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DANIELLE STEEL, LA MANSIÓN, CAPITULO 16.

16

EN SEPTIEMBRE, CAMILLE Y JEREMIAH VOLVIERON A LA CIUDAD TAL COMO ÉL LE HABÍA PROMETIDO, Y ELLA EMPEZÓ A DAR SUS HABITUALES FIESTAS. PERO, UNA MAÑANA, HACIA LA SEGUNDA SEMANA DEL MISMO MES, JEREMIAH LA ENCONTRÓ SENTADA EN EL VESTIDOR; TENÍA UN PROFUNDO DESALIENTO PINTADO EN EL ROSTRO.

—¿TE PASA ALGO? —LE PREGUNTÓ.

—NO…

PERO SU DESÁNIMO ERA EVIDENTE, Y, AL CABO DE DOS SEMANAS, JEREMIAH SOSPECHÓ EL MOTIVO DE SU DESCORAZONAMIENTO. QUEDÓ MÁS QUE EXTASIADO CUANDO CAMILLE, POR FIN, SE LO CONFIRMÓ: CREÍA QUE ESTABA EMBARAZADA. ¡CUÁNTO HABÍA ANHELADO OÍR AQUELLAS PALABRAS DE LABIOS DE SU ESPOSA! AQUELLA TARDE, CUANDO LLEGÓ A LA MANSIÓN THURSTON, JEREMIAH LLEVABA CONSIGO UN HERMOSO ESTUCHE DE CUERO QUE CONTENÍA UNA ESPLÉNDIDA JOYA. PERO NI SIQUIERA AQUELLO CONSIGUIÓ ILUMINAR LOS OJOS DE CAMILLE CON UN MÍNIMO DE INTERÉS. SE SENTÍA HORRIBLEMENTE DEPRIMIDA. Y, DURANTE LOS DOS MESES SIGUIENTES, APENAS ASISTIÓ A UN PAR DE FIESTAS, Y ELLA NO DIO NINGUNA. NO ERA PRECISAMENTE DE AQUEL MODO COMO SE HABÍA PROPUESTO PASAR LA TEMPORADA EN SAN FRANCISCO.

CUANDO, EN OCTUBRE, AMELIA LLEGÓ A LA CIUDAD PARA VISITAR A SU HIJA, JEREMIAH SE APRESURÓ A COMUNICARLE LA NOTICIA. SU AMIGA SE ALEGRÓ SINCERAMENTE AL CONOCERLA, Y LE DIJO QUE SU HIJA ESPERABA SU TERCER HIJO PARA LA PRÓXIMA PRIMAVERA, COSA QUE CAMILLE, SEGÚN LE DIJO MÁS TARDE A JEREMIAH, NO PUDO ENCONTRAR MÁS REPUGNANTE. AQUELLA MUJER HABRÍA TENIDO TRES HIJOS EN TRES AÑOS, ALGO QUE ESTABA MUY LEJOS DE LOS CÁLCULOS DE CAMILLE. ECHÓ DE MENOS LOS SAGRADOS ANILLOS QUE ÉL HABÍA DESTRUIDO. SI AQUELLA VIEJA BRUJA NO LA HUBIERA DELATADO, NO SE HABRÍA ENCONTRADO EN EL TRANCE QUE AHORA LA AGOBIABA. ASÍ SE LO DIJO SIN REPAROS A JEREMIAH, QUIEN, ENTRE MOLESTO Y SORPRENDIDO, LE PREGUNTÓ:

—¿ASÍ ES COMO TÚ LO VES?

JEREMIAH SE SENTÍA MUY FELIZ ANTE LA PERSPECTIVA DE TENER UN HIJO, PERO SU DICHA NO ERA COMPLETA A CAUSA DE LA DEPRESIÓN QUE OBSERVABA EN CAMILLE. ESPERABA QUE, CUANDO VIERA AL BEBÉ, CAMBIARÍA SU MODO DE VER LAS COSAS. ERA FÁCIL COMPRENDER QUE, EN SU ESTADO, SUS IDEAS NO PODÍAN SER DEMASIADO OPTIMISTAS.

NO PODÍA NEGARSE QUE CAMILLE LO ESTABA PASANDO MAL CON SUS MAREOS Y SUS VÓMITOS. INCLUSO SE HABÍA DESMAYADO MÁS DE UNA VEZ EN LAS SALIDAS QUE HACÍA CON SU ESPOSO. EN VISTA DE ELLO, JEREMIAH NO QUISO VOLVER A LLEVARLA A LA ÓPERA A PESAR DE SUS PROTESTAS. ADEMÁS, NINGUNO DE SUS VESTIDOS LE SENTABA BIEN, Y DETESTABA LOS ARREGLOS QUE TENÍA QUE HACER EN ELLOS. ENVIDIABA A LAS MUJERES QUE DECÍAN QUE EL EMBARAZO NO SE LES NOTABA HASTA EL SÉPTIMO U OCTAVO MES. CAMILLE, A CAUSA DE SU PEQUEÑA ESTATURA, NO TENÍA TAL SUERTE. CUANDO, POR NAVIDAD, JEREMIAH LE OFRECIÓ UNA FIESTECILLA DE CUMPLEAÑOS, NO PUDO DISIMULAR SU ESTADO DE NINGÚN MODO. ÉL LE REGALÓ UNA CAPA DE PIELES DE MARTA CEBELLINA PARA QUE OCULTARA SU GORDURA Y UN HERMOSO RELOJ RODEADO DE DIAMANTES.

—Y CUANDO TODO HAYA PASADO, CARIÑO, IREMOS A NUEVA YORK —LE DIJO SU ESPOSO— Y TE COMPRARÉ MONTONES DE HERMOSOS VESTIDOS. Y DESPUÉS IREMOS A PASAR UNOS DÍAS A ATLANTA.

CAMILLE APENAS PODÍA ESPERAR QUE LLEGARA AQUEL MOMENTO. EL ESTADO DE GRAVIDEZ ERA AÚN PEOR DE LO QUE ELLA HABÍA CREÍDO. NO PODÍA SOPORTAR SU GORDURA, LOS MOMENTOS DE MALESTAR ERAN UN VERDADERO MARTIRIO PARA ELLA Y ODIABA A JEREMIAH POR HABERLA PUESTO EN AQUELLA SITUACIÓN. Y EN FEBRERO, CUANDO ÉL LE ANUNCIÓ QUE LA LLEVARÍA A NAPA PARA PASAR ALLÍ EL RESTO DE SU EMBARAZO, SU ENFURECIMIENTO FUE AÚN MAYOR.

—¡PERO SI NO ME TOCA HASTA MAYO! —PROTESTÓ CON LOS OJOS LLENOS DE LÁGRIMAS—. Y, ADEMÁS, QUIERO TENER LA CRIATURA EN SAN FRANCISCO.

JEREMIAH MENEÓ LA CABEZA. QUERÍA QUE SU ESPOSA LLEVARA UNA VIDA TRANQUILA EN EL CAMPO, QUE SE OLVIDARA, DURANTE EL TIEMPO NECESARIO, DE LOS BANQUETES, LAS FIESTAS Y LOS BAILES, QUE NO SE AGOTASE, COMO AHORA, CON UN EXCESO DE TRATO SOCIAL Y NO TUVIERA QUE LAMENTARSE TANTO DE SU MALESTAR Y DE SUS DESVANECIMIENTOS. QUERÍA QUE PASARA SOSEGADAMENTE EN EL CAMPO AQUELLOS ÚLTIMOS MESES, Y ESTABA SEGURO DE QUE LOS PADRES DE CAMILLE ESTARÍAN DE ACUERDO CON ÉL. HABÍA LLEGADO UN MOMENTO DE SU VIDA EN QUE LO PRIMORDIAL PARA ELLA ERA DESCANSAR, RESPIRAR AIRE PURO Y CANSARSE LO MENOS POSIBLE. PERO CAMILLE CREÍA QUE JEREMIAH HABÍA HECHO AQUELLOS PLANES SÓLO PARA FASTIDIARLA. AQUEL DÍA, SU CONVERSACIÓN TERMINÓ CON UN TEMIBLE «¡TE ODIO!» DE ELLA, SEGUIDO DE UN PORTAZO AL RETIRARSE DE SU SALA DE ESTAR. CAMILLE SE HABÍA MOSTRADO IRRITABLE Y REBELDE DESDE EL MISMO DÍA EN QUE QUEDÓ EMBARAZADA, LO QUE HIZO PENSAR A JEREMIAH MÁS DE UNA VEZ SI, DE HABERLE PERMITIDO QUE SIGUIERA USANDO AQUELLOS ANILLOS, LAS COSAS HABRÍAN IDO DE DISTINTO MODO ENTRE ELLOS. PERO ÉL QUERÍA TENER HIJOS, Y NO ERA TAN JOVEN COMO PARA PERMITIR MÁS ESPERAS A SU ESPOSA. ESTABA SEGURO DE QUE HABÍA DECIDIDO LO MÁS CONVENIENTE, PERO NO PUDO DECIR QUE GOZABA DE LA SIMPATÍA DE SU MUJER CUANDO LA LLEVÓ A SANTA ELENA EN MEDIO DE LAS LLUVIAS INVERNALES. LAS COLINAS YA VERDEABAN Y LA HIERBA CRECÍA YA PUJANTE EN ELLAS, PERO LA DEPRESIÓN DE CAMILLE FUE CADA DÍA EN AUMENTO AL TENER QUE PERMANECER ENCERRADA EN CASA DURANTE LAS TARDES LLUVIOSAS —QUE ERAN CASI TODAS— SIN PODER HABLAR CON NADIE MÁS QUE CON HANNAH, A LA QUE SEGUÍA ODIANDO. CON LA INTENCIÓN DE DISTRAERLA CUANTO PUDIERA, JEREMIAH VOLVÍA MÁS PRONTO DE LAS MINAS, LE CONTABA COSAS DE SU TRABAJO Y DE SUS HOMBRES, Y LE COMPRABA CHUCHERÍAS PARA ALEGRARLA UN POCO. PERO CAMILLE SE SENTÍA INCÓMODA, DESDICHADA Y FASTIDIADA, Y DE POCO LE SERVÍA EL CONSUELO DE QUE EL MÉDICO DE NAPA CONSIDERASE QUE SU ESTADO DE SALUD ERA PERFECTO DENTRO DE LAS CIRCUNSTANCIAS. JEREMIAH LE HABÍA ELEGIDO PARA QUE ASISTIERA A SU ESPOSA PORQUE LE HABÍA SIDO MUY RECOMENDADO, PERO ELLA DECÍA QUE LO ENCONTRABA POCO AMABLE Y QUE SU ALIENTO OLÍA A LICOR. FUERA COMO FUESE, CUANDO LLEGÓ EL OCTAVO MES, CAMILLE CASI NO CESABA DE LLORAR Y DE INSISTIR PARA QUE JEREMIAH LA LLEVARA A ATLANTA.

—TAN PRONTO NAZCA LA CRIATURA, AMOR MÍO —LE DIJO ÉL—. TE LO PROMETO. DESCANSARÁS AQUÍ DURANTE TODO EL VERANO, Y EN SEPTIEMBRE IREMOS A ATLANTA Y NUEVA YORK.

—¡SEPTIEMBRE! —EXCLAMÓ ELLA, A PUNTO DE ESTALLAR DE CÓLERA—. ¡NUNCA ME DIJISTE QUE TENDRÍA QUE QUEDARME AQUÍ TODO EL VERANO! —ENTRE RENOVADOS SOLLOZOS, LE MIRÓ COMO SI QUISIERA MATARLE.

—PERO SI YA LO PASAMOS AQUÍ EL AÑO PASADO, CAMILLE. LOS VERANOS SON TERRIBLES EN SAN FRANCISCO, Y HAS DE PENSAR QUE, CUANDO HAYA NACIDO EL BEBÉ, NECESITARÁS DESCANSO Y TRANQUILIDAD.

—¡NO ME QUEDARÉ AQUÍ! ¡HE PASADO TODO EL INVIERNO EN ESTE LUGAR! ¡LO DETESTO! —LANZÓ UN JARRÓN AL SUELO Y SALIÓ DE LA HABITACIÓN MIENTRAS LOS TROZOS DE PORCELANA SE ESPARCÍAN POR EL SUELO. HANNAH SUBIÓ PARA AYUDAR A JEREMIAH A RECOGERLOS.

—NO CREO QUE ESO DE TENER UN HIJO SEA MUY DE SU AGRADO —DIJO SECAMENTE LA VIEJA.

CAMILLE SE HABÍA MOSTRADO INSOPORTABLE DESDE QUE HABÍAN LLEGADO, Y EN ABRIL CASI HABÍA VUELTO LOCOS A JEREMIAH Y LA ANCIANA. EL TIEMPO HABÍA MEJORADO Y HABÍA DEJADO PASO A UNA HERMOSA PRIMAVERA, PERO CAMILLE NO PARECÍA DARSE CUENTA DE NADA. NO HACÍA MÁS QUE VAGAR POR LA CASA QUEJÁNDOSE Y CAVILANDO SOBRE SU SITUACIÓN. NI SIQUIERA CUANDO VIO EL CUARTO DEL NIÑO A PUNTO MOSTRÓ LA MENOR ILUSIÓN. BORDÓ ALGUNAS CAMISITAS Y COMPRÓ LA TELA PARA LAS CORTINAS, PERO HANNAH HIZO EL RESTO, TEJIENDO Y COSIENDO SIN DESCANSO, E INCLUSO PREPARANDO LA CUNA PARA EL BEBÉ. CADA NOCHE, JEREMIAH ENCONTRABA UN PLACER ESPECIAL EN ENTRAR EN LA ALEGRE Y ENCANTADORA HABITACIÓN PARA TOCAR Y EXAMINAR LAS PEQUEÑAS PRENDAS Y COMPROBAR, MARAVILLADO, QUE NO FALTABA NADA. PERO, A MEDIDA QUE SE ACERCABA EL DÍA DEL ACONTECIMIENTO, PENSABA MÁS Y MÁS EN LO QUE LE HABÍA SUCEDIDO A MARY ELLEN. LE CAUSABA TERROR LA POSIBILIDAD DE QUE SU HIJO TAMBIÉN NACIERA MUERTO, Y CAMILLE, POR SU PARTE, LE TORTURABA HACIENDO TODO LO QUE ÉL LE PEDÍA QUE NO HICIERA, COMO CAMINAR SOLA POR LA ORILLA DEL RÍO O MECERSE EN UN COLUMPIO QUE COLGABA DE UN ÁRBOL, DETRÁS DE LA CASA. CONTINUANDO SU SERIE DE DESPROPÓSITOS, TRES SEMANAS ANTES DE TERMINAR LA CUENTA, HORRORIZÓ A HANNAH CON UN FURIOSO ARREBATO QUE LE HIZO ENSILLAR UNA MULA QUE JEREMIAH HABÍA RETIRADO TIEMPO ATRÁS DE LAS MINAS Y RECORRER LOS CERCANOS VIÑEDOS MONTADA EN ELLA, PORQUE, SEGÚN CAMILLE, ESTABA ABURRIDA Y CANSADA DE ANDAR POR LA CASA Y EL JARDÍN. HANNAH ESTABA TAN TRASTORNADA QUE SE LO CONTÓ A JEREMIAH TAN PRONTO COMO ÉSTE VOLVIÓ A CASA. ÉL SE LANZÓ ESCALERA ARRIBA PARA REPRENDER A CAMILLE, PERO ENSEGUIDA VIO QUE NO ERA LO MÁS OPORTUNO. YACÍA EN LA CAMA DE MATRIMONIO CON UNA EXTRAÑA PALIDEZ EN EL ROSTRO. JEREMIAH SE ACERCÓ Y SE INCLINÓ PARA BESARLA, PERO ELLA DIO UN RESPINGO CON LOS DIENTES APRETADOS.

—¿TE ENCUENTRAS BIEN, CARIÑO? —LE PREGUNTÓ JEREMIAH CON SÚBITA PREOCUPACIÓN. TENÍA MAL ASPECTO Y SU FRENTE ESTABA CUBIERTA POR UN FINO VELO DE SUDOR.

—ME ENCUENTRO MUY BIEN. —PERO NO LO PARECÍA.

CAMILLE INSISTIÓ EN CENAR EN EL COMEDOR, PERO, BAJO LAS INTRANQUILAS MIRADAS DE HANNAH Y DE JEREMIAH, CASI NO PROBÓ BOCADO. DESPUÉS, ÉL LE ACONSEJÓ QUE FUERA AL PISO DE ARRIBA PARA DESCANSAR. ESTA VEZ NO SE OPUSO A LOS DESEOS DE SU ESPOSO; EN LUGAR DE DISCUTIRLOS, PARECIÓ AGRADECERLE LA ATENCIÓN. PERO, DE PRONTO, CUANDO SE HALLABA A LA MITAD DE LA ESCALERA, SE DETUVO Y SE DERRUMBÓ SOBRE LAS RODILLAS PROFIRIENDO UN LASTIMERO QUEJIDO. CON PRESTEZA, JEREMIAH LLEGÓ HASTA ELLA ANTES DE QUE RODARA ESCALERA ABAJO. LA TOMÓ DELICADAMENTE EN BRAZOS Y LA LLEVÓ AL DORMITORIO, SEGUIDO DE HANNAH.

—HA LLEGADO EL MOMENTO, JEREMIAH. ME DI CUENTA ESTA TARDE. PERO, CUANDO LE PREGUNTÉ SI SENTÍA DOLORES, ME DIJO QUE NO. TODO POR HABER MONTADO EN AQUELLA VIEJA MULA…

—OH, CÁLLATE YA… —LE DIJO ÉL CON ENOJO, AUNQUE NO TAN BRUSCAMENTE COMO HABRÍA PODIDO ESPERARSE DE SU VIVEZA DE CARÁCTER. SOSPECHABA QUE HANNAH TENÍA RAZÓN. DEJÓ A CAMILLE EN LA CAMA Y LA OBSERVÓ. ESTABA MORTALMENTE PÁLIDA Y SE AGARRABA LAS MANOS ENTRE SÍ. TENÍA UNA EXPRESIÓN JAMÁS VISTA EN ELLA; ERA COMO SI SUFRIERA ALGÚN DOLOR Y NO QUISIESE ADMITIRLO. Y ENTONCES, COMO QUERIENDO PROBAR A LOS DOS QUE NO FINGÍA, BAJÓ DEL LECHO; PERO, EN CUANTO SUS PIES TOCARON EL SUELO, SE LE DOBLARON LAS RODILLAS AL TIEMPO QUE LANZABA UN GRITO DE DOLOR Y EXTENDÍA DESESPERADAMENTE LOS BRAZOS PARA AGARRARSE A JEREMIAH, QUIEN LA LEVANTÓ Y LA DEJÓ DE NUEVO EN LA CAMA. ACTO SEGUIDO, SE VOLVIÓ HACIA HANNAH Y LE DIJO EN VOZ BAJA:

—VE A CASA DE DANNY Y DILE LO QUE SUCEDE. SUPONGO QUE PODRÁS HACERLO A LOMOS DE BIG JOE. EL CHICO ME DIJO QUE IRÍA A BUSCAR EL MÉDICO A NAPA EN CUALQUIER MOMENTO QUE FUERA NECESARIO.

JEREMIAH SE DIO CUENTA ENTONCES DE QUE HABÍA ESCOGIDO UN MÉDICO QUE VIVÍA DEMASIADO LEJOS. POR COMPETENTE QUE FUERA, DE POCO LE SERVIRÍA SI NO LLEGABA A TIEMPO. DE TODOS MODOS, NUNCA HABRÍA CREÍDO QUE LO NECESITARAN CON TANTA URGENCIA. HANNAH SE MARCHÓ APRESURADAMENTE, Y VOLVIÓ AL CABO DE UNA HORA CON LA NOTICIA DE QUE DANNY YA HABÍA SALIDO PARA NAPA. AQUELLO SIGNIFICABA QUE EL MÉDICO TARDARÍA DE CINCO A SEIS HORAS EN LLEGAR. DESPUÉS, LA VIEJA FUE A LA PLANTA BAJA PARA PONER AGUA A HERVIR, ENROLLAR TRAPOS LIMPIOS Y PREPARAR UNA BUENA CANTIDAD DE CAFÉ. NO SENTÍA NINGÚN TEMOR POR CAMILLE; ERA JOVEN Y, POR DOLOROSO QUE FUERA EL TRANCE, SOBREVIVIRÍA. AL CONTRARIO, ESTABA MUY ILUSIONADA. POR FIN IBA A LLEGAR EL HIJO TAN LARGAMENTE ESPERADO POR AQUEL POBRE MUCHACHO. ARRIBA, JEREMIAH BAJÓ LA MIRADA HACIA CAMILLE SONRIENDO TIERNAMENTE, Y ELLA SE AGARRÓ A UNO DE SUS BRAZOS.

—NO ME DEJES, JEREMIAH… —JADEABA, Y SU ROSTRO SE RETORCÍA AL RITMO DE LAS CONTRACCIONES—. NO ME DEJES CON HANNAH… ME ODIA… —ROMPIÓ A LLORAR. ERA EVIDENTE QUE TENÍA MIEDO.

LA ESCENA ERA DIFERENTE DE LA DE MARY ELLEN EN SU LECHO DE DOLOR. CLARO QUE ELLA HABÍA PASADO TRES VECES POR AQUELLA PRUEBA Y, ADEMÁS, ERA MAYOR QUE SU JOVEN ESPOSA. EN AQUEL MOMENTO, MIENTRAS SE RETORCÍA DE DOLOR CON CADA CONTRACCIÓN, CAMILLE PARECÍA MÁS NIÑA QUE NUNCA.

—OH, QUÍTAME ESTE DOLOR… ¡JEREMIAH! NO PUEDO…

ÉL ESTABA APENADO DE VERDAD, PERO NO PODÍA HACER NADA POR ELLA. LE PUSO PAÑOS MOJADOS EN LA CABEZA, PERO CAMILLE PRONTO LOS RECHAZÓ. SE HABÍA AGARRADO A UNO DE LOS BRAZOS DE SU ESPOSO, QUE ERA SU ÚNICO CONSUELO. HACÍA CUATRO HORAS QUE DANNY HABÍA SALIDO PARA NAPA, Y JEREMIAH ROGABA A DIOS QUE EL MÉDICO LLEGARA PRONTO. RECORDÓ ENTONCES CON HORROR QUE EL PARTO DE MARY ELLEN HABÍA DURADO TRES DÍAS. PERO AQUELLO NO PODÍA SUCEDERLE A CAMILLE. ÉL NO LO PERMITIRÍA. NO CESABA DE MIRAR EL RELOJ CON IMPACIENCIA. CAMILLE SEGUÍA AGARRADA CON UNA MANO A SU BRAZO, MIENTRAS MANTENÍA LA OTRA AFERRADA A LA CABECERA DE LATÓN DE LA CAMA. CHILLABA LASTIMERAMENTE CADA VEZ QUE VOLVÍAN LOS DOLORES. POR FIN, HANNAH SUBIÓ TRAYENDO MÁS CAFÉ PARA ÉL, PERO CAMILLE NI SIQUIERA PARECIÓ ADVERTIR SU PRESENCIA.

—¿QUIERES QUE ME QUEDE CON ELLA? —SUSURRÓ LA VIEJA—. NO DEBIERAS ESTAR AQUÍ.

CON LA MIRADA, HANNAH DESAPROBABA LA ACTITUD DE JEREMIAH, PERO ÉL LE HABÍA PROMETIDO A SU ESPOSA QUE NO SE APARTARÍA DE SU LADO HASTA QUE LLEGARA EL DOCTOR. ADEMÁS, DESEABA PERMANECER ALLÍ. PARA ÉL ERA UN ALIVIO SABER LO QUE SUCEDÍA EN CADA MOMENTO. SE HABRÍA VUELTO LOCO SI HUBIERA TENIDO QUE ESPERAR FUERA DE LA HABITACIÓN. SIN EMBARGO, CUANDO TRES HORAS DESPUÉS DANNY VOLVIÓ, LAS PALABRAS DEL MUCHACHO AÑADIERON UN NUEVO MOTIVO DE ANSIEDAD A LA TENSIÓN Y AGOTAMIENTO DE JEREMIAH.

—EL MÉDICO ESTÁ EN SAN FRANCISCO —DIJO EL CHICO. ENTRETANTO, ARRIBA, CAMILLE, AGARRADA A LAS MANOS DE HANNAH, GRITABA QUE NO PODÍA SOPORTAR MÁS LOS DOLORES—. LA ESPOSA DEL DOCTOR DIJO QUE VA A SER UN BEBÉ PREMATURO.

—YA LO SÉ —REPLICÓ JEREMIAH—. ¿Y QUÉ DIANTRE ESTÁ HACIENDO EN SAN FRANCISCO?

EL MUCHACHO SE ENCOGIÓ DE HOMBROS Y AÑADIÓ:

—MI MADRE ME DIJO QUE AVISARA AL DOCTOR DE SANTA ELENA, PERO SE HALLA EN NAPA ASISTIENDO A UNA PARTURIENTA.

—¡MALDITA SEA! ¿A QUIÉN VOY A LLAMAR AHORA? —ENTONCES SE ACORDÓ DEL DOCTOR DE CALISTOGA Y ENVIÓ A DANNY A BUSCARLE, LO QUE SIGNIFICABA OTRA HORA DE ESPERA EN EL MEJOR DE LOS CASOS.

LUEGO, AL OÍR LOS GRITOS DE CAMILLE, SUBIÓ PRECIPITADAMENTE LA ESCALERA. ERA UN HORRENDO SONIDO GUTURAL DE DOLOR, COMO EL LAMENTO DE UN ANIMAL HERIDO. ABRIÓ LA PUERTA DE UN FUERTE EMPUJÓN Y MIRÓ A HANNAH CON OJOS ANGUSTIADOS.

—¿DÓNDE ESTÁ EL MÉDICO? —PREGUNTÓ LA ANCIANA.

—NO HA VENIDO. HE ENVIADO AL CHICO A CALISTOGA PARA QUE TRAIGA CUANTO ANTES UNO DE ALLÍ. DIOS QUIERA QUE SE ENCUENTRE EN CASA.

HANNAH ASINTIÓ, MIENTRAS CAMILLE EMPEZABA A GRITAR DE NUEVO RASGANDO SU CAMISÓN Y REVOLVIÉNDOSE SOBRE LA CAMA EN LA CALUROSA NOCHE.

—JEREMIAH… —MUSITÓ LA VIEJA—. CREO QUE ALGO VA MAL. TENIENDO EN CUENTA LOS DOLORES QUE SIENTE, LA CRIATURA YA TENDRÍA QUE ESTAR NACIENDO.

