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DANIELLE STEEL, LA MANSIÓN, CAPITULO 1.

LIBRO PRIMERO

JEREMIAH ARBUCKLE
THURSTON

1

EL SOL SE HUNDIÓ LENTAMENTE TRAS LAS COLINAS QUE ENMARCABAN EL LOZANO Y VERDE ESPLENDOR DEL VALLE DE NAPA. JEREMIAH CONTEMPLABA LAS FRANJAS DE VIVO COLOR NARANJA QUE CRUZABAN EL CIELO SEGUIDAS DE UNA VIOLÁCEA BRUMA, PERO SU MENTE SE HALLABA MUY LEJOS DE ALLÍ. ERA UN HOMBRE ALTO, DE ANCHOS HOMBROS Y ERGUIDA ESPALDA, DE FUERTES BRAZOS Y CÁLIDA SONRISA. A SUS CUARENTA Y TRES AÑOS, SU PELO MOSTRABA ALGUNAS CANAS, PERO SUS MANOS TENÍAN LA MISMA FUERZA QUE CUANDO DE JOVEN TRABAJABA EN LAS MINAS, Y QUE CUANDO EN 1860 COMPRÓ LA PRIMERA DE ELLAS EN EL VALLE DE NAPA. CON SUS DIECISIETE AÑOS, ERA ENTONCES APENAS UN MUCHACHO, PERO DESDE QUE TENÍA USO DE RAZÓN SU ÚNICO PENSAMIENTO HABÍAN SIDO LAS MINAS, TAL COMO HABÍA HECHO ANTERIORMENTE SU PADRE. ÉSTE HABÍA LLEGADO DEL ESTE EN 1850, Y TUVO LA SUERTE DE QUE LA DORADA PROMESA DEL OESTE SE CONVIRTIERA PARA ÉL EN ESPLÉNDIDA REALIDAD. ENVIÓ A BUSCAR A SU ESPOSA Y SU HIJO SEIS MESES DESPUÉS DE SU LLEGADA; POR ENTONCES, TENÍA YA LOS BOLSILLOS LLENOS DE ORO. PERO JEREMIAH LLEGÓ SOLO. SU MADRE MURIÓ POR EL CAMINO. Y DURANTE LOS DIEZ AÑOS SIGUIENTES, ÉL Y SU PADRE TRABAJARON JUNTOS EN LA EXTRACCIÓN DE ORO, CON EL RESULTADO DE QUE, AL MORIR EL VIEJO, DEJÓ A JEREMIAH UNA FORTUNA MUCHO MAYOR DE LA QUE HABRÍA SOÑADO. RICHARD THURSTON SÓLO HABÍA TRABAJADO Y AHORRADO PARA SU HIJO, POR LO QUE JEREMIAH SE CONVIRTIÓ EN UNO DE LOS HOMBRES MÁS RICOS DE CALIFORNIA.

PERO, PARA ÉL, NADA CAMBIÓ. SIGUIÓ TRABAJANDO EN LAS MINAS JUNTO A SUS OBREROS, Y CONTINUÓ COMPRANDO NUEVOS YACIMIENTOS, ADQUIRIENDO TIERRAS, CONSTRUYENDO Y AMPLIANDO, SIEMPRE EN LÍNEA ASCENDENTE. SUS HOMBRES DECÍAN QUE TENÍA UN DON ESPECIAL, QUE TODO LO QUE TOCABA CRECÍA Y PROSPERABA, COMO LAS MINAS DE MERCURIO QUE HABÍA EMPEZADO A EXPLOTAR EN NAPA CUANDO BAJÓ EL RENDIMIENTO DE LAS DE ORO. CAMBIÓ DE TRAYECTORIA CON ASTUCIA Y RAPIDEZ, ANTES DE QUE LOS DEMÁS SE DIERAN CUENTA DE LO QUE ESTABA HACIENDO. PERO LO MÁS QUERIDO PARA ÉL ERA LA TIERRA, LA RICA TIERRA PARDA QUE GUSTABA DE DEJAR CORRER ENTRE LOS DEDOS Y QUE, LUEGO, APRETABA AMOROSAMENTE EN LA MANO… LE GUSTABA SU TIBIEZA, SU TEXTURA Y TODO LO QUE REPRESENTABA… MIRABA A LO LEJOS, CONTEMPLABA LAS COLINAS, LOS ÁRBOLES, EL PULCRO VALLE, LA VERDE ALFOMBRA DE HIERBA QUE SE EXTENDÍA DELANTE DE ÉL. TAMBIÉN HABÍA COMPRADO VIÑEDOS, DE LOS QUE OBTENÍA UN EXCELENTE VINO. AMABA CUANTO PRODUCÍA LA TIERRA: LAS MANZANAS, LAS NUECES, LAS UVAS… LOS MINERALES… AQUELLA TIERRA SIGNIFICABA PARA ÉL MÁS QUE CUALQUIER OTRA COSA, O QUE CUALQUIER PERSONA… HABÍA PASADO TREINTA Y CINCO AÑOS DE SUS CUARENTA Y TRES EN AQUEL PARAJE, SIEMPRE RODEADO DE LAS MISMAS COLINAS, DE SUS SUAVES ONDULACIONES, Y ALLÍ DESEABA SER ENTERRADO CUANDO MURIERA. ERA EL LUGAR AL QUE PERTENECÍA DE VERDAD, EL ÚNICO SITIO DEL MUNDO DONDE QUERÍA ESTAR. FUERA DONDE FUESE, SIEMPRE VOLVÍA PENSANDO QUE SÓLO PODÍA VIVIR EN EL VALLE DE NAPA, AÑORANDO AQUELLAS PUESTAS DE SOL Y AQUELLAS HERMOSAS COLINAS…

NO OBSTANTE, MIENTRAS PERMANECÍA ALLÍ Y EL CIELO ADQUIRÍA ATERCIOPELADOS TONOS DE UN GRIS PURPÚREO, SU PENSAMIENTO SE HALLABA EN OTRA PARTE. EL DÍA ANTERIOR HABÍA RECIBIDO DE ATLANTA UN PEDIDO DE MIL FRASCOS DE MERCURIO; EL PRECIO OFRECIDO ERA RAZONABLE, PERO ALGO LE CHOCABA… PRESENTÍA ALGO PECULIAR EN AQUELLA OPERACIÓN, PERO NO PODÍA ADIVINAR QUÉ ERA. NO OBSERVABA NADA INCORRECTO EN SU PLANTEAMIENTO, PERO, POR SI ACASO, PEDIRÍA INFORMES A SU BANCO SOBRE EL CONSORCIO COMPRADOR. LA CAUSA DE SU PREOCUPACIÓN ESTABA EN LA CARTA QUE HABÍA RECIBIDO, EN EL ESTILO DEL HOMBRE QUE LA HABÍA ESCRITO. DABA MUESTRAS DE CIERTA ARROGANCIA, DE UN VISIBLE DESEO DE IMPONER SU CRITERIO. EL CLIENTE ERA ORVILLE BEAUCHAMP, Y SU SINTAXIS ERA ELEGANTE Y FLORIDA. SIN EMBARGO, ERA COMO SI JEREMIAH RECELARA CON UN SEXTO SENTIDO.

—¡JEREMIAH!

SONRIÓ AL OÍR LA FAMILIAR VOZ DE HANNAH. HACÍA CASI VEINTE AÑOS QUE LA MUJER TRABAJABA A SU SERVICIO, DESDE EL MISMO INSTANTE EN QUE MURIÓ SU ESPOSO, POCO DESPUÉS DE QUE LA GRIPE SE LLEVARA A LA NOVIA DE JEREMIAH. UNO DE AQUELLOS DÍAS, SE PRESENTÓ ANTE ÉL EN LA MINA VESTIDA CON SUS NEGRAS ROPAS DE VIUDA Y, GOLPEANDO EL SUELO CON EL PARAGUAS, LE ESPETÓ CON UNA MIRADA DE INDIGNACIÓN:

—¡TU CASA ESTÁ HECHA UN ASCO, JEREMIAH THURSTON!

