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DANIELLE STEEL, LA MANSIÓN, CAPITULO 18.

LIBRO SEGUNDO

SABRINA THURSTON
HARTE

18

EL COCHE SE PARÓ DELANTE DE LAS MINAS POCO ANTES DE LA HORA DEL ALMUERZO, Y UNA ESBELTA MUCHACHITA BAJÓ DE UN BRINCO SACUDIENDO EL SEDOSO PELO NEGRO PULCRAMENTE RECOGIDO CON UNA CINTA DE RASO. LA AZULADA FALDA DE LINO Y LA BLUSA DE MARINERO QUE LLEVABA LE DABAN UN ASPECTO AÚN MÁS JUVENIL DEL QUE CORRESPONDÍA A SUS TRECE AÑOS. DEJANDO ATRÁS LA PUERTA DEL CERCADO QUE DABA ENTRADA AL RECINTO MINERO, SALUDÓ CON LA MANO AL HOMBRE QUE EN AQUEL MOMENTO SALÍA DE LA OFICINA. DESLUMBRADO POR EL SOL, JEREMIAH SE DETUVO UN MOMENTO PARA DISTINGUIR MEJOR A LA CHIQUILLA QUE CORRÍA HACIA ÉL Y MENEÓ LA CABEZA. PERO LO HIZO CON UNA SONRISA EN LOS LABIOS. SÓLO UNA SEMANA ANTES, LE HABÍA DICHO QUE NO MONTARA A TONTAS Y A LOCAS EN SUS MEJORES CABALLOS, POR LO QUE, ESTA VEZ, HABÍA TOMADO EL COCHE LLEVANDO ELLA SOLA LAS RIENDAS. SU PADRE NO SABÍA SI ENOJARSE O REÍR ANTE AQUELLA TRAVESURA. COMO CASI SIEMPRE, OPTÓ POR LO SEGUNDO. SABRINA NO ERA UNA NIÑA FÁCIL DE REPRIMIR, NUNCA LO HABÍA SIDO, Y EL HECHO DE VIVIR SOLA CON ÉL HABÍA CREADO CIERTAS PECULIARIDADES EN ELLA. ADORABA EL OLOR DE SUS CIGARROS, CONOCÍA TODOS SUS CAPRICHOS Y NECESIDADES Y PROCURABA COMPLACERLO, MONTABA EN SUS CABALLOS TAN BIEN COMO ÉL, Y CONOCÍA POR SU NOMBRE A LOS HOMBRES DE LAS TRES MINAS. INCLUSO HABÍA LLEGADO A SABER MÁS SOBRE VINICULTURA QUE SU PROPIO PADRE. Y NADA DE ELLO DESAGRADABA A JEREMIAH. ESTABA ORGULLOSO DE SU HIJA ÚNICA, MÁS DE LO QUE ÉL HUBIERA QUERIDO QUE ELLA ADVIRTIERA, PERO SABRINA TENÍA PERFECTO CONOCIMIENTO DE CUANTO SU PADRE SENTÍA POR SU PERSONA. JAMÁS HABÍA RECIBIDO DE SU PADRE EL MENOR CASTIGO FÍSICO, NI UNA ZURRA NI UN BOFETÓN. ÉL LE HABÍA ENSEÑADO CUANTO SABÍA Y LA LLEVABA A TODAS PARTES CONSIGO. DE PEQUEÑA, APENAS HABÍA SALIDO DE SANTA ELENA, PERO JEREMIAH PERMANECÍA CUANTO PODÍA A SU LADO, LEYÉNDOLE CUENTOS DESPUÉS DE CENAR, HACIÉNDOLE COMPAÑÍA CUANDO ESTABA ENFERMA, ALEGRÁNDOLA CON SUS JUEGOS CUANDO ESTABA TRISTE Y CUIDANDO A MENUDO DE ELLA PERSONALMENTE EN VEZ DE PERMITIR QUE LO HICIERAN HANNAH O LAS SIRVIENTAS QUE TENÍA A SU SERVICIO.

—¡ESO NO ES NATURAL, JEREMIAH! —LE HABÍA DICHO HANNAH MÁS DE UNA VEZ DURANTE LOS PRIMEROS AÑOS—. ES UNA NIÑITA, POCO MÁS QUE UN BEBÉ. DEJA QUE LA CUIDE YO Y LAS OTRAS MUJERES. —PERO ÉL NO PODÍA HACERLO, NO PODÍA SOPORTAR LA IDEA DE ALEJARSE DE SABRINA POR MUCHO TIEMPO—. BASTANTE TRABAJO TIENES CON IR A LAS MINAS CADA DÍA.

JEREMIAH NO TARDÓ A LLEVÁRSELA CONSIGO A LA OFICINA. TOMABA ALGUNOS JUGUETES, UN SUÉTER, UNA MANTA Y, A VECES, UNA ALMOHADA PARA QUE PUDIERA JUGAR EN UN RINCÓN DE SU DESPACHO O DESCANSAR ECHADA SOBRE LA MANTA JUNTO AL FUEGO CUANDO, POR LAS TARDES, EL SUEÑO ACABABA POR VENCERLA. ALGUNOS LO ENCONTRABAN CHOCANTE, PERO PARA LA MAYORÍA ERA ALGO CONMOVEDOR. NI LOS HOMBRES DE MÁS ENDURECIDO CORAZÓN CON QUE TRATABA PODÍAN RESISTIRSE AL ENCANTO DE AQUELLA ROSADA CARITA MEDIO OCULTA POR LA MANTA Y DE AQUELLOS RIZOS NEGROS EXTENDIDOS SOBRE LA ALMOHADA. SIEMPRE DESPERTABA CON UNA SONRISA Y UN PEQUEÑO BOSTEZO, Y LO PRIMERO QUE HACÍA ERA CORRER HACIA SU PADRE PARA BESARLE. ERA UN CARIÑO QUE SORPRENDÍA A ALGUNOS Y QUE ENTERNECÍA A OTROS. EN REALIDAD, ADEMÁS DE UN INDUDABLE AMOR FILIAL Y PATERNO, HABÍA UNA INSTINTIVA COMPRENSIÓN DE SUS MUTUAS NECESIDADES Y MANERAS DE SER. DURANTE LOS TRECE AÑOS QUE LLEVABA DE VIDA, SABRINA NUNCA HABÍA CAUSADO EL MENOR DISGUSTO A SU PADRE. DE HECHO, SÓLO LE HABÍA DADO MOMENTOS FELICES, AFECTO Y COMPAÑÍA. Y LA MUCHACHA, EN AQUEL AMBIENTE CÓMODO Y AMABLE, NO PODÍA ECHAR DE MENOS EL CARIÑO DE LA MADRE DESAPARECIDA. JEREMIAH SÓLO LE HABÍA DICHO QUE SU MADRE HABÍA MUERTO CUANDO ELLA ERA MUY NIÑA.

—¿ERA GUAPA? —PREGUNTÓ UN DÍA LA PEQUEÑA.

—SÍ, MUY GUAPA. COMO TÚ —LE RESPONDIÓ EL PADRE SONRIENDO.

EN REALIDAD, SABRINA SE PARECÍA MÁS A ÉL QUE A LA MADRE. SUS FACCIONES TENÍAN LA RECIEDUMBRE DE LAS DE JEREMIAH, Y PRONTO SE VIO QUE SERÍA TAN ALTA COMO ÉL. SI ALGO HABÍA HEREDADO DE SU MADRE, ERA SU AFICIÓN A LAS TRAVESURAS. DE VEZ EN CUANDO, SORPRENDÍA A SU PADRE CON SUS JUGARRETAS, PERO TODO QUEDABA EN BROMAS SIN INTENCIÓN. SABRINA NUNCA HIZO NADA QUE PUDIERA RECORDAR EL COMPORTAMIENTO DE NIÑA MIMADA Y DESPÓTICAMENTE CAPRICHOSA PROPIO DE CAMILLE. DURANTE AQUELLOS AÑOS, NADIE DEJÓ JAMÁS ENTREVER A LA NIÑA QUE SU MADRE NO HUBIERA MUERTO Y HUBIESE ABANDONADO A SU ESPOSO Y A SU HIJA. NO HABÍA NINGUNA RAZÓN PARA DECÍRSELO. SÓLO LA HABRÍA AMARGADO Y CONFUNDIDO. HASTA ESE MOMENTO, SÓLO HABÍA HABIDO ALEGRÍA EN LA VIDA DE SABRINA. LLEVABA UNA EXISTENCIA TRANQUILA Y FELIZ EN COMPAÑÍA DE SU PADRE. CUANDO TUVO LA EDAD APROPIADA PARA EMPEZAR A ESTUDIAR, JEREMIAH LE BUSCÓ UNA INSTITUTRIZ. SABRINA PRESTABA A LAS LECCIONES UNA PACIENTE ATENCIÓN MÁS O MENOS FINGIDA, EN ESPERA DE PODER SALIR CORRIENDO HACIA LA MINA Y REUNIRSE CON SU PADRE. ERA ALLÍ DONDE APRENDÍA LO QUE DE VERDAD QUERÍA SABER.

—ALGÚN DÍA QUERRÉ TRABAJAR PARA TI, PAPÁ —DIJO UNA VEZ.

—NO DIGAS TONTERÍAS, SABRINA —LE RESPONDIÓ JEREMIAH, AUNQUE, SECRETAMENTE, HABRÍA DESEADO QUE FUERA POSIBLE. SABRINA ERA UNA HIJA Y UN HIJO DE UNA SOLA PIEZA, Y TENÍA UNA CLARA DISPOSICIÓN PARA LOS NEGOCIOS. PERO NUNCA SERÍA POSIBLE QUE TRABAJARA EN LAS MINAS. NADIE LO COMPRENDERÍA.

—PERMITISTE A DAN RICHFIELD QUE TRABAJARA EN TU OFICINA CUANDO NO ERA MÁS QUE UN NIÑO. ÉL ME LO DIJO —ARGUYÓ LA MUCHACHA, ALUDIENDO AL QUE, EN AQUEL MOMENTO, A SUS VEINTINUEVE AÑOS, ERA PADRE DE CINCO HIJOS. QUÉ LEJANA LE PARECÍA A JEREMIAH AQUELLA MAÑANA DE SÁBADO EN QUE DAN EMPEZÓ A AYUDARLE EN EL DESPACHO…

—AQUELLO ERA DIFERENTE, SABRINA. SE TRATABA DE UN CHICO. TÚ ERES UNA SEÑORITA.

—¡TONTERÍAS! —EN ALGUNAS OCASIONES, LAS AIRADAS REACCIONES DE SABRINA RECORDABAN A JEREMIAH EL CARÁCTER DE CAMILLE. SE VOLVIÓ PARA NO VER AQUELLA SEMEJANZA EN SU HIJA—. ¡NO ME VUELVAS LA ESPALDA, PAPÁ! ¡SÉ TANTO DE MINAS COMO CUALQUIERA DE TUS HOMBRES!

JEREMIAH SE SENTÓ Y, SONRIENDO, COGIÓ LA MANO DE LA MUCHACHA.

—ESO ES VERDAD, HIJA MÍA, PERO SE NECESITA ALGO MÁS. SE NECESITA LA MANO DE UN HOMBRE, LA FUERZA DE UN HOMBRE, LA DETERMINACIÓN DE UN HOMBRE… COSAS QUE TÚ NUNCA PODRÁS TENER. —LE DIO UNA PALMADITA EN LA MEJILLA—. A TI SÓLO TE HARÁ FALTA ENCONTRAR UN MARIDO BUENO Y GUAPO.

—¡NO NECESITO NINGÚN MARIDO! —YA A LOS DIEZ AÑOS, LE COSTABA ADMITIR LA POSIBILIDAD DE QUE ALGÚN DÍA TUVIERA QUE CASARSE, Y NO PODÍA DECIRSE QUE A LOS TRECE HUBIERA CAMBIADO DE ACTITUD—. ¡LO QUE YO QUIERO ES VIVIR SIEMPRE CONTIGO!

EN CIERTO MODO, JEREMIAH SE ALEGRABA DE OÍRLA HABLAR DE AQUELLA MANERA. EN AQUEL MOMENTO CONTABA CINCUENTA Y OCHO AÑOS; ERA TODAVÍA FUERTE Y VIGOROSO, Y TENÍA SIEMPRE LA MENTE LLENA DE NUEVAS IDEAS SOBRE EL MODO DE LLEVAR SUS MINAS Y SUS VIÑEDOS. PERO EL DOLOR QUE LE HABÍA CAUSADO CAMILLE SE HABÍA COBRADO SU TRIBUTO. HACÍA MUCHOS AÑOS QUE HABÍA DEJADO DE SENTIRSE COMO UN HOMBRE JOVEN. SE SENTÍA VIEJO Y CANSADO. HABÍA EN ÉL UNA PARTE QUE JAMÁS VOLVERÍA A ABRIR, COMO NO VOLVERÍA A ABRIR LA MANSIÓN DE LA CIUDAD. DE TODOS MODOS, NO SE SENTÍA INCLINADO A VENDERLA. Y NO ERA PORQUE NO HUBIERA RECIBIDO OFERTAS DE COMPRA A LO LARGO DE LOS AÑOS. HUBO INCLUSO QUIEN QUERÍA CONVERTIRLA EN UN HOTEL. NUNCA HABÍA VUELTO A PONER LOS PIES EN ELLA Y, PROBABLEMENTE, NUNCA LO HARÍA. LE RESULTARÍA DEMASIADO DOLOROSO VER DE NUEVO LAS HABITACIONES QUE HABÍA HECHO CONSTRUIR Y DECORAR PARA CAMILLE, LA CASA QUE HABRÍA QUERIDO LLENAR CON MEDIA DOCENA DE CRIATURAS. LO MÁS PROBABLE ERA QUE LA DEJASE A SABRINA, O QUE SE LA REGALARA, SI LA MUCHACHA SE CASABA HALLÁNDOSE ÉL AÚN VIVO. EN VEZ DE SER PARA SUS HIJOS, SERÍA PARA ELLA. PARECÍA EL DESTINO MÁS ADECUADO QUE PODÍA DARSE A LA CASA LEVANTADA CON TANTA ILUSIÓN Y CARIÑO.

—¡PAPÁ! —GRITÓ AQUEL MEDIODÍA SABRINA CUANDO, DESPUÉS DE ATAR EL CABALLO DEL COCHE, SE DIRIGIÓ CORRIENDO HACIA SU PADRE, QUE ACABABA DE SALIR DE LA OFICINA DE LA MINA. SABÍA MÁS DE MINAS, COCHES Y CARRUAJES QUE LA MAYOR PARTE DE LOS MUCHACHOS DE AQUELLOS LUGARES. SIN EMBARGO, SU FEMINIDAD HABÍA PERMANECIDO INTACTA, COMO SI SIGLOS DE DISTINGUIDA TRADICIÓN SUREÑA HUBIERAN FORMADO EL TIPO ESPECIAL DE MUJER A QUE PERTENECÍA. ERA FEMENINA DE PIES A CABEZA, PERO POSEÍA UNA DULZURA Y UNA AFECTUOSIDAD QUE SU MADRE NUNCA HABÍA TENIDO—. HE VENIDO TAN PRONTO COMO HE PODIDO —DIJO, DETENIÉNDOSE CASI SIN ALIENTO ANTE SU PADRE Y MENEANDO LA CABEZA CON CÓMICA DESESPERACIÓN.

—YA LO VEO, SABRINA. PERO CUANDO TE SUGERÍ QUE VINIERAS AQUÍ EN CUANTO LA INSTITUTRIZ TE DEJARA LIBRE NO QUISE DECIR QUE LO HICIERAS SOLA EN EL COCHE Y LLEVANDO TÚ LAS RIENDAS.

LA CHICA PARECIÓ ARREPENTIRSE DE PRONTO DE SU PROCEDER Y MIRÓ A SU PADRE DE REOJO.

—¿DE VERAS CREES QUE HE OBRADO MAL, PAPÁ? HE CONDUCIDO CON MUCHO CUIDADO.

—ESTOY SEGURO DE QUE ASÍ LO HAS HECHO. NO ES ESO LO QUE ME PREOCUPA. ES EL ESPECTÁCULO QUE DAS GRITANDO CON LAS RIENDAS EN LA MANO COMO UN VULGAR CARRETERO. SEGURAMENTE HANNAH NOS ESTÁ PREPARANDO UNA DE SUS REPRIMENDAS. SI HICIERAS ESO EN SAN FRANCISCO, TE ECHARÍAN DE LA CIUDAD CULPÁNDOTE DE «LIGERA DE CASCOS» Y DE UN COMPORTAMIENTO IMPROPIO DE UNA DAMISELA.

—PUES SERÍA UNA ESTUPIDEZ, PORQUE CONDUZCO LOS CABALLOS MEJOR QUE TÚ, PAPÁ.

JEREMIAH FRUNCIÓ EL ENTRECEJO, FINGIENDO CÓMICAMENTE UN ENOJO QUE NO SENTÍA.

—QUIZÁ TENGAS RAZÓN, PERO YA SABES QUE NO ESTOY EN PLENA FORMA.

—SÍ, YA LO SÉ. —SABRINA SE SONROJÓ LIGERAMENTE—. SÓLO QUERÍA DECIR QUE…

—DEJÉMOSLO. LA PRÓXIMA VEZ, VEN MONTADA EN TU ALAZÁN. ASÍ NO LLAMARÁS TANTO LA ATENCIÓN.

—PERO TÚ ME DIJISTE QUE NO ME LANZARA AL GALOPE POR ESAS COLINAS, QUE VINIERA EN EL COCHE, COMO UNA DAMA.

JEREMIAH SE INCLINÓ HACIA ELLA Y LE SUSURRÓ AL OÍDO:

—LAS DAMAS NO CONDUCEN COCHES.

SABRINA RIÓ. LO PASABA MUY BIEN TOMANDO UN COCHE O UN CARROMATO Y LLEVANDO LAS RIENDAS COMO HABRÍA PODIDO HACERLO UN HOMBRE. LO CIERTO ERA QUE LAS OCASIONES DE DIVERTIRSE ERAN MUY ESCASAS PARA ELLA EN SANTA ELENA. NO CONOCÍA A CRIATURAS DE SU EDAD, NO TENÍA HERMANOS NI PRIMOS. SÓLO PODÍA CONTAR CON SU PADRE, Y CON ÉL PASABA LA MAYOR PARTE DEL TIEMPO. POR ELLO SE ENTRETENÍA HACIÉNDOLE JUGARRETAS O VAGANDO POR LAS MINAS. DE VEZ EN CUANDO, JEREMIAH LA LLEVABA CONSIGO A SAN FRANCISCO. SIEMPRE SE HOSPEDABAN EN EL HOTEL PALACE, Y ÉL PROCURABA QUE LAS HABITACIONES DE LA NIÑA ESTUVIERAN SIEMPRE AL LADO DE LAS SUYAS. CUANDO SABRINA ERA MÁS PEQUEÑA, SE LLEVABA TAMBIÉN A HANNAH; PERO, AHORA, LA POBRE MUJER, TULLIDA POR LA ARTRITIS, NO HACÍA NADA POR OCULTAR EL HECHO DE QUE DETESTABA IR A LA CIUDAD. Y, ENTRETANTO, SABRINA YA HABÍA CRECIDO LO SUFICIENTE COMO PARA IR SOLA CON SU PADRE.

A MENUDO, HABÍAN PASADO EN COCHE CERCA DE LA MANSIÓN THURSTON; Y, UNA VEZ, JEREMIAH INCLUSO ABRIÓ LA VERJA CON SU LLAVE Y DIO UNA VUELTA CON LA NIÑA POR LOS JARDINES, PERO NUNCA LA LLEVÓ DENTRO DE LA CASA. SABRINA SOSPECHABA POR QUÉ. HABRÍA SIDO DEMASIADO DOLOROSO PARA ÉL VOLVER A VER LAS HABITACIONES DONDE HABÍA VIVIDO CON SU MADRE Y DONDE ÉSTA HABÍA MUERTO. SIN EMBARGO, EL INTERIOR DE AQUELLA ESPECIE DE PALACIO SIEMPRE LE HABÍA INSPIRADO GRAN CURIOSIDAD. LE PREGUNTÓ A HANNAH AL RESPECTO, PERO LA DECEPCIONÓ SABER QUE LA VIEJA NUNCA HABÍA ESTADO EN EL INTERIOR DE LA CASA. TAMBIÉN HABÍA INSISTIDO EN QUE LA MUJER LE CONTARA CÓMO ERA SU MADRE. LA INFORMACIÓN QUE OBTUVO DE LA VIEJA FUE TAN ESCASA, QUE PRONTO LLEGÓ A LA DEDUCCIÓN DE QUE LAS RELACIONES ENTRE LAS DOS MUJERES NO HABÍAN SIDO MUY CORDIALES. NO PODÍA SABER POR QUÉ, PERO NUNCA SE ATREVIÓ A PREGUNTARLO A SU PADRE. ERAN TALES LA TRISTEZA Y EL TRASTORNO QUE REVELABAN SUS OJOS CADA VEZ QUE OÍA EL NOMBRE DE CAMILLE, QUE PREFERÍA NO APENARLO CON SU CURIOSIDAD. HABÍA, PUES, MISTERIOS Y VACÍOS EN LA VIDA DE SABRINA: UNA CASA EN CUYO INTERIOR JAMÁS HABÍA ESTADO, UNA MADRE A LA QUE NUNCA HABÍA CONOCIDO. LO ÚNICO QUE SABÍA CON CERTEZA ERA QUE SU PADRE HABÍA TENIDO VERDADERA ADORACIÓN POR ELLA.

