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DANIELLE STEEL, EL SUEÑO DE UNA ESTRELLA. CAPITULO 32.

EL DÍA DE ACCIÓN DE GRACIAS, SPENCER EMPEZÓ A TRABAJAR EN EL PUESTO DE LA ADMINISTRACIÓN QUE LE HABÍAN OFRECIDO LOS AMIGOS DEL JUEZ BARCLAY. LE PARECÍA UNA DEGRADACIÓN, PERO TENÍA QUE HACER ALGO PARA MANTENER LA MENTE OCUPADA. NO PODÍA PERMANECER SENTADO EN CASA, ESPERANDO QUE SE PRODUJERA ALGÚN CAMBIO. NADA CAMBIARÍA. ELIZABETH NO PENSABA SOLTARLE Y CRYSTAL NO QUERÍA QUE REGRESARA A CALIFORNIA.

POR SUERTE, Y CONTRA TODO PRONÓSTICO, EL TRABAJO LE GUSTABA. POR NAVIDAD, LAS COSAS EMPEZARON A VOLVER A SU CAUCE AUNQUE UNA PARTE DE SÍ MISMO HUBIERA MUERTO AL PERDER A CRYSTAL. PARA OLVIDARLA, SE ENTREGÓ EN CUERPO Y ALMA AL TRABAJO Y DESCUBRIÓ QUE LA POLÍTICA LE GUSTABA MUCHO MÁS DE LO QUE SUPONÍA.

WASHINGTON ERA UNA CIUDAD MUY VIVA Y ANIMADA DONDE ÉL HUBIERA PODIDO SER FELIZ DE NO SER POR EL VACÍO QUE LE SEPARABA DE ELIZABETH. CUALQUIER POSIBILIDAD DE ESTABLECER CON ELLA RELACIONES AFECTIVAS QUEDÓ DESTRUIDA CUANDO ÉL LE PIDIÓ EL DIVORCIO. NI ÉL LA AMABA NI ELLA CONFIABA EN ÉL. SE SENTÍA ATADO A SU MUJER POR UNA SERIE DE CONDICIONAMIENTOS EQUIVOCADOS.

ELIZABETH ERA UNA COMPAÑERA MUY AGRADABLE CUANDO QUERÍA, Y DERROCHABA INGENIO E INTELIGENCIA A RAUDALES. PERO LA VIDA DE AMBOS HABÍA SUFRIDO UN DURO GOLPE CUANDO ÉL LE CONFESÓ QUE NO LA AMABA. FUE UNA INSENSATEZ, PERO LO DIJO IMPULSADO POR LA EXASPERACIÓN Y LA ESPERANZA QUE TENÍA DE CASARSE CON CRYSTAL. ELIZABETH JAMÁS LO MENCIONABA, PERO ÉL SABÍA QUE SIEMPRE LO TENDRÍA EN CUENTA. LA PASIÓN INICIAL ESTABA TOTALMENTE APAGADA Y, AUNQUE DE VEZ EN CUANDO HACÍAN EL AMOR, LA EXPERIENCIA CONTENÍA SIEMPRE UN FONDO DE AMARGURA. SUS FAMILIARES Y AMIGOS NO SE DABAN CUENTA DE NADA Y LES CONSIDERABAN UNA PAREJA FELIZ Y BIEN AVENIDA. POR SU PARTE, ELLOS PROCURABAN DISIMULAR SUS DECEPCIONES. ELIZABETH ESTABA CONTENTA DEL TRABAJO DE SPENCER Y ESO, PARA ELLA, ERA LO MÁS IMPORTANTE. EL ÚNICO CONTACTO DE SPENCER CON CRYSTAL SE PRODUCÍA EN LOS CINES. VIO LA PRIMERA PELÍCULA DE CRYSTAL UNA NOCHE EN QUE ELIZABETH SE QUEDÓ A TRABAJAR HASTA MUY TARDE. CUANDO REGRESARON DE PALM BEACH, LEYÓ EN LA PRENSA QUE CRYSTAL ESTABA A PUNTO DE INICIAR EL RODAJE DE UNA IMPORTANTE PRODUCCIÓN.