ÉSTE LA MIRÓ ASOMBRADO, PREGUNTÁNDOSE QUIÉN DEMONIOS ERA, Y ACABÓ POR DESCUBRIR QUE ERA LA TÍA DE UN HOMBRE QUE HABÍA TRABAJADO PARA ÉL, COSA QUE AHORA QUERÍA HACER ELLA. EN 1852, EL PADRE DE JEREMIAH HABÍA CONSTRUIDO UNA CABAÑA EN UN RINCÓN DE SU FINCA, Y JEREMIAH, QUE VIVIÓ EN ELLA CON SU PROGENITOR SIN MÁS ASPIRACIONES, SIGUIÓ EN EL MISMO ALOJAMIENTO POR ALGÚN TIEMPO. PERO LUEGO FUE ADQUIRIENDO TIERRAS MÁS EXTENSAS, QUE AÑADIÓ A LAS QUE SU PADRE YA HABÍA COMPRADO EN EL VALLE DE NAPA. AL CUMPLIR LOS VEINTICINCO AÑOS, JEREMIAH EMPEZÓ A PENSAR QUE HABÍA LLEGADO EL MOMENTO DE TOMAR ESPOSA. QUERÍA TENER HIJOS, ENCONTRAR A ALGUIEN EN CASA AL VOLVER POR LA NOCHE, COMPARTIR SU BUENA SUERTE CON OTROS SERES EN SU PROPIO HOGAR. APENAS HABÍA GASTADO NADA DEL DINERO QUE TENÍA, Y LE GUSTABA LA IDEA DE QUE ALGUIEN LO DERROCHARA UN POCO POR ÉL: UNA CHICA BONITA, DE MIRADA SUAVE Y MANOS DELICADAS; UNA CASA QUE PUDIESE AMAR; UN CUERPO QUE LE DIERA SU CALOR POR LA NOCHE… Y LA ENCONTRÓ ENTRE SUS AMISTADES. LE PIDIÓ QUE SE CASARA CON ÉL DOS MESES DESPUÉS DE HABERLA CONOCIDO, Y EMPEZÓ A CONSTRUIR UNA MANSIÓN PARA ELLA. LA HIZO LEVANTAR EN EL CENTRO DE SUS TIERRAS, CON UNAS VISTAS QUE SE PERDÍAN EN EL HORIZONTE, DEBAJO DE CUATRO ENORMES ÁRBOLES CUYAS COPAS SE ENCONTRABAN PARA FORMAR UN ENORME Y BELLO ARCO NATURAL QUE DARÍA FRESCOR A LA CASA EN VERANO. LO QUE CONSTRUYÓ FUE CASI UN PALACIO O, AL MENOS, ASÍ LO CREÍA LA GENTE DEL LUGAR. TENÍA TRES PISOS, CON DOS AMPLIOS SALONES EN LA PLANTA BAJA, UN COMEDOR CON ARTESONADOS DE MADERA, UNA ESPACIOSA COCINA CON UNA CHIMENEA SUFICIENTEMENTE GRANDE PARA QUE JEREMIAH CUPIERA EN ELLA DE PIE. EN LA SEGUNDA PLANTA HABÍA UNA COQUETONA SALA DE ESTAR, UNA AMPLIA SUITE Y UNA TERRAZA SOLEADA, Y, EN EL TERCER PISO, SEIS DORMITORIOS PARA LA GRAN FAMILIA QUE SIN DUDA TENDRÍAN. NO ERA CUESTIÓN DE TENER QUE AMPLIAR LA CASA CUANDO LLEGARAN LOS HIJOS. Y A JENNIE LE ENCANTÓ LA MANSIÓN… LAS ALTAS VENTANAS CON VIDRIOS DE COLORES, EL PIANO DE COLA QUE ELLA TOCARÍA PARA ÉL TODAS LAS NOCHES…

PERO JENNIE NO PUDO HACERLO. RESULTÓ AFECTADA EN LA EPIDEMIA DE GRIPE QUE SE EXTENDIÓ POR EL VALLE EN OTOÑO DE 1868, Y MURIÓ AL CABO DE TRES DÍAS. LA BUENA SUERTE DEJABA DE SONREÍR A JEREMIAH POR PRIMERA VEZ EN SU VIDA. LLORÓ A LA MUCHACHA COMO UNA MADRE QUE ACABARA DE PERDER A UNA HIJA. JENNIE, QUE ENTONCES SÓLO TENÍA DIECISIETE AÑOS, HABRÍA SIDO LA ESPOSA PERFECTA PARA ÉL. POR ALGÚN TIEMPO, VAGÓ POR LA CASA COMO ALMA EN PENA, HASTA QUE, DESESPERADO, LA CERRÓ Y VOLVIÓ A LA CABAÑA DONDE HABÍA VIVIDO HASTA ENTONCES; PERO NO ENCONTRÓ EN ELLA LA COMODIDAD DE ANTES. ASÍ QUE, EN 1869, SE INSTALÓ DEFINITIVAMENTE EN LA MANSIÓN QUE HABÍA SOÑADO COMPARTIR CON JENNIE… JENNIE… NO PODÍA ENTRAR EN LAS HABITACIONES DESTINADAS A SU FUTURA ESPOSA, NO PODÍA APARTAR EL PENSAMIENTO DE LO DICHOSA QUE HABRÍA SIDO SU VIDA SI ELLA HUBIERA PODIDO VIVIR ALLÍ. AL PRINCIPIO VISITÓ CON FRECUENCIA A LOS PADRES DE LA MUCHACHA, PERO NO PODÍA AGUANTAR EL HECHO DE VER SU PROPIO DOLOR REFLEJADO EN SUS OJOS, NI LA AVIDEZ CON QUE LO MIRABA LA HERMANA MAYOR DE JENNIE, MENOS ATRACTIVA QUE ELLA. ACABÓ POR CERRAR LAS HABITACIONES QUE NO USABA, Y RARAS VECES SUBIÓ A LAS PLANTAS SUPERIORES. SE LAS ARREGLÓ PARA QUE LAS DOS ÚNICAS HABITACIONES QUE OCUPABA SE PARECIERAN EN TODO AL INTERIOR DE SU VIEJA CABAÑA. CONVIRTIÓ UNO DE LOS DOS SALONES EN DORMITORIO, Y NUNCA SE PREOCUPÓ DE AMUEBLAR LAS OTRAS ESTANCIAS. NADIE HABÍA VUELTO A USAR EL PIANO DESDE EL DÍA EN QUE, RECIÉN LLEGADO EL INSTRUMENTO A LA MANSIÓN, LOS DEDOS DE JENNIE RECORRIERON SU TECLADO. TAMBIÉN ABRIÓ LA ESPACIOSA COCINA, DONDE A VECES COMÍA CON ALGUNOS DE SUS HOMBRES CUANDO IBAN A VERLE. LE GUSTABA COMER CON ELLOS, Y SABER QUE SE SENTÍAN BIEN EN SU COMPAÑÍA. NO TENÍA NADA DE ALTANERO. RECORDABA EL LUGAR DE DONDE HABÍA VENIDO: UNA CASA DEL ESTE, FRÍA Y PEQUEÑA, DONDE TODOS TEMBLABAN DURANTE EL INVIERNO, PREGUNTÁNDOSE SI CONSEGUIRÍAN COMIDA SUFICIENTE. POR FIN, LA HABÍAN DEJADO PARA DIRIGIRSE AL OESTE SIGUIENDO LOS CAMINOS DE LAS CARRETAS A TRAVÉS DE RÍOS, POLVO Y FANGO, HASTA MÁS ALLÁ DE LAS MONTAÑAS ROCOSAS. Y TAMBIÉN TENÍA PRESENTE QUE SI HABÍA LLEGADO A REUNIR UNA FORTUNA, ERA GRACIAS AL DURO TRABAJO DE ÉL Y DE SU PADRE. ERA ALGO QUE JEREMIAH JAMÁS OLVIDARÍA… COMO TAMPOCO OLVIDARÍA A JENNIE… Y COMO NUNCA OLVIDABA A UN AMIGO. A DESPECHO DEL PASO DEL TIEMPO, NUNCA HABÍA EXPERIMENTADO LA TENTACIÓN DE VOLVERSE A CASAR. POR ATRACTIVA QUE FUERA UNA MUCHACHA, NUNCA LE PARECÍA TAN DULCE COMO JENNIE, NI TAN ALEGRE… A TRAVÉS DE LOS AÑOS, RECORDABA PERFECTAMENTE EL SONIDO DE SU RISA, SUS EXCLAMACIONES DE ALEGRÍA CUANDO ÉL LE MOSTRABA LOS ADELANTOS DE LA CONSTRUCCIÓN DE LA CASA. LA HABÍA LEVANTADO SÓLO PARA ELLA, COMO UN MONUMENTO A SU MUTUO AMOR. POR ELLO DEJÓ DE TENER SIGNIFICADO DESPUÉS DE LA MUERTE DE JENNIE. DEJÓ QUE LA PINTURA SE DESCASCARILLARA, QUE LAS GOTERAS HUMEDECIERAN LAS HABITACIONES. EMPLEÓ TODAS LAS CACEROLAS, SARTENES, PLATOS Y VASOS HASTA QUE NO QUEDÓ NINGUNO LIMPIO. SE DECÍA QUE EL SALÓN EN QUE DORMÍA PARECÍA MÁS UN ESTABLO QUE UN DORMITORIO. HASTA QUE LLEGÓ HANNAH. FUE ELLA QUIEN SE LO LIMPIÓ Y ORDENÓ TODO.

—¿TE HAS DADO CUENTA DE CÓMO ESTÁ TODO ESO? —LE DIJO, COMO SI NO ACABARA DE CREER LO QUE VEÍA, CUANDO LA CONDUJO A LA CASA DESDE LA MINA.

JEREMIAH AÚN NO SABÍA QUÉ HARÍA CON HANNAH, PERO ELLA ESTABA DECIDIDA A PONERSE A TRABAJAR A SU SERVICIO. TENÍA EL PLENO CONVENCIMIENTO DE QUE ÉL LA NECESITABA, Y SE LO ESTABA DICIENDO A SU MANERA:

—¿QUÉ ERES? ¿UN CERDO?

JEREMIAH RIÓ AL VER LA CARA DE INDIGNACIÓN QUE PONÍA LA MUJER. HACÍA VEINTE AÑOS QUE NADIE CUIDABA DE ÉL, POR LO QUE, A SUS VEINTISÉIS, LE AGRADABA Y DIVERTÍA LA PRESENCIA DE HANNAH. LA MUJER PUSO MANOS A LA OBRA AL DÍA SIGUIENTE Y, CUANDO ÉL REGRESÓ POR LA NOCHE, ENCONTRÓ SUS HABITACIONES LIMPIAS Y ORDENADAS. CON EL DESEO DE VOLVER A HACERSE UN CUCHITRIL A SU GUSTO, LLENÓ DE PAPELOTES EL SUELO DE LA HABITACIÓN Y FUMÓ SUS CIGARROS DEJANDO CAER LA CENIZA SOBRE LA ALFOMBRA; TAMPOCO SE PREOCUPÓ DE QUE UN VASO DE VINO SE VOLCARA EN EL SUELO. A LA MAÑANA SIGUIENTE, PARA DESESPERACIÓN DE HANNAH, VOLVIÓ A SENTIRSE MÁS EN SU CASA. PERO ELLA NO CEJÓ:

—SI NO TE ENMIENDAS, MUCHACHO, SERÁ MEJOR QUE TE QUEDES EN EL FONDO DE LA MINA PARA SIEMPRE. ¡Y QUÍTATE YA ESE MALDITO CIGARRO DE LA BOCA!, ¿NO VES QUE ESTÁS LLENANDO TUS TRAJES DE CENIZA?

LE QUITÓ EL PURO DE LOS LABIOS Y LO METIÓ EN EL VASO DE VINO DE LA NOCHE ANTERIOR, MIENTRAS JEREMIAH EMITÍA UN GRUÑIDO DE PROTESTA. EN REALIDAD, AQUELLAS COSAS IBAN A AYUDARLA A VIVIR. ÉL SIGUIÓ PROVEYÉNDOLA CON ABUNDANCIA DE CENIZAS, SUCIEDAD Y DESORDEN QUE LA MANTENÍAN CONTINUAMENTE OCUPADA. SE SENTÍA NECESITADA Y APRECIADA POR PRIMERA VEZ DESDE HACÍA MUCHOS AÑOS. AL LLEGAR LA NAVIDAD DE AQUEL AÑO, SE HABÍAN HECHO INSEPARABLES. HANNAH IBA A TRABAJAR CADA DÍA A LA CASA, SIN FALTAR NUNCA. CUANDO JEREMIAH LE DECÍA QUE SE TOMARA UN DESCANSO, ELLA CONTESTABA CON PROTESTAS COMO ÉSTA:

—¿ESTÁS LOCO? ¿ACASO NO TE DAS CUENTA DEL REVOLTIJO CON QUE ME ENCONTRARÍA SI PASO DOS DÍAS FUERA DE ESTA CASA? NO, NO ME SACARÁS DE AQUÍ NI SIQUIERA POR UNA HORA, ¿ME OYES?

ERA DURA CON JEREMIAH, PERO ÉL ENCONTRABA SIEMPRE COMIDA CALIENTE AL LLEGAR A CASA, SÁBANAS INMACULADAS EN LA CAMA Y CADA COSA EN SU LUGAR. INCLUSO LAS HABITACIONES SIN OCUPAR GOZABAN DE UNA PERFECTA LIMPIEZA, Y CUANDO ÉL LLEVABA A CASA A UNA DOCENA DE HOMBRES DE LA MINA PARA HABLAR DE ALGÚN NUEVO PLAN O DE ALGUNA AMPLIACIÓN, O SÓLO PARA PROBAR EL VINO DE LAS UVAS QUE ÉL COSECHABA, HANNAH NUNCA SE QUEJABA, POR FUERTE QUE FUESE SU BORRACHERA O POR BRUSCOS QUE SE MOSTRARAN. Y, CON EL TIEMPO, Y A PESAR DE LAS PULLAS CON QUE LA ZAHERÍA RESPECTO A SU DEVOCIÓN POR ÉL, JEREMIAH LLEGÓ A APRECIARLA COMO NO HABÍA APRECIADO JAMÁS A NADIE… EXCEPTO A JENNIE, NATURALMENTE. HANNAH TENÍA SUFICIENTE SENSATEZ COMO PARA NO MENCIONARLA NUNCA. PERO CUANDO JEREMIAH LLEGÓ A LA TREINTENA, COMENZÓ A HOSTIGARLE SOBRE LA NECESIDAD QUE TENÍA, SEGÚN ELLA, DE ENCONTRAR ESPOSA.

—YA SOY DEMASIADO VIEJO, HANNAH, Y, ADEMÁS, NADIE SERÍA CAPAZ DE SUPERARTE EN LA COCINA.

A LO QUE ELLA REPLICÓ CON VIVEZA:

—¡PAMPLINAS!

INSISTÍA EN QUE JEREMIAH NECESITABA UNA ESPOSA, UNA MUJER QUE LO AMARA Y LE DIERA HIJOS, PERO ÉL NO LE HACÍA CASO. ERA COMO SI ESA POSIBILIDAD LE ASUSTARA, COMO SI TEMIESE QUE EL HECHO DE VOLVER A AMAR A ALGUIEN PUDIERA SER LA CAUSA DE SU MUERTE, COMO LE HABÍA SUCEDIDO A JENNIE. NO QUERÍA PENSAR EN ELLO, NI ALIMENTABA VANAS ESPERANZAS. LA HERIDA DE JENNIE YA NO LE DOLÍA TANTO. EL PASO DE LOS AÑOS LA HABÍA IDO CICATRIZANDO. SE SENTÍA BIEN TAL COMO ESTABA.

—¿Y CUANDO TE MUERAS, JEREMIAH? —INSISTÍA LA VIEJA—. ENTONCES, ¿QUÉ? ¿A QUIÉN DEJARÁS TODO ESO?

—A TI, HANNAH. ¿A QUIÉN MÁS PODRÍA DEJARLO? —LE RESPONDÍA ÉL MEDIO EN BROMA, A LO QUE ELLA CONTESTABA MENEANDO LA CABEZA:

—NECESITAS UNA ESPOSA… E HIJOS. —PERO JEREMIAH DISENTÍA DE SU PARECER.

NO DESEABA ADQUIRIR NADA, FUERA LO QUE FUESE, APARTE DE LO QUE YA TENÍA. SE SENTÍA SATISFECHO COMO ESTABA: POSEÍA LAS MINAS MÁS IMPORTANTES DEL ESTADO, UNAS TIERRAS A LAS QUE AMABA, UNOS VIÑEDOS QUE ERAN SU DELICIA, UNA MUJER CON LA QUE DORMÍA CADA SÁBADO POR LA NOCHE Y A HANNAH, QUE LE MANTENÍA LA CASA LIMPIA Y ORDENADA. APRECIABA A LOS HOMBRES QUE TRABAJABAN PARA ÉL, TENÍA AMIGOS EN SAN FRANCISCO A LOS QUE VEÍA A VECES, Y CUANDO QUERÍA CAMBIAR DE AMBIENTE HACÍA ALGÚN VIAJE AL ESTE, O A EUROPA, AUNQUE NO CON TANTA FRECUENCIA. NO NECESITABA ABSOLUTAMENTE NADA MÁS Y, MENOS QUE NADA, UNA ESPOSA. LE BASTABA CON MARY ELLEN, A QUIEN VISITABA, COMO MÍNIMO, UNA VEZ A LA SEMANA. SONRIÓ AL PENSAR EN ELLA. AL DÍA SIGUIENTE, IRÍA A VERLA CUANDO SALIERA DE LAS MINAS, TAL COMO LO HACÍA SIEMPRE. DEJARÍA EL TRABAJO AL MEDIODÍA, DESPUÉS DE CERRAR ÉL MISMO LA CAJA DE CAUDALES. LOS SÁBADOS CASI NO HABÍA NADIE ALLÍ, LO QUE LE PERMITÍA CABALGAR TRANQUILAMENTE HASTA CALISTOGA PARA DESLIZARSE DENTRO DE LA CASITA QUE TAN BIEN CONOCÍA. AÑOS ANTES, ENTRABA EN ELLA CON CAUTELA PARA NO SER VISTO, PERO, A AQUELLAS ALTURAS, SUS VISITAS YA NO ERAN UN SECRETO PARA NADIE Y, POR OTRA PARTE, HACÍA TIEMPO QUE ELLA SE HABÍA ENDURECIDO RESPECTO A LO QUE PUDIERA DECIR LA GENTE. ASÍ PUES, JEREMIAH SE INSTALARÍA CÓMODAMENTE ANTE EL FUEGO TAN PRONTO COMO LLEGASE Y SE COMPLACERÍA EN ADMIRAR DE CERCA, UNA VEZ MÁS, EL COBRIZO PELO DE MARY ELLEN, O AMBOS SE SENTARÍAN EN EL COLUMPIO DEL PEQUEÑO JARDÍN CON LA MIRADA PERDIDA EN LA COPA DEL GRAN OLMO, OCULTOS POR EL ALTO SETO, Y ENTONCES ÉL LE TOMARÍA LA MANO…

—¡JEREMIAH! —LA VOZ DE HANNAH IRRUMPIÓ INOPORTUNAMENTE EN SU ENSUEÑO. EL SOL HABÍA DESAPARECIDO DETRÁS DE LAS COLINAS Y EL AIRE SE ENFRIÓ DE GOLPE—. ¡MALDITA SEA! ¿POR QUÉ NO ME RESPONDES CUANDO TE LLAMO? —ÉL LE SONRIÓ; LO TRATABA COMO SI TUVIERA CINCO AÑOS EN VEZ DE LOS CUARENTA Y TRES QUE YA HABÍA CUMPLIDO.

—PERDONA. ESTABA PENSANDO EN OTRA COSA… —EN REALIDAD, EN OTRA PERSONA. CON OJOS PARPADEANTES, OBSERVÓ EL AJADO ROSTRO DE HANNAH.

—LO MALO DE TI ES QUE NUNCA PIENSAS EN NADA… NO OYES, NO ESCUCHAS.

—QUIZÁ ME ESTOY VOLVIENDO SORDO. ¿NO SE TE HA OCURRIDO? PRONTO SERÉ SUFICIENTEMENTE VIEJO COMO PARA QUE ME PASEN ESAS COSAS.

—TAL VEZ SÍ.

EL PARPADEO DE LOS OJOS DE JEREMIAH SÓLO ENCONTRÓ FUEGO EN LOS DE HANNAH. SE HABÍA VUELTO UNA VIEJA CASCARRABIAS, PERO A ÉL LE GUSTABA TAL COMO ERA. HACÍA AÑOS QUE SE MOSTRABA DE AQUEL MODO, Y ÉL ACEPTABA SU IRASCIBILIDAD COMO LA COSA MÁS NATURAL DEL MUNDO. AL FIN Y AL CABO, FORMABA PARTE DEL ENCANTO DE HANNAH, Y DE UNA ESPECIE DE JUEGO QUE AMBOS CONOCÍAN MUY BIEN. PERO, AQUEL DÍA, SU CARA ERA REALMENTE SERIA.

—HAY PROBLEMAS EN LAS MINAS DE HARTE —DIJO MIRÁNDOLE DESDE EL PORCHE—. ¿LO SABÍAS?

LA FRENTE DE JEREMIAH SE ARRUGÓ ANTICIPANDO LA RESPUESTA:

—NO. ¿QUÉ HA PASADO? ¿FUEGO?

EL FUEGO ERA LO QUE MÁS TEMÍAN. TRABAJABAN TAN CERCA DE ÉL… Y, ADEMÁS, PODÍA CAUSAR UNA EXPLOSIÓN EN EL MOMENTO MENOS PENSADO, CON ALTO COSTE MATERIAL Y DE VIDAS HUMANAS. JEREMIAH NI SE ATREVÍA A PENSAR EN ELLO. PERO HANNAH MENEÓ LA CABEZA.

—LOS QUE ME LO HAN DICHO NO ESTABAN SEGUROS. CREEN QUE SE TRATA DE LA GRIPE, PERO PODRÍA SER ALGO PEOR. EN CUALQUIER CASO, ES UN MAL QUE SE EXTIENDE POR ALLÍ CON LA RAPIDEZ DEL FUEGO. —NO LE GUSTABA HABLARLE DE AQUELLAS COSAS, NI DESPERTAR EN ÉL EL DOLOROSO RECUERDO DE JENNIE, AUNQUE SU MUERTE FUERA YA MUY LEJANA. SE LE SUAVIZÓ LA VOZ AL AÑADIR—: JOHN HARTE HA PERDIDO HOY A SU ESPOSA, Y A SU HIJA, LA PEQUEÑA, Y TAMBIÉN DICEN QUE EL CHICO ESTÁ MUY MAL… NO CREEN QUE PASE DE ESTA NOCHE… —HANNAH OBSERVÓ UNA PROFUNDA EXPRESIÓN DE PENA EN EL ROSTRO DE JEREMIAH ANTES DE QUE ÉSTE SE VOLVIERA HACIA EL OTRO LADO Y ENCENDIESE UN CIGARRO. SE QUEDÓ UN MOMENTO SILENCIOSO, CON LA MIRADA FIJA EN LA NOCHE, Y DESPUÉS PRESTÓ NUEVAMENTE ATENCIÓN A LA VIEJA—. HAN CERRADO LAS MINAS —PROSIGUIÓ HANNAH. LAS MINAS DE HARTE ERAN LAS SEGUNDAS DEL VALLE EN IMPORTANCIA, LAS SEGUNDAS DESPUÉS DE LAS DE JEREMIAH.

—QUÉ PENA… SU ESPOSA, SU HIJA Y PROBABLEMENTE EL CHICO… —DIJO JEREMIAH CON VOZ PESAROSA.

—ADEMÁS, ESTA SEMANA HAN PERDIDO SIETE HOMBRES. Y DICEN QUE OTROS TREINTA HAN PILLADO ESA MALDITA COSA.

AL PARECER, ERA ALGO SEMEJANTE A LA EPIDEMIA DEL AÑO EN QUE MURIÓ JENNIE. NO PODÍA HACERSE NADA. NADA EN ABSOLUTO. JEREMIAH HIZO COMPAÑÍA AL PADRE DE JENNIE CUANDO ÉSTA MURIÓ. PERMANECIERON SENTADOS EN LA SALA DE ESTAR DE LOS PADRES DE LA MUCHACHA, MIRÁNDOSE CON EXPRESIÓN DE DESESPERO, MIENTRAS EN EL PISO DE ARRIBA EL ESPÍRITU DE JENNIE SE ESCAPABA IRREMEDIABLEMENTE DE SU CUERPO. NO PUDIERON HACER NADA PARA SALVARLA. AL RECORDAR AQUELLOS MOMENTOS, JEREMIAH TUVO LA SENSACIÓN DE QUE EL CORAZÓN SE LE HUNDÍA EN EL PECHO COMO UNA PESADA PIEDRA, Y NO PODÍA SIQUIERA IMAGINARSE LO QUE SE SENTÍA AL PERDER A UN HIJO…

JOHN HARTE NO LE RESULTABA PRECISAMENTE SIMPÁTICO, PERO ADMIRABA SU ESPÍRITU EMPRENDEDOR. HARTE HABÍA LUCHADO MUCHO, Y CON ACIERTO, PARA ESTABLECER UNA MINA DE CATEGORÍA, COSA DIFÍCIL DE CONSEGUIR EN COMPETENCIA CON LAS MINAS DE THURSTON. SUS COMIENZOS FUERON MÁS DIFÍCILES QUE LOS DE JEREMIAH. HACÍA CUATRO AÑOS QUE HARTE HABÍA ABIERTO SU MINA, CUANDO TENÍA VEINTIDÓS, Y HABÍA IDO, JUNTO CON SUS HOMBRES, MUCHO MÁS ALLÁ DE LO IMAGINABLE. NO ERA SIEMPRE AFECTUOSO. JEREMIAH SABÍA DE HOMBRES QUE LO HABÍAN DEJADO PARA IR A TRABAJAR CON ÉL HUYENDO DE SU MAL GENIO, DE SU DUREZA Y DE SUS RÁPIDOS PUÑOS.

PERO TENÍA UN CORAZÓN DE ORO. ERA UN HOMBRE DECENTE Y HONRADO, LO QUE TAMPOCO DEJABA INDIFERENTE A JEREMIAH. HABÍA IDO A VISITARLO UN PAR DE VECES, Y PRONTO ADVIRTIÓ ALGUNOS DE LOS ERRORES QUE HARTE, MÁS JOVEN QUE ÉL, IBA A COMETER, PERO HARTE NO QUISO ESCUCHAR NINGUNO DE LOS CONSEJOS DE JEREMIAH; DE HECHO, NO QUERÍA NADA QUE VINIERA DE ÉL. DESEABA TRIUNFAR POR SÍ SOLO, Y CON EL TIEMPO LO CONSEGUIRÍA. PERO, AHORA, JEREMIAH SENTÍA PENA POR ÉL; LAMENTABA LA CRUELDAD CON QUE LE HABÍA TRATADO EL DESTINO, ASESTÁNDOLE UN GOLPE AÚN MÁS ATROZ QUE EL SUFRIDO POR ÉL EN OTRO TIEMPO. MIRÓ A HANNAH SIN SABER EXACTAMENTE QUÉ HACER. ÉL Y JOHN NUNCA HABÍAN SIDO AMIGOS. HARTE PREFERÍA CONSIDERAR A JEREMIAH COMO A UN RIVAL Y SE MANTENÍA A BUENA DISTANCIA DE ÉL, ACTITUD QUE JEREMIAH RESPETABA.

—NO SE HAGA ILUSIONES, THURSTON —LE DIJO EN CIERTA OCASIÓN—. NO SOY SU AMIGO NI QUIERO SERLO. SÓLO DESEO QUE MIS MINAS SEAN MÁS IMPORTANTES QUE LAS SUYAS. LUCHARÉ HONRADAMENTE, CON LIMPIEZA, PERO, SI PUEDO, LE HARÉ CERRAR LAS PUERTAS ANTES DE DOS AÑOS, Y TODO EL MUNDO, DE AQUÍ A NUEVA YORK, SÓLO VENDRÁ A COMPRARME A MÍ.

JEREMIAH SONRIÓ AL OÍR AQUELLA BRAVATA. EN REALIDAD, HABÍA SITIO PARA LOS DOS, PERO JOHN HARTE NO QUERÍA RECONOCERLO. SE MOSTRABA AMABLE CUANDO SE ENCONTRABAN, PERO NO CEDÍA NI UN CENTÍMETRO. HABÍA TENIDO YA DOS INCENDIOS Y UNA SERIA INUNDACIÓN, Y JEREMIAH SE DEJÓ LLEVAR POR EL IMPULSO DE OFRECERLE LA COMPRA DE TODAS SUS PROPIEDADES; EN CONTESTACIÓN, JOHN HARTE LE DIJO QUE LE APLASTARÍA LA CARA SI NO SE MARCHABA DE SU DESPACHO ANTES DE CONTAR HASTA DIEZ. PERO AQUEL INCIDENTE NO TENÍA NADA QUE VER CON LO QUE SUCEDÍA AHORA, POR LO QUE JEREMIAH DECIDIÓ RÁPIDAMENTE LO QUE TENÍA QUE HACER Y SE DIRIGIÓ A ZANCADAS HACIA SU CABALLO; ERA PRECISAMENTE LO QUE HANNAH SABÍA QUE HARÍA. JEREMIAH ERA DE AQUELLA MANERA. TODOS TENÍAN CABIDA EN SU CORAZÓN, INCLUSO JOHN HARTE, POR IMPULSIVO QUE FUERA EL JOVEN O AFILADA QUE FUESE SU LENGUA.

—NO ME ESPERES PARA LA CENA. —AQUELLAS PALABRAS, PRONUNCIADAS MIENTRAS JEREMIAH MONTABA EN SU CABALLO, ERAN INNECESARIAS. HANNAH PERMANECERÍA ALLÍ DE TODOS MODOS, AUNQUE TUVIERA QUE ESPERARLE TODA LA NOCHE—. VETE A CASA Y TÓMATE UN DESCANSO.

—¡Y TÚ CUÍDATE DE TUS ASUNTOS, JEREMIAH THURSTON! —LE ESPETÓ ELLA. DE PRONTO, SE LE OCURRIÓ ALGO—. ¡ESPERA UN MOMENTO! —EN CASA DE JOHN HARTE ESTARÍAN DEMASIADO TRASTORNADOS PARA QUE ALGUIEN PENSARA EN PREPARAR ALGO DE COMER.