—¿YA HAS TERMINADO TODO EL TRABAJO, PAPÁ? —PREGUNTÓ LA CHIQUILLA MIENTRAS IBAN HACIA EL COCHE ENLAZADOS POR EL BRAZO. FINALMENTE, JEREMIAH HABÍA CONSENTIDO QUE ELLA LLEVARA LAS RIENDAS DEL COCHE CON EL CABALLO DE ÉL ATADO DETRÁS DEL CARRUAJE. A FIN DE CUENTAS, ¿QUÉ LE IMPORTA A LA GENTE LO QUE SABRINA HAGA CON EL COCHE?, SE DIJO ENCOGIÉNDOSE DE HOMBROS.

—SÍ, YA LO HE TERMINADO, PICARUELA. ERES UNA NIÑA SORPRENDENTE —DIJO JEREMIAH MIRANDO A SU HIJA DE REOJO MIENTRAS SE SENTABA A SU LADO EN EL PESCANTE DEL COCHE—. LOS QUE NOS VEAN NO COMPRENDERÁN CÓMO TE PERMITO ESTA INSENSATEZ.

—NO TE PREOCUPES, PAPÁ —REPUSO ELLA DANDO UNA PALMADITA MATERNAL EN EL BRAZO DE SU PADRE—. SÉ LLEVAR LAS RIENDAS MUY BIEN.

—Y, ADEMÁS, ERES ALGO DESCARADA, POR LO QUE VEO. —PERO ERA EVIDENTE CON CUÁNTO CARIÑO LA MIRABA.

POCO DESPUÉS, SABRINA REANUDÓ LAS PREGUNTAS SOBRE EL ESTADO DEL TRABAJO DE JEREMIAH. TENÍA UN MOTIVO PARA ELLO, Y ÉL SABÍA CUÁL ERA.

—SÍ, HE RESUELTO TODOS LOS ASUNTOS QUE TENÍA PENDIENTES. Y SÉ POR QUÉ ME LO PREGUNTAS. SÍ, MAÑANA IREMOS A SAN FRANCISCO. ¿TE ALEGRA SABERLO?

—¡MUCHO, PAPÁ!

SABRINA LO MIRÓ CON UNA SONRISA DE SATISFACCIÓN, LO QUE LE IMPIDIÓ MIRAR HACIA LA CARRETERA MIENTRAS ENTRABAN EN UNA CERRADA CURVA DE LA MISMA. EL COCHE ESTUVO A PUNTO DE VOLCAR MIENTRAS JEREMIAH INTENTABA TOMAR LAS RIENDAS DE LAS MANOS DE LA MUCHACHA, PERO ELLA SOLUCIONÓ POR SÍ MISMA EL PROBLEMA CON INCREÍBLE RAPIDEZ Y DESTREZA. TERMINADA LA HÁBIL MANIOBRA, VOLVIÓ A SONREÍRLE A SU PADRE, ESTA VEZ, COMO QUITÁNDOSE UN PESO DE ENCIMA, LO QUE HIZO REÍR A JEREMIAH.

—ESTOY VIENDO QUE, DE UN MODO U OTRO, CUALQUIER DÍA VAS A SER LA CAUSA DE MI MUERTE.

ACABABA DE MENCIONAR ALGO DE LO QUE SABRINA NO QUERÍA OÍR HABLAR, NI EN BROMA. AL VER EL CONTRARIADO SEMBLANTE DE SU HIJA, JEREMIAH SINTIÓ HABER HABLADO DE AQUEL MODO.

—NO SON COSAS PARA BROMEAR, PAPÁ. YA SABES QUE TÚ ERES LO ÚNICO QUE TENGO EN EL MUNDO.

SABRINA LE HACÍA SENTIR REMORDIMIENTOS CADA VEZ QUE ÉL ROZABA AQUEL TEMA. OPTÓ, PUES, POR QUITARLE SERIEDAD A LA SITUACIÓN.

—ENTONCES TE RUEGO QUE NO ME MATES CONDUCIENDO DE ESA MANERA.

—SABES MUY BIEN QUE RARAS VECES COMETO UN ERROR CON LAS RIENDAS EN LA MANO. —Y, MIENTRAS ASÍ HABLABA, TOMÓ OTRA CURVA, ESTA VEZ CON MATEMÁTICA PRECISIÓN—. ¿LO VES? —AÑADIÓ RADIANTE DE SATISFACCIÓN.

—SABRINA THURSTON, ERES UN MONSTRUO.

LA MUCHACHA LE HIZO UNA PEQUEÑA REVERENCIA A JEREMIAH DESDE SU ASIENTO.

—EN ESO HE SALIDO A MI PADRE.

FUERA COMO FUESE, SABRINA NO DEJABA A VECES DE PREOCUPARSE POR SI, EN REALIDAD, NO SE PARECERÍA MÁS A SU MADRE QUE A SU PADRE… ¿CÓMO SERÍA? ¿QUÉ ASPECTO TENDRÍA? ¿POR QUÉ MURIÓ TAN JOVEN? TENÍA MIL PREGUNTAS SIN RESPUESTA SOBRE CAMILLE. NO HABÍA NI UN SOLO RETRATO DE ELLA EN TODA LA CASA, NI UNA PINTURA, NI UNA MINIATURA, NI UN BOSQUEJO; NADA. SU PADRE SÓLO LE HABÍA DICHO QUE HABÍA MUERTO DE LA GRIPE CUANDO ELLA TENÍA APENAS UN AÑO. Y PUNTO. ALLÍ TERMINABA SU HISTORIA. LE HABÍA DICHO TAMBIÉN, ESO SÍ, QUE LA HABÍA QUERIDO MUCHO, QUE SE HABÍAN CASADO LA VÍSPERA DE NAVIDAD, EN ATLANTA, GEORGIA, EL AÑO 1886, Y QUE ELLA, SABRINA, NACIÓ UN AÑO Y MEDIO DESPUÉS, EN MAYO DE 1888, UN AÑO ANTES DE LA MUERTE DE SU MADRE. ASIMISMO, LE HABÍA EXPLICADO QUE HABÍA HECHO CONSTRUIR LA MANSIÓN THURSTON ANTES DE CASARSE CON CAMILLE, Y QUE, EN AQUEL MOMENTO, UNOS QUINCE AÑOS DESPUÉS, SABÍA QUE AÚN ERA LA CASA MÁS GRANDE DE SAN FRANCISCO. PERO QUE ERA UNA RELIQUIA, UNA TUMBA, UN LUGAR EN EL QUE ELLA ENTRARÍA «ALGÚN DÍA», PERO NO ENTONCES, Y NO CON ÉL. NO ERA, PUES, DE EXTRAÑAR QUE AQUELLA ESPECIE DE MISTERIO DESPERTARA LA CURIOSIDAD DE SABRINA, SOBRE TODO CUANDO RECORRÍAN SAN FRANCISCO EN COCHE. Y LLEGÓ A SENTIRSE TAN INTRIGADA QUE FORJÓ UN PLAN Y DECIDIÓ PONERLO EN PRÁCTICA LA PRÓXIMA VEZ QUE FUERA A LA CIUDAD CON SU PADRE.