JEREMIAH FRUNCIÓ LOS LABIOS Y OBSERVÓ, CONSTERNADA, CÓMO SU ESPOSA SE AGITABA EN LA CAMA. NADIE PODÍA AYUDARLA; AL MENOS, DE MOMENTO. NO LE QUEDABA, PUES, OTRO REMEDIO QUE ACTUAR POR SU CUENTA. ENTRE LOS DOS PRÓXIMOS ACCESOS DE DOLOR, INTENTÓ SEPARARLE LAS PIERNAS, PERO CAMILLE LE RECHAZÓ CON TODAS SUS FUERZAS. SIN EMBARGO, OLVIDÓ LA PRESENCIA DE JEREMIAH TAN PRONTO COMO SE REPITIERON LOS DOLORES, LO QUE LE DIO OCASIÓN A ÉSTE DE CONTINUAR LA INSPECCIÓN. ESPERABA PODER VISLUMBRAR, AL MENOS, LA CABEZA DE LA CRIATURA, PERO LO QUE VIO LE DEJÓ SIN ALIENTO: DONDE TENDRÍA QUE HABER HABIDO LA CABEZA PRESIONANDO, VIO ASOMAR UNA MANITA. LA CRIATURA ESTABA MAL COLOCADA, COMO LA DE MARY ELLEN. EL BEBÉ PODÍA ESTAR MUERTO, O PRONTO LO ESTARÍA SI JEREMIAH NO HACÍA ALGO. RECORDÓ LO QUE HABÍA VISTO HACER AL MÉDICO DE CALISTOGA, Y LE DIJO A HANNAH QUE LE AYUDARA SIGUIENDO ESTRICTAMENTE SUS INDICACIONES. LA VIEJA SOSTUVO FIRMEMENTE A CAMILLE CONTRA LA CAMA MIENTRAS A ÉSTA LE VOLVÍAN LOS DOLORES Y CHILLABA COMO SI FUERA A MORIRSE. JEREMIAH SABÍA QUE IBA A PONER EN PELIGRO LA VIDA DE SU ESPOSA, PERO SE VEÍA OBLIGADO A INTENTAR SALVAR A SU HIJO. LENTAMENTE, APRETÓ A LA CRIATURA HACIA EL INTERIOR Y LA HIZO RETROCEDER; TENTÓ, ENTONCES, EN BUSCA DE LA CABEZA E HIZO GIRAR EL CUERPECITO. POR FIN, VIO CÓMO LA CABEZA AVANZABA HACIA ÉL. LA CAMA ESTABA BAÑADA EN SANGRE, Y CAMILLE CASI NO TENÍA FUERZAS PARA GRITAR. NO OBSTANTE, LO HIZO, Y NO DÉBILMENTE, CUANDO EL BEBÉ SALIÓ POCO A POCO DE ENTRE LAS PIERNAS DE LA MADRE PARA SER RECOGIDO AMOROSAMENTE POR LAS MANOS DEL PADRE. EL ENREDADO CORDÓN UMBILICAL NO LE PERMITIÓ VER DE MOMENTO A JEREMIAH SI SE TRATABA DE UN NIÑO O DE UNA NIÑA, PERO NO TARDÓ EN ADVERTIRLO A TRAVÉS DE LAS LÁGRIMAS DE SUS OJOS.

—¡ES UNA CHICA! —LE GRITÓ A CAMILLE AL TIEMPO QUE ELLA LEVANTABA DÉBILMENTE LA CABEZA Y ROMPÍA A LLORAR, MÁS A CAUSA DEL HORROR DE LO QUE ACABABA DE PASAR QUE POR TERNURA HACIA LA PEQUEÑA.

NO CESÓ DE GEMIR MIENTRAS HANNAH INTENTABA LIMPIARLA, Y A TOMAR LA CRIATURA EN SUS BRAZOS. Y CUANDO, POCO DESPUÉS, LLEGÓ EL MÉDICO, ÉSTE LE DIJO A JEREMIAH QUE HABÍA HECHO UN EXCELENTE TRABAJO Y LE DIO UNAS GOTAS A CAMILLE PARA HACERLA DORMIR. ENTRETANTO, HANNAH, ILUSIONADA, SE HABÍA PUESTO A CANTURREARLE SUAVEMENTE A LA CRIATURA.

—SUPONGO QUE POR FIN SE DESHIZO USTED DE LOS ANILLOS —LE DIJO EL MÉDICO A JEREMIAH CON UNA IRÓNICA SONRISA.

EL ORGULLOSO PAPÁ SE ECHÓ A REÍR MIENTRAS LE DABA LAS GRACIAS Y PONÍA EN SU MANO UNA MONEDA DE ORO. HABÍA PENSADO DARLA AL DOCTOR EN NAPA, PUES EL HOMBRE, ENTRE AQUEL PARTO Y EL DE MARY ELLEN, SE LA HABÍA GANADO DE SOBRA. LA EXPERIENCIA QUE JEREMIAH HABÍA ADQUIRIDO LA PRIMERA VEZ LE HABÍA PERMITIDO HACER LO MÁS ADECUADO EN LA SEGUNDA. EL MÉDICO AFIRMÓ QUE JEREMIAH HABÍA SALVADO LA VIDA DE SU HIJA, PERO NO QUISO OCULTARLE QUE LO HABÍA HECHO A EXPENSAS DE LOS SUFRIMIENTOS DE LA MADRE. SIN EMBARGO, SU COMPORTAMIENTO HABÍA SIDO EL MEJOR POSIBLE DADAS LAS CIRCUNSTANCIAS. ASÍ TRATÓ DE EXPLICÁRSELO JEREMIAH A SU ESPOSA, MIENTRAS INTENTABA TRANQUILIZARLA CUANDO DESPERTÓ. AÚN ESTABA MEDIO HISTÉRICA A CAUSA DE LO QUE HABÍA PASADO. SIGUIÓ SIN QUERER TOMAR A LA CRIATURA EN BRAZOS. ÉL LE DESLIZÓ EN EL DEDO UNA SORTIJA CON UNA ENORME ESMERALDA QUE HABÍA ESTADO GUARDANDO PARA AQUELLA OCASIÓN. Y LUEGO LE MOSTRÓ EL COLLAR, LOS PENDIENTES Y EL BROCHE QUE HACÍAN JUEGO CON EL ANILLO, PERO ELLA NO DIO LA MENOR IMPORTANCIA A LAS PRECIOSAS JOYAS. LO QUE DESEABA ERA QUE JEREMIAH LE PROMETIESE QUE NUNCA TENDRÍA QUE VOLVER A PASAR POR AQUEL DOLOROSO TRANCE. SOLLOZANDO, LE DIJO QUE HABÍA SIDO LA PEOR EXPERIENCIA DE SU VIDA, Y QUE NO HABRÍA TENIDO QUE SUFRIRLA SI ÉL NO LA HUBIERA VIOLADO. ÉL SE ENTRISTECIÓ ANTE AQUELLA REACCIÓN, PERO TAMBIÉN PENSÓ QUE EL ÁNIMO DE CAMILLE SE IRÍA SOSEGANDO A MEDIDA QUE PASARAN LOS DÍAS Y SE RECUPERASE POR COMPLETO. HANNAH NO ESTABA TAN SEGURA DE ELLO; ERA LA PRIMERA VEZ QUE VEÍA QUE UNA MADRE SE NEGARA A TENER ENTRE SUS BRAZOS A SU BEBÉ. CAMILLE SÓLO SE AVINO A ELLO CUATRO DÍAS DESPUÉS, Y JEREMIAH TUVO QUE IR A LA CIUDAD EN BUSCA DE UNA NODRIZA CUANDO CAMILLE SE NEGÓ DE PLANO A AMAMANTARLA.

—¿QUÉ NOMBRE LE PONDREMOS, AMOR MÍO?

—NO LO SÉ.

CAMILLE SE NEGÓ A PARTICIPAR EN LA ELECCIÓN DEL NOMBRE Y NO QUISO VOLVER A TOMAR EN BRAZOS A LA CRIATURA. SINTIENDO LÁSTIMA POR LA PEQUEÑUELA, JEREMIAH NO DESAPROVECHABA OCASIÓN PARA ACUNARLA ENTRE LOS SUYOS. NO LE IMPORTABA QUE FUERA UNA NIÑA; ERA SU HIJA, CARNE DE SU CARNE, LA CRIATURA QUE TANTO HABÍA ESTADO ESPERANDO. ENTONCES, SE DIO CUENTA DEL VERDADERO SIGNIFICADO DE LAS PALABRAS DE AMELIA CUANDO LE DIJO QUE NECESITABA CASARSE Y TENER HIJOS. NO CESABA DE MIRAR CON ADORACIÓN AQUEL DIMINUTO SER PENSANDO QUE ERA LA EXPERIENCIA MÁS IMPORTANTE DE SU VIDA. MIENTRAS, UNA SEMANA DESPUÉS, ESTABA OBSERVANDO A LA PEQUEÑA TRATANDO DE VER CON QUIÉN DE ELLOS DOS TENÍA MAYOR PARECIDO, SE LE OCURRIÓ QUE EL NOMBRE QUE MÁS LE CUADRABA ERA EL DE SABRINA. SE LO DIJO A CAMILLE, QUIEN LO ACEPTÓ COMO HUBIERA PODIDO ACEPTAR CUALQUIER OTRO. LA BAUTIZARON EN SANTA ELENA Y, A PARTIR DE ENTONCES, SERÍA SABRINA LYDIA THURSTON. ERA LA PRIMERA SALIDA DE CAMILLE; SE PUSO EL ANILLO CON LA ESMERALDA Y UN VESTIDO VERDE DE VERANO. AÚN SE SENTÍA DÉBIL Y, SOBRE TODO, PREOCUPADA PORQUE LA MAYORÍA DE SUS VESTIDOS SE LE HABÍAN QUEDADO ESTRECHOS. HANNAH, PARA CONSOLARLA, LE DIJO QUE AÚN ERA PRONTO PARA QUE RECUPERARA SU ESBELTA SILUETA; PERO CAMILLE, LEJOS DE HACER CASO DE SUS RAZONAMIENTOS, LE ORDENÓ QUE SALIERA DE LA HABITACIÓN Y QUE SE LLEVARA AL BEBÉ CONSIGO.

DURANTE AQUEL VERANO LA TENSIÓN FUE CASI INSOPORTABLE. EN LA CASA DE SANTA ELENA, CAMILLE PARECÍA UNA LEONA ENJAULADA, Y LAS VISIONES QUE JEREMIAH HABÍA TENIDO DE SU ESPOSA CANTANDO CANCIONES DE CUNA A SU HIJA QUEDARON MUY LEJOS DE LA REALIDAD. NERVIOSA E INQUIETA, CAMILLE SÓLO OBSERVABA EL PASO DE LAS SEMANAS EN EL CALENDARIO CON VERDADERAS ANSIAS DE VOLVER A LA VIDA DE CIUDAD. JEREMIAH LE HABÍA PROMETIDO UN VIAJE A NUEVA YORK Y ATLANTA, PERO CUANDO, EN JULIO, LA MADRE DE CAMILLE CAYÓ ENFERMA, EL PADRE ESCRIBIÓ DICIENDO QUE ERA MEJOR QUE ESPERARAN HASTA NAVIDAD, LO QUE PROVOCÓ EN CAMILLE UNA FENOMENAL RABIETA. AHORA, ERA SU MODO HABITUAL DE REACCIONAR ANTE LA MENOR CONTRARIEDAD, Y ESTA VEZ SE CONTENTÓ CON ESTRELLAR UNA LÁMPARA EN EL SUELO ANTES DE SALIR DE LA HABITACIÓN Y CERRARLA DE UN TREMENDO PORTAZO. ODIABA A TODO EL MUNDO Y DETESTABA CUANTO CONSTITUÍA SU ENTORNO: LA CASA, EL CAMPO, LA GENTE, HANNAH, SU HIJITA… NI SIQUIERA JEREMIAH PODÍA ESCAPAR A SUS ACCESOS DE MAL HUMOR. LA LLEGADA DEL MES DE SEPTIEMBRE, Y LA PARTIDA DE CAMILLE HACIA LA CIUDAD TAN DESESPERADAMENTE AÑORADA, FUE UN ALIVIO PARA TODOS. CAMILLE SE SENTÍA COMO SI LA HUBIERAN LIBERADO DE UNA CÁRCEL.

—¡SIETE MESES! —DIJO, EXHALANDO UN PROFUNDO SUSPIRO, CUANDO POR FIN SE ENCONTRÓ EN EL VESTÍBULO DE LA CASA DE SAN FRANCISCO—. ¡SIETE MESES!

—¡CÓMO TE HEMOS ECHADO DE MENOS! —LE DIJERON SUS AMIGAS.

—HAN SIDO LOS PEORES MESES DE MI VIDA —LES ASEGURÓ ELLA—. ¡UNA VERDADERA PESADILLA!

Y, SIN QUE JEREMIAH LO SUPIERA, FUE A VER A UN MÉDICO PARA ADQUIRIR VARIOS ANILLOS MÁS, UNOS LAVAJES ESPECIALES Y CORTEZA DE OLMO NORTEAMERICANO, QUE TAMBIÉN ERA CONSIDERADO COMO UN EFICAZ ANTICONCEPTIVO. ESTABA FIRMEMENTE RESUELTA A NO DEJAR DE TOMAR AQUELLAS PRECAUCIONES Y A PRESCINDIR DE LO QUE JEREMIAH PUDIERA DECIR O PENSAR SOBRE ELLA. DE TODOS MODOS, DESDE EL NACIMIENTO DE SABRINA NO HABÍA REANUDADO LAS RELACIONES SEXUALES CON JEREMIAH, Y NO TENÍA PRISA POR CONTINUARLAS. NO QUERÍA CORRER EL MENOR RIESGO. LA NIÑA TENÍA AHORA CUATRO MESES. ERA UNA HERMOSA CRIATURA DE SUAVES RIZOS, QUE TENÍA GRANDES OJOS AZULES COMO LOS DE CAMILLE Y JEREMIAH, Y UNAS RECHONCHAS MANITAS QUE QUERÍAN AGARRARLO TODO. PERO CAMILLE RARAS VECES IBA A VERLA. ADEMÁS, HABÍA DECIDIDO NO USAR LA COQUETONA HABITACIÓN QUE HABÍAN PREPARADO PARA ELLA AL LADO DE LAS DE SU MADRE E INSTALAR A LA CRIATURA EN EL TERCER PISO.

—HACE DEMASIADO RUIDO —LE HABÍA EXPLICADO A JEREMIAH, QUE QUEDÓ DECEPCIONADO AL NO PODER TENER A LA NIÑA CERCA DE SUS HABITACIONES. PERO SUPLÍA AQUEL DISTANCIAMIENTO CON FRECUENTES SUBIDAS A LA HABITACIÓN PARA VERLA. ADORABA A SABRINA, Y NO LO OCULTABA A NADIE. LA ÚNICA PERSONA QUE PARECÍA NO QUERERLA ERA CAMILLE. ELUDÍA EL TEMA CUANDO JEREMIAH LE HABLABA DE ELLA, Y FUE TAL LA INDIFERENCIA CON QUE SIGUIÓ MIRÁNDOLA QUE JEREMIAH LLEGÓ A PREOCUPARSE SERIAMENTE. NO ERA NATURAL QUE UNA MADRE MOSTRARA TAN POCO CARIÑO POR SU HIJITA. LO ÚNICO QUE ATRAÍA EL INTERÉS DE CAMILLE ERA LA COMPAÑÍA DE SUS AMISTADES, LAS FIESTAS QUE DABAN O LAS PEQUEÑAS REUNIONES QUE ORGANIZABA EN LA MANSIÓN THURSTON CUANDO JEREMIAH ESTABA EN NAPA. ÉL LE HABÍA DICHO QUE NO LE GUSTABAN LAS PERSONAS CON LAS QUE ALTERNABA, Y CAMILLE SE LAS ARREGLABA ASÍ PARA SEGUIR RELACIONÁNDOSE ELLA SOLA CON TODA AQUELLA GENTE. ERA OBVIO QUE LOS SENTIMIENTOS QUE EXPERIMENTABA HACIA SU ESPOSO SE HABÍAN ENFRIADO NOTABLEMENTE DESDE EL NACIMIENTO DE SABRINA. A VECES, JEREMIAH SE PREGUNTABA SI CAMILLE ACABARÍA POR ABANDONARLO.

—DÉ TIEMPO AL TIEMPO —LE DIJO AMELIA CUANDO ÉL LE CONFESÓ SU PREOCUPACIÓN DURANTE LA VISITA QUE ELLA LES HIZO. LA MUJER TOMÓ A SABRINA EN BRAZOS Y JUGÓ Y RIÓ CON ELLA ANTE EL DESCONCIERTO DE JEREMIAH, QUE NO PODÍA CREER QUE EXISTIERA TANTA DIFERENCIA ENTRE AQUELLAS DOS MUJERES—. QUIZÁ TODO SE DEBE AL ESTUPOR DE VERSE CONVERTIDA EN MADRE A SUS JÓVENES AÑOS. ¡YA VERÁ CUANDO TENGA MI EDAD Y TRES NIETOS COMO YO!

EN EFECTO, EL TERCERO DE ELLOS, FINALMENTE UN NIÑO, ACABABA DE LLEGAR LLENANDO DE ALEGRÍA LA CASA DE SU HIJA DE SAN FRANCISCO, PERO AMELIA HABÍA PROCURADO HALLAR UN HUECO EN SU TIEMPO PARA VISITAR A JEREMIAH Y A SU ESPOSA, AUNQUE CAMILLE NO SE HALLABA EN CASA EN TAL OCASIÓN, COMO EN TANTÍSIMAS OTRAS. PARECÍA NO DISPONER DE TIEMPO PARA PASARLO JUNTO A SU ESPOSO Y A SU HIJA. SÓLO PODÍA DECIRSE QUE SE ENCONTRABA REALMENTE EN SU CASA CUANDO DABA UNA FIESTA O UN BAILE. LE GUSTABA EL PROTAGONISMO QUE HABÍA ADQUIRIDO COMO SEÑORA THURSTON, ASÍ COMO LAS COMODIDADES Y EL BRILLO PROPIOS DE SEMEJANTE CONDICIÓN, PERO DETESTABA LOS DEBERES PRIVADOS INHERENTES A ÉL. Y JEREMIAH EMPEZABA A CANSARSE DE NO DORMIR CON SU ESPOSA. DESDE QUE HABÍA VUELTO DE NAPA, DORMÍA SOLA EN SU GABINETE, PRETEXTANDO QUE AÚN NO SE HALLABA COMPLETAMENTE RECUPERADA. PERO NUNCA SE SENTÍA DEMASIADO MAL PARA TOMAR PARTE EN CUALQUIER FIESTA. JEREMIAH NO SE ATREVIÓ A CONTÁRSELO TODO A AMELIA, PERO ELLA LO DEDUJO PRECISAMENTE DE LAS COSAS QUE NO LE HABÍA CONTADO, Y SINTIÓ LÁSTIMA POR ÉL AL DARLE EL BESO DE DESPEDIDA EN LA MEJILLA. AQUEL HOMBRE MERECÍA ALGO MEJOR… ELLA HABRÍA SIDO FELIZ DÁNDOSELO, SI LOS ACONTECIMIENTOS HUBIERAN SEGUIDO UN DERROTERO DISTINTO. ELLA ERA DEMASIADO VIEJA PARA JEREMIAH, O ASÍ LO CREÍA. AL MENOS, AHORA ÉL TENÍA UNA HIJA, LO QUE AMELIA DIFÍCILMENTE HABRÍA PODIDO DARLE.

EN NOVIEMBRE, JEREMIAH TUVO QUE HACER CRUZ Y RAYA. CAMILLE LE DIJO QUE, CON MOTIVO DE LA NAVIDAD, QUERÍA DAR UNA GRANDIOSA FIESTA A LA QUE ASISTIRÍAN SEISCIENTOS O SETECIENTOS INVITADOS.

—SERÁ EL BAILE MÁS FABULOSO QUE JAMÁS SE HAYA DADO EN SAN FRANCISCO —AÑADIÓ ALEGREMENTE.

ÉL MENEÓ LA CABEZA.

—NO.

—¿NO? ¿POR QUÉ? —LA FURIA APARECIÓ POCO A POCO EN SUS OJOS. ERA LA SEÑORA THURSTON, Y QUERÍA HACERLO TODO A LA ALTURA DE SU CATEGORÍA.

—PASAREMOS LA NAVIDAD EN NAPA.

ASÍ LO HABÍA DECIDIDO JEREMIAH AL VER QUE LA MADRE DE CAMILLE NO HABÍA MEJORADO MUCHO Y CREER QUE NO PODRÍAN IR A ATLANTA. LA HIJA NO PARECÍA SENTIR LA MENOR PREOCUPACIÓN POR ELLA. LA AVERSIÓN QUE LE TENÍA NO ERA NINGÚN SECRETO. DE TODOS MODOS, A FALTA DEL GRAN BAILE EN LA CASA DE SAN FRANCISCO, LE HABRÍA GUSTADO IR A ATLANTA PARA HACERSE LA GRAN DAMA Y ABRUMARLOS CON SU OPULENCIA.

—¿EN NAPA? —CHILLÓ—. ¿YO IR A PASAR LA NAVIDAD EN NAPA? ANTES LA MUERTE.

ALGUIEN HABRÍA PODIDO TOMAR A BROMA AQUELLA SALIDA, PERO A JEREMIAH NO LE HIZO NINGUNA GRACIA.

—HE DE ESTAR CERCA DE LAS MINAS. HAN VUELTO A INUNDARSE…

RECIENTEMENTE, JOHN HARTE HABÍA PERDIDO A VEINTIDÓS DE LOS CIENTO SEIS HOMBRES QUE TRABAJABAN PARA ÉL, Y JEREMIAH HABÍA IDO A AYUDARLE. HARTE, QUE FINALMENTE HABÍA EMPEZADO A ABLANDARSE, LE ESTABA MUY AGRADECIDO POR ESTE RASGO.

—SI QUIERES IR A NAPA, VE TÚ SOLO —REPLICÓ CAMILLE—. YO ME QUEDARÉ AQUÍ.

—¿EN NAVIDAD? —DIJO ÉL, DESCONCERTADO—. LO MENOS QUE PODEMOS HACER ES PASARLA LOS TRES JUNTOS.

—¿QUIÉN? ¿TÚ, YO Y HANNAH? NO CUENTES CONMIGO, JEREMIAH.

—ME REFIERO A MÍ, A TI Y A NUESTRA HIJA. —FRUSTRADO, AGARRÓ A CAMILLE POR EL BRAZO CON UN FURIOSO GESTO POCO HABITUAL EN ÉL—. ¿O ACASO TE HAS OLVIDADO DE QUE TIENES UNA?

—ES UNA OBSERVACIÓN ESTÚPIDA. LA VEO TODOS LOS DÍAS.

—¿CUÁNDO? ¿AL CRUZARTE CASUALMENTE CON ELLA EN UNA DE TUS SALIDAS CUANDO EL AMA LA TRAE DEL JARDÍN?

—YO NO SOY UNA NODRIZA, JEREMIAH —RESPONDIÓ ELLA CON UNA ARROGANTE MIRADA. AQUELLA GOTA ROMPIÓ EL DIQUE DE LOS RESENTIMIENTOS DE JEREMIAH.

—NI TAMPOCO UNA MADRE. NI UNA ESPOSA. ¿QUÉ ERES EXACTAMENTE?

CAMILLE LE RESPONDIÓ PROPINÁNDOLE UN BOFETÓN EN EL ROSTRO. ÉL SE QUEDÓ MIRÁNDOLA. NINGUNO DE LOS DOS SE MOVÍA. ERA EL PRINCIPIO DEL FIN DE SU MATRIMONIO, Y AMBOS LO SABÍAN. CAMILLE FUE LA PRIMERA QUE HABLÓ, PERO NO PRECISAMENTE PARA PEDIRLE DISCULPAS. ALGO HABÍA ESTALLADO EN SU INTERIOR MESES ANTES, CUANDO TUVO LA CRIATURA O CUANDO SE ENCONTRÓ ATRAPADA EN NAPA. EN REALIDAD, NUNCA LE PERDONARÍA A JEREMIAH EL HABERLA OBLIGADO A CONCEBIR A SABRINA. PERO HABÍA ALGO MÁS. AL PRINCIPIO, CAMILLE HABÍA COMPARTIDO EL ENTUSIASMO DE JEREMIAH POR SU VIDA DE NEGOCIOS, PERO NO TARDÓ EN DESCUBRIR QUE EN LAS MINAS DE NAPA NO HABÍA SITIO PARA ELLA. ERA UN MUNDO EXCLUSIVAMENTE MASCULINO DEL QUE JEREMIAH NI SIQUIERA LE HABLABA. POR OTRA PARTE, CAMILLE DESEABA LA PRESENCIA DE SU ESPOSO EN SU INCESANTE TORBELLINO DE FIESTAS, COSA EN LA QUE ÉL NO PUDO COMPLACERLA POR MUCHO TIEMPO, DADO LO POCO QUE LE ATRAÍA LA VIDA DE SOCIEDAD. LLEGÓ A CANSARSE DE AQUELLA VANA EXHIBICIÓN AL LADO DE ELLA. A DECIR VERDAD, PENSABA CAMILLE, EXCEPTO LA GRANDIOSIDAD DE LA MANSIÓN THURSTON Y TODO LO QUE AQUELLA CASA SIGNIFICABA PARA ELLA, NO TENÍA NADA DE LO QUE QUERÍA.

—TE DIGO QUE NO IRÉ A NAPA, JEREMIAH. SI QUIERES PASAR ALLÍ LA NAVIDAD, LO HARÁS SOLO. —SE HABÍA HARTADO DE AQUEL LUGAR PARA TODA SU VIDA Y, ADEMÁS, LE RECORDABA LOS PEORES MOMENTOS DE SU EXISTENCIA.

—NO IRÉ SOLO —DIJO ÉL CON UNA TRISTE SONRISA—. IRÉ CON MI HIJA.

Y ASÍ LO HIZO. EL 18 DE DICIEMBRE, LIÓ EL PETATE Y SE FUE A NAPA EN COMPAÑÍA DE SABRINA Y EL AMA. LA ACOGIDA QUE HANNAH LES DIO EN SANTA ELENA NO PUDO SER MÁS CALUROSA. LA VIEJA NO MENCIONÓ LA AUSENCIA DE CAMILLE HASTA DOS DÍAS DESPUÉS Y, CUANDO LO HIZO, ÉL DEJÓ BIEN CLARO QUE NO QUERÍA HABLAR MÁS DEL ASUNTO. JEREMIAH ESTABA MUY DOLIDO POR EL COMPORTAMIENTO DE SU ESPOSA, PERO MAYOR HABRÍA SIDO SU SUFRIMIENTO SI HUBIERA SABIDO CÓMO SIGUIÓ CONDUCIÉNDOSE CAMILLE. SE HABÍA ATREVIDO A SEGUIR ADELANTE CON SUS PLANES Y DAR EL BAILE QUE TENÍA PROYECTADO. HABÍA ENVIADO LAS INVITACIONES SIN EL CONOCIMIENTO DE SU MARIDO, QUIEN SE ENTERÓ DE LA FIESTA POR EL PERIÓDICO, DOS DÍAS DESPUÉS DE SU CELEBRACIÓN. JEREMIAH SUPUSO, Y NO SE EQUIVOCÓ, QUE CAMILLE LE HABÍA ECHADO TODA LA CULPA DE SU AUSENCIA. EN VEZ DE PASAR LA NAVIDAD CON SU MARIDO Y CON SU HIJA, HABÍA PREFERIDO HACERLO RODEADA DE SUS AMIGOS, DE LA ELITE DE LA SOCIEDAD, DE LOS NUEVOS RICOS Y LOS OSTENTOSOS. JEREMIAH SE HABRÍA SENTIDO MÁS BIEN MOLESTO ENTRE AQUELLA GENTE, PERO CAMILLE ESTABA EXTASIADA HACIENDO EL PAPEL DE LA GRAN SEÑORA DE LA MANSIÓN THURSTON A LA EDAD DE VEINTE AÑOS, INTENTANDO OLVIDAR QUE EN ATLANTA NADIE LA HABÍA TENIDO POR ARISTOCRÁTICA, O QUE HABÍA SIDO OBLIGADA A TENER UNA CRIATURA QUE NO QUERÍA, O QUE HABÍA VIVIDO EN EL ODIADO VALLE DE NAPA. SABÍA QUE SI ALGUNA VEZ JEREMIAH LA OBLIGABA A CONCEBIR OTRA CRIATURA, SE MATARÍA ANTES QUE TENERLA. SEGÚN ELLA, JEREMIAH MERECÍA TODO SU DESPRECIO POR HABER MALTRATADO SU CUERPO CON UNA MATERNIDAD FORZADA. EN SU MENTE, EL EMBARAZO ERA LA PEOR PESADILLA QUE PODÍA SUFRIRSE; Y EL DAR A LUZ, UNA INDESCRIPTIBLE TORTURA. CADA VEZ QUE VEÍA A SU MARIDO RECORDABA LOS DOLOROSOS MOMENTOS QUE HABÍA PASADO. Y, EN CUANTO A SABRINA, ERA UN MONUMENTO VIVIENTE A NUEVE MESES DE INFIERNO. LLEGÓ A LA CONCLUSIÓN DE QUE LO MÁS FÁCIL PARA ELLA ERA EVITAR A JEREMIAH. Y ASÍ LO HIZO; CERRÓ SU CORAZÓN A TODO LO QUE HABÍA SENTIDO POR ÉL Y A CUANTO HUBIERA PODIDO APRENDER A SENTIR POR SU HIJA.