CORRIÓ HACIA LA COCINA, ENVOLVIÓ UNA BUENA RACIÓN DE POLLO FRITO CON UNA SERVILLETA Y SE LO PUSO, JUNTO CON UN POCO DE FRUTA Y UN TROZO DE TARTA, EN UNA ALFORJA QUE JEREMIAH PODRÍA LLEVARSE FÁCILMENTE CONSIGO. VOLVIÓ A CRUZAR APRESURADAMENTE LA PUERTA DE LA CASA Y ENTREGÓ LAS VITUALLAS A UN SONRIENTE JEREMIAH.

—SI ES ALGO QUE HAS COCINADO TÚ, SEGURO QUE LOS MATARÁS A TODOS.

HANNAH SONRIÓ ENTRE DIENTES Y LE ACONSEJÓ:

—PROCURA COMER DE ESO, Y NO TE ACERQUES DEMASIADO A NINGUNO DE ELLOS. Y, SOBRE TODO, NO BEBAS NI COMAS NADA DE LO QUE TE OFREZCAN.

—¡SÍ, MADRE!

Y, CON ESTAS PALABRAS, HIZO DAR LA VUELTA AL CABALLO, SE ADENTRÓ VELOZMENTE EN LA ATERCIOPELADA NOCHE Y SE SUMIÓ EN SUS PENSAMIENTOS MIENTRAS GALOPABA HACIA LAS COLINAS.

TARDÓ SÓLO VEINTE MINUTOS EN LLEGAR AL POBLADO QUE RODEABA LAS MINAS DE HARTE, Y QUEDÓ SORPRENDIDO AL VER LO MUCHO QUE HABÍA CRECIDO DESDE LA ÚLTIMA VEZ QUE HABÍA ESTADO ALLÍ. NO PODÍA NEGARSE QUE JOHN HARTE PROSPERABA, PERO ERA EVIDENTE QUE EN AQUEL MOMENTO SUCEDÍA ALGO ANORMAL. HABÍA UN EXTRAÑO SILENCIO Y NO SE VEÍA A NADIE YENDO DE UNA CASA A OTRA, PERO SE VEÍAN LUCES ENCENDIDAS EN TODAS LAS CABAÑAS, ESPECIALMENTE EN LAS SITUADAS EN LA FALDA DE LA COLINA. TODAS LAS HABITACIONES DE LA CASA PRINCIPAL PARECÍAN ARDER DE TANTA LUZ. DELANTE DE LA PUERTA, HABÍA UNA HILERA DE HOMBRES QUE ESPERABAN EL MOMENTO DE EXPRESAR SU CONDOLENCIA A JOHN HARTE. JEREMIAH DESMONTÓ, ATÓ EL CABALLO A UN ÁRBOL CERCANO AL SILENCIOSO GRUPO Y, ECHÁNDOSE AL HOMBRO LA ALFORJA QUE HANNAH LE HABÍA DADO, SE DIRIGIÓ HACIA EL FINAL DE LA COLA. ENSEGUIDA LE RECONOCIERON. UN SÚBITO CUCHICHEO LO EVIDENCIÓ:

—THURSTON… THURSTON…

MIENTRAS DABA LA MANO A LOS QUE CONOCÍA, JOHN HARTE APARECIÓ EN EL PORCHE. TENÍA EL ROSTRO DESCOMPUESTO POR EL DOLOR QUE LO AFLIGÍA. CASI PUDO OÍRSE LA OLEADA DE SIMPATÍA QUE LEVANTÓ SU PRESENCIA EN LOS HOMBRES QUE ESPERABAN A SUS PIES. LOS MIRÓ FIJAMENTE Y, LUEGO, DEMOSTRÓ QUE LOS RECONOCÍA A TODOS AGACHANDO LIGERAMENTE LA CABEZA A MEDIDA QUE SU MIRADA SE CRUZABA CON LA DE CADA UNO DE ELLOS. VIO A JEREMIAH AL FINAL DE LA FILA Y SE DETUVO PARA OBSERVARLO. JEREMIAH FUE HACIA ÉL Y LE DIO LA MANO, DICIÉNDOLE, CON LA MIRADA, CUÁNTO SENTÍA SU DOLOR. LOS DEMÁS SE APARTARON PARA DEJARLOS SOLOS.

—SIENTO LO DE SU ESPOSA, JOHN —DIJO ENTONCES JEREMIAH—, Y LO DE SU HIJA… YO TAMBIÉN PERDÍ A UNA PERSONA MUY QUERIDA… HACE YA MUCHO TIEMPO… LA EPIDEMIA DEL SESENTA Y OCHO…

SUS PALABRAS NO FUERON UN MODELO DE EXPRESIÓN, PERO JOHN HARTE COMPRENDIÓ PERFECTAMENTE LO QUE JEREMIAH SENTÍA. LE MIRÓ CON LOS OJOS LLENOS DE LÁGRIMAS. ERA UN HOMBRE BIEN PARECIDO, Y CASI TAN ALTO COMO JEREMIAH. TENÍA EL PELO NEGRO Y LUSTROSO, UNOS OJOS OSCUROS COMO EL CARBÓN Y UNAS MANOS GRANDES Y SUAVES. EN ALGUNOS ASPECTOS, LOS DOS HOMBRES, A PESAR DE LA DIFERENCIA DE CASI VEINTE AÑOS QUE LOS SEPARABA, ERAN EXTRAÑAMENTE PARECIDOS.

—GRACIAS POR HABER VENIDO —DIJO JOHN HARTE CON UNA PROFUNDA VOZ LACERADA POR LA PENA. DOS LÁGRIMAS RESBALARON POR LAS MEJILLAS DEL JOVEN, Y JEREMIAH, AL VERLAS, SINTIÓ DESPERTARSE EN SU CORAZÓN EL ECO DE SU ANTIGUO DOLOR.

—¿PUEDO HACER ALGO POR USTED? —RECORDÓ LA COMIDA QUE HABÍA TRAÍDO. QUIZÁ SERÍA BIEN RECIBIDA POR ALGUIEN DE LA CASA.

JOHN HARTE LE DIRIGIÓ UNA PENETRANTE MIRADA A LOS OJOS:

—HOY HE PERDIDO SIETE HOMBRES, Y A MATILDA…, Y A JANE… Y EN CUANTO A BARNABY… —SU VOZ SE QUEBRÓ AL MENCIONAR A SU HIJO. ALZÓ DE NUEVO LA MIRADA HACIA JEREMIAH—. EL MÉDICO HA DICHO QUE NO PASARÍA DE ESTA NOCHE. Y OTROS TRES HOMBRES HAN PERDIDO A SU ESPOSA… ADEMÁS CINCO CRIATURAS… NO DEBIERA USTED HABER VENIDO. —DE PRONTO, SE DIO CUENTA DEL PELIGRO DE CONTAGIO QUE CORRÍA JEREMIAH Y SE SINTIÓ CONMOVIDO POR ELLO.

—EN OTRO TIEMPO, YO TAMBIÉN PASÉ POR UN TRANCE SEMEJANTE; POR ESO QUERÍA VER SI PODÍA HACER ALGO POR USTED. —ADVIRTIÓ QUE EL ROSTRO DEL JOVEN TENÍA UNA PALIDEZ MORTAL, PERO LA ATRIBUYÓ A SU AFLICCIÓN Y NO A LA TEMIDA GRIPE—. CREO QUE NO LE IRÍA MAL UN TRAGO —SACÓ UNA BOTELLA PLANA DE PLATA DE LA ALFORJA QUE HABÍA TRAÍDO Y LA TENDIÓ A JOHN.

ÉSTE DUDÓ UN MOMENTO, LA TOMÓ Y LUEGO MOVIÓ LA CABEZA HACIA LA PUERTA DE SU CASA.

—¿QUIERE ENTRAR? —JOHN HARTE SE PREGUNTÓ SI SU VISITANTE SENTIRÍA MUCHA APRENSIÓN, PUES TENÍA RAZONES PARA ELLO, PERO JEREMIAH HIZO UN GESTO DE ASENTIMIENTO:

—CLARO QUE SÍ. LE HE TRAÍDO ALGO DE COMER. NO SÉ SI LE APETECERÁ…

JOHN LE MIRÓ, SORPRENDIDO Y EMOCIONADO, RECORDANDO LA ÚLTIMA VEZ QUE JEREMIAH LE HABÍA OFRECIDO SU AYUDA. EN AQUELLA OCASIÓN, CASI LO HABÍA ECHADO DE SU CASA. EN REALIDAD, NO QUERÍA SU SOCORRO, PERO AQUELLO ERA DIFERENTE. ERA UN DESASTRE DISTINTO DEL QUE HUBIERA PODIDO CAUSAR EL FUEGO O EL AGUA DE LAS MINAS. SE SENTÓ PESADAMENTE EN EL SOFÁ TAPIZADO DE TERCIOPELO VERDE Y TOMÓ UN LARGO TRAGO DE LA BOTELLA DE JEREMIAH. LUEGO SE LA DEVOLVIÓ; TENÍA LA MIRADA NEBULOSA.

—NO PUEDO CREER QUE HAYAN MUERTO… ANOCHE… —A PESAR DE SUS ESFUERZOS POR TRAGARSE LAS LÁGRIMAS, HARTE EMPEZÓ A SOLLOZAR—. ANOCHE JANE, INCLUSO CON FIEBRE, BAJÓ CORRIENDO LA ESCALERA PARA DARME LAS BUENAS NOCHES CON UN BESO… Y, ESTA MAÑANA, MATILDA DIJO… MATILDA DIJO… —NO PUDO CONTENER EL LLANTO POR MÁS TIEMPO. JEREMIAH LE AGARRÓ LOS HOMBROS CON AMBAS MANOS Y LO MANTUVO ASÍ HASTA QUE SE CALMÓ UN POCO. ERA CUANTO PODÍA HACER POR ÉL EN AQUEL MOMENTO. HARTE LEVANTÓ ENTONCES LA MIRADA HACIA JEREMIAH Y OBSERVÓ QUE SUS OJOS ESTABAN HÚMEDOS—. ¿CÓMO PODRÉ SEGUIR ADELANTE SIN ELLOS? ¿CÓMO…? MATTIE… Y MI PEQUEÑA… Y SI BARNABY… ME MORIRÉ, THURSTON. NO PUEDO VIVIR SIN ELLOS.