—ASÍ PUES, ¿IREMOS MAÑANA A SAN FRANCISCO?

—SÍ, PILLINA, IREMOS MAÑANA. PERO TENDRÉ VARIAS REUNIONES EN EL BANCO DE NEVADA. ME TEMO QUE DURARÁN CASI TODO EL DÍA. POR LO TANTO, TENDRÁS QUE DIVERTIRTE POR TU CUENTA. EN REALIDAD, HABÍA COMENTADO CON HANNAH QUE NO CREÍA PODER LLEVARTE CONMIGO ESTA VEZ —SABRINA SE DISPONÍA A HACER ALGUNA OBJECIÓN ANTES DE QUE SU PADRE HUBIERA TERMINADO LA FRASE, PERO ÉL LE PIDIÓ SILENCIO CON LA MANO—, AUNQUE SABÍA EXACTAMENTE CUÁL SERÍA SU REACCIÓN, POR LO QUE LE DIJE QUE, PARA PODER CONSERVAR INTACTAS MI PAZ Y MI TRANQUILIDAD, IRÍAMOS JUNTOS A LA CIUDAD. LA SEMANA QUE VIENE, TENDRÁS QUE ARREGLÁRTELAS PARA QUEDAR BIEN CON TU INSTITUTRIZ, SABRINA. NO ES BUENO QUE PIERDAS LECCIONES PARA ANDAR CONMIGO POR AHÍ. —POR UN MOMENTO, PARECIÓ SEVERO, PERO NO SE SENTÍA PREOCUPADO DE VERDAD. LA MUCHACHA HABÍA SIDO SIEMPRE MUY BUENA ESTUDIANTE, Y AMBOS SABÍAN QUE, A MENUDO, APRENDÍA MÁS AL LADO DE SU PADRE QUE CON LA ENSEÑANZA QUE ÉL LE PAGABA. AQUEL DÍA, NATURALMENTE, HABRÍA PODIDO LLEVÁRSELA AL BANCO, PERO LE PARECIÓ QUE TODO UN DÍA DE REUNIONES HABRÍA SIDO DEMASIADO PARA ELLA—. LLÉVATE ALGUNOS LIBROS. PODRÁS ESTUDIAR UN POCO EN EL HOTEL, Y SALDREMOS JUNTOS TAN PRONTO COMO YO QUEDE LIBRE. HAN ESTRENADO UNA NUEVA OBRA DE TEATRO QUE QUIZÁ TE GUSTARÍA VER. ESCRIBÍ AL SECRETARIO DEL PRESIDENTE DEL BANCO PARA PEDIRLE QUE NOS SACARA LAS ENTRADAS.

SABRINA SOLTÓ UN MOMENTO LAS RIENDAS PARA PALMOTEAR Y, LUEGO, VOLVIÓ A TOMARLAS PARA ENFILAR EL CAMINO PARTICULAR Y HACER DETENER LOS CABALLOS ANTE LA PUERTA PRINCIPAL.

—ME PARECE ESTUPENDO, PAPÁ. —SABÍA EXACTAMENTE LO QUE HARÍA CUANDO ÉL SE HALLARA OCUPADO EN SUS REUNIONES—. Y, OYE, COMO VES, NO PUEDES QUEJARTE. TE HE TRAÍDO A CASA SANO Y SALVO.

JEREMIAH DIO UNA CALADA AL CIGARRO CON EL SEMBLANTE CEÑUDO.

—SÍ, PERO TE AGRADECERÉ QUE LA PRÓXIMA VEZ QUE PIENSES USAR MI COCHE TENGAS LA AMABILIDAD DE PEDÍRMELO.

SABRINA SALTÓ CON LIGEREZA AL SUELO SONRIENDO, ASPIRANDO CON AGRADO EL ACRE OLOR DEL CIGARRO DE SU PADRE.

—SÍ, SEÑOR. —TRAS ESTA RESPUESTA, ENTRÓ BRINCANDO EN LA CASA Y SALUDÓ A HANNAH CON UN GRITO Y LE DIO LA NOTICIA DE QUE IRÍAN A LA CIUDAD EL DÍA SIGUIENTE.

—YA LO SÉ, YA LO SÉ… —DIJO LA VIEJA TOMÁNDOLE LA CABEZA ENTRE LAS MANOS—. Y BAJA UN POCO LA VOZ. HAY QUE VER CÓMO GRITAS, CHICA… NO SÉ POR QUÉ TU PADRE SE TOMA LA MOLESTIA DE ENVIAR TELEGRAMAS A SUS CLIENTES DESDE LA MINA. BASTARÍA CON QUE TE ASOMARAS A LA VENTANA Y LES GRITARAS LOS MENSAJES. SEGURO QUE TU VOZ LLEGARÍA, POR LO MENOS, HASTA FILADELFIA.

—GRACIAS, HANNAH. ME SOBREVALORAS —LE DIJO SABRINA A LA VIEJA HACIÉNDOLE UNA DIVERTIDA REVERENCIA Y BESANDO LUEGO SU CORREOSA MEJILLA ANTES DE SUBIR CORRIENDO LA ESCALERA PARA IRSE A LAVAR LAS MANOS ANTES DE LA COMIDA. SIEMPRE IBA INMACULADAMENTE LIMPIA Y BIEN VESTIDA POR INSTINTO, SIN QUE NADIE TUVIERA QUE DECIRLE NADA. NO PODÍA NEGARSE QUE HABÍA ALGO EN ELLA DE CAMILLE BEAUCHAMP.

—YA VERÁS LA DE MOSCARDONES QUE VAN A REVOLOTEAR A SU ALREDEDOR DENTRO DE UNOS AÑOS, JEREMIAH —DIJO HANNAH.

ÉL LE SONRIÓ A LA VIEJA MIENTRAS COLGABA EL ABRIGO.

—PUES LO QUE ES POR ELLA… DICE QUE QUERRÁ VIVIR SIEMPRE CONMIGO Y TRABAJAR EN LAS MINAS PARA MÍ.

—NO ES UNA PERSPECTIVA PROPIA DE UNA SEÑORITA.

