Найти в Дзене

DANIELLE STEEL, EL SUEÑO DE UNA ESTRELLA. CAPITULO 21.

YA ESTABAN TODOS SENTADOS A LA MESA DEL DESAYUNO CUANDO SPENCER BAJÓ A LA MAÑANA SIGUIENTE. SUS PADRES, ELIZABETH Y LA FAMILIA BARCLAY AL COMPLETO. HUBIERA SIDO UN MOMENTO PERFECTO PARA HACERLES EL ANUNCIO. SIN EMBARGO, AL ENTRAR EN LA ESTANCIA, RECIÉN AFEITADO Y CON EL ROSTRO MUY PÁLIDO TRAS APENAS DOS HORAS DE SUEÑO, NO PUDO INTERRUMPIR SU ANIMADA CONVERSACIÓN.

—ANOCHE TE ACOSTASTE TARDÍSIMO —LE DIJO ELIZABETH EN VOZ BAJA.

ESTABAN A PUNTO DE SALIR HACIA EL AEROPUERTO, Y LOS BARCLAY DESEABAN COMPARTIR UNA ÚLTIMA COMIDA CON LOS HILL. TODOS ESTABAN COMENTANDO LOS PLANES DE LA BODA. SPENCER SINTIÓ EL IMPULSO DE PONERSE A GRITAR, PERO SE CONTROLÓ, ÉSE NO ERA EL MOMENTO NI EL LUGAR MÁS ADECUADO PARA HABLARLES DE CRYSTAL. LO MÁS CORRECTO ERA DECÍRSELO PRIMERO A ELIZABETH, EN PRIVADO.

SE LLENÓ UNA TAZA DE TÉ Y PERMANECIÓ SENTADO EN SILENCIO MIENTRAS LOS DEMÁS HABLABAN. IAN FUE EL PRIMERO EN DARSE CUENTA Y NO PUDO RESISTIR LA TENTACIÓN DE BROMEAR.

—¿TIENE RESACA MI FUTURO CUÑADO? TODOS SABEMOS CÓMO SON LOS COMPAÑEROS DE LA FACULTAD DE DERECHO. CADA VEZ QUE ME REÚNO CON ELLOS, ME EMBORRACHO TANTO QUE SARAH AMENAZA CON PEDIR EL DIVORCIO.

—¡NO ES VERDAD! —REPLICÓ SARAH, MIRÁNDOLE CON UNA SONRISA—. ESO SÓLO LO HICE LA VEZ QUE TE DETUVIERON.

TODOS SE ECHARON A REÍR MENOS SPENCER, QUE SE MOSTRABA INEXPLICABLEMENTE ABATIDO.

—ANÍMATE, HIJO. TE ENCONTRARÁS MEJOR CUANDO TOMES UN TRAGO EN EL AVIÓN.

SIN EMBARGO, NO ERA UN TRAGO LO QUE NECESITABA SPENCER SINO LA COMPAÑÍA DE CRYSTAL.

POCO DESPUÉS, SE DESPIDIERON DE LOS BARCLAY, QUE VOLARÍAN DIRECTAMENTE A WASHINGTON. EL JUEZ BARCLAY NO SOLÍA ABANDONAR EL TRIBUNAL SUPREMO NI SIQUIERA POR UN DÍA, PERO LAS CIRCUNSTANCIAS LO MERECÍAN. HUBIERA SIDO CAPAZ DE VOLAR A LA LUNA PARA ASISTIR A LA FIESTA DE COMPROMISO DE SU NENA.

ELIZABETH NO HABLÓ CON SPENCER HASTA QUE ESTUVIERON A BORDO DEL APARATO. ENTONCES LE MIRÓ MUY SERIA, INTUYENDO QUE ALGO HABÍA OCURRIDO. JAMÁS LE HABÍA VISTO TAN APAGADO.

—¿QUÉ TE PASA?

ERA UNA PREGUNTA PERFECTA, PERO SPENCER NO SE ATREVIÓ A RESPONDER. SUS PADRES ESTABAN SENTADOS AL OTRO LADO DEL PASILLO. IAN Y SARAH SE SENTABAN DETRÁS. QUERÍA AHORRARLE A ELIZABETH EL DOLOR DE ENTERARSE DE LA NOTICIA DELANTE DE ELLOS.

SACUDIÓ LA CABEZA Y ELIZABETH MIRÓ A TRAVÉS DE LA VENTANILLA. ESTABA MOLESTA CON ÉL, PERO NO QUISO PREGUNTARLE NADA MÁS. AL POCO RATO SE QUEDÓ DORMIDA Y SPENCER SINTIÓ REMORDIMIENTO AUNQUE NO HASTA EL EXTREMO DE ESTAR DISPUESTO A SEGUIR ADELANTE CON LOS PLANES DE LA BODA. NO AMABA A ELIZABETH. AHORA LO SABÍA. ESTABA TOTALMENTE ENAMORADO DE CRYSTAL.

AÚN RECORDABA LA SENSACIÓN DE SU SEDOSO CABELLO CONTRA SUS MEJILLAS, SUS LABIOS SOBRE LOS SUYOS…, EL CONTACTO DE SU MANO. PENSÓ QUE SE VOLVERÍA LOCO ANTES DE LLEGAR A NUEVA YORK. HABÍA PROMETIDO ACOMPAÑAR A ELIZABETH A POUGHKEEPSIE AQUELLA NOCHE, PERO TEMÍA QUEDARSE A SOLAS CON ELLA. TENDRÍA QUE DECIRLE LA VERDAD, AUNQUE POR NADA DEL MUNDO HUBIERA QUERIDO HERIRLA. SE DEPRIMIÓ PENSANDO EN LA SORPRESA QUE SE LLEVARÍAN SUS PADRES Y EN LO FURIOSOS QUE SE PONDRÍAN LOS BARCLAY ANTE SU TRAICIÓN. PERO ESTABA PREPARADO PARA ENFRENTARSE A TODO.

AL LLEGAR, SUS PADRES TOMARON UN TAXI CON IAN Y SARAH Y ÉL FUE POR EL AUTOMÓVIL QUE HABÍA DEJADO EN EL APARCAMIENTO DEL AEROPUERTO. TRAS COLOCAR LAS MALETAS DE ELIZABETH EN EL MALETERO JUNTO CON LAS SUYAS, AMBOS PERMANECIERON EN SILENCIO DURANTE LOS PRIMEROS KILÓMETROS DE RECORRIDO. AL FINAL, ELIZABETH NO PUDO RESISTIR MÁS.