JEREMIAH REZÓ EN SILENCIO PARA QUE NO PERDIERA TAMBIÉN AL CHICO, AUNQUE SABÍA QUE TENÍA POCAS PROBABILIDADES DE SOBREVIVIR. MIENTRAS ESPERABA ANTE LA CASA, HABÍA OÍDO DECIR A UN HOMBRE QUE LA SALVACIÓN DEL MUCHACHO ERA CASI IMPOSIBLE. PERO, APARTANDO DE SU MENTE AQUELLOS LÚGUBRES PENSAMIENTOS, DIRIGIÓ UNA ENÉRGICA MIRADA A LOS OJOS DE JOHN HARTE:

—TODAVÍA ES USTED JOVEN, JOHN, TIENE TODA UNA VIDA POR DELANTE. AUNQUE EN ESTE MOMENTO MIS PALABRAS LE PAREZCAN HORRIBLES, QUIERO DECIRLE QUE AÚN PUEDE VOLVER A CASARSE, Y TENER MÁS HIJOS. ES LO PEOR QUE HAYA PODIDO SUCEDERLE HASTA AHORA, LO SÉ, PERO USTED SALDRÁ DE ÉSTA, Y SEGUIRÁ ADELANTE… TIENE QUE HACERLO Y LO HARÁ. —LE TENDIÓ DE NUEVO LA BOTELLA, Y JOHN TOMÓ OTRO TRAGO MENEANDO LA CABEZA, MIENTRAS LAS LÁGRIMAS SE LE DESLIZABAN POR LAS MEJILLAS.

NO HABÍA PASADO UNA HORA CUANDO APARECIÓ EL MÉDICO. JOHN SE LEVANTÓ DE UN BRINCO.

—¿BARNABY?

—LE LLAMA A USTED.

EL DOCTOR NO SE ATREVIÓ A DECIR MÁS, PERO SU MIRADA SE CRUZÓ CON LA DE JEREMIAH MIENTRAS JOHN SUBÍA CORRIENDO LA ESCALERA PARA VER A SU HIJO; Y, COMO RESPUESTA A LA PREGUNTA QUE VIO EN LOS OJOS DE THURSTON, MOVIÓ LA CABEZA CON AIRE PESIMISTA. JEREMIAH, QUE SE HABÍA QUEDADO SENTADO EN LA PLANTA BAJA, SUPO QUE EL MUCHACHO HABÍA MUERTO POR EL TERRIBLE GRITO DE DOLOR QUE LANZÓ EL PADRE EN EL PEQUEÑO DORMITORIO DEL PISO DE ARRIBA. JOHN CAYÓ DE RODILLAS CON EL MUCHACHO EN BRAZOS, GIMIENDO Y LLORANDO POR LA FAMILIA QUE HABÍA PERDIDO EN SÓLO DOS DÍAS. CON PASO DECIDIDO, JEREMIAH SUBIÓ LA ESCALERA Y ABRIÓ CON CUIDADO LA PUERTA DE LA HABITACIÓN. TRAS UN BREVE Y PENOSO FORCEJEO, ARRANCÓ AL MUCHACHO DE LOS BRAZOS DE SU PADRE, LO TENDIÓ EN LA CAMA Y LE CERRÓ LOS OJOS. SEGUIDAMENTE, CONDUJO A JOHN HARTE, QUE NO CESABA DE REPETIR ENTRE SOLLOZOS EL NOMBRE DEL NIÑO, FUERA DE LA ESTANCIA. CASI A LA FUERZA, HIZO TOMAR A HARTE ALGUNOS TRAGOS MÁS Y NO SE APARTÓ DE SU LADO HASTA LA MAÑANA SIGUIENTE, CUANDO LLEGÓ SU HERMANO SEGUIDO DE VARIOS AMIGOS. ENTONCES, JEREMIAH, PROFUNDAMENTE APENADO, DEJÓ LA CASA EN SILENCIO PARA VOLVER A LA SUYA. JOHN TENÍA A LA SAZÓN LA MISMA EDAD QUE JEREMIAH CUANDO MURIÓ JENNIE. SE PREGUNTÓ SI AQUELLA DESGRACIA AFECTARÍA AL JOVEN DE LA MISMA MANERA QUE A ÉL EN OTRO TIEMPO, PERO SUPUSO, POR LO POCO QUE SABÍA DE HARTE, QUE SUPERARÍA AQUEL MOMENTO ADVERSO.

ENTRISTECIDO POR LOS RECUERDOS QUE LA CALAMIDAD HABÍA DESPERTADO EN ÉL, EMPRENDIÓ EL VIAJE DE RETORNO. DESMONTÓ DELANTE DE SU MANSIÓN CUANDO EL SOL DE LA MAÑANA SE ALZABA A BUENA ALTURA EN EL CIELO. CONTEMPLÓ LAS COLINAS QUE TANTO AMABA, REFLEXIONANDO SOBRE EL PORQUÉ DE AQUELLOS CAPRICHOS DEL DESTINO QUE TAN FÁCILMENTE JUGABAN CON LA VIDA Y LA MUERTE, SOBRE LA RAPIDEZ CON QUE DESAPARECEN LOS MEJORES DONES DE LA EXISTENCIA… AL CRUZAR LA PUERTA PRINCIPAL, LE PARECIÓ OÍR LA SONORA RISA DE JENNIE, PERO SÓLO VIO A HANNAH, DORMIDA EN UNA SILLA. NO LE DIJO NADA Y SIGUIÓ ANDANDO HACIA EL SALÓN QUE NUNCA USABA. SE SENTÓ ANTE EL PIANO QUE UN LEJANO DÍA HABÍA COMPRADO PARA LA ENCANTADORA CHICA DE RISUEÑOS OJOS Y DANZARINES TIRABUZONES DE ORO. INTENTÓ IMAGINARSE CÓMO HABRÍA SIDO SU VIDA SI HUBIERA PODIDO CASARSE CON ELLA, CUÁNTOS HIJOS HABRÍAN TENIDO… ERA LA PRIMERA VEZ, DESDE HACÍA MUCHO TIEMPO, QUE PERMITÍA QUE SU MENTE SE LANZARA A SEMEJANTES ESPECULACIONES. PENSÓ, LUEGO, EN LA ESPOSA Y LOS HIJOS QUE HABÍA PERDIDO JOHN HARTE Y LLEGÓ A LA CONCLUSIÓN DE QUE LO MEJOR QUE PODÍA HACER ERA VOLVER A CASARSE PRONTO. ERA LO QUE HARTE NECESITABA, UNA NUEVA ESPOSA QUE LLENARA SU CORAZÓN, Y NUEVOS HIJOS QUE REEMPLAZARAN LOS QUE HABÍAN MUERTO.

PRECISAMENTE LO QUE NO HABÍA HECHO JEREMIAH. HABÍA VIVIDO SOLO DURANTE LOS ÚLTIMOS DIECIOCHO AÑOS, Y YA ERA DEMASIADO TARDE PARA REHACER SU VIDA. NO HARÍA NADA PARA CAMBIAR LAS CIRCUNSTANCIAS. NO DESEABA HACERLO. PERO MIENTRAS PERMANECÍA CON LA MIRADA FIJA EN LAS TECLAS DEL PIANO, QUE SE HABÍAN VUELTO AMARILLENTAS SIN QUE NADIE LAS TOCARA, SE PREGUNTÓ SI NO HUBIERA DEBIDO HACER LO QUE ESPERABA QUE HICIESE JOHN HARTE. ¿HABRÍA DEBIDO CASARSE CON OTRA MUJER? ¿TENER UNA DOCENA DE HIJOS PARA LLENAR SU CASA VACÍA? QUIZÁ SÍ, PERO NINGUNA OTRA CONSIGUIÓ CONQUISTAR SU CORAZÓN, NINGUNA A LA QUE QUISIERA LO SUFICIENTE COMO PARA CASARSE CON ELLA. NO, ÉL NUNCA LLEGARÍA A SER PADRE. SIN EMBARGO, MIENTRAS SE HACÍA ESTAS REFLEXIONES, LA CONGOJA LE ATRAVESÓ EL CORAZÓN… HABRÍA SIDO TAN HERMOSO TENER CRIATURAS EN CASA… UN HIJO…, UNA HIJA… PERO, DE PRONTO, RECORDÓ LAS DOS QUE HABÍA PERDIDO JOHN HARTE, Y SINTIÓ QUE ALGO SE CERRABA HERMÉTICAMENTE EN SU INTERIOR. NO. NO PODRÍA SOPORTAR OTRA PÉRDIDA DE AQUELLA NATURALEZA. HABÍA VISTO MORIR A JENNIE. YA LE BASTABA. SE ENCONTRABA MEJOR LIBRE Y SIN COMPLICACIONES… ¿O NO?

—¿QUÉ HA PASADO?

SE SORPRENDIÓ AL OÍR LA VOZ DE HANNAH. LEVANTÓ LA MIRADA DE LAS TECLAS QUE ESTABA ACARICIANDO Y VIO A LA MUJER DE PIE EN MEDIO DE LA VACÍA HABITACIÓN. NOTÓ ENTONCES QUE ESTABA FATIGADO Y DEPRIMIDO. HABÍA SIDO UNA NOCHE LARGA Y MUY TRISTE.

—HA MUERTO EL CHICO DE HARTE. —JEREMIAH CASI DIO UN RESPINGO AL RECORDAR EL MOMENTO EN QUE CERRÓ LOS OJOS DEL MUCHACHO E HIZO SALIR A SU PADRE DEL DORMITORIO. HANNAH MENEÓ LA CABEZA Y ROMPIÓ A LLORAR. JEREMIAH SE LEVANTÓ, SE ACERCÓ LENTAMENTE HACIA ELLA, LE RODEÓ LOS HOMBROS CON UN BRAZO Y LA CONDUJO FUERA DE LA HABITACIÓN. TODO ESTABA DICHO. SÓLO AÑADIÓ—: ANDA, VETE A CASA Y PROCURA DORMIR.

HANNAH LE DIRIGIÓ UNA COMPASIVA MIRADA AL TIEMPO QUE SE LIMPIABA CON LA MANO LAS LÁGRIMAS DE LAS MEJILLAS:

—Y TÚ TENDRÍAS QUE HACER LO MISMO. —Y, COMO SI NO SE FIARA DE ÉL, INSISTIÓ—: LO HARÁS, ¿VERDAD?

—TENGO ALGUNAS COSAS POR HACER EN LAS MINAS.

—HOY ES SÁBADO.

—LOS PAPELES QUE QUEDARON SOBRE MI MESA NO LO SABEN. —SONRIÓ CON EXPRESIÓN DE CANSANCIO. SI SE HUBIERA ACOSTADO EN AQUEL MOMENTO NO HABRÍA PODIDO CONCILIAR EL SUEÑO. LO HABRÍA PERSEGUIDO LA VISIÓN DE BARNABY HARTE Y DE SU AFLIGIDO PADRE—. NO TARDARÉ MUCHO.

HANNAH TAMBIÉN HABÍA APRENDIDO A NO FIARSE DE AQUELLA FRASE. SÍ, ERA SÁBADO. LOS SÁBADOS ÉL IBA A CALISTOGA, A VER A MARY ELLEN BROWNE. PERO HANNAH PUDO VER QUE AQUEL DÍA JEREMIAH NO ESTABA DE HUMOR PARA ELLO.

JEREMIAH SE SIRVIÓ UNA TAZA DE CAFÉ DE LA CAFETERA QUE HABÍA SOBRE LA ESTUFA Y MIRÓ A SU VIEJA AMIGA. DESPUÉS DE AQUELLA TERRIBLE NOCHE, MIL PENSAMIENTOS LE BULLÍAN EN LA CABEZA:

—LE HE DICHO QUE DEBERÍA VOLVER A CASARSE Y TENER MÁS HIJOS. ¿HE HECHO MAL?

HANNAH MENEÓ LA CABEZA.

—ES PRECISAMENTE LO QUE TÚ DEBIERAS HABER HECHO HACE DIECIOCHO AÑOS.

—SÍ, YA LO HE PENSADO.

MIRÓ LAS COLINAS A TRAVÉS DE LA VENTANA. NUNCA HABÍA DEJADO PONER CORTINAS EN NINGUNA PARTE PARA PODER ADMIRAR A SU GUSTO EL VALLE QUE TANTO LE AGRADABA, EL ÚNICO EN VARIOS KILÓMETROS A LA REDONDA.

—AÚN NO ES DEMASIADO TARDE. —EN LA VOZ DE HANNAH HABÍA UN PROFUNDO TONO DE TRISTEZA. LO SUPIERA O NO LO SUPIERA JEREMIAH, ERA UN HOMBRE SOLITARIO, Y ELLA ESPERABA QUE JOHN HARTE NO OPTARA POR LA MISMA SOLUCIÓN. HANNAH NUNCA HABÍA TENIDO HIJOS, PERO EN SU CASO LA CULPA LA HABÍA TENIDO EL DESTINO, NO SU ELECCIÓN—. TODAVÍA ERES SUFICIENTEMENTE JOVEN PARA CASARTE, JEREMIAH.

ÉSTE RIÓ AL OÍRLA:

—YA SOY DEMASIADO VIEJO PARA ESO. Y… —FRUNCIÓ EL ENTRECEJO EN ACTITUD REFLEXIVA Y LUEGO LA MIRÓ A LOS OJOS. SÍ, AMBOS ESTABAN PENSANDO EN LO MISMO—. NUNCA PUDE IMAGINARME CASADO CON MARY ELLEN, Y LO CIERTO ES QUE NO HAY OTRA MUJER. NO LA HUBO DURANTE TODOS ESOS AÑOS. —HANNAH YA SABÍA QUE LA ÚNICA RELACIÓN FEMENINA DE JEREMIAH ERA MARY ELLEN, PERO COMPRENDIÓ QUE EL HOMBRE, DESPUÉS DE LA NOCHE QUE HABÍA PASADO, NECESITABA DESAHOGARSE UN POCO. POR ALGO ERA TAMBIÉN SU AMIGA.

—¿POR QUÉ NUNCA QUISISTE CASARTE CON ELLA? —ERA ALGO QUE LA VIEJA SIEMPRE SE HABÍA PREGUNTADO, AUNQUE CREÍA SABER EL MOTIVO. Y NO SE EQUIVOCABA MUCHO.

—NO ES LA CHICA ADECUADA PARA ESO, HANNAH. Y NO LO DIGO DESPRECIATIVAMENTE. AL PRINCIPIO, FUE ELLA QUIEN NO SE MOSTRÓ INCLINADA A CASARSE CONMIGO, AUNQUE AHORA CREO QUE HA CAMBIADO DE PARECER. QUERÍA SER LIBRE —SONRIÓ—. ES UNA PICARUELA INDEPENDIENTE; SEGÚN ME DIO A ENTENDER, QUERÍA CUIDAR ELLA SOLA DE SUS HIJOS. CREO QUE TEMÍA QUE LA GENTE DIJERA QUE SE CASABA CONMIGO POR LO QUE YO TENÍA, O QUE INTENTABA APROVECHARSE DE MÍ —SUSPIRÓ—. Y EN CAMBIO LA LLAMARON PROSTITUTA. PERO LO CURIOSO DEL CASO ES QUE, SEGÚN TUVE OCASIÓN DE COMPROBAR, AQUELLAS CRÍTICAS LA PREOCUPABAN MUY POCO. SIEMPRE DECÍA QUE, SABIENDO QUE ERA UNA MUJER DECENTE Y QUE YO ERA EL ÚNICO HOMBRE EN SU VIDA, POCO LE IMPORTABA LO QUE DIJERA LA GENTE. UNA VEZ LE PEDÍ QUE SE CASARA CONMIGO —REVELACIÓN QUE ASOMBRÓ A HANNAH—, PERO ME RECHAZÓ. FUE CUANDO AQUELLAS MALDITAS MUJERES DE CALISTOGA LA FASTIDIARON TANTO CON SU MALEDICENCIA. SIEMPRE HE CREÍDO QUE FUE SU PROPIA MADRE QUIEN INICIÓ Y ANIMÓ AQUEL CHISMORREO PARA QUE YO ME DECIDIERA A ACABAR CON ÉL CASÁNDOME CON MARY ELLEN, Y DE HECHO LO CONSIGUIÓ, PERO ELLA ME MANDÓ AL DIABLO. DIJO QUE NO QUERÍA VERSE OBLIGADA A CASARSE POR CULPA DE LAS HABLADURÍAS DE CUATRO VIEJAS COTORRAS. ADEMÁS, CREO QUE POR ENTONCES AÚN ESTABA MEDIO ENAMORADA DEL BORRACHO DE SU MARIDO. HACÍA MÁS DE DOS AÑOS QUE LA HABÍA ABANDONADO, PERO ELLA AÚN ESPERABA QUE VOLVIERA. ME DABA CUENTA DE ELLO POR SU MODO DE HABLAR. —VOLVIÓ A SONREÍR—. Y ME ALEGRO DE QUE NO HAYA VUELTO. MARY ELLEN HA SIDO UNA BENDICIÓN PARA MÍ.

Y ÉL TAMBIÉN LO HABÍA SIDO PARA ELLA. LE HABÍA AMUEBLADO LA CASA Y LA HABÍA AYUDADO EN CUANTO HABÍA NECESITADO PARA SUS HIJOS A PESAR DE SUS PROTESTAS. EN AQUEL MOMENTO, HACÍA SIETE AÑOS QUE LLEVABAN AQUELLA CLASE DE RELACIONES, Y MÁS DE DOS QUE SU MARIDO HABÍA MUERTO. SE HABÍAN ACOSTUMBRADO AL ARREGLO QUE HABÍAN ESTABLECIDO. ÉL IBA A CALISTOGA CADA SÁBADO POR LA NOCHE Y SE QUEDABA CON ELLA HASTA EL DOMINGO POR LA TARDE. LOS HIJOS DE MARY ELLEN PERMANECÍAN EN CASA DE SU MADRE, AUN ESTANDO ÉL ALLÍ. SUS CONTACTOS ERAN MENOS CLANDESTINOS QUE EN OTRO TIEMPO. NO HABÍA MOTIVO PARA SEGUIR ESCONDIÉNDOSE DE LOS VECINOS; EN EL PUEBLO, TODO EL MUNDO SABÍA QUE ELLA ERA LA CHICA DE THURSTON… «LA PROSTITUTA DE THURSTON», LA HABÍAN LLAMADO AL PRINCIPIO, PERO YA NADIE SE ATREVÍA A DARLE AQUEL APODO. JEREMIAH INCLUSO SE HABÍA ENFRENTADO CON ALGUNOS DE LOS MÁS IMPERTINENTES. PERO ÉL SABÍA QUE MARY ELLEN PERTENECÍA A UN TIPO FEMENINO FÁCILMENTE CRITICABLE. ERA DE ESA CLASE DE MUCHACHAS QUE DESAGRADAN SIEMPRE A LAS MUJERES Y QUE SUELEN PROVOCARLES CELOS: ERA UNA LLAMATIVA PELIRROJA DE LARGAS PIERNAS Y PECHOS TURGENTES; LLEVABA LOS ESCOTES DEMASIADO BAJOS Y SE MOSTRABA DEMASIADO PROPENSA A LEVANTARSE LA FALDA HASTA MÁS ARRIBA DEL TOBILLO AL BAJAR DE LAS ACERAS, CON EL CONSIGUIENTE REGOCIJO DE LOS MÁS PRÓXIMOS TRANSEÚNTES. ERA TAN ATRACTIVA QUE JEREMIAH NUNCA SE CANSABA DE ELLA. CUANDO LA CONOCIÓ, HACÍA DOS AÑOS QUE SU MARIDO LA HABÍA ABANDONADO, Y HABÍA TRABAJADO COMO CAMARERA, BAILARINA Y DONCELLA DE UN HOTEL ANEJO AL BALNEARIO, Y NO DEJÓ DE HACERLO DESPUÉS DE LA LLEGADA DE JEREMIAH. INSISTÍA EN QUE NO QUERÍA NADA DE ÉL. CON TODO, JEREMIAH HABÍA INTENTADO BORRARLA VARIAS VECES DE SU MENTE, PERO SE LO IMPIDIERON LA TERNURA Y EL CARIÑO QUE MARY ELLEN LE DEMOSTRABA. ERA INDUDABLE QUE LLENABA EL VACÍO QUE ÉL HABÍA LLEVADO SIEMPRE EN SU CORAZÓN, Y ADEMÁS, ¿POR QUÉ NEGARLO?, CADA VEZ SE SENTÍA MÁS ATRAÍDO HACIA SU CAMA. AL PRINCIPIO, IBA A CALISTOGA VARIAS VECES POR SEMANA, PERO LA PRESENCIA EN LA CASA DE LOS HIJOS DE MARY ELLEN DIFICULTABA AQUELLOS ENCUENTROS, POR LO QUE, AL CABO DEL PRIMER AÑO, DECIDIERON VERSE SÓLO LOS FINES DE SEMANA. COSTABA CREER QUE HABÍAN PASADO SEIS AÑOS DESDE ENTONCES. MARY ELLEN TENÍA YA TREINTA Y DOS AÑOS, LO QUE NO IMPEDÍA QUE TODAVÍA FUERA UNA MUJER HERMOSA. SIN EMBARGO, JEREMIAH NO PODÍA IMAGINARSE CASADO CON ELLA. CUANDO SE CONOCIERON, MARY ELLEN SE MOSTRÓ DEMASIADO MUNDANA, EXCESIVAMENTE DESENVUELTA, PERO ÉL SUPO APRECIAR SU ESPONTANEIDAD Y SU VALENTÍA. NUNCA SE DEJÓ ARREDRAR POR LO QUE LA GENTE DECÍA DE SUS RELACIONES CON JEREMIAH, ACTITUD QUE, ÉL LO SABÍA, LE HABÍA SIDO A VECES DIFÍCIL DE MANTENER.

—¿Y AHORA TAMPOCO TE CASARÍAS CON ELLA? —INSISTIÓ HANNAH. NO ENCONTRÓ LA SUGERENCIA FUERA DE LUGAR, PERO INCLUSO ENTONCES, DESPUÉS DE TANTOS AÑOS, ALGO LE IMPEDÍA VERLA COMO SU POSIBLE ESPOSA.

—NO LO SÉ. —MIRÓ A LA VIEJA Y SUSPIRÓ—. ¿NO TE PARECE QUE SOY DEMASIADO VIEJO PARA PENSAR EN ESAS COSAS? —HIZO LA PREGUNTA SABIENDO LA RESPUESTA DE LA VIEJA:

—NO, CREO QUE NO. Y PIENSO QUE DEBIERAS REFLEXIONAR SOBRE ELLO ANTES DE QUE SEA DEMASIADO TARDE, JEREMIAH THURSTON.

NO OBSTANTE, TAMPOCO ELLA CREÍA QUE MARY ELLEN FUERA LA SOLUCIÓN, A PESAR DE LO SIMPÁTICA QUE LE RESULTABA. HACÍA MUCHOS AÑOS QUE LA CONOCÍA, Y SIEMPRE LA HABÍA CREÍDO DEMASIADO LIGERA DE CASCOS. HABÍA SIDO DE LAS PRIMERAS EN ECHARLE EN CARA SUS RELACIONES CON JEREMIAH. PERO ERA UNA CHICA DE BUEN CORAZÓN Y RESULTABA IMPOSIBLE NO APRECIARLA. CON TODO, NO PODÍA PASARSE POR ALTO EL HECHO DE QUE YA HABÍA CUMPLIDO TREINTA Y DOS AÑOS, Y QUE LO QUE ÉL NECESITABA ERA UNA ESPOSA MÁS JOVEN QUE LE DIESE HIJOS. MARY ELLEN YA TENÍA TRES, Y EL DAR A LUZ AL TERCERO CASI LE HABÍA COSTADO LA VIDA. HABRÍA TENIDO QUE ESTAR LOCA PARA EXPONERSE A TENER OTRO, Y ELLA LO SABÍA.

—ME GUSTARÍA VER UNA CRIATURA EN ESTA CASA ANTES DE MORIR, JEREMIAH.

ÉL SONRIÓ TRISTEMENTE AL PENSAR EN LOS DOS HIJOS DE HARTE RECIÉN MUERTOS.

—A MÍ TAMBIÉN ME GUSTARÍA, PERO NO CREO QUE NINGUNO DE NOSOTROS DOS LLEGUE A VERLO NUNCA. —JAMÁS HABÍA DICHO SEMEJANTE COSA A NADIE.

—NO SEAS TESTARUDO. AÚN ESTÁS A TIEMPO. SI BUSCARAS A LA CHICA ADECUADA, LA ENCONTRARÍAS.

AQUELLAS PALABRAS TRAJERON A JEREMIAH ANTIGUOS RECUERDOS DE FRUSTRACIÓN, Y MOVIÓ LA CABEZA TANTO PARA EXPULSARLOS DE SU MENTE COMO PARA CONTESTAR A HANNAH.

—SOY DEMASIADO VIEJO PARA UNA MUCHACHA JOVEN. TENGO YA CASI CUARENTA Y CUATRO AÑOS.

—SÍ, PERO LO DICES COMO SI TUVIERAS NOVENTA —REPUSO HANNAH. SOLTÓ UN CÓMICO BUFIDO Y LE PASÓ LA MANO POR EL RASTROJO DE SU CARA.

—PUES HAY DÍAS EN QUE ME SIENTO COMO SI LOS TUVIERA, Y ÉSE DEBE DE SER MI ASPECTO. A VECES, ME SORPRENDE QUE MARY ELLEN NO ECHE EL CERROJO DE LA PUERTA AL VERME LLEGAR.

—ES LO QUE DEBIERA HABER HECHO AÑOS ATRÁS, JEREMIAH. YA SABES LO QUE PIENSO DE ESE ASUNTO. —SÍ, LO SABÍA, PERO A HANNAH NO LE DESAGRADABA REPETIR SUS OPINIONES—. OS COMPORTASTEIS COMO UN PAR DE LOCOS AL EMPEZAR ESA AVENTURA, Y LOS DOS HABÉIS PAGADO UN ALTO PRECIO POR ELLA.

ERA LA PRIMERA VEZ QUE HANNAH LO DECÍA CON TANTA CLARIDAD, LO QUE SORPRENDIÓ A JEREMIAH:

—¿LOS DOS?

—SÍ, Y FUE UNA LÁSTIMA QUE NO LLEGARA A TOMAR EL TREN AQUELLA VEZ, Y SE MARCHASE PARA SIEMPRE COMO ERA SU INTENCIÓN. HABRÍAS TENIDO LA OPORTUNIDAD DE ENCONTRAR UNA ESPOSA QUE TE HUBIERA DADO HIJOS. DE TODOS MODOS, NO SERÉ YO QUIEN TE DIGA QUE NO TE CASES CON ELLA SI LO QUE QUIERES ES NO QUEDARTE SOLTERO, JEREMIAH.

ÉL SONRIÓ BENÉVOLAMENTE A LA VIEJA.

—TAL COMO ME LO HAS DICHO SE LO DIRÉ.

BAJO LA MIRADA DE JEREMIAH, HANNAH HIZO UNA MUECA DE DISGUSTO Y TOMÓ EL CHAL QUE HABÍA DEJADO EN EL RESPALDO DE UNA SILLA. ENTRETANTO, ÉL PENSABA QUE LO QUE NECESITABA CON MÁS URGENCIA EN AQUEL MOMENTO ERA AFEITARSE, BAÑARSE Y TOMAR OTRA TAZA DE CAFÉ BIEN CARGADO ANTES DE IR A LA MINA. LA NOCHE QUE HABÍA PASADO CON JOHN HARTE, HASTA QUE HABÍAN LLEGADO SUS PARIENTES PARA CONSOLARLE, HABÍA SIDO LARGUÍSIMA.

—AH… —AÑADIÓ JEREMIAH—, JOHN SE MOSTRÓ MUY AGRADECIDO POR LO QUE ME DISTE PARA ÉL, HANNAH. SE LO HICE COMER ESTA MAÑANA.

—¿NO HA DORMIDO EN TODA LA NOCHE? —JEREMIAH MOVIÓ NEGATIVAMENTE LA CABEZA. Y PENSÓ: POBRE JOHN. ¿CÓMO HABRÍA PODIDO HACERLO?—. Y ESTOY SEGURA DE QUE TÚ TAMPOCO HAS PEGADO OJO.

—ME ENCUENTRO MUY BIEN. YA DORMIRÉ ESTA NOCHE.

HANNAH LE SONRIÓ MALICIOSAMENTE Y SE VOLVIÓ CUANDO ESTABA A PUNTO DE MARCHARSE.

—COSA QUE NO CREO QUE VAYA A GUSTARLE MUCHO A MARY ELLEN, ¿NO TE PARECE?

JEREMIAH RIÓ Y LA VIEJA CERRÓ LA PUERTA TRAS ELLA.