AÚN NO ERA UNA ESTRELLA DE PRIMERA MAGNITUD, PERO ESTABA MUY SOLICITADA. SPENCER SABÍA QUE TODOS LOS ESTUDIOS QUE QUISIERAN CONTRATARLA TENDRÍAN QUE VÉRSELAS PRIMERO CON ERNIE. CRYSTAL ESTABA GANANDO UNA FORTUNA NO SÓLO PARA ÉL SINO PARA LOS HOMBRES CUYOS INTERESES REPRESENTABA. POR ESO ERNIE HABÍA AMENAZADO CON MATARLA EN CASO DE QUE LE DEJARA. QUERÍA PROTEGER SU INVERSIÓN. LA PRENSA DECÍA QUE EL RODAJE EMPEZARÍA EN JUNIO, PERO ENTRETANTO CRYSTAL APARECÍA POR TODAS PARTES CON ERNIE O CON FAMOSOS ACTORES QUE ÉL LE BUSCABA PARA DARLE PUBLICIDAD. EN LOS PERIÓDICOS SE HABLABA CONSTANTEMENTE DE ELLA Y SU ROSTRO ERA MUY CONOCIDO.

HABÍA EMPEZADO CON BUEN PIE, PERO SPENCER SE ESTREMECIÓ AL PENSAR EN LO QUE SERÍA SU VIDA CON ERNIE.

CUANDO SE INICIÓ EL RODAJE DE LOS EXTERIORES EN PALM SPRINGS, SPENCER SE ENCONTRABA EN BOSTON CON SU NUEVO JEFE, TRATANDO DE ESTABLECER CONEXIONES POLÍTICAS. QUERÍAN HABLAR CON UN JOVEN SENADOR Y TENÍAN QUE REUNIRSE CON VARIAS PERSONAS ANTES DE REGRESAR A WASHINGTON. ELIZABETH DEJÓ SU TRABAJO EN OTOÑO PORQUE HABÍA DECIDIDO MATRICULARSE EN DERECHO. ESTABA MUY SATISFECHA DE LA LABOR DE SPENCER Y SU PADRE TAMBIÉN LA APROBABA. TODO ELLO LA INDUCÍA A MIRARLE CON MÁS SIMPATÍA. SPENCER NO VOLVIÓ A MENCIONAR EL DIVORCIO Y, AL FINAL, ELLA LLEGÓ A LA CONCLUSIÓN DE QUE HABÍA RECUPERADO EL SENTIDO COMÚN.

CUANDO SONÓ EL TELÉFONO UNA FRÍA TARDE DE NOVIEMBRE, ELIZABETH ESTABA TODAVÍA EN CLASE Y SPENCER ACABABA DE REGRESAR DEL DESPACHO. AÚN NO HABÍA LEÍDO LA PRENSA DE LA TARDE Y NO SE HABÍA ENTERADO DE LA NOTICIA. EL CORAZÓN LE DIO UN VUELCO CUANDO DESCOLGÓ EL TELÉFONO Y OYÓ SOLLOZOS ENTRECORTADOS. LA TELEFONISTA LE HABÍA PASADO LA LLAMADA, DICIÉNDOLE QUE ERA INTERURBANA. TARDÓ VARIOS MINUTOS EN OÍR Y RECONOCER LA VOZ DE CRYSTAL. HABÍA TRANSCURRIDO CASI UN AÑO DESDE LA ÚLTIMA VEZ QUE SE VIERON.

—CRYSTAL…, ¿ERES TÚ?

NO HUBO MÁS QUE SILENCIO Y UN CRUJIDO DE INTERFERENCIAS. PENSÓ QUE LES HABÍAN CORTADO LA COMUNICACIÓN, PERO ENTONCES LA OYÓ DE NUEVO, LLORANDO HISTÉRICAMENTE Y DICIÉNDOLE ALGO QUE NO PUDO ENTENDER. SE PREGUNTÓ SI ESTARÍA HERIDA Y SE ESTREMECIÓ DE IMPOTENCIA.

—¿DÓNDE ESTÁS? ¿DESDE DÓNDE LLAMAS? —LE GRITÓ INÚTILMENTE. DESPUÉS, VOLVIÓ A OÍR SU LLANTO. LA ÚNICA PALABRA INTELIGIBLE QUE PUDO CAPTAR FUE SU PROPIO NOMBRE. EL RESTO NO CONSIGUIÓ DESCIFRARLO. CONSULTÓ SU RELOJ: EN CALIFORNIA ERAN LAS TRES DE LA TARDE—. CRYSTAL, ESCÚCHAME…, CÁLMATE Y DIME ALGO. ¿QUÉ TE HA PASADO? —APARENTEMENTE, TODO. SPENCER ESTUVO A PUNTO DE ECHARSE A LLORAR DE DESESPERACIÓN—. ¡CRYSTAL! ¿ME OYES?