—¿QUÉ OCURRE, SPENCER? ¿QUÉ PASÓ ANOCHE? CUANDO SALISTE ESTABAS BIEN.

EN AQUELLOS MOMENTOS NO LO ESTABA, AUNQUE SÓLO ÉL CONOCÍA LA RAZÓN. TENÍA QUE DECÍRSELO.

POR UN INSTANTE, ELIZABETH RECORDÓ A LA CANTANTE DEL HARRY’S Y SE PREGUNTÓ SI SERÍA ALGO RELACIONADO CON ELLA. PERO NO ERA POSIBLE. ¿O SÍ? SPENCER PARECIÓ A PUNTO DE DESMAYARSE CUANDO LA VIO.

—¿SE TRATA DE ALGO QUE DEBO SABER? —PREGUNTÓ.

SPENCER PASÓ UN BUEN RATO SIN DECIR NADA HASTA QUE SE APARTÓ DE LA CARRETERA, DETUVO EL AUTOMÓVIL Y SE VOLVIÓ HACIA ELLA. ESTABA MUY PÁLIDO Y SE SENTÍA UN INSENSATO. ELIZABETH LE MIRÓ EXTRAÑAMENTE TRANQUILA.

—NO PUEDO CASARME CONTIGO —DIJO SIN DAR CRÉDITO A SUS PROPIAS PALABRAS.

SIN EMBARGO, LO MÁS INCREÍBLE FUE LA EXPRESIÓN DE ELIZABETH. PARECÍA INTERESADA, PERO NO PREOCUPADA.

—¿TE IMPORTARÍA DECIRME POR QUÉ?

—NO ESTOY MUY SEGURO DE PODER. —NO QUERÍA DECIRLE QUE NO LA AMABA. HUBIERA SIDO UN GOLPE DEMASIADO DURO, Y NO ERA JUSTO. ELLA NO TENÍA LA CULPA DE NO SER CRYSTAL. TAMPOCO TENÍA LA CULPA DE QUE NO HUBIERAN CAÍDO RAYOS Y CENTELLAS CUANDO LA CONOCIÓ. TENÍA TODAS LAS CUALIDADES IMAGINABLES. ERA INTELIGENTE Y ATRACTIVA, PERTENECÍA A UNA BUENA FAMILIA Y ÉL SE ENCONTRABA A GUSTO EN SU COMPAÑÍA—. SIMPLEMENTE, NO PUEDO. NO SERÍAMOS FELICES.

—ES LO MÁS ESTÚPIDO QUE HE OÍDO EN MI VIDA —DIJO ELIZABETH—. LO QUE MENOS PODÍA IMAGINAR ES QUE FUERAS UN COBARDE.

—¿Y ESO QUÉ TIENE QUE VER? —PREGUNTÓ SPENCER MIENTRAS ELLA ENCENDÍA UN CIGARRILLO.

—TIENE MUCHO QUE VER. ESTÁS ASUSTADO Y NO TE ATREVES A ENFRENTARTE CON LA SITUACIÓN. SERÍAS CAPAZ DE DEJARLO TODO Y ECHAR A CORRER COMO UN CONEJO. TODO EL MUNDO TIENE MIEDO…, ¿Y QUÉ? TEN VALOR, CARIÑO. EMBORRÁCHATE UN POCO, LLORA CON LOS AMIGOS Y NO TE PREOCUPES. ¿ACASO CREES QUE OTROS HOMBRES NO SIENTEN LO MISMO QUE TÚ? —SIN EMBARGO, LOS OTROS HOMBRES NO ESTABAN ENAMORADOS DE CRYSTAL, PENSÓ SPENCER—. TÓMATE UNA SEMANA LIBRE, SERÉNATE UN POCO Y VOLVEREMOS A HABLAR CUANDO YO BAJE ESTE FIN DE SEMANA.

—ELIZABETH…, NO ES TAN SENCILLO.

NO QUERÍA CONFESARLE QUE HABÍA VUELTO A VER A CRYSTAL, Y QUE ESTABA ENAMORADO DESDE QUE ELLA TENÍA CATORCE AÑOS. ELIZABETH LE HUBIERA TOMADO POR CHIFLADO.

—SERÁ SENCILLO SI TÚ LO QUIERES. —ELIZABETH APLASTÓ LA COLILLA DEL CIGARRILLO Y LE MIRÓ, SONRIENDO—. ¿POR QUÉ NO NOS COMPORTAMOS COMO SI ESTA CONVERSACIÓN NO HUBIERA TENIDO LUGAR?

—ME PARECE QUE ESTÁS MÁS CHIFLADA QUE YO.

—MUY BIEN, HAREMOS BUENA PAREJA, ¿NO TE PARECE, SPENCER?

—¡NO, MALDITA SEA! NO SOY LO QUE CREES Y NUNCA LO SERÉ. NO ASPIRO A LAS MISMAS COSAS QUE TÚ. NO ME INTERESAN LA FAMA, LA FORTUNA Y LA «IMPORTANCIA». NUNCA SERÉ EL HOMBRE QUE TÚ QUIERES. NO QUIERO SERLO.

—¿Y QUÉ ME DICES DE MÍ, YA QUE ESTAMOS? ¿CUÁLES SON MIS DEFECTOS, PORQUE DE ESO SE TRATA, VERDAD? AQUÍ ESTAMOS HABLANDO MÁS BIEN DE LO QUE NO SOY, NO DE LO QUE NO ERES.

ELIZABETH SIEMPRE ERA DOLOROSAMENTE SINCERA Y LO BASTANTE LISTA COMO PARA IDENTIFICAR LO QUE VEÍA, AUNQUE IGNORARA LAS RAZONES.

—TÚ NO ME NECESITAS.

PARECÍA UN MOTIVO TAN BALADÍ PARA ROMPER UNA RELACIÓN QUE HASTA EL PROPIO SPENCER SE SINTIÓ ESTÚPIDO AL DECIRLO.

—PUES, CLARO QUE SÍ. PERO NO TENGO POR QUÉ GIMOTEAR PARA QUE LO COMPRENDAS, ¿O ACASO ES ESO LO QUE ESPERAS? Y, POR SI FUERA POCO, TE QUIERO, SI ES QUE ESO SIGNIFICA ALGO PARA TI. NO ME HACE FALTA VER ARCO IRIS Y MILAGROS Y TENER VISIONES DE ÁNGELES TOCANDO EL ARPA PARA SABER QUE TE AMO. ME GUSTAS. CREO QUE ERES INTELIGENTE Y DIVERTIDO Y QUE PODRÍAMOS LLEGAR MUY LEJOS A POCO QUE TE LO PROPUSIERAS, Y, UNA VEZ ALLÍ, NOS LO PASARÍAMOS BOMBA. ESO ES LO QUE YO QUIERO. ¿TAN TERRIBLE TE PARECE?

—NO ES QUE SEA TERRIBLE. NO HAY NADA QUE LO SEA. TÚ NO LO ERES, Y ME GUSTAS MUCHÍSIMO…, PERO NECESITAMOS ALGO MÁS QUE ESO. —SPENCER LEVANTÓ LA VOZ, PERO ELLA NO PARECIÓ DARSE CUENTA. LUCHABA POR SU VIDA Y ELIZABETH NO LO ENTENDÍA—. YO NECESITO VIOLINES, ARPAS Y ARCO IRIS. CREO EN ELLOS. PUEDE QUE SEA UN ROMÁNTICO, PERO, SI AHORA ME CONFORMARA CON MENOS, ES POSIBLE QUE DENTRO DE DIEZ AÑOS, CINCO, DOS…, AMBOS LO LAMENTÁRAMOS AMARGAMENTE.

—PUES, LO PASAMOS MUY BIEN EN LA CAMA. NO LO OLVIDES.

SPENCER SONRIÓ. TENÍA RAZÓN. ERA UNA LOCURA ESTAR TAN ENAMORADO DE UNA CHICA CON LA QUE JAMÁS SE HABÍA ACOSTADO. DE PRONTO, MIENTRAS ESCUCHABA A ELIZABETH, SE PREGUNTÓ SI TODOS SUS SUEÑOS SOBRE CRYSTAL NO SERÍAN PURA ILUSIÓN. CON ELLA, TODO ERAN ARPAS, VIOLINES, SUEÑOS, RECUERDOS Y VISIONES. CON ELIZABETH, EN CAMBIO, LAS COSAS TENÍAN MÁS CONSISTENCIA. SIN EMBARGO, ÉL NECESITABA AMBAS COSAS O, POR LO MENOS, ASÍ LO CREÍA.

—¿O ACASO EL SEXO NO TE IMPORTA, SPENCER? A JUZGAR POR LO QUE HE VISTO, YO NO LO DIRÍA —BROMEÓ ELIZABETH, RIÉNDOSE.

—CREO QUE TIENES RAZÓN —CONTESTÓ SPENCER SIN PODER EVITAR LA RISA.

—AL MENOS ERES SINCERO. NO MUY VALIENTE, PERO SINCERO. —ELIZABETH SE INCLINÓ Y LE BESÓ EL CUELLO MIENTRAS LE ACARICIABA EL MUSLO CON LA MANO—. OYE, ¿POR QUÉ NO NOS PARAMOS EN UN MOTEL Y DISCUTIMOS UN POCO ESTE ASUNTO?

—POR EL AMOR DE DIOS, ELIZABETH, HABLO EN SERIO. ACABO DE DECIRTE QUE NO QUIERO CASARME CONTIGO, Y TÚ QUIERES IR A UN MOTEL. ¿ES QUE NO ME HAS OÍDO? ¿NO ME HACES CASO? ¿NO TE IMPORTA?

—PUES, CLARO QUE ME IMPORTA, PERO CREO QUE ACTÚAS COMO UN CHIQUILLO DE DIEZ AÑOS Y ME NIEGO A SEGUIRTE LA CORRIENTE. ANOCHE TE OCURRIÓ ALGO, DE ESO ESTOY SEGURA. Y, CON UNA ESPECIE DE CELO RELIGIOSO DIGNO DE MEJOR CAUSA, QUIERES EMPRENDER EL CAMINO DEL MONTE. BIEN, PUES YO NO QUIERO NI OÍR HABLAR DE ELLO. ACOMPÁÑAME A LA ESCUELA, VETE A CASA, CÁLMATE Y LLÁMAME MAÑANA POR LA MAÑANA. —NO CABÍA DUDA DE QUE ELIZABETH ERA TREMENDAMENTE FRÍA. POR UNA PARTE, SPENCER LA RESPETABA, Y POR LA OTRA LE TEMÍA. POR ESO PRECISAMENTE NO QUERÍA CASARSE CON ELLA SINO CON CRYSTAL. CUANDO PUSO DE NUEVO EN MARCHA EL VEHÍCULO, ELIZABETH PREGUNTÓ—: ¿NECESITAS CONFESARME LO DE ANOCHE? ¿SE TRATA DE ESO? PUES, ENTONCES ¿POR QUÉ NO BUSCAS UN SACERDOTE PARA QUE TE DÉ LA ABSOLUCIÓN? DESPUÉS, PODREMOS SEGUIR VIVIENDO NUESTRAS VIDAS COMO PERSONAS NORMALES.

—NO TIENE NADA QUE VER CON ESO.

—YO CREO QUE SÍ Y ESTOY SEGURA DE QUE TÚ TAMBIÉN LO SABES. ¿QUIERES SABER UNA COSA, SPENCER? —ELIZABETH ENCENDIÓ OTRO CIGARRILLO Y MIRÓ A TRAVÉS DE LA VENTANILLA DEL AUTOMÓVIL—. NO QUIERO OÍR NI UNA SOLA PALABRA. PROCURA PASAR TU CRISE DE CONSCIENCE, COMO LA LLAMAN LOS FRANCESES, EN PRIVADO Y SIN DESTRUIR LAS VIDAS DE LOS DEMÁS.

—SI NOS CASAMOS, DESTRUIREMOS NUESTRAS VIDAS. SÉ LO QUE ME DIGO, PUEDES CREERME.

SPENCER HABLABA COMPLETAMENTE EN SERIO, PERO ELLA AÚN NO ESTABA CONVENCIDA.

—LA INFIDELIDAD EN SÍ MISMA NO ES MOTIVO SUFICIENTE PARA EL DIVORCIO, POR MÁS QUE LA LEY DIGA LO CONTRARIO. POR CONSIGUIENTE, SI SE TRATA DE ESO, SI ANOCHE FUISTE DE JUERGA CON TUS AMIGOS, NO ME VENGAS AHORA CON TUS SÓRDIDAS HISTORIAS. TRANQUILÍZATE COMO UN HOMBRE NORMAL, DIME UNA MENTIRA, CÓMPRAME UNA JOYA Y DEJA DE GIMOTEAR.

—¿HABLAS EN SERIO? —PREGUNTÓ SPENCER, MIRÁNDOLA CON ASOMBRO.

—NO DEL TODO, PERO SÍ EN BUENA PARTE. AÚN NO ESTAMOS CASADOS. SI PIERDES LA CABEZA DE VEZ EN CUANDO, TE LO PERDONARÉ. NO OBSTANTE, UNA VEZ CASADOS, ES POSIBLE QUE NO SEA TAN CONDESCENDIENTE.

—TOMARÉ NOTA.

ERA UNA MUCHACHA EXTRAORDINARIA Y SEGUÍA COMPORTÁNDOSE COMO SI NO PASARA NADA IMPORTANTE.

—TIENES PUNTOS DE VISTA MUY LIBERALES.

—DE ESO SE TRATA, ¿NO?

—NO NECESARIAMENTE. —SPENCER SEGUÍA EMPEÑADO EN NO MENCIONAR A CRYSTAL. NO ERA ASUNTO DE SU INCUMBENCIA. SIN EMBARGO, ELLA LO REBAJABA AL NIVEL DE AVENTURA DE UNA NOCHE Y SE MOSTRABA DISPUESTA A OLVIDARLO—. CREO MÁS BIEN QUE SE TRATA DE UNA DISPARIDAD DE OPINIONES SOBRE LO QUE AMBOS QUEREMOS EN LA VIDA. POR UNA PARTE, YO QUIERO MÁS COSAS QUE TÚ Y, POR OTRA, TÚ QUIERES MÁS QUE YO. Y ESO, AMIGA MÍA, NO AUGURA PRECISAMENTE UN MATRIMONIO PERFECTO.

—NO HAY TAL COSA.

SE ENCONTRABAN DE NUEVO EN LA CARRETERA Y ELLA SE HABÍA ACURRUCADO JUNTO A ÉL.

—EN ESO NO ESTOY DE ACUERDO CONTIGO. YO CREO QUE SÍ.

—PUES YO CREO QUE ESTÁS LOCO —DIJO ELIZABETH, ACARICIÁNDOLE EL MUSLO.

—¡ELIZABETH, YA BASTA! —GRITÓ SPENCER MIENTRAS EL VEHÍCULO PATINABA EN LA CARRETERA.

—¿POR QUÉ? SIEMPRE TE GUSTÓ.

LA JOVEN LE MIRABA CON EXPRESIÓN BURLONA, SIN QUERER TOMARSE EN SERIO SUS PALABRAS.

—¿TE HAS ENTERADO DE LO QUE TE HE DICHO?

—DE TODO. Y, FRANCAMENTE, AMOR MÍO, ME PARECE UNA SARTA DE SANDECES —CONTESTÓ LA MUCHACHA, BESÁNDOLE DE NUEVO EN EL CUELLO.

EN CONTRA DE SU VOLUNTAD, SPENCER EXPERIMENTÓ UN LOCO IMPULSO DE HACERLE EL AMOR, SIMPLEMENTE PARA CONVENCERLA. PERO CONVENCERLA ¿DE QUÉ? ¿DE QUE TODO HABÍA TERMINADO? ¿POR QUÉ NO QUERÍA CREERLE? ¿QUÉ SABÍA ELLA QUE ÉL NO SUPIERA? ERA UNA PERSONA INCREÍBLEMENTE OBSTINADA.

—NO SON SANDECES. HABLO EN SERIO.

—EN ESTE MOMENTO, ES POSIBLE. PERO MAÑANA TE DARÁ VERGÜENZA. VOY A AHORRARTE LA VERGÜENZA, NO CREYENDO NI UNA SOLA PALABRA DE LO QUE ME HAS DICHO. ¿TE PARECE RAZONABLE?

SPENCER SE APARTÓ DE NUEVO DE LA CARRETERA. SE VOLVIÓ HACIA ELLA Y NO TUVO MÁS REMEDIO QUE BURLARSE DE SÍ MISMO. HABÍA TEMIDO QUE ELLA COMETIERA ALGUNA INSENSATEZ, Y, EN SU LUGAR, SE MOSTRABA ABSOLUTAMENTE INDIFERENTE A SUS ARGUMENTOS. ERA INCAPAZ DE EXPERIMENTAR LA MENOR EMOCIÓN.

—ESTÁS MUCHO MÁS LOCA QUE YO.

—GRACIAS.

ELIZABETH SE INCLINÓ HACIA ÉL Y LE BESÓ EN LA BOCA BAJÁNDOLE AL MISMO TIEMPO LA CREMALLERA DEL PANTALÓN. SPENCER QUISO APARTARLA, PERO UNA PARTE DE SÍ MISMO SUCUMBÍA.

—ELIZABETH, POR FAVOR…

ELLA VOLVIÓ A BESARLE, DESATANDO UNOS IMPULSOS QUE SPENCER NO PUDO RESISTIR. AMBOS SE TENDIERON EN EL ASIENTO. EL VAPOR QUE SE FORMÓ EN LOS CRISTALES DE LAS VENTANILLAS FUE TESTIGO DE SU ARDIENTE PASIÓN. SPENCER PERDIÓ TOTALMENTE EL CONTROL. MÁS TARDE, CUANDO AMBOS RECUPERARON LA COMPOSTURA, LO LAMENTÓ. ELIZABETH, EN CAMBIO, ESTABA MÁS CONTENTA QUE NUNCA.

—HA SIDO RIDÍCULO —DIJO SPENCER, TEMIENDO SUFRIR UN ATAQUE DE NERVIOS.

—PUES A MÍ ME HA PARECIDO MUY BONITO. NO SEAS TAN MOJIGATO —REPLICÓ ELIZABETH.

HASTA POUGHKEEPSIE PASÓ TODO EL RATO TOMÁNDOLE EL PELO.

UNA VEZ EN EL VASSAR, LE BESÓ EN LA BOCA A PESAR DE SUS PROTESTAS Y PROMETIÓ HABLAR SERIAMENTE CON ÉL EN NUEVA YORK EL SIGUIENTE FIN DE SEMANA. DURANTE EL CAMINO DE VUELTA, EN LUGAR DE SENTIRSE ALIVIADO, CULPABLE, TRISTE O DESDICHADO, SPENCER SE SINTIÓ IRREMEDIABLEMENTE ESTÚPIDO. AQUELLA NOCHE, MIENTRAS PENSABA EN CRYSTAL TENDIDO EN LA CAMA, COMPRENDIÓ EL VERDADERO ALCANCE DE SU PROBLEMA CON ELIZABETH. LA JOVEN NO ACEPTARÍA NINGUNA EXCUSA, Y ÉL SÓLO QUERÍA REGRESAR A CALIFORNIA PARA REUNIRSE CON OTRA MUJER. PARECÍA UNA ÓPERA CÓMICA. ESTUVO TENTADO DE LLAMAR A SU PADRE PARA COMENTÁRSELO, PERO TEMIÓ QUE LE TOMARA POR LOCO.

A LA MAÑANA SIGUIENTE, TUVO GANAS DE LLAMAR A CRYSTAL, PERO AÚN NO PODÍA LLAMARLA MIENTRAS NO RESOLVIERA EL PROBLEMA CON ELIZABETH. ESTABA FURIOSO POR HABER HECHO EL AMOR CON ELLA EN EL COCHE. AHORA, PARA ACABAR DE ARREGLAR LAS COSAS, SÓLO HUBIERA FALTADO QUE ELIZABETH QUEDARA EMBARAZADA. SIN EMBARGO, LE CONSTABA POR EXPERIENCIA QUE ELLA SÓLO SE ARRIESGABA CUANDO SABÍA QUE NO PODÍA OCURRIR NADA. AUN SIN AQUELLA COMPLICACIÓN, SPENCER SE HALLABA SUMIDO EN UN DILEMA ANGUSTIANTE. PASÓ UNA SEMANA SIN PODER COMER, DORMIR NI CONCENTRARSE EN SU TRABAJO. SÓLO PENSABA EN CRYSTAL Y EN SUS INFRUCTUOSOS INTENTOS DE ROMPER EL COMPROMISO CON ELIZABETH. DE VEZ EN CUANDO, SE PREGUNTABA SI ÉSTA NO TENDRÍA RAZÓN AL DECIR QUE NINGÚN MATRIMONIO ERA PERFECTO. SE LO PASABAN MUY BIEN JUNTOS, TANTO EN LA CAMA COMO FUERA DE ELLA, ELIZABETH ERA MUY INTELIGENTE Y DIVERTIDA… PERO CRYSTAL ERA MUCHO MÁS QUE ESO, POR LO MENOS ASÍ LO CREÍA, AUNQUE TENÍA QUE RECONOCER QUE APENAS LA CONOCÍA. AL LLEGAR EL FIN DE SEMANA ESTABA HECHO UN LÍO. HABÍA SOPESADO TANTAS COSAS TAN A MENUDO Y CON TANTO CUIDADO QUE TODO LE PARECÍA ABSURDO. SÓLO SABÍA QUE DURANTE AÑOS HABÍA ESTADO OBSESIONADO POR ROMÁNTICAS VISIONES DE CRYSTAL QUE CONTRASTABAN FUERTEMENTE CON LAS REALIDADES DE ELIZABETH.

ESTABA TAN DESMEJORADO QUE HASTA UNO DE SUS COMPAÑEROS DEL DESPACHO BROMEÓ AL RESPECTO.

—HABRÁS TENIDO UN FIN DE SEMANA MUY AGITADO, HILL.

SPENCER SE LIMITÓ A SONREÍR, PERO CUANDO AL DÍA SIGUIENTE FUE A JUGAR AL SQUASH, ESTABA TAN DISTRAÍDO QUE PERDIÓ LOS DOS PARTIDOS. MÁS TARDE, SE DETUVO A TOMAR UNAS COPAS Y COMPRENDIÓ QUE NECESITABA HABLAR CON ALGUIEN. GEORGE MONTGOMERY ACABABA DE INCORPORARSE AL BUFETE. TENÍA LA MISMA EDAD DE SPENCER Y SE ABRÍA ANTE ÉL UN FUTURO PROMETEDOR. ERA SOBRINO DE BREWSTER VINCENT, EL SOCIO MÁS ANTIGUO DEL BUFETE.

—¿QUÉ TE PREOCUPA? —LE PREGUNTÓ SU COMPAÑERO, INTUYENDO SU ANGUSTIA.

—CREO QUE ME ESTOY VOLVIENDO LOCO.

—SUPONGO QUE TIENES RAZÓN, PERO ¿QUIÉN NO? —GEORGE SONRIÓ Y PIDIÓ MÁS CERVEZA—. ¿HAY ALGUNA RAZÓN ESPECIAL?

SPENCER NO SABÍA NI CÓMO EXPLICÁRSELO. ¿CÓMO PODÍA HABLARLE DE CRYSTAL?

—ESTE FIN DE SEMANA ME TROPECÉ CON UNA ANTIGUA AMISTAD EN SAN FRANCISCO.

—¿UNA MUJER? —PREGUNTÓ GEORGE, ADIVINÁNDOLO DE INMEDIATO.

—HACÍA AÑOS QUE NO LA VEÍA, Y PENSABA QUE LA HABÍA OLVIDADO, PERO DE PRONTO…, NO SÉ CÓMO DECÍRTELO.

—ACABASTE EN LA CAMA CON ELLA —APUNTÓ GEORGE CON UNA SONRISA. A ÉL LE HABÍA OCURRIDO ALGO PARECIDO UN PAR DE DÍAS ANTES DE SU BODA—. NO TE PREOCUPES. ES EL MIEDO. LO SUPERARÁS.

—Y SI NO LO SUPERO ¿QUÉ? ADEMÁS, DICHO SEA ENTRE NOSOTROS, NO ME ACOSTÉ CON ELLA.

SPENCER LO DIJO MÁS PARA SALVAR LA REPUTACIÓN DE CRYSTAL QUE LA SUYA PROPIA, A PESAR DE QUE GEORGE NI SIQUIERA CONOCÍA A LA MUCHACHA.

—PUES, TE FELICITO. TRANQUILÍZATE, SPENCER. LA OLVIDARÁS. ELIZABETH ES UNA GRAN CHICA. NO ESTÁ NADA MAL EMPARENTAR CON EL JUEZ BARCLAY DEL TRIBUNAL SUPREMO.

¿CONQUE ERA ESO LO QUE PENSABA TODO EL MUNDO? ¿LA IMPORTANCIA DE SU RELACIÓN CON EL PADRE DE LA JOVEN?

SPENCER MIRÓ A SU AMIGO Y GEORGE COMPRENDIÓ QUE HABLABA EN SERIO.

—LE DIJE A ELIZABETH QUE QUIERO ROMPER EL COMPROMISO.

GEORGE SOLTÓ UN SILBIDO.

—TIENES RAZÓN. ESTÁS COMO UN CENCERRO. ¿Y ELLA QUÉ DIJO?

—NO QUIERE NI OÍR HABLAR DEL ASUNTO —CONTESTÓ SPENCER, SACUDIENDO LA CABEZA—. PIENSA QUE TENGO MIEDO Y ME HA DICHO QUE DEJE DE GIMOTEAR.

HUBIERA RESULTADO GRACIOSO DE NO SER PORQUE A SPENCER NO LE HACÍA LA MENOR GRACIA.

—POR LO MENOS, SABE ENCAJAR LOS CONTRATIEMPOS. ¿SABE LO DE LA OTRA CHICA?

—NO SE LO DIJE, PERO CREO QUE LO SOSPECHA, AUNQUE NO SABE LO SERIO QUE ES.

—PORQUE NO LO ES —DIJO GEORGE.

—SÍ, LO ES. ESTOY ENAMORADO DE ELLA…, DE LA OTRA, QUIERO DECIR.

—YA ES DEMASIADO TARDE PARA ESO. PIÉNSALO BIEN. PIENSA EN EL REVUELO QUE PROVOCARÍAS SI ROMPES EL COMPROMISO.

—¿Y SI NO LO ROMPO? ¿TENDRÉ QUE PASARME TODA LA VIDA PENSANDO EN LA OTRA?

—NO. LA OLVIDARÁS —GEORGE PARECÍA MUY SEGURO, PERO SPENCER NO LO ESTABA TANTO—. TIENES QUE OLVIDARLA.

—OTRAS PERSONAS ROMPEN SUS COMPROMISOS.

SPENCER ESTABA MUY AGITADO Y, PARA AGRAVAR LAS COSAS, LLEVABA VARIAS NOCHES SIN DORMIR.

—PERO NO ROMPEN SUS COMPROMISOS CON LA HIJA DEL JUEZ BARCLAY DEL TRIBUNAL SUPREMO.

LA ACTITUD DE GEORGE LE MOLESTÓ. TODO EL MUNDO ESTABA IMPRESIONADO POR LA IMPORTANCIA DE LA MUCHACHA, MENOS ÉL. SE HABÍA DECLARADO PORQUE LA CHICA LE GUSTABA, ERA INTELIGENTE Y ESTABA LLENA DE VIDA, Y PENSÓ QUE CON ELLA LO PASARÍA BIEN. Y, EN ÚLTIMO EXTREMO, PORQUE LLEGÓ A CONVENCERSE DE QUE LA AMABA. ÉSA FUE PRECISAMENTE LA RAZÓN QUE LE IMPIDIÓ PROPONERLE MATRIMONIO AL PRINCIPIO. DE PRONTO, DECIDIÓ LANZARSE Y SE EQUIVOCÓ. Y AHORA, ¿QUÉ? NO TENÍA RESPUESTA PARA ESA PREGUNTA.

—¿Y ESO QUÉ IMPORTA, GEORGE? ¿QUÉ MÁS DA QUIÉN SEA SU PADRE?

—¿BROMEAS? TÚ NO TE CASAS SIMPLEMENTE CON UNA CHICA SINO CON UN ESTILO DE VIDA, UN APELLIDO, UNA FAMILIA ILUSTRE. NO PUEDES ENTRAR Y SALIR DE UNA VIDA COMO LA SUYA ASÍ COMO ASÍ. TE LO HARÍAN PAGAR DE ALGUNA FORMA. Y AUNQUE NO LO HICIERAN, TU NOMBRE SERÍA ARRASTRADO POR EL BARRO DESDE AQUÍ HASTA CALIFORNIA.

SPENCER PENSÓ EN LA DECEPCIÓN QUE SUFRIRÍAN SUS PADRES. AUN ASÍ, NO PODÍA CASARSE SIMPLEMENTE PARA COMPLACERLES.

—PODRÉ RESISTIRLO, SI NO HAY MÁS REMEDIO. —PERO ¿DE VERAS PODRÍA? ¿Y SI CRYSTAL NO FUERA ADECUADA PARA ÉL? ¿Y SI TODO AQUELLO NO FUERA MÁS QUE UN ENAMORAMIENTO JUVENIL? AL FIN Y AL CABO, APENAS LA CONOCÍA—. LO ESENCIAL AQUÍ ES AVERIGUAR SI AMO A ELIZABETH O NO. Y EL CASO ES, GEORGE, QUE NO LO SÉ. ¿CÓMO PUEDO AMARLA SI ESTOY LOCAMENTE ENAMORADO DE OTRA PERSONA?

—TIENES QUE QUITARTE ESA IDEA DE LA CABEZA Y RECUPERAR EL SENTIDO COMÚN. VAMOS, TE INVITO A CENAR. TOMA UNAS COPAS, VETE A LA CAMA Y, POR LO QUE MÁS QUIERAS, NO LE DIGAS NADA MÁS. DENTRO DE UNOS DÍAS TE SENTIRÁS MEJOR. PROBABLEMENTE ES LO QUE ELLA HA DICHO. MIEDO. LE OCURRE A TODO EL MUNDO.

PERO SPENCER NO ESTABA TAN SEGURO. AFORTUNADAMENTE AQUELLA NOCHE DURMIÓ COMO UN TRONCO. A LA MAÑANA SIGUIENTE VIO EL ANUNCIO DE SU COMPROMISO EN EL NEW YORK TIMES, JUNTO CON UNA BONITA FOTOGRAFÍA DE ELIZABETH, TOMADA EN WASHINGTON DURANTE LA CEREMONIA DE LA JURA DEL CARGO DE SU PADRE. ENTONCES TODO VOLVIÓ A PARECERLE REAL. CUANDO SE DIRIGÍA AL TRABAJO SE PREGUNTÓ SI NO SERÍA MEJOR QUITARSE A CRYSTAL DE LA CABEZA, TAL COMO LE HABÍA ACONSEJADO GEORGE. PERO ¿QUÉ LE DIRÍA? ¿QUE SE HABÍA EQUIVOCADO? ¿QUE NO LA QUERÍA? ¿QUE TENÍA QUE CASARSE CON OTRA? CRYSTAL LE NECESITABA, NECESITABA A ALGUIEN. LE PARECÍA INJUSTO ABANDONARLA. SIN EMBARGO, NO HIZO FALTA DECIRLE NADA.

AQUEL DÍA, EN SAN FRANCISCO, CRYSTAL VIO EL ANUNCIO EN LA PRENSA. ESTABA CENANDO CON SUS COMPAÑEROS DE TRABAJO EN EL HARRY’S CUANDO PEARL LE PASÓ EL CHRONICLE CON INTERÉS. SU SORPRESA NO FUE NI LA MITAD DE LA QUE SE LLEVÓ CRYSTAL CUANDO VIO EL ROSTRO DE SPENCER, SONRIÉNDOLE DESDE LA PÁGINA DEL PERIÓDICO.

—¿NO ESTUVIERON AQUÍ LA OTRA NOCHE? CREO QUE LES SERVÍ LA CENA. —A PEARL LE ENCANTABAN LAS NOTICIAS SOBRE LOS PERSONAJES DE LA ALTA SOCIEDAD—. ME PARECE QUE FUE EL SÁBADO. ELLA PARECÍA MUY ENGREÍDA, PERO RECUERDO QUE ÉL ERA MUY SIMPÁTICO Y QUE TÚ LE ENTUSIASMASTE. HUBIERAS TENIDO QUE VER SU CARA CUANDO CANTABAS.

A CRYSTAL SE LE QUEDARON LAS MANOS HELADAS Y LE TEMBLARON LOS DEDOS AL DEVOLVERLE EL PERIÓDICO A SU AMIGA. YA HABÍA LEÍDO SUFICIENTE. DECÍA QUE SPENCER HILL, DE NUEVA YORK, SE IBA A CASAR CON ELIZABETH, HIJA DEL JUEZ BARCLAY DEL TRIBUNAL SUPREMO, Y QUE AMBAS FAMILIAS SE HABÍAN TRASLADADO A SAN FRANCISCO PARA CELEBRAR EL DÍA DE ACCIÓN DE GRACIAS Y OFRECER UNA FIESTA PARA CUATROCIENTOS INVITADOS EN LA MANSIÓN DE BROADWAY. LA CRONISTA DE SOCIEDAD HEDDA HOPPER COMENTABA QUE LA FIESTA HABÍA SIDO INCREÍBLE, CON CAVIAR, CHAMPÁN Y UNA CENA FRÍA CAPAZ DE HACER PALIDECER LA DE LA CASA BLANCA. ARTIE SHAW Y SU ORQUESTA AMENIZARON EL BAILE HASTA ALTAS HORAS DE LA MADRUGADA. LA BODA ESTABA FIJADA PARA EL MES DE JUNIO, Y EL VESTIDO DE NOVIA DE LA SEÑORITA BARCLAY LO CONFECCIONARÍA LA ESTILISTA PRISCILLA, DE BOSTON. CRYSTAL NO PODÍA CREERLO. SPENCER NO LE HABÍA HABLADO DE SU COMPROMISO. LE HABÍA DICHO SIMPLEMENTE QUE LA AMABA Y QUE REGRESARÍA A CALIFORNIA. LE HABÍA MENTIDO Y ELLA LE CREYÓ.

—¿HABÍAS OÍDO HABLAR DE ÉL ALGUNA VEZ? —PREGUNTÓ PEARL, MASTICANDO CUIDADOSAMENTE SU COMIDA.

ÚLTIMAMENTE HABÍA ENGORDADO UN POCO, PERO SEGUÍA SIENDO UNA BAILARINA EXTRAORDINARIA.

—NO.

CRYSTAL SACUDIÓ LA CABEZA Y SE LEVANTÓ PARA VACIAR SU PLATO.

APENAS LO HABÍA PROBADO, PERO YA NO TENÍA APETITO. AQUELLA NOCHE CANTÓ CON MÁS SENTIMIENTO QUE NUNCA, PROCURANDO NO PENSAR EN ÉL, PERO FUE INÚTIL. CUANDO ÉL LA LLAMÓ DOS DÍAS MÁS TARDE, ESTUVO A PUNTO DE NO PONERSE AL TELÉFONO, PERO LA SEÑORA CASTAGNA INSISTIÓ.

—¡ES UNA CONFERENCIA! —LE GRITÓ, IMPRESIONADA.

AL FINAL, CRYSTAL TOMÓ EL APARATO CON MANOS TRÉMULAS.

—¿SÍ?

—¿CRYSTAL?

LA MUCHACHA CERRÓ LOS OJOS Y NO CONTESTÓ. FUE NECESARIO QUE ÉL VOLVIERA A REPETIR SU NOMBRE.

—¿SÍ?

—SOY SPENCER.

—ENHORABUENA.

SPENCER SE SORPRENDIÓ, PERO ENSEGUIDA LO COMPRENDIÓ TODO. LOS BARCLAY HABÍAN INSERTADO UN ANUNCIO EN LA PRENSA LOCAL. HUBIERA PODIDO COMUNICÁRSELO ÉL MISMO, PERO YA ERA TARDE. ELLA YA LO SABÍA.

—REGRESÉ A NUEVA YORK, DISPUESTO A ROMPER EL COMPROMISO, LO JURO. LA MISMA NOCHE DE NUESTRO REGRESO SE LO DIJE A ELLA.

—PERO, AL FINAL, LOS DOS ACORDASTEIS QUE NO HABLABAS EN SERIO…

—NO FUE ESO, ES…, NO SÉ CÓMO EXPLICÁRTELO.

—NO TIENES QUE HACERLO. —CRYSTAL QUERÍA ENFADARSE PERO NO PODÍA. SÓLO EXPERIMENTABA UNA INMENSA TRISTEZA. HABÍA PERDIDO A TANTAS PERSONAS QUERIDAS QUE UNA MÁS NO IMPORTABA. SIN EMBARGO, ESTA VEZ HABRÍA PODIDO SER DISTINTO—. NO ME DEBES NADA, SPENCER.

—NO SE TRATA DE ESO, CRYSTAL…, YO TE AMO… —A CRYSTAL LE PARECIÓ TERRIBLE QUE SE LO DIJERA TRAS EL ANUNCIO OFICIAL DE SU COMPROMISO—. NO PRETENDO COMPLICAR LAS COSAS. SÓLO QUIERO QUE LO SEPAS. TAL VEZ NUESTRAS VIDAS ESTABAN DEMASIADO SEPARADAS. JAMÁS TUVIMOS OPORTUNIDAD DE CONOCERNOS MEJOR EL UNO AL OTRO… —NO ERA EXCUSA SUFICIENTE. SPENCER SABÍA POR INTUICIÓN QUE AMBOS SE HABRÍAN LLEVADO MUY BIEN. PERO HABÍA OPTADO POR LA FRÍA REALIDAD EN LUGAR DE LA DULCE ILUSIÓN—. TODO SE COMPLICÓ TREMENDAMENTE CUANDO REGRESÉ.

CRYSTAL SE LE ANTOJÓ ENTONCES MUY LEJANA, PERO AHORA, HABLANDO OTRA VEZ CON ELLA, VOLVÍA A SENTIRLA CERCA.

ELLA LE ESCUCHÓ, LLORANDO EN SILENCIO. QUERÍA ODIARLE, PERO NO PODÍA.

—DEBE DE SER UNA CHICA ESTUPENDA.

SPENCER DUDÓ UN INSTANTE Y ESTUVO A PUNTO DE DECIRLE QUE ELLA LO ERA MUCHO MÁS.

—ES ALGO MUY DISTINTO DE LO QUE TÚ Y YO HEMOS SENTIDO. NO TIENE LA MISMA MAGIA.

—PUES, ENTONCES, ¿POR QUÉ LO HACES?

CRYSTAL NO COMPRENDÍA NADA. TODO ERA DEMASIADO CONFUSO.

—SI HE DE SERTE SINCERO, NO LO SÉ. QUIZÁ PORQUE SERÍA DEMASIADO COMPLICADO NO HACERLO.

—ÉSA NO ES MUY BUENA RAZÓN PARA CASARSE.

BASTANTE LO SABÍA ÉL.

—SÉ QUE PARECE UNA LOCURA, PERO TE ESCRIBIRÉ… PARA SABER CÓMO ESTÁS. ¿PODRÍA LLAMARTE?

NO PODÍA SOPORTAR LA IDEA DE PERDERLA PARA SIEMPRE. NECESITABA SABER QUE ESTABA BIEN Y ESTAR SIEMPRE A SU DISPOSICIÓN EN CASO DE QUE LE NECESITARA, PERO ELLA NO QUERÍA.

CRYSTAL SACUDIÓ LA CABEZA MIENTRAS LAS LÁGRIMAS RESBALABAN LENTAMENTE POR SUS MEJILLAS.

—NO LO HAGAS…, TE VAS A CASAR. JAMÁS HUBO NADA ENTRE NOSOTROS, DE TODOS MODOS. SÓLO FUE UN SUEÑO. NO QUIERO TENER NOTICIAS TUYAS. ME RECORDARÍA LO QUE PUDO SER.

SPENCER SE ENTRISTECIÓ.

—¿ME LLAMARÁS SI NECESITAS ALGO?

—¿COMO QUÉ? —PREGUNTÓ CRYSTAL, SONRIENDO ENTRE LÁGRIMAS—. ¿QUÉ TAL UN CONTRATO CINEMATOGRÁFICO EN HOLLYWOOD? ¿TIENES ALGO DE ESO?

—PUES, CLARO…, PARA TI, LO QUE SEA —CONTESTÓ SPENCER, LLORANDO TAMBIÉN EN SILENCIO. LO QUE FUERA, MENOS LO QUE AMBOS ANSIABAN POR SOBRE TODO. Y ÉL IBA A ESTROPEARLO TODO SÓLO PORQUE PENSABA QUE ELIZABETH ERA «LO MÁS ADECUADO». QUIZÁ CRYSTAL TENÍA RAZÓN AL DECIRLE QUE NO LA LLAMARA. ANHELÓ PODER TOMAR UN AVIÓN INMEDIATAMENTE SÓLO PARA ESTAR CON ELLA, PERO TENÍA QUE HACER LAS COSAS BIEN CON ELIZABETH—. CUALQUIER DÍA DE ESTOS VERÉ TU NOMBRE EN LAS CARTELERAS… O ME COMPRARÉ TUS DISCOS.

—PUEDE QUE ALGÚN DÍA. —PERO CRYSTAL NO PENSABA EN ESO. SÓLO PENSABA EN ÉL Y EN LO MUCHO QUE LO ECHARÍA DE MENOS—. ME ALEGRO DE HABERTE VISTO…, A PESAR DE TODO. MERECIÓ LA PENA.

POR LO MENOS LE HABÍA VISTO, TOCADO, ABRAZADO. Y ÉL LE HABÍA DICHO QUE LA AMABA.

—NO SÉ CÓMO PUEDES DECIR ESO AHORA. ME SIENTO UNA BASURA…, SOBRE TODO PORQUE HAS TENIDO QUE ENTERARTE POR LA PRENSA.

CRYSTAL SE ENCOGIÓ DE HOMBROS. YA TODO LE DABA IGUAL. SPENCER NUNCA FORMÓ PARTE DE SU VIDA. SÓLO FUE UN SUEÑO…, PERO UN SUEÑO MUY HERMOSO. ROMPIÓ EN SOLLOZOS. LE DOLÍA DESPEDIRSE DE ÉL, SABