBAS. CUANDO MI MADRE LLEGÓ, HACÍA DIECIOCHO AÑOS QUE HANNAH TRABAJABA PARA MI PADRE. NUNCA SE LLEVARON BIEN, POR SUPUESTO.
—FUERA COMO FUESE, ME ALEGRO DE QUE LA VIEJA ENCONTRARA AQUELLOS ANILLOS —DIJO JOHN SONRIENDO A SU ESPOSA, Y ENTONCES PREGUNTÓ—: ¿QUÉ LE HIZO DECIRTE ESO?
SABRINA SE RUBORIZÓ Y LE SONRIÓ.
—ME PREGUNTÓ SI YO USABA ALGO PARA EVITAR… NI SIQUIERA SABÍA QUE PUDIESE HACERSE… —VENCIENDO SU VERGÜENZA POR CONSIDERAR QUE A SU MARIDO Y MEJOR AMIGO PODÍA Y DEBÍA DECÍRSELO TODO, AÑADIÓ—: TÚ NO ME EXPLICASTE NADA SOBRE ESO.
—NO CREÍ QUE TE IMPORTARA.
—NO, PERO RESULTA INTERESANTE SABERLO.
ENTONCES, JOHN, RIENDO Y PELLIZCÁNDOLE LA MEJILLA, LE DIJO:
—DE ACUERDO, INOCENTONA. ¿QUIERES SABER ALGO MÁS?
—SÍ. —EL SEMBLANTE DE LA JOVEN SE ENTRISTECIÓ POR UN MOMENTO—. AUNQUE ME TEMO QUE TÚ NO TIENES LA RESPUESTA, AMOR MÍO. —SABÍA, NATURALMENTE, QUE HABÍA TENIDO DOS HIJOS CON SU ANTERIOR ESPOSA, POR LO QUE EL PROBLEMA NO ERA DE ÉL—. ME PREGUNTO POR QUÉ TODAVÍA NO HA SUCEDIDO.
—YA SUCEDERÁ A SU TIEMPO. DEBES TENER PACIENCIA, AMOR MÍO. SÓLO HACE NUEVE MESES QUE ESTAMOS CASADOS.
—A ESTAS ALTURAS YA DEBIERA TENER UNA CRIATURA EN LOS BRAZOS —DIJO SABRINA CON EXPRESIÓN APENADA.
ÉL LE SONRIÓ.
—BUENO, PERO ME TIENES A MÍ. ¿TE BASTARÁ DE MOMENTO?
—PARA SIEMPRE, AMOR MÍO.
LA ATRAJO HACIA SÍ Y LA ABRAZÓ. LOS LABIOS DE SU MARIDO LE HICIERON OLVIDAR TODO CUANTO HANNAH LE HABÍA CONTADO AQUELLA TARDE. SÓLO VOLVERÍA A PENSAR EN ELLO UNA O DOS VECES DURANTE LOS PRÓXIMOS SEIS MESES, AUNQUE LO QUE ESPERABA AÚN TARDÓ MÁS.
AL LLEGAR EL MES DE JULIO, CUANDO LLEVABAN DIECINUEVE MESES DE CASADOS Y ELLA ACABABA DE CUMPLIR LOS VEINTITRÉS AÑOS, SABRINA SE SINTIÓ MAL UN DÍA, POCO DESPUÉS DE LEVANTARSE. EL CALOR ERA MUY FUERTE, Y LA TARDE ANTERIOR HABÍA ESTADO TRABAJANDO CON JOHN EN LAS MINAS. TUVIERON UNA DISCUSIÓN —COSA RARA ENTRE ELLOS— SOBRE LA CONVENIENCIA O LA INCONVENIENCIA DE FUSIONAR LAS MINAS HARTE Y THURSTON. EL CONSIGUIENTE NERVIOSISMO Y LA ALTA TEMPERATURA CASI NO LA HABÍAN DEJADO DORMIR EN TODA LA NOCHE.
—¿TE ENCUENTRAS BIEN? —LE PREGUNTÓ JOHN AL VERLA.
—NO DEL TODO…
LA NOCHE ANTERIOR SE HABÍAN ACOSTADO ALGO ENOJADOS, Y AMBOS DESEABAN RECONCILIARSE; PERO SABRINA, AL VOLVERSE HACIA ÉL, SE DESPLOMÓ EN EL SUELO ANTES DE PODER SEGUIR HABLANDO.
—SABRINA… —EXCLAMÓ ÉL—. AMOR MÍO…
ESTABA HORRORIZADO. SIEMPRE LE HABÍA PERSEGUIDO LA SOMBRA DE LA TEMIDA GRIPE. ENVIÓ A BUSCAR AL MÉDICO EN EL ACTO, PERO EL HOMBRE NO DESCUBRIÓ EN ELLA NINGÚN SÍNTOMA PREOCUPANTE.
—SÓLO PARECE CANSADA —DIJO EL DOCTOR—. ¿NO HABRÁ ESTADO TRABAJANDO DEMASIADO?
AQUELLA NOCHE, JOHN LE SOLTÓ UN SERMÓN A SU ESPOSA. YA ERA HORA DE QUE SE FIARA POR COMPLETO DEL NUEVO ENCARGADO GENERAL DE SUS MINAS Y LE DEJARA TRABAJAR SOLO. ÉL PODRÍA SUPERVISAR SU MINA Y LAS DE SABRINA A LA VEZ, Y ELLA PODRÍA ENTRETENERSE CON LOS VIÑEDOS, AUNQUE POR ENTONCES NO ERA UNA TAREA MUY DIVERTIDA. LA PLAGA SEGUÍA ARRECIANDO. PERO SABRINA NO PARECÍA ESCUCHARLE. ESTABA SOÑOLIENTA Y NO TARDÓ EN DORMIRSE EN LA MECEDORA. JOHN LA SUBIÓ EN BRAZOS AL DORMITORIO SIN DESPERTARLA. SE SINTIÓ PREOCUPADO POR SU ASPECTO, PERO SU ALARMA AUMENTÓ AL DÍA SIGUIENTE CUANDO SABRINA VOLVIÓ A DESMAYARSE. PERO, ESTA VEZ, LA LLEVÓ DIRECTAMENTE A NAPA Y TOMÓ UNA CABINA EN EL PRIMER VAPOR QUE SALÍA PARA SAN FRANCISCO. A LA MAÑANA SIGUIENTE, INGRESADA YA EN UNA CLÍNICA, SE SOMETÍA AL EXAMEN DE TODO UN EQUIPO DE MÉDICOS, MIENTRAS JOHN RECORRÍA LOS PASILLOS A ZANCADAS.
—¿QUÉ? —LE PREGUNTÓ AL PRIMER HOMBRE QUE SALIÓ DE LA HABITACIÓN. EL MÉDICO SONRIÓ.
—YO DIRÍA QUE PARA MARZO, AUNQUE UNO DE MIS COLEGAS CREE QUE SERÁ EN FEBRERO.
JOHN QUEDÓ DESCONCERTADO, PERO LA SIGNIFICATIVA SONRISA QUE LE DEDICÓ EL MÉDICO LE PUSO SOBRE LA PISTA DE LO QUE SUCEDÍA.
—QUIERE DECIR…
—ESO MISMO. SE HALLA EN ESTADO, AMIGO MÍO.
LOS GRITOS DE ALEGRÍA DEL FUTURO PADRE DEBIERON DE OÍRSE DE UN EXTREMO AL OTRO DE LA CIUDAD. AQUEL MISMO DÍA, JOHN LE COMPRÓ A SABRINA UN ANILLO CON UN ENORME DIAMANTE Y SE LO REGALÓ AQUELLA MISMA NOCHE CUANDO VOLVIERON A LA MANSIÓN THURSTON. HABÍAN DECIDIDO QUE TUVIERA LA CRIATURA ALLÍ, CERCA DE LOS MEJORES MÉDICOS DE LA CIUDAD. LOS DOCTORES LES HABÍAN DICHO QUE, DE TODOS MODOS, PODÍAN IRSE A NAPA HASTA EL MES DE DICIEMBRE. AÚN LES QUEDABA, PUES, MUCHO TIEMPO.
LA ILUSIONADA PAREJA SE PASÓ LA NOCHE HABLANDO DEL ACONTECIMIENTO, DE LOS NOMBRES MÁS APROPIADOS YA SE TRATASE DE UN NIÑO O DE UNA NIÑA, DE CÓMO ARREGLARÍAN LA HABITACIÓN DE LA CRIATURA… SABRINA NO CESABA DE EXPRESAR SU FELICIDAD A JOHN CON REITERADOS ABRAZOS.
—¡SOY LA MUJER MÁS DICHOSA DEL MUNDO! —EXCLAMÓ POR FIN.
ÉL SONRIÓ.
—CASADA CON EL HOMBRE MÁS FELIZ DEL MUNDO.
AL OTRO DÍA, CUANDO LLEGARON A NAPA, HANNAH LOS RECIBIÓ EXTASIADA; Y, CUANDO SUPO LAS RECOMENDACIONES QUE HABÍAN HECHO LOS MÉDICOS, HIZO LO POSIBLE PARA AYUDAR A LA FUTURA MAMÁ A CUMPLIRLOS. SABRINA SE MANTUVO APARTADA DE LAS MINAS CASI TODOS LOS DÍAS Y DEJÓ DE MONTAR A CABALLO. PASÓ LARGAS TARDES DE DESCANSO EN LA CAMA, EN ESPERA DE LA LLEGADA DE JOHN. Y, AL LLEGAR EL MES DE NOVIEMBRE, CUANDO LA CRIATURA EMPEZÓ A DAR LAS PRIMERAS MUESTRAS DE SU EXISTENCIA, ÉL APOYABA CADA NOCHE LA CABEZA EN EL VIENTRE DE SU ESPOSA ESPERANDO SENTIR MOVERSE AL BEBÉ; PERO ERA DEMASIADO PRONTO. SABRINA EMPEZÓ A SENTIRLO AL CAER LAS PRIMERAS HOJAS… PRECISAMENTE UNOS DÍAS ANTES DE QUE, UNA NOCHE, UNO DE SUS HOMBRES LLAMARA RUIDOSAMENTE A LA PUERTA.
—¡FUEGO EN LA MINA!
AQUELLAS PALABRAS, QUE ROMPIERON INESPERADAMENTE EL SILENCIO DE LA NOCHE, FUERON OÍDAS PRIMERO POR SABRINA, QUIEN TUVO SUFICIENTE PRESENCIA DE ÁNIMO PARA ASOMARSE A LA VENTANA Y PREGUNTAR:
—¿EN CUÁL?
—¡EN LA SUYA! —GRITÓ LA DESCONOCIDA FIGURA.
SABRINA Y JOHN EMPEZARON A VESTIRSE APRESURADAMENTE, PERO ÉL LE PUSO UNA FIRME MANO EN EL BRAZO.
—TÚ TE QUEDAS AQUÍ, SABRINA. NO QUIERO QUE HAGAS TONTERÍAS. YO ME ENCARGARÉ DE TODO.
—TENGO QUE IR, JOHN. —NUNCA SE HABÍA QUEDADO EN CASA EN CASOS SEMEJANTES. HABRÍA PODIDO CUIDAR DE LOS HERIDOS O, AL MENOS, HACER ACTO DE PRESENCIA. PERO JOHN REPITIÓ CON FIRMEZA:
—¡NO! ¡TÚ TE QUEDAS AQUÍ! —Y, DÁNDOLE UN RÁPIDO BESO, LA DEJÓ EN CASA, DONDE ELLA ANDUVO FRENÉTICAMENTE DE UN LADO A OTRO DURANTE SEIS HORAS. A LA MAÑANA SIGUIENTE, VIO EL CIELO LLENO DE HUMO Y, COMO AÚN CARECÍA DE NOTICIAS SOBRE LO SUCEDIDO, NO PUDO AGUANTAR MÁS Y TOMÓ EL COCHE. SE DIRIGIÓ VELOZMENTE HACIA LAS MINAS, MIENTRAS HANNAH LE GRITABA:
—¡CUIDADO, QUE VAS A MATARTE! ¡PIENSA EN LA CRIATURA!
SABRINA NO OLVIDABA AL BEBÉ, PERO TAMBIÉN PENSABA EN JOHN. QUERÍA ASEGURARSE DE QUE NO LE HABÍA PASADO NADA. ADEMÁS, LAS MINAS ERAN SUYAS Y NO QUERÍA ELUDIR NINGUNA RESPONSABILIDAD. CUANDO LLEGÓ, VIO POR DOQUIER LOS EFECTOS DE LA DESTRUCCIÓN, PERO NO HABÍA NADIE A LA VISTA. POR FIN, APARECIÓ EL ENCARGADO GENERAL Y LE DIJO QUE SU MARIDO SE HALLABA EN UNA DE LAS GALERÍAS, RESCATANDO HOMBRES CON UN EQUIPO DE SALVAMENTO QUE HABÍA BAJADO HACÍA MÁS DE UNA HORA. ESTABA OBSERVANDO IMPACIENTEMENTE SI SALÍA ALGUNO DEL POZO CUANDO SE PRODUJO UNA EXPLOSIÓN. BAJARON ENSEGUIDA DOCE HOMBRES MÁS Y PUDIERON EXTRAER A LOS QUE HABÍAN QUEDADO ATRAPADOS CERCA DE LA SALIDA. ENTRE ELLOS SE ENCONTRABA JOHN. SALIÓ POR SU PROPIO PIE RODEADO DE UNA NUBE DE HUMO. SABRINA CORRIÓ HACIA ÉL Y CAYÓ DE RODILLAS DANDO GRACIAS A DIOS POCO ANTES DE ALCANZARLE. NO PUDO LEVANTARSE POR SÍ MISMA. LOS EFECTOS DEL HUMO SE HABÍAN DEJADO SENTIR EN SUS PULMONES. LA LLEVARON A LA OFICINA DONDE HABÍA TRABAJADO A DIARIO DURANTE MÁS DE TRES AÑOS, Y EL MÉDICO ACUDIÓ ENSEGUIDA. PARECIÓ RECUPERARSE AL CABO DE UN RATO, Y JOHN LA REGAÑÓ CARIÑOSAMENTE. HIZO QUE UNO DE LOS HOMBRES LA LLEVARA A CASA EN EL COCHE Y CONTINUÓ LAS TAREAS DE SALVAMENTO. POR LA NOCHE, CUANDO LLEGÓ A CASA, SUCIO Y DESPIDIENDO OLOR A HUMO, ENCONTRÓ A HANNAH EN EL PORCHE. LA VIEJA PARECÍA AFLIGIDA; Y, CON LOS OJOS LLENOS DE LÁGRIMAS, LE DIO LA NOTICIA. ÉL SUBIÓ LA ESCALERA COMO UNA EXHALACIÓN Y ENCONTRÓ A SABRINA EN LA CAMA. SOLLOZANDO, DESCONSOLADA, SE AGARRÓ A SU ESPOSO. HABÍA PERDIDO LA CRIATURA UNA HORA ANTES.
—Y SÉ QUE NUNCA VOLVERÉ A TENER OTRA…
EN EL COLMO DE LA DESESPERACIÓN, SE ABRAZÓ FUERTEMENTE A SU MARIDO SIN IMPORTARLE QUE LA ENSUCIARA CON EL HOLLÍN QUE LE CUBRÍA Y, POR UN MOMENTO, LAS LÁGRIMAS DE AMBOS SE MEZCLARON EN UN ARREBATO DE DOLOR. POR FIN, JOHN PREGUNTÓ:
—¿TE LO HA DICHO EL MÉDICO? —ELLA MENEÓ LA CABEZA Y VOLVIÓ A SOLLOZAR—. ENTONCES NO TE PREOCUPES, AMOR MÍO. TENDREMOS OTRO. Y TODO IRÁ BIEN —AÑADIÓ DIRIGIÉNDOLE UNA CARIÑOSA MIRADA—, PORQUE LA PRÓXIMA VEZ NO COMETERÁS NINGUNA TRAVESURA Y HARÁS CUANTO YO TE DIGA.
SIN EMBARGO, JOHN NO QUISO INSISTIR EN SUS OBSERVACIONES. SABRINA SE SENTÍA SUFICIENTEMENTE CULPABLE SIN QUE LE RECORDARAN LA IMPRUDENCIA QUE HABÍA COMETIDO. CON TODO, AL CABO DE DOS MESES VOLVÍA A SER LA MISMA DE SIEMPRE. PASARON LA NAVIDAD EN NAPA Y, EN ENERO, JOHN LA LLEVÓ A NUEVA YORK. VIERON VARIAS VECES A AMELIA Y, DE REGRESO, SE DETUVIERON EN CHICAGO PARA VISITAR A ALGUNOS AMIGOS DE ÉL. AQUEL VIAJE HIZO QUE SABRINA RECUPERARA LA FELICIDAD QUE PARECÍA HABER PERDIDO, LO QUE ALIVIÓ EN GRAN MANERA A SU MARIDO. SIN EMBARGO, SE SENTÍA PREOCUPADO POR LA NUEVA TARDANZA DE SU ESPOSA EN CONCEBIR. TUVIERON QUE PASAR DOS AÑOS ANTES DE QUE VOLVIERA A VERLA EXACTAMENTE DE LA MISMA MANERA: PÁLIDA, CON ASPECTO ENFERMIZO SIN ESTAR ENFERMA DE VERDAD… HACÍA TIEMPO QUE NO HABLABAN DE ELLO. SABRINA HABÍA ABANDONADO TODAS LAS ESPERANZAS. HACÍA CUATRO AÑOS QUE ESTABAN CASADOS, Y FUE PRECISAMENTE EL DÍA DE SU ANIVERSARIO DE BODA CUANDO JOHN ADVIRTIÓ ALGO ANORMAL EN ELLA. AL PONERLE UNA COPA DE CHAMPÁN, SABRINA SE PUSO SÚBITAMENTE LÍVIDA Y LA RECHAZÓ.
—DEBE DE SER ALGO DE LO QUE HE COMIDO… —DIJO LA JOVEN SALIENDO PRECIPITADAMENTE DE LA HABITACIÓN.
Y, AL OTRO DÍA, AL MOSTRARSE JOHN EN DESACUERDO CON ELLA SOBRE LAS CAUSAS DE SU APARENTE INDISPOSICIÓN, ELLA ROMPIÓ A LLORAR Y SALIÓ DE LA ESTANCIA DANDO UN PORTAZO. AQUELLA NOCHE, AL VOLVER DE LAS MINAS, LA ENCONTRÓ DORMIDA EN LA CAMA. CONOCÍA AQUELLOS SÍNTOMAS. NO ERA LA PRIMERA VEZ QUE LOS VEÍA. EN LA PRIMERA OCASIÓN QUE CONSIDERÓ ADECUADA, INSISTIÓ EN SU OPINIÓN SOBRE LAS CAUSAS DE LAS ANOMALÍAS QUE OBSERVABA EN SABRINA.
—CREO QUE TE EQUIVOCAS, AMOR MÍO.
ELLA INTENTÓ ESQUIVARLO, FINGIENDO QUE LEÍA LOS INFORMES DE LAS MINAS QUE SE HABÍA LLEVADO A CASA. AQUELLOS DÍAS, AUNQUE TODO ANDABA BIEN EN ELLAS, SE SENTÍA EXTRAÑAMENTE PREOCUPADA.
—PERO SI ME ENCUENTRO MUY BIEN… —LO MIRÓ CON ENOJO Y SALIÓ DE LA HABITACIÓN SIN DARLE OCASIÓN DE SEGUIR HABLANDO. ÉL NO PUDO REANUDAR LA CONVERSACIÓN HASTA LA HORA DE ACOSTARSE.
—NO DEBES TEMER NADA, PEQUEÑA. ¿POR QUÉ NO INTENTAMOS SALIR DE DUDAS? ¿QUIERES QUE TE ACOMPAÑE AL MÉDICO?
PERO ELLA MOVIÓ LA CABEZA; TENÍA LOS OJOS LLENOS DE LÁGRIMAS.
—NO QUIERO SABERLO.
—¿POR QUÉ? —PREGUNTÓ JOHN ESTRECHÁNDOLA ENTRE LOS BRAZOS E IMAGINÁNDOSE LA RESPUESTA.
—NO QUIERO VOLVER A HACERME ILUSIONES. ¿QUÉ SUCEDERÍA SI…? OH, JOHN… —DIJO SIN PODER CONTENER LAS LÁGRIMAS.
—VAMOS, PEQUEÑA… HEMOS DE SALIR DE DUDAS. ESTA VEZ TODO IRÁ PERFECTAMENTE. YA VERÁS.
AL DÍA SIGUIENTE, JOHN VOLVIÓ A LLEVARLA A LA CLÍNICA Y VIO CONFIRMADA SU OPINIÓN SOBRE EL ESTADO DE SABRINA. ESCUCHARON, EXTASIADOS, LA PREDICCIÓN DEL DOCTOR: LA CRIATURA NACERÍA EL PRÓXIMO MES DE JULIO. NO PODÍAN CREER EN SU BUENA FORTUNA. ESTA VEZ, JOHN CASI NO LA DEJÓ SALIR DE LA CAMA, Y SABRINA COOPERÓ PLENAMENTE CON ÉL. NO QUERÍA VOLVER A CORRER NINGÚN RIESGO, Y SE DEJÓ MIMAR POR JOHN, QUIEN, DURANTE AQUEL TIEMPO, LA LLEVÓ PRÁCTICAMENTE ENTRE ALGODONES. VOLVIERON A NAPA EN ENERO; PERO, EN ABRIL, ÉL QUISO QUE SE TRASLADARAN A SAN FRANCISCO PARA QUEDARSE ALLÍ DURANTE LOS TRES ÚLTIMOS MESES. EN LA MANSIÓN THURSTON, SABRINA TUVO A SU DISPOSICIÓN TODAS LAS COMODIDADES NECESARIAS Y LA TRANQUILIDAD DE HALLARSE CERCA DE LOS MEJORES MÉDICOS. JOHN IBA UN PAR DE VECES POR SEMANA A LAS MINAS, PERO VELABA POR ELLA SIN CESAR. LE COMPRÓ UN DUESEMBERG Y TOMÓ UN CHÓFER PARA QUE PUDIERA MOVERSE DESCANSADAMENTE POR LA CIUDAD. NO QUERÍA QUE ELLA CONDUJERA. EN AQUELLOS DÍAS, SABRINA SEGUÍA ÁVIDAMENTE LAS NOTICIAS QUE LLEGABAN DE EUROPA, Y AMBOS SE PREGUNTABAN SI LLEGARÍA A ESTALLAR LA GUERRA. LA SITUACIÓN PARECÍA DESAGRADABLEMENTE TENSA, PERO JOHN CREÍA QUE TODO VOLVERÍA A CALMARSE DE NUEVO.
—¿Y SI LA COSA EMPEORASE? —PREGUNTÓ SABRINA UNA MAÑANA DE JUNIO, MIRANDO A SU MARIDO POR ENCIMA DEL PERIÓDICO.
ÉL LA MIRÓ SONRIENDO. A AQUELLAS ALTURAS, ELLA TENÍA EL ASPECTO DE UN GLOBO, Y A SU MARIDO LE GUSTABA PONERLE LA MANO SOBRE EL VIENTRE PARA SENTIR EL PATEO DE LA CRIATURA. SERÍA UN BEBÉ VIGOROSO. TREINTA Y DOS AÑOS ATRÁS, SU HIJO BARNABY SE HALLABA EN LA MISMA FASE DE SU VIDA. AÚN LO RECORDABA. PERO SE SENTÍA AÚN MÁS ENTUSIASMADO POR ESTE NUEVO SER. EN AQUEL MOMENTO, LE ERA IMPOSIBLE CONCENTRARSE EN LOS PROBLEMAS DE POLÍTICA INTERNACIONAL QUE SU ESPOSA ESTABA COMENTANDO.
—¿Y SI ESTALLARA UNA GUERRA?
—NO ESTALLARÁ. AL MENOS PARA NOSOTROS. ADEMÁS —AÑADIÓ SONRIENDO—, SI LLEGÁRAMOS A ENTRAR EN ELLA, DESCUBRIRÍAS LAS VENTAJAS DE HABERTE CASADO CON UN VIEJO, AMOR MÍO. YA NO TENGO POR QUÉ PREOCUPARME POR ESAS COSAS. YO NO LES SERVIRÍA.
—ESTUPENDO —DIJO ELLA—, PORQUE YO TE QUIERO SIEMPRE AQUÍ, CONMIGO Y CON NUESTRO HIJO.
—¿QUÉ TE HACE PENSAR QUE ES UN CHICO? —JOHN TENÍA EL MISMO PRESENTIMIENTO, QUE COINCIDÍA CON LO QUE AMBOS DESEABAN; AL MENOS, RESPECTO A LA PRIMERA CRIATURA. DESPUÉS, PREFERIRÍAN UNA NIÑA, SUPONIENDO QUE EXISTIERA UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD PARA ELLO. EN CONTRADICCIÓN CON LOS TEMORES DE SABRINA, EL EMBARAZO HABÍA RESULTADO POCO MOLESTO. AÚN ERA JOVEN. ACABABA DE CUMPLIR LOS VEINTISÉIS AÑOS, Y AUNQUE ELLA INSISTÍA EN QUE ERA UNA VIEJA, SU EDAD LE PERMITIRÍA, SIN DUDA, UN ALUMBRAMIENTO FÁCIL. AL MENOS, ASÍ LO ESPERABA JOHN. ÉSTE QUERÍA QUE TUVIESE LA CRIATURA EN EL HOSPITAL, PERO ELLA INSISTÍA EN QUE NACIERA EN CASA, A LO QUE JOHN, POR EL BIEN DE ELLA, NO ESTABA SEGURO DE ACCEDER. LA MIRÓ A LOS OJOS, Y AÑADIÓ—: ¿POR QUÉ UN CHICO?
—POR SUS ENORMES PIES —RESPONDIÓ SABRINA SEÑALANDO LA PROTUBERANCIA QUE SOBRESALÍA DEL GRAN GLOBO EN QUE SE HABÍA CONVERTIDO SU ABDOMEN—. A VECES, ME PREGUNTO SI TENDRÁ LA SUFICIENTE PACIENCIA PARA PERMANECER AQUÍ DENTRO HASTA QUE LE TOQUE SALIR. ESTÁ DEMOSTRANDO UNA IMPACIENCIA INCREÍBLE.
SIN EMBARGO, CUANDO LLEGÓ LA FECHA ESPERADA Y EL VEINTIUNO DE JULIO TRANSCURRIÓ SIN NOVEDAD ALGUNA, SE DEMOSTRÓ QUE SUS PREDICCIONES ERAN EQUIVOCADAS. SABRINA EMPEZÓ A IMPACIENTARSE.
—¿POR QUÉ SE RETRASA TANTO? —PREGUNTÓ UNA NOCHE MIENTRAS PASEABA CON SU MARIDO POR LOS JARDINES DE LA MANSIÓN THURSTON—. YA HAN PASADO SEIS DÍAS DE LA CUENTA.
—DEBE DE SER UNA NIÑA. LAS MUJERES NUNCA LLEGAN A TIEMPO A NINGUNA PARTE —DIJO SU MARIDO DÁNDOLE UNA PALMADITA EN LA MANO CON LA QUE ELLA SE HABÍA AGARRADO A SU BRAZO. POCO DESPUÉS, ADVIRTIÓ QUE, AQUELLA NOCHE, EL CAMINAR DE SABRINA ERA MÁS LENTO Y PESADO QUE DE COSTUMBRE; Y MIENTRAS SUBÍAN LENTAMENTE LA ESCALERA PARA DIRIGIRSE AL DORMITORIO, PARECIÓ MÁS JADEANTE QUE LOS OTROS DÍAS.
LA PREOCUPACIÓN DE JOHN AUMENTABA A MEDIDA QUE CRECÍA EL VIENTRE DE SABRINA. «¿Y SI LA CRIATURA FUESE DEMASIADO GRANDE?», LE HABÍA PREGUNTADO AL MÉDICO EL DÍA ANTERIOR. «ENTONCES, LA EXTRAEREMOS. LA COSA ES MUY SENCILLA», RESPONDIÓ EL MÉDICO. JOHN SE PREGUNTABA SI AL FINAL SERÍA NECESARIO HACER LA CESÁREA. ESPERABA QUE NO, AUNQUE, A JUZGAR POR LAS APARIENCIAS, LA CRIATURA ERA ENORME EN COMPARACIÓN CON LA PEQUEÑEZ DE LA FUTURA MADRE. ERA ESTRECHA DE CADERAS Y POCO ANCHA DE ESPALDAS, LO QUE LE HACÍA TEMER GRANDES DIFICULTADES A LA HORA DEL PARTO. TREINTA Y DOS AÑOS ANTES, EL DE MATILDA, A PESAR DE QUE ÉSTA ERA UNA ROBUSTA Y SANA CAMPESINA, NO HABÍA SIDO NADA FÁCIL. SABRINA LE PARECÍA MUCHO MÁS FRÁGIL, PERO ÉL YA ERA MÁS VIEJO Y MÁS INTELIGENTE, Y SABÍA QUE LA CIENCIA HABÍA HECHO GRANDES PROGRESOS. DE TODOS MODOS, EL PROFUNDO AMOR QUE SENTÍA POR SU JOVEN ESPOSA A SUS CINCUENTA Y CUATRO AÑOS LE HACÍA VER MOTIVOS DE PREOCUPACIÓN EN TODAS PARTES.
—¿QUIERES ALGO DE BEBER? —LE PREGUNTÓ MÁS TARDE A SABRINA, YA ENTRADA LA NOCHE, AL OBSERVAR QUE SE MOVÍA NERVIOSAMENTE MIENTRAS LEÍA UN LIBRO EN LA CAMA. HACÍA MUCHO CALOR, Y HABÍA PASADO UN DÍA MUY INQUIETO.
—ME ESTOY CANSANDO DE ESTO, AMOR MÍO —DIJO ELLA SEÑALANDO EL GLOBO QUE OCUPABA EL LUGAR DE LO QUE HABÍA SIDO SU FINO TALLE.
JOHN LO TOCÓ SUAVEMENTE CON LA MANO PLANA, Y NOTÓ UNA VIGOROSA PATADITA.
—AL MENOS, ESTA NOCHE ESTÁ EN BUENA FORMA.
—LÁSTIMA QUE NO PUEDA DECIR LO MISMO DE MÍ. ME DUELE LA ESPALDA, ME DUELEN LAS PIERNAS, NO PUEDO ESTAR SENTADA NI ECHADA, APENAS PUEDO RESPIRAR…
JOHN RECORDÓ HABER OÍDO ALGO PARECIDO UN SIGLO ANTES, PERO ELLO NO IMPEDÍA QUE AHORA, MIENTRAS LE FROTABA LA ESPALDA A SABRINA POCO ANTES DE APAGAR LA LUZ, SE SINTIERA TAN ANGUSTIADA COMO LA PRIMERA VEZ QUE HABÍA PASADO POR AQUELLA EXPERIENCIA. SABÍA QUE, EN AQUELLA ÉPOCA, ERAN POCOS LOS HOMBRES QUE COMPARTÍAN LA CAMA CON SU ESPOSA HASTA TAL PUNTO, PERO NO QUERÍA APARTARSE DE ELLA; Y SABRINA, POR SU PARTE, INSISTÍA EN QUE NO LE IMPORTABA DORMIR CON ÉL.
—¿CREES QUE LA GENTE DE HOY SE SORPRENDERÍA SI NOS VIERA EN ESTE MOMENTO? —PREGUNTÓ ELLA. EL BRAZO DE ÉL RODEABA A SU ESPOSA Y ÉSTA APOYABA LA CABEZA SOBRE SU PECHO.
—¿Y QUÉ? PEOR PARA ELLOS. YO SOY FELIZ ASÍ. ¿Y TÚ?
—YO TAMBIÉN.
SABRINA APAGÓ LA LUZ SONRIENDO. DESDE LA CAMA PODÍA VER, A TRAVÉS DE LA VENTANA, UN CIELO PROFUSAMENTE ESTRELLADO. ERA UNA NOCHE MUY HERMOSA…, LA DEL VEINTISIETE DE JULIO DE 1914… EMPEZABA YA A DORMIRSE CUANDO SINTIÓ UNA FUERTE SACUDIDA EN EL VIENTRE Y, LUEGO, UNA LARGA Y DOLOROSA PUNZADA. ABRIÓ LOS OJOS Y MIRÓ A JOHN. ESTABA PROFUNDAMENTE DORMIDO. NO OBSTANTE, SE APRETÓ CONTRA ÉL EN BUSCA DE ALIVIO. LA ESPALDA LE DOLÍA MÁS QUE ANTES Y, CUANDO INTENTÓ CAMBIAR LIGERAMENTE DE POSICIÓN, SINTIÓ OTRA PUNZADA. LUEGO, SE QUEDÓ ADORMILADA; PERO, AL CABO DE UNA HORA, VOLVIÓ A NOTAR LOS RETORTIJONES QUE NO HABÍA TENIDO DESDE HACÍA MESES. AL INCORPORARSE PARA RESPIRAR MEJOR, SINTIÓ UN SÚBITO DERRAME ENTRE LAS PIERNAS QUE EMPAPÓ LA CAMA EN UN MOMENTO. JOHN SE DESPERTÓ, ENCENDIÓ LA LUZ Y, MIRÁNDOLA CON EXPRESIÓN SOÑOLIENTA, PREGUNTÓ:
—¿SE HA VERTIDO ALGO? —PERO MIENTRAS SABRINA NEGABA CON LA CABEZA, RUBORIZADA HASTA LAS OREJAS, SE DIO CUENTA DE LO QUE SUCEDÍA Y LA ATRAJO SUAVEMENTE HACIA ÉL—. NO TE PREOCUPES. ESTA VEZ TODO IRÁ BIEN —AÑADIÓ. LUEGO, SE LEVANTÓ Y VOLVIÓ ENSEGUIDA CON UN MONTÓN DE TOALLAS, TOCÓ EL TIMBRE PARA LLAMAR A LA DONCELLA Y SE PUSO RÁPIDAMENTE SU BATA DE SEDA AZUL—. LE DIRÉ A MARY QUE CAMBIE LA CAMA. ENTRETANTO, SERÁ MEJOR QUE TE SIENTES AHÍ. —LA AYUDÓ A HACERLO EN UN SILLÓN CERCANO Y LA OBSERVÓ MIENTRAS VOLVÍAN LOS RETORTIJONES—. ¿QUÉ SIENTES, AMOR MÍO?
SABRINA VOLVIÓ A SONROJARSE, PERO LO CIERTO ERA QUE, APARTE LA TURBACIÓN QUE LE CAUSABA AQUELLA SITUACIÓN TAN NUEVA Y EXTRAÑA, SE SENTÍA MÁS SEGURA AL LADO DE JOHN QUE DE CUALQUIER OTRA PERSONA, INCLUIDO EL MÉDICO.
—COMO UNOS RETORTIJONES —RESPONDIÓ—. ¿CREES QUE ES NORMAL?
—NO LO SÉ. NO ESTOY SEGURO. EL DOCTOR DIJO QUE LE LLAMÁRAMOS CUANDO COMENZARAN LOS DOLORES.
—¿HABRÁ LLEGADO EL MOMENTO?
—YO DIRÍA QUE SÍ, PERO NO TE PREOCUPES. PIENSA EN QUE, DENTRO DE UNAS HORAS, TENDRÁS UN BEBÉ EN LOS BRAZOS. —ERA UNA MARAVILLOSA PERSPECTIVA QUE ANIMÓ A SABRINA.
MARY ENTRÓ PARA CAMBIAR LAS ROPAS DE LA CAMA, Y JOHN FUE A LLAMAR AL MÉDICO QUE LA LLEVABA, QUIEN LE DIJO QUE SALÍA ENSEGUIDA PARA LA MANSIÓN THURSTON Y QUE LE ENVIABA DOS ENFERMERAS ESPECIALMENTE CONTRATADAS PARA ELLA. LE RECOMENDÓ, ADEMÁS, QUE CONSERVARA LA CALMA, QUE MANTUVIERA A SU ESPOSA ECHADA EN LA CAMA Y QUE NO LE DIERA NADA DE COMER. PERO, AL CABO DE UNOS MINUTOS, AL ENTRAR EN LA HABITACIÓN LLEVANDO UNA TAZA DE TÉ, LA ENCONTRÓ SENTADA EN UN SILLÓN CON LAS MANOS SOBRE EL ENORME VIENTRE Y LOS DIENTES APRETADOS.
—EL MÉDICO ESTÁ EN CAMINO, CARIÑO. AHORA DEBES ECHARTE EN LA CAMA.
AL HACERLO, SE SINTIÓ MOMENTÁNEAMENTE MEJOR, Y TUVO LA OPORTUNIDAD DE PENSAR QUE, POR SUERTE, TODO OCURRIRÍA COMO ELLA HABÍA PREVISTO. NO HABÍA QUERIDO IR A LA CLÍNICA PORQUE, PARA ELLA, SIGNIFICABA MUCHO TENER LA CRIATURA EN LA MANSIÓN THURSTON. JOHN HABÍA ACCEDIDO A ELLO, MAS ESTABA DISPUESTO A ENVIARLA A LA CLÍNICA EN CASO NECESARIO. PERO CUANDO, ANTES DE UNA HORA, LLEGARON LAS DOS ENFERMERAS Y LA EXAMINARON, DIJERON QUE TODO IBA PERFECTAMENTE. A CONTINUACIÓN, HICIERON SALIR A JOHN DE LA ESTANCIA, LO QUE DISGUSTÓ A SABRINA.
—¿NO PUEDES QUEDARTE? —DIJO SOLLOZANDO. CONFIABA EN ÉL COMO EN NADIE, Y QUERÍA TENERLE A SU LADO. AL FIN Y AL CABO, SE HALLABA EN SU CASA Y PODÍA HACER LO QUE QUISIERA EN ELLA; PERO LAS DOS ENFERMERAS NO LE HICIERON CASO.
—NO CREO QUE DEBA QUEDARSE AQUÍ.
JOHN LA MIRÓ CARIÑOSAMENTE ANTES DE RETIRARSE. ELLA TENÍA EL ROSTRO CUBIERTO DE SUDOR Y LOS OJOS LIGERAMENTE VIDRIOSOS Y, POR LO QUE PUDO ADVERTIR, LOS DOLORES PARECÍAN ESTAR LLEGANDO CON GRAN RAPIDEZ. SALIÓ DE LA HABITACIÓN EN EL MOMENTO EN QUE SABRINA EMPEZABA A GRITAR, Y SE PUSO A ANDAR NERVIOSAMENTE POR LOS PASILLOS. POCO A POCO, LOS GRITOS FUERON CESANDO, PERO VOLVIERON A OÍRSE UNA HORA DESPUÉS. ENTONCES, JOHN LLAMÓ IMPACIENTEMENTE A LA PUERTA DE LA HABITACIÓN Y RECIBIÓ UN REGAÑO DE LA MÁS VIEJA DE LAS DOS ENFERMERAS.
—¡NO LE CONVIENE NINGÚN RUIDO! —ADVIRTIÓ CON UN SUSURRO.
—¿POR QUÉ? NO SON LAS OREJAS LO QUE LE DUELE.
ENTRETANTO, SABRINA LANZÓ OTRO GRITO, Y ÉL, NO PUDIENDO AGUANTARSE MÁS, IRRUMPIÓ EN LA ESTANCIA Y LA VIO ECHADA EN LA CAMA CON EL ENORME VIENTRE A LA VISTA. SE ACERCÓ AL LECHO Y, ANTES DE QUE LLEGARA LA PRÓXIMA RACHA DE DOLORES, LE HABLÓ CON TODO EL CARIÑO QUE SENTÍA. LAS ENFERMERAS NO SABÍAN QUÉ HACER Y CUANDO, JUSTAMENTE EN AQUEL INSTANTE, LLEGÓ EL MÉDICO, SE SORPRENDIÓ DE VER A JOHN EN LA HABITACIÓN CON SU PACIENTE.
—BIEN… ¿CÓMO VA ESO?
EL HOMBRE INTENTÓ DISIMULAR LA SORPRESA QUE LE HABÍA CAUSADO LA PRESENCIA DE JOHN EN LA HABITACIÓN. ESTABA DESEANDO QUE AQUEL INOPORTUNO MARIDO SALIERA DE LA ESTANCIA, PERO SABRINA PARECÍA AFERRARSE A ÉL. NI SIQUIERA PARECÍA IMPORTARLE QUE ESTOS INSTANTES ESTUVIERA SÓLO CUBIERTA POR UNA DELGADA SÁBANA. DABA PENA VERLA. GRITABA DESESPERADAMENTE CADA VEZ QUE SE PRESENTABAN LOS RETORTIJONES, DOLOROSO RITMO QUE FUE INTERRUMPIDO POR UN BRUSCO INTENTO DE SABRINA PARA INCORPORARSE. LAS ENFERMERAS LA EMPUJARON CONTRA LAS SÁBANAS Y ECHARON UNA MIRADA A SU INGLE. ENTONCES, MIENTRAS EL MÉDICO LA EXAMINABA, SABRINA LLAMÓ A JOHN PROFIRIENDO HORROROSOS GRITOS. EL ANGUSTIADO ESPOSO HABRÍA QUERIDO ESTRECHARLA ENTRE LOS BRAZOS Y ELLA NO DESEABA OTRA COSA, PERO EL DOCTOR LE INDICÓ QUE QUERÍA HABLAR CON ÉL, Y SALIERON DE LA HABITACIÓN. SABRINA FUE PRESA DEL PÁNICO AL VER QUE SE APARTABA DE ELLA, AUNQUE EL MÉDICO VOLVIÓ A ENTRAR TRAS HACER COMPRENDER A JOHN QUE SU PRESENCIA EN LA ESTANCIA ERA MÁS PERJUDICIAL QUE BENEFICIOSA PARA SU ESPOSA. ALGÚN TIEMPO DESPUÉS, EL MÉDICO SALIÓ AL PASILLO PARA VOLVER A HABLAR CON JOHN. ANTE LA IMPACIENCIA DE ÉSTE POR SABER LO QUE SUCEDÍA, EL DOCTOR LE DIJO CON VEZ QUEDA:
—TODO VA MUY BIEN, SEÑOR HARTE, PERO DEBERÁ ACCEDER A QUE SIGA SOLA CON NOSOTROS. ES UN ESPECTÁCULO DEMASIADO PENOSO PARA UN MARIDO. NO PUEDO PERMITIR SU PRESENCIA, TANTO POR USTED COMO POR ELLA. Y NOSOTROS DEBEMOS TRABAJAR TRANQUILOS.
—¿TRABAJAR? —DIJO ÉL MIRANDO INDIGNADO AL MÉDICO—. ¡PERO SI ES MI ESPOSA QUIEN HACE TODO EL TRABAJO! Y, ADEMÁS, ELLA PREFIERE TENERME A SU LADO. ¿NO LO COMPRENDE USTED? NO TIENE MÁS FAMILIA QUE A MÍ… SOY SU MEJOR AMIGO… Y ELLA LO ES TODO PARA MÍ. NO QUIERO QUE CORRA EL MENOR PELIGRO…
—ENTONCES, DÉJELA EN NUESTRAS MANOS. SUPONGO QUE NOS LLAMÓ USTED PARA ESO.
JOHN VACILÓ. NO SABÍA QUÉ HACER. ESTABA DECIDIDO A PERMANECER CON SABRINA SI ELLA SE LO PEDÍA, PERO SE RETIRARÍA EN CASO DE QUE ELLA TUVIERA ALGÚN REPARO AL RESPECTO. A JOHN NO LE IMPORTABA LO QUE LA GENTE PUDIERA PENSAR. ERA DEMASIADO VIEJO PARA EXPERIMENTAR TALES PREOCUPACIONES. ASÍ QUE, PRESCINDIENDO DEL CRITERIO DEL DOCTOR SNOWE, LE DIJO:
—SI PIDE POR MÍ, ENTRARÉ. ESTOY EN MI CASA, ESA MUJER ES MI ESPOSA, Y MI HIJO ESTÁ EMPEZANDO A NACER.
EL MÉDICO PARECIÓ MOLESTO, PERO SÓLO FRUNCIÓ LOS LABIOS.
—DE ACUERDO.
—¿TODO VA BIEN?
—YO DIRÍA QUE SÍ, PERO NO CREO QUE EL NACIMIENTO SEA INMEDIATO. SU ESPOSA TIENE QUE HABITUARSE A HACER BUEN USO DE SUS FUERZAS. PODRÍAMOS TENER UNA NOCHE MUY LARGA. —MIRÓ AL EXTERIOR Y, AL VER EL SOL SOBRE EL HORIZONTE, RECTIFICÓ—: BUENO…, UN LARGO DÍA. NO CREO QUE ESA CRIATURA NAZCA ANTES DEL ANOCHECER. —MIRÓ EL RELOJ DE BOLSILLO AL TIEMPO QUE SE PERCIBÍA CIERTA AGITACIÓN DENTRO DEL DORMITORIO.
—¿CÓMO LO SABE?
—PORQUE TENGO EXPERIENCIA EN ESTAS COSAS. Y PORQUE HE VISTO NACER A MUCHOS BEBÉS.
—ES QUE PARECE QUE VAYA A DURAR MUCHO MÁS. —A JOHN LA PREOCUPACIÓN VOLVÍA A HACERLE PERDER LA SERENIDAD.
—YO CREO QUE NO.
CUANDO EL DOCTOR VOLVIÓ A DESAPARECER EN EL INTERIOR DE LA ESTANCIA, JOHN TUVO LA SENSACIÓN DE QUE SU CABEZA SE ESTRELLABA CONTRA LA PARED; Y, DURANTE LAS CINCO HORAS SIGUIENTES, MIENTRAS RECORRÍA TODA LA CASA SIN CESAR, SIN DETENERSE EN NINGUNA PARTE, CREYÓ VOLVERSE LOCO. ACABÓ POR TOMARSE DOS COÑACS Y UN WHISKY Y HACIA LAS DOS DE LA TARDE, AGOTADO Y DESESPERADO, SE SENTÓ EN LOS PELDAÑOS DE LA ESCALERA, DEBAJO DE LA CÚPULA DE CRISTALES DE COLORES, SIN DEJAR DE PENSAR EN SABRINA. ENTRETANTO, LAS ENFERMERAS HABÍAN ENTRADO Y SALIDO VARIAS VECES DE LA HABITACIÓN, Y EL DOCTOR SÓLO LO HABÍA HECHO UNA VEZ PARA INFORMARLE DE QUE TODO IBA BIEN, PERO QUE HABÍA AÚN PARA UN RATO… MAS POR FIN, A LAS CUATRO DE LA TARDE, CREYÓ OÍR LA VOZ DE SABRINA: UN AGUDO GRITO SEGUIDO DE OTROS CHILLIDOS MÁS GRAVES. COMO MOVIDO POR UN RESORTE, JOHN, CORRIÓ HACIA LA HABITACIÓN Y SE DETUVO ANTE LA PUERTA. OYÓ UN TERRIBLE QUEJIDO Y UN GRITO AHOGADO. DESEABA GOLPEAR LA PUERTA Y LLAMAR A SABRINA POR SU NOMBRE, PERO NO LO HIZO POR TEMOR A ASUSTARLA. VOLVIÓ A OÍR SU VOZ, MAS ESTA VEZ NO FUE UN GRITO AHOGADO. SIN PODER SOPORTAR AQUEL MARTIRIO POR MÁS TIEMPO, ABRIÓ POCO A POCO LA PUERTA Y ENTRÓ SILENCIOSAMENTE EN EL DORMITORIO. AL PRINCIPIO, NADIE LE VIO. HABÍAN BAJADO LAS PERSIANAS Y LAS CORTINAS NO DEJABAN ENTRAR LA LUZ DEL EXTERIOR. HABÍA UNA BRILLANTE LUZ SOBRE LA MESILLA DE NOCHE Y OTRA A LOS PIES DE LA CAMA, ENCIMA DE OTRA MESA. SABRINA YACÍA EN EL LECHO EN MEDIO DE UN CALOR SOFOCANTE. TENÍA LAS PIERNAS SEPARADAS Y LA CUBRÍA UNA SÁBANA. SU ROSTRO ESTABA INUNDADO DE SUDOR Y SU PELO ERA UNA VERDADERA MARAÑA. DE PRONTO, VOLVIÓ A ARRECIAR EL DOLOR Y, AGARRÁNDOSE DESESPERADAMENTE A LAS SÁBANAS, SABRINA LANZÓ UN LASTIMERO GRITO. EL MÉDICO LEVANTÓ LA SÁBANA, Y JOHN, INESPERADAMENTE, PUDO VER LA APARICIÓN DE UNA REDONDA CABECITA. SE QUEDÓ BOQUIABIERTO. AL SALIR DE SU PASMO, HUBIERA QUERIDO ANIMAR A SABRINA CON SUS GRITOS MIENTRAS ELLA EMPUJABA INSTINTIVAMENTE. LA SANGRE SALÍA A CHORROS DE LA HERIDA ABIERTA ENTRE LAS PIERNAS, PERO JOHN NI SIQUIERA PODÍA PREOCUPARSE POR ELLO. SÓLO PENSABA EN LA CABECITA Y EN LA MILAGROSA MUJER QUE LA EMPUJABA HACIA FUERA. SABRINA VOLVIÓ A GRITAR, Y LAS ENFERMERAS LA ANIMARON A QUE SIGUIERA ESFORZÁNDOSE, MIENTRAS EL MÉDICO HACÍA GIRAR A LA CRIATURA TOMÁNDOLA POR LOS HOMBROS BAJO LA LLOROSA MIRADA DEL PADRE. Y, DE PRONTO, ACABÓ DE SALIR… ALLÍ ESTABA: UN CHIQUILLO PERFECTO. A PESAR DE QUE ESTABA SANGUINOLENTO Y MOJADO, SABRINA LE TOMÓ EN BRAZOS, AL TIEMPO QUE JOHN, SIN LOGRAR CONTENER LAS LÁGRIMAS, LOS ABRAZABA A LOS DOS. EL MÉDICO ESTABA SORPRENDIDO, PERO, AL MIRAR A LOS TRES Y REFLEXIONAR SOBRE LO QUE ESTABA VIENDO, SE SOSEGÓ. HABÍA SIDO UNO DE SUS PARTOS MÁS SINGULARES, PERO PENSÓ QUE JOHN Y SABRINA NO ERAN TAN INSENSATOS COMO PARECÍAN. EL NIÑO HABÍA SIDO CONCEBIDO CON AMOR, Y AHORA NACÍA EN SUS CORAZONES Y EN SUS MANOS MIENTRAS AMBOS NO CESABAN DE BASARLO AMOROSAMENTE… ERAN LAS CINCO Y CATORCE MINUTOS DE LA TARDE DEL 28 DE JULIO DE 1914. ACABABA DE ESTALLAR LA GUERRA EN EUROPA.