—SÍ —CONTESTÓ ELLA CON UN GEMIDO.

—¿QUÉ TE OCURRE, CARIÑO? ¿DÓNDE ESTÁS?

SE HABÍA OLVIDADO DE DÓNDE ESTABA. SÓLO PENSABA EN LA CHICA DEL OTRO EXTREMO DE LA LÍNEA Y EN SU DESEO DE ESTAR A SU LADO PARA AYUDARLA. MENOS MAL QUE LO HABÍA LLAMADO. COMO AQUEL MALNACIDO LE HUBIERA HECHO DAÑO, SERÍA CAPAZ DE MATARLO.

OYÓ QUE CRYSTAL RESPIRABA HONDO.

—SPENCER…, TE NECESITO… —SPENCER CERRÓ LOS OJOS, ESPERANDO EL RESTO DE LA FRASE—. ESTOY EN LA CÁRCEL.

—¿POR QUÉ? —PREGUNTÓ SPENCER, ABRIENDO LOS OJOS MIENTRAS TODOS LOS MÚSCULOS DE SU CUERPO SE CONTRAÍAN EN UN REPENTINO ESPASMO.

HUBO UNA LARGA PAUSA, UN SOLLOZO DESGARRADOR Y DE NUEVO EL SILENCIO.

—POR ASESINATO.

—¿HABLAS EN SERIO?

SPENCER SINTIÓ QUE TODA LA HABITACIÓN DABA VUELTAS A SU ALREDEDOR MIENTRAS UN FRÍO ESTREMECIMIENTO LE RECORRÍA LA COLUMNA VERTEBRAL.

—YO NO LO HICE, TE LO JURO…, ALGUIEN MATÓ A ERNIE ANOCHE…, EN MALIBÚ…

CRYSTAL TRATÓ DE EXPLICARLE LAS CIRCUNSTANCIAS, PERO ESTABA DEMASIADO TRASTORNADA Y ÉL NO PUDO ENTENDERLA. INSTINTIVAMENTE, SPENCER EMPEZÓ A ANOTAR LO POCO QUE CONSIGUIÓ COMPRENDER. CRYSTAL ESTABA EN LA CÁRCEL DE LOS ÁNGELES Y AQUELLA MAÑANA HABÍAN DESCUBIERTO EL CADÁVER DE ERNIE EN SU CASA DE MALIBÚ. LA POLICÍA DETUVO A CRYSTAL EN BEVERLY HILLS Y LA ENCARCELÓ BAJO LA ACUSACIÓN DE ASESINATO.

—¿HAY ALGUNA RAZÓN PARA QUE SOSPECHEN DE TI?

—NO LO SÉ…, NO LO SÉ… AYER TUVIMOS UNA PELEA EN LA PLAYA Y ALGUIEN NOS VIO. ME GOLPEÓ —SPENCER HIZO UNA MUECA, CASI COMO SI EL GOLPE LO HUBIERA RECIBIDO ÉL—, YO LE ATAQUÉ A MI VEZ, PERO ESO FUE TODO…, ALLÍ LE DEJÉ ANOCHE. DIJO QUE ESPERABA A UNOS SOCIOS CON QUIENES TENÍA QUE DISCUTIR UN TRATO. NO SÉ QUIÉNES ERAN.

—¿LO SABE ALGUIEN? —PREGUNTÓ SPENCER SIN DEJAR DE TOMAR NOTAS.

—LO IGNORO.

—¿POR QUÉ OS PELEASTEIS?

SPENCER HABLABA EN AQUELLOS MOMENTOS COMO UN SIMPLE ABOGADO CON SU CLIENTE.

—POR LA CUESTIÓN DEL CONTRATO. YO QUERÍA RESCINDIRLO. ME ALQUILABA A LOS ESTUDIOS COMO SI FUERA UN AUTOMÓVIL. TODO EL DINERO ERA PARA ÉL Y YO ESTABA HARTA. NI SIQUIERA ME DEJABA DECIDIR EN QUÉ PELÍCULAS TRABAJAR. ME EXPLOTABA… —CRYSTAL ROMPIÓ NUEVAMENTE EN SOLLOZOS. DEMASIADO TARDE COMPRENDIÓ LO QUE OCURRÍA, CUANDO YA NO PODÍA ESCAPAR DE ÉL Y CASI HABÍA PERDIDO A SPENCER—. LE ODIABA…, PERO NO LE MATÉ, SPENCER. LO JURO.

—¿PUEDES DEMOSTRARLO? ¿ALGUIEN TE VIO EN BEVERLY HILLS? ¿FUISTE A ALGÚN SITIO? ¿VISITASTE A ALGÚN CONOCIDO?

—NO. A NADIE. NO HUBO NADA. ME DOLÍA MUCHO LA CABEZA DESPUÉS DEL PUÑETAZO QUE ME DIO EN LA PLAYA, Y ME FUI A LA CAMA. LA CRIADA HABÍA SALIDO Y NO VI AL CHÓFER. —POR ESO LA HABÍAN DETENIDO. TENÍA UN MOTIVO, LE FALTABA LA COARTADA Y NADIE PODÍA CONFIRMAR SUS DECLARACIONES—. SPENCER —DIJO CRYSTAL CON VOZ DE CHIQUILLA ASUSTADA—, SÉ QUE NO TENDRÍA QUE PEDÍRTELO…, SEGURAMENTE ME MANDARÁS AL INFIERNO, PERO NO TENGO A NADIE MÁS A QUIEN RECURRIR. ¿QUERRÁS AYUDARME?

SPENCER TARDÓ UN MOMENTO EN CONTESTAR. SABÍA LO QUE TENÍA QUE HACER. LO SUPO EN CUANTO ELLA LE LLAMÓ. NO TENÍA MÁS REMEDIO. IRÍA A CALIFORNIA.

—MAÑANA MISMO ESTARÉ AHÍ. TENGO QUE BUSCAR A ALGUIEN QUE TE DEFIENDA.

—¿NO PODRÍAS HACERLO TÚ? TENGO MUCHO MIEDO, SPENCER. ¿Y SI NO PUEDO DEMOSTRAR QUE NO ESTUVE ALLÍ?

SPENCER ESTABA TAN TRASTORNADO QUE NO OYÓ ENTRAR A SU MUJER, QUE SE ENCONTRABA DE PIE EN EL PASILLO, ESCUCHÁNDOLO TODO.

—NO TE PREOCUPES. LO DEMOSTRAREMOS. PERO, OYE UNA COSA, NO SOY UN ABOGADO PENALISTA. TENEMOS QUE BUSCAR AL MEJOR. CON ESO NO SE PUEDE JUGAR, CRYSTAL…, POR FAVOR…

TENÍA MIEDO DE NO LLEVAR BIEN SU DEFENSA. DEMASIADAS COSAS ESTABAN EN JUEGO. LA VIDA DE CRYSTAL. E, INDIRECTAMENTE, TAMBIÉN LA SUYA.

—QUIERO QUE LO HAGAS TÚ… SI TIENES TIEMPO…

NI SIQUIERA LO HABÍA PENSADO, PERO AHORA QUE ESTABA UN POCO MÁS CALMADA TRAS HABER HABLADO CON ÉL, CRYSTAL NO SABÍA SI SPENCER PODRÍA ENCARGARSE DE SU DEFENSA. DEBÍA DE TENER UN TRABAJO Y QUIZÁ NO PODRÍA DEJARLO.

SIN EMBARGO, NO ERA ESO LO QUE MÁS PREOCUPABA A SPENCER. A PESAR DE LO MUCHO QUE LE GUSTABA AQUELLA ESPECIALIDAD, ÉL NO ERA ABOGADO PENALISTA.

—YA HABLAREMOS DE ELLO CUANDO VAYA. ¿NECESITAS ALGO ENTRETANTO? —PREGUNTÓ, LEVANTANDO OTRA VEZ LA VOZ PARA SUPERAR EL RUIDO DE LAS INTERFERENCIAS.

—SÍ —CONTESTÓ ELLA, SONRIENDO ENTRE LÁGRIMAS—, UNA LIMA.

—BIEN. TE SACAREMOS DE AHÍ, YA LO VERÁS. IRÉ EN UN SANTIAMÉN. CRYSTAL… —EN AQUEL MOMENTO, SPENCER SE DIO CUENTA DE QUE ELIZABETH LE ESTABA OBSERVANDO, Y NO PUDO TERMINAR LA FRASE COMO HUBIERA QUERIDO—. ME ALEGRO DE QUE HAYAS LLAMADO.

CRYSTAL SE SENTÍA CULPABLE, TRAS HABERLE DICHO QUE LA DEJARA EN PAZ UN AÑO ANTES. SIN EMBARGO, SIEMPRE LE AMÓ Y NO PODÍA RECURRIR A NADIE MÁS.

—LES HE DICHO QUE ERES MI ABOGADO. NO TE IMPORTA, ¿VERDAD?

—ME PARECE MUY BIEN. DILES QUE ACABO DE CONFIRMARLO. PERO NO LES DIGAS NADA MÁS. ¡NADA! ¿ME OYES?

—SÍ —CONTESTÓ CRYSTAL EN TONO VACILANTE.

LA HABÍAN INTERROGADO TODO EL DÍA HASTA QUE, AL FINAL, SE DERRUMBÓ Y SUFRIÓ UN ATAQUE DE NERVIOS. FUE ENTONCES CUANDO LE PERMITIERON LLAMAR A SU ABOGADO.

—¡HABLO EN SERIO! NO LES DIGAS NADA. PRIMERO, QUIERO DISCUTIRLO TODO CONTIGO. ¿DE ACUERDO?

—SÍ —CONTESTÓ CRYSTAL, MÁS TRANQUILA.

—MUY BIEN. NOS VEREMOS MAÑANA. TE SACAREMOS DE ÉSTA, TENLO POR SEGURO.

CRYSTAL LE DIO LAS GRACIAS Y ROMPIÓ NUEVAMENTE A LLORAR. MOMENTOS DESPUÉS, AMBOS COLGARON. SPENCER PERMANECIÓ LARGO RATO CONTEMPLANDO EL TELÉFONO.

—¿QUÉ SIGNIFICA TODO ESTO? —PREGUNTÓ ELIZABETH.

SPENCER LA MIRÓ A LOS OJOS ANTES DE CONTESTAR. TENÍA QUE DECIRLE LA VERDAD O, POR LO MENOS, PARTE DE ELLA. DE TODOS MODOS, SE ENTERARÍA EN CUANTO LA PRENSA PUBLICARA LA NOTICIA. CRYSTAL YA ERA LO SUFICIENTEMENTE FAMOSA COMO PARA QUE EL CASO DESPERTARA INTERÉS.

—UNA AMIGA MÍA ESTÁ EN APUROS EN CALIFORNIA. —SPENCER RESPIRÓ HONDO MIENTRAS ELLA FRUNCÍA EL CEÑO—. MAÑANA VIAJO HACIA ALLÁ.

—¿PUEDO PREGUNTAR POR QUÉ?

ELIZABETH LE MIRÓ FRÍAMENTE MIENTRAS ENCENDÍA UN CIGARRILLO.

—QUIERO VER SI PUEDO AYUDARLA.

—¿PUEDO PREGUNTAR QUIÉN ES ESA AMIGA?

SPENCER VACILÓ UN SEGUNDO ANTES DE RESPONDER.

—SE LLAMA CRYSTAL WYATT.

AUNQUE EL NOMBRE LE SONABA, LA MIRADA DE SPENCER FUE MUY REVELADORA.

—NO CREO QUE ME LA HAYAS MENCIONADO NUNCA. —SENTÁNDOSE EN EL SOFÁ SIN APARTAR LOS OJOS DE SU MARIDO, ELIZABETH COMPRENDIÓ INSTINTIVAMENTE QUE AQUÉLLA ERA LA MUJER QUE SE INTERPONÍA ENTRE AMBOS—. ¿QUÉ CLASE DE AMIGA ES, SPENCER? ¿UNA ANTIGUA NOVIA?

—LA CONOCÍ CUANDO ERA UNA NIÑA, PERO AHORA YA ES MAYOR Y SE ENCUENTRA EN UNA SITUACIÓN MUY APURADA.

—AH, ¿SÍ? ¿Y QUÉ PIENSAS HACER PARA AYUDARLA?

—ENCARGARME DE SU DEFENSA, SI PUEDO, O BUSCARLE UN BUEN ABOGADO.

—¿CUÁL ES LA ACUSACIÓN?

—ASESINATO —CONTESTÓ SPENCER, MIRANDO A SU MUJER DIRECTAMENTE A LOS OJOS.

—COMPRENDO. ENTONCES LA COSA ES MUY GRAVE. PERO ¿SE TE HA OCURRIDO PENSAR, GENTIL PALADÍN DE NOBLES DONCELLAS, QUE TÚ NO ERES UN ABOGADO PENALISTA?

—YA SE LO HE DICHO. VERÉ SI ENCUENTRO A ALGUIEN QUE SE ENCARGUE DEL CASO.

—ESO PUEDES HACERLO DESDE AQUÍ —DIJO ELIZABETH, APLASTANDO LA COLILLA DEL CIGARRILLO.

—NO, NO PUEDO —REPLICÓ SPENCER, SACUDIENDO LA CABEZA. TENÍA QUE IR A VERLA. ELLA LE HABÍA LLAMADO, DESESPERADA. NO PENSABA DEJARLA EN LA ESTACADA. ERA LA ÚNICA OPORTUNIDAD QUE SE LE OFRECÍA DE AYUDARLA. SU VIDA CORRÍA PELIGRO Y ÉL ESTABA DISPUESTO A HACER TODO LO POSIBLE POR ELLA, INCLUSO DEFENDERLA—. ME VOY MAÑANA POR LA MAÑANA.

—YO QUE TÚ, NO LO HARÍA.

LA VOZ DE ELIZABETH CONTENÍA UNA VELADA AMENAZA.

—TENGO QUE IR —DIJO SPENCER SIN VACILAR.

—SI TE VAS, PEDIRÉ EL DIVORCIO.

ELIZABETH LE OFRECÍA EN BANDEJA LO QUE ÉL LE HABÍA PEDIDO UN AÑO ANTES.

—LO LAMENTO.

—¿DE VERAS? DE TODOS MODOS, ES LO QUE QUERÍAS. Y ESA TAL SEÑORITA WYATT, ¿QUÉ PENSARÁ AL RESPECTO?

—EN ESTOS MOMENTOS SÓLO PIENSA EN SU TERROR, ELIZABETH. —SPENCER TENÍA LAS PALMAS DE LAS MANOS HÚMEDAS. AL FINAL, HABÍA LLEGADO EL PUNTO DECISIVO—. NO SÉ CUÁNTO TIEMPO ESTARÉ FUERA.

—HABLO EN SERIO. NO QUIERO QUE ME AVERGÜENCES EN PÚBLICO, HACIENDO EL RIDÍCULO POR AHÍ.

—YA HABLAREMOS DE ESO CUANDO VUELVA.

EL DIVORCIO YA NO PARECÍA TAN CRUCIAL.

—NO LO CREO, SPENCER. SERÁ MEJOR QUE LO PIENSES BIEN ANTES DE IRTE. —LA TENSIÓN EN LA ESTANCIA ERA TAN DENSA QUE HUBIERA PODIDO CORTARSE CON UN CUCHILLO—. ME HA PARECIDO ADIVINAR QUE TIENES ASPIRACIONES POLÍTICAS. EN TAL CASO, UN DIVORCIO NO TE SERÍA MUY BENEFICIOSO.

—SUENA A CHANTAJE.

—LLÁMALO COMO QUIERAS. MERECE LA PENA QUE LO PIENSES, ¿NO CREES?

—NO TENGO OTRA ALTERNATIVA. —SPENCER SE PASÓ LAS MANOS POR LAS SIENES PLATEADAS. TENÍA TREINTA Y CINCO AÑOS Y LLEVABA OCHO ENAMORADO DE CRYSTAL. AHORA ELLA LE NECESITABA Y NO PODÍA DEFRAUDARLA, POR GRAVES QUE FUERAN LAS AMENAZAS DE SU MUJER—. ELIZABETH…, ELLA ME NECESITA.

—¿ESTÁS ENAMORADO DE ELLA? —PREGUNTÓ ELIZABETH, ADIVINANDO EN SU MIRADA QUE ERA UNA PREGUNTA ESTÚPIDA.

—LO ESTUVE.

POR PRIMERA VEZ, ERA SINCERO CON ELLA. SU MATRIMONIO HABÍA SIDO UN ERROR DESDE UN PRINCIPIO PORQUE NUNCA DEJÓ DE AÑORAR LO QUE NO TENÍA: LOS SENTIMIENTOS COMPARTIDOS BREVEMENTE CON CRYSTAL.

—¿Y AHORA?

—NO LO SÉ. LLEVO MUCHO TIEMPO SIN VERLA. PERO NO VOY POR ESO. VOY PORQUE NO TIENE A NADIE A QUIEN RECURRIR.

—QUÉ CONMOVEDOR. —ELIZABETH SE LEVANTÓ PARA SUBIR A SU DORMITORIO—. PIENSA EN LO QUE TE HE DICHO, ANTES DE IRTE. TE SUGIERO QUE LE BUSQUES OTRO ABOGADO.

SIN EMBARGO, TAN PRONTO COMO ELLA SE RETIRÓ, SPENCER LLAMÓ A LA COMPAÑÍA AÉREA E HIZO UNA RESERVA DE PASAJE.

DESPUÉS, SUBIÓ LENTAMENTE AL PISO DE ARRIBA, PREGUNTÁNDOSE QUÉ IBA A OCURRIR. AHORA YA NO IMPORTABA. LO IMPORTANTE PARA ÉL ERA SALVAR A CRYSTAL. SU VIDA ESTABA EN PELIGRO, PERO AL MENOS SE HABÍA LIBRADO DE ERNESTO SALVATORE. SIN EMBARGO, EL PRECIO ERA MUY ALTO: PODÍAN CONDENARLA A MUERTE O A CADENA PERPETUA.

RECOGIÓ SUS COSAS Y LLAMÓ A SU JEFE PARA DECIRLE QUE TENÍA QUE TRASLADARSE A CALIFORNIA PARA UN ASUNTO PERSONAL. SU JEFE SE MOSTRÓ COMPRENSIVO Y ÉL PROMETIÓ LLAMARLE EN CUANTO SUPIERA CÓMO ESTABA LA SITUACIÓN. DESPUÉS, ENTRÓ EN EL DORMITORIO Y ENCONTRÓ A ELIZABETH LEYENDO TRANQUILAMENTE EL PERIÓDICO. AL OÍRLO ENTRAR, SU MUJER LE DIRIGIÓ UNA EXTRAÑA MIRADA. SPENCER VIO QUE ESTABA LEYENDO LA NOTICIA DEL ASESINATO DE ERNIE. EL PERIÓDICO PUBLICABA UNA FOTOGRAFÍA DE CRYSTAL EN LA QUE ÉSTA NO APARECÍA TAN GUAPA COMO REALMENTE ERA, AUNQUE DE TODOS MODOS ESTABA PRECIOSA, CON UNA PAMELA, UN VESTIDO MUY ESCOTADO Y EL PÁLIDO CABELLO RUBIO CAYENDO SOBRE SUS HOMBROS. ELIZABETH HABÍA VISTO AQUELLOS OJOS EN OTRA PARTE Y LOS RECORDABA MUY BIEN.

—ES LA CHICA DE LA SALA DE FIESTAS, ¿VERDAD?

CRYSTAL ERA UNA DE ESAS MUJERES QUE NO SE OLVIDAN FÁCILMENTE. SPENCER ASINTIÓ. LA VERDAD YA SE HABÍA DESVELADO. MINTIÓ SOBRE CRYSTAL AL PRINCIPIO, CUANDO CREYÓ ESTAR ENAMORADO DE ELIZABETH BARCLAY. LO LAMENTABA Y SE SENTÍA CULPABLE, PERO SU MATRIMONIO HABÍA SIDO UN ERROR, Y AMBOS LO SABÍAN.

—CURIOSO —DIJO ELIZABETH CON AIRE MEDITABUNDO—. SIEMPRE PENSÉ QUE ERA ELLA. AÚN RECUERDO LA CARA QUE PUSISTE AQUELLA NOCHE. PARECÍA QUE TE HUBIERA ALCANZADO UN RAYO.

SPENCER ESBOZÓ UNA SONRISA. ERAN EXACTAMENTE LAS PALABRAS QUE ÉL UTILIZÓ TIEMPO ATRÁS, HABLANDO DE LO QUE BUSCABA EN LA VIDA. PENSABA PRECISAMENTE EN CRYSTAL CUANDO EN PALM BEACH LE DIJO A ELIZABETH QUE QUERÍA VER RAYOS Y CENTELLAS.

—¿TE VAS? —PREGUNTÓ SU MUJER.

—SÍ.

ELIZABETH ASINTIÓ EN SILENCIO Y APAGÓ LA LUZ. TENDIDO A SU LADO EN LA CAMA, SPENCER PENSÓ EN CRYSTAL, PRESA EN UNA CÁRCEL DE CALIFORNIA.