—ASÍ SE LO HE DICHO. —JEREMIAH SUSPIRÓ Y SIGUIÓ A LA MUJER HASTA LA COCINA. SEGUÍA GUSTÁNDOLE CONVERSAR CON ELLA. ERAN AMIGOS DESDE HACÍA MÁS DE TREINTA AÑOS Y, EN CIERTO MODO, ERA SU MEJOR AMIGA, Y ÉL, EL MEJOR AMIGO DE ELLA. Y, ADEMÁS, LA VIEJA ADORABA A SABRINA—. Y LO BUENO ES QUE HARÍA UN ESTUPENDO PAPEL EN LA MINA. ¡LÁSTIMA QUE NO HUBIERA SIDO UN CHICO…! —NO ERA LA PRIMERA VEZ QUE PRONUNCIABA TAL EXCLAMACIÓN.

—QUIZÁ SE CASE CON UN JOVEN A QUIEN PUEDAS ENSEÑAR TODO LO QUE SABES. ENTONCES, PODRÍAS DEJARLO TODO TRANQUILAMENTE A TUS NIETOS.

—QUIZÁ.

JEREMIAH AÚN NO ESTABA PREPARADO PARA PENSAR EN AQUELLAS COSAS. ERA AÚN MUY PRONTO PARA PENSAR EN EL DÍA EN QUE SABRINA CONTRAERÍA MATRIMONIO. PERO, POR OTRA PARTE, ÉL YA NO ERA JOVEN, Y EL AÑO ANTERIOR HABÍA TENIDO UN PROBLEMA CON EL CORAZÓN. AQUEL DÍA, SABRINA QUEDÓ ATERRORIZADA AL ENCONTRARLE INCONSCIENTE EN EL VESTIDOR; MAS SE RECUPERÓ ENSEGUIDA, Y AMBOS INTENTARON OLVIDAR LO SUCEDIDO. PERO EL MÉDICO LE RECOMENDÓ QUE REDUJERA LA MARCHA DE SUS ACTIVIDADES, CONSEJO QUE JEREMIAH RECIBIÓ CON UNA SONRISA. ¿CÓMO PODÍA DISMINUIR SU TRABAJO EN LAS MINAS SIN QUE HUBIERA ALGUIEN CAPAZ DE TOMAR EL TIMÓN EN SU LUGAR?

—TE ESTÁS HACIENDO VIEJO, JEREMIAH —PROSIGUIÓ LA ANCIANA—. DEBERÍAS EMPEZAR A PENSAR EN TU FUTURO —MOVIÓ LA CABEZA HACIA LA ESCALERA QUE CONDUCÍA A LA HABITACIÓN DE SABRINA—, Y EN EL DE ELLA. ¿Y AQUELLA CASA DE LA CIUDAD? ¿SIGUES EMPEÑADO EN CONSERVARLA?

—SÍ —RESPONDIÓ ÉL SONRIENDO TRISTEMENTE—. Y SÉ QUE CREES QUE ESTOY LOCO; SIEMPRE ME LO HAS DICHO. PERO LA CONSTRUÍ CON AMOR, Y CON AMOR LA DARÉ A SABRINA ALGÚN DÍA. CUANDO ESTÉ EN SUS MANOS, QUE LA VENDA SI ÉSE ES SU GUSTO. NO QUIERO VERME EN EL APRIETO DE QUE LLEGUE A DECIRME: «¿POR QUÉ NO LA GUARDASTE PARA MÍ, PAPÁ?»

—¿DE QUÉ LE VA A SERVIR TENER EN SAN FRANCISCO UNA CASA MAYOR QUE DIEZ ESTABLOS?

—NUNCA SE SABE. YO SOY FELIZ AQUÍ, PERO QUIZÁ ELLA QUIERA VIVIR EN LA CIUDAD CUANDO SEA MAYOR. DE ESTE MODO, TENDRÁ DONDE ELEGIR.

DE PRONTO, JEREMIAH GUARDÓ SILENCIO. AMBOS PENSARON EN CAMILLE. NUNCA MERECIÓ EL CARIÑO Y LA ESPLENDIDEZ CON QUE ÉL LA RODEÓ, Y NADA HABÍA VUELTO A SABER DE ELLA. NI UNA CARTA, NI UNA PALABRA, NI LA MENOR SEÑAL DE QUE SEGUÍA EXISTIENDO. DE TODOS MODOS, CONTINUABA LEGALMENTE CASADO CON ELLA. EL PADRE DE CAMILLE HABÍA ESCRITO ALGUNAS VECES A JEREMIAH. AL PARECER, HABÍA VIVIDO ALGÚN TIEMPO EN VENECIA Y SE TRASLADÓ LUEGO A PARÍS, SIEMPRE EN COMPAÑÍA DEL HOMBRE CON EL QUE HABÍA HUIDO, SIEMPRE LLAMÁNDOSE CONDESA A SÍ MISMA Y FINGIENDO SER SU ESPOSA. NO TENÍAN DINERO, Y EL INVIERNO ERA AQUEL AÑO MUY FRÍO EN FRANCIA, LO QUE DECIDIÓ A BEAUCHAMP, ROMPIENDO SU RESOLUCIÓN DE NO QUERER VOLVER A SABER JAMÁS DE ELLA, A IR A VERLA. LA ESPOSA DE ORVILLE HABÍA MUERTO, Y HUBERT SE HABÍA CASADO CON UNA MUCHACHA DE KENTUCKY. JEREMIAH, POR SU PARTE, HABÍA DECIDIDO NO DEJARLE VER JAMÁS A SABRINA. QUERÍA EVITAR LA POSIBILIDAD DE QUE DIERA A SU HIJA UNA VERSIÓN DISTINTA DE LA QUE ÉL LE HABÍA CONTADO DURANTE TODA SU VIDA. ORVILLE BEAUCHAMP NO TENÍA A NADIE MÁS, Y FUE A PARÍS PARA VER A SU HIJITA, QUE VIVÍA EN CONDICIONES PRECARIAS EN UNA CASA DE LOS SUBURBIOS DE AQUELLA CIUDAD, DONDE LE HABÍA NACIDO UN HIJO MUERTO; PERO, CUANDO INTENTÓ LLEVÁRSELA CONSIGO A ESTADOS UNIDOS, SE NEGÓ ROTUNDAMENTE A ACOMPAÑARLE. SU PADRE LA DESCRIBIÓ COMO «ENLOQUECIDA POR UNA PASIÓN QUE NO PUDE COMPRENDER. SE QUEDÓ PEGADA A SU DESPRECIABLE AMANTE Y SE NEGÓ A SEPARARSE DE ÉL». JEREMIAH LEYÓ TAMBIÉN ENTRE LÍNEAS QUE CAMILLE HABÍA EMPEZADO A BEBER, Y QUE, PROBABLEMENTE, ABUSABA DEL AJENJO…, PERO, FUERAN CUALES FUESEN SUS PROBLEMAS, YA NO TENÍA POR QUÉ PARTICIPAR EN ELLOS. ORVILLE BEAUCHAMP MURIÓ UNOS AÑOS DESPUÉS, PERO CAMILLE NUNCA REGRESÓ. DESDE ENTONCES, JEREMIAH NO VOLVIÓ A SABER NADA DE ELLA, COSA QUE EN CIERTO MODO CONTRIBUYÓ A SU TRANQUILIDAD. NO QUERÍA QUE NINGÚN CONTACTO CON CAMILLE EMPONZOÑARA LA VIDA DE SABRINA, NO QUERÍA QUE SUPIERA QUE SU MADRE NO HABÍA MUERTO, TAL COMO ÉL LE HABÍA CONTADO. LA PUERTA CERRADA QUE SEPARABA A JEREMIAH Y SABRINA DE CAMILLE, JAMÁS VOLVERÍA A ABRIRSE PARA DAR ENTRADA A LA MUJER QUE LOS HABÍA ABANDONADO VILMENTE.

CON TODO, NO HABÍA VUELTO A HABER NADIE COMO ELLA EN LA VIDA DE JEREMIAH; NADIE POR QUIEN SE HUBIERA PREOCUPADO TANTO, O QUE HUBIERA PROVOCADO EN ÉL UNA PASIÓN AMOROSA TAN FUERTE… EXCEPTO SABRINA, POR SUPUESTO. LA NIÑA ERA AHORA EL AMOR DE SU VIDA, SU RAZÓN DE VIVIR. Y CUANDO NECESITABA SATISFACER SU SENSUALIDAD, SABÍA DÓNDE ACUDIR. SOLÍA APROVECHAR LAS OCASIONES EN QUE VIAJABA SOLO A SAN FRANCISCO PARA VISITAR UN BURDEL EN EL QUE SIEMPRE ENCONTRABA LO QUE DESEABA. ADEMÁS, HABÍA UNA PROFESORA EN SANTA ELENA CON LA QUE CENABA DE VEZ EN CUANDO. HACÍA MUCHO TIEMPO QUE MARY ELLEN VIVÍA EN SANTA ROSA CON EL HOMBRE CON QUIEN SE HABÍA CASADO; Y, EN CUANTO A AMELIA GOODHEART, JEREMIAH Y SABRINA SE SENTÍAN ENCANTADOS DE PASAR UNAS HORAS CON ELLA CADA VEZ QUE IBA A SAN FRANCISCO PARA VER A SU HIJA. ERA TAN MARAVILLOSA COMO SIEMPRE, Y SABRINA LA ADORABA.

AUNQUE YA BIEN ENTRADA EN LA CINCUENTENA, AMELIA ERA TODAVÍA LA MUJER MÁS DESLUMBRANTE QUE SABRINA HUBIERA VISTO JAMÁS. SEGUÍA YENDO A SAN FRANCISCO CADA AÑO PARA VER A SU HIJA Y A SUS NIETOS. EN AQUEL MOMENTO, TENÍA SEIS, Y UNA VEZ LOS HABÍA LLEVADO A SANTA ELENA PARA VISITAR A JEREMIAH Y SABRINA. LA CÁLIDA SIMPATÍA QUE EMANABA DE ELLA Y SU INTELIGENCIA Y SUS DISTINGUIDAS MANERAS CAUTIVABAN A SABRINA. LLEVABA UNOS VESTIDOS TAN ELEGANTES Y UNAS JOYAS TAN VALIOSAS QUE DEJABAN A SABRINA SIN ALIENTO.

—ES LA MUJER MÁS HERMOSA DEL MUNDO, ¿VERDAD, PAPÁ? —DIJO UNA VEZ SABRINA, FASCINADA.

AQUELLAS PALABRAS HICIERON SONREÍR A JEREMIAH. ÉL PENSABA LO MISMO, Y A VECES LAMENTABA NO HABER INSISTIDO MÁS EN CASARSE CON ELLA CUANDO LA CONOCIÓ EN EL TREN, CAMINO DE ATLANTA. QUIZÁ HABRÍA SIDO UNA LOCURA, AUNQUE, TENIENDO EN CUENTA CÓMO LE FUERON LUEGO LAS COSAS, NO HABRÍA SUPERADO LA INSENSATEZ DE CASARSE CON CAMILLE BEAUCHAMP. DE HECHO, AÑOS DESPUÉS DE QUE SU ESPOSA LE ABANDONARA, JEREMIAH, EN EL TRANSCURSO DE UNA VISITA QUE HIZO A NUEVA YORK CON SABRINA, VOLVIÓ A PEDIR A AMELIA QUE SE UNIERA A ÉL EN MATRIMONIO; PERO ELLA VOLVIÓ A RECHAZARLE CON TODA LA AMABILIDAD DE QUE FUE CAPAZ.

—¿CÓMO PODRÍA ACCEDER, JEREMIAH? SOY YA DEMASIADO VIEJA… —EN AQUEL MOMENTO, TENÍA CINCUENTA AÑOS—. ESTOY DEMASIADO ACOSTUMBRADA A MI SITUACIÓN ACTUAL… MI VIDA ESTÁ AQUÍ, EN NUEVA YORK… EN MI CASA DE SIEMPRE…

PARA ELLA, JEREMIAH HABRÍA VUELTO A ABRIR LA MANSIÓN THURSTON, Y ASÍ SE LO DIJO, PERO AMELIA SE MOSTRÓ FIRME EN SU RESOLUCIÓN DE NO VOLVERSE A CASAR, ACTITUD QUE ÉL MISMO ACABÓ POR ENCONTRAR CORRECTA. AMBOS TENÍAN SUS VIDAS PROPIAS, SUS HIJOS Y SUS HOGARES. ERA DEMASIADO TARDE PARA REUNIRLO TODO BAJO UN MISMO TECHO Y, ADEMÁS, AMELIA NUNCA SE HABRÍA VUELTO A SENTIR FELIZ FUERA DE NUEVA YORK. ERA EL CENTRO DE SU EXISTENCIA. SIN EMBARGO, SIGUIERON VIÉNDOSE CON OCASIÓN DE LAS VISITAS ANUALES QUE ELLA HACÍA A SU HIJA DE SAN FRANCISCO, Y UNA O DOS VECES MÁS CADA AÑO CUANDO JEREMIAH IBA A NUEVA YORK POR ASUNTOS DE NEGOCIOS. EN REALIDAD, SIN QUE SABRINA LO SUPIERA, LA ÚLTIMA VEZ QUE JEREMIAH HABÍA IDO A LA CAPITAL NEOYORKINA, CONVIVIERON DOS SEMANAS DE MÁXIMA INTIMIDAD.

—¿QUÉ MAL HAY EN ELLO, JEREMIAH, A NUESTRA EDAD? ¿QUIÉN PUEDE CRITICARNOS? EN TODO CASO, SÓLO PODRÍAN ADMIRARSE DE LAS RESERVAS DE PASIÓN QUE AÚN TENEMOS —DIJO ELLA RIENDO COMO UNA NIÑA—. ADEMÁS, YA NO CORRO EL PELIGRO DE QUE ME DEJES EMBARAZADA. —FUERON QUINCE MARAVILLOSOS DÍAS EN CASA DE AMELIA, LOS MÁS FELICES QUE ÉL RECORDABA, Y, ANTES DE MARCHARSE, LE REGALÓ UN EXQUISITO BROCHE DE ZAFIROS Y DIAMANTES CON UNA INSCRIPCIÓN EN EL DORSO QUE PROVOCÓ A SU AMIGA UN ESTALLIDO DE SINCERA RISA: «A AMELIA, CON PASIÓN, J. T.»

LA MUJER, ENTRE DIVERTIDA Y EMOCIONADA, ACEPTÓ EL ESPLÉNDIDO REGALO PREGUNTÁNDOLE A JEREMIAH:

—¿QUÉ DIRÁN MIS HIJOS Y MIS NIETOS EL DÍA QUE TENGAN QUE REPARTIRSE MIS JOYAS Y DESCUBRAN ESTA FOGOSA DEDICATORIA?

—DIRÁN QUE SIN DUDA SU MADRE, O SU ABUELITA, FUE UNA MUJER APASIONADÍSIMA.

—LO QUE NO DEJA DE SER UN ELOGIO.

AMELIA LE ACOMPAÑÓ A LA ESTACIÓN, Y AQUELLA VEZ FUE ELLA QUIEN SE QUEDÓ EN EL ANDÉN, AGITANDO UN GRAN MANGUITO DE PIEL DE MARTA CEBELLINA MIENTRAS EL TREN ARRANCABA LENTAMENTE. JEREMIAH NO HABÍA VISTO JAMÁS UNA MUJER MÁS HERMOSA Y ELEGANTE. LLEVABA UN MAGNÍFICO ABRIGO ADORNADO CON PIELES DE MARTA QUE HACÍA JUEGO CON EL SOMBRERO. SI AQUEL DÍA LA HUBIERA VUELTO A CONOCER EN EL TREN, SE HABRÍA VUELTO A ENAMORAR DE ELLA COMO LA PRIMERA VEZ, CUANDO AÚN NO CONOCÍA A CAMILLE.

—SI NO ME FALLARAN LAS FUERZAS… —SE HABÍA LAMENTADO JEREMIAH POCO ANTES DE SUBIR AL TREN; PERO AMBOS SABÍAN QUE NO LE FALLABAN. LO HABÍA DEMOSTRADO, NOCHE TRAS NOCHE, DURANTE SU ESTANCIA EN NUEVA YORK, Y SALIÓ PARA SAN FRANCISCO SINTIÉNDOSE RENOVADO Y DE UN EXCELENTE BUEN HUMOR.

—¿QUÉ TE HACE SONREÍR DE ESE MODO, JEREMIAH? —LE PREGUNTÓ HANNAH MIENTRAS ÉL TOMABA UN CAFÉ PENSANDO EN AMELIA, EN ESPERA DE QUE LA VIEJA LE PREPARASE LA CENA—. APOSTARÍA CINCO CENTAVOS A QUE ES ESA MUJER DE NUEVA YORK.

—Y GANARÍAS —DIJO ÉL SONRIENDO.

SÍ, PENSABA CON FRECUENCIA EN AMELIA Y, ANTES DE SUS VISITAS, AÚN SE SENTÍA ENTUSIASMADO COMO UN COLEGIAL. PERO ELLA NO TENÍA QUE VOLVER A SAN FRANCISCO HASTA SEIS MESES DESPUÉS, Y ÉL NO NECESITABA IR A NUEVA YORK ANTES DE TRES O CUATRO. SERÍA, PUES, UNA LARGA ESPERA PARA ÉL.

—ES UNA MUJER MUY FINA Y BONITA —COMENTÓ LA ANCIANA.

HANNAH NO SÓLO LA ACEPTABA, SINO QUE LE TENÍA CARIÑO. AMELIA SE HABÍA GANADO SU CORAZÓN CUANDO, DURANTE SU VISITA A NAPA, SE ARREMANGÓ Y LA AYUDÓ A COCINAR PARA JEREMIAH, SABRINA Y SUS SEIS NIETOS. EN REALIDAD, HIZO CASI TODA LA CENA, Y LE SALIÓ MUCHO MEJOR DE LO QUE HABRÍA PODIDO SOSPECHAR LA VIEJA… CON MANOS HÁBILES Y RÁPIDAS, CON UN DELANTAL SOBRE SU ELEGANTE VESTIDO DE NUEVA YORK, TRABAJÓ EN LA COCINA ENTRE LOS DESTELLOS DE SUS PROPIOS DIAMANTES.

—Y NI SIQUIERA SE INMUTÓ CUANDO SE SALPICÓ EL VESTIDO DE SALSA —AÑADIÓ HANNAH. AMELIA SE HABÍA GANADO SU ADMIRACIÓN PARA SIEMPRE.

—NO ES SÓLO FINA Y BONITA, HANNAH. ES UNA MUJER EXCEPCIONAL.

—¿POR QUÉ NO TE CASAS CON ELLA? —LE PREGUNTÓ ELLA CON AIRE DE REPROCHE.

—YA LO HE PENSADO MÁS DE UNA VEZ. PERO ES DEMASIADO TARDE. TENEMOS NUESTRAS VIDAS, NUESTROS HIJOS… Y NOS SENTIMOS BIEN TAL COMO ESTAMOS.

HANNAH ASINTIÓ CON UN MOVIMIENTO DE LA CABEZA. JEREMIAH TENÍA RAZÓN. LA ÉPOCA DE LAS LOCURAS YA HABÍA PASADO. AHORA, SÓLO DEBÍA DEDICARSE A SABRINA, HASTA QUE LE LLEGARA SU TURNO A ÉSTA… SU PADRE SÓLO ESPERABA QUE SUPIERA ESCOGER MÁS ACERTADAMENTE QUE ÉL.

—ENTONCES, ¿VAIS A LA CIUDAD MAÑANA? —PREGUNTÓ LA VIEJA.

—SÍ —RESPONDIÓ JEREMIAH—. SÓLO POR DOS DÍAS.

—PROCURA QUE SABRINA NO HAGA NINGUNA TRAVESURA MIENTRAS ESTÉS TRABAJANDO. —HANNAH SEGUÍA CREYENDO QUE NO DEBÍA LLEVÁRSELA AQUEL DÍA.

—YA LE HE DICHO QUE SE VA A SENTIR MUY SOLA, QUE TENDRÁ QUE ENTRETENERSE EN LA HABITACIÓN DEL HOTEL HASTA MI REGRESO Y QUE QUIZÁ SERÍA MEJOR QUE SE QUEDARA AQUÍ. PERO YA CONOCES A SABRINA. —NO LE HABRÍA EXTRAÑADO VERLA CONDUCIR UN COCHE ALQUILADO, HACIENDO GALOPAR A LATIGAZOS A LOS CABALLOS MARKET STREET ABAJO. LA IMAGEN LE HIZO REÍR MIENTRAS IBA A LAVARSE LAS MANOS ANTES DE LA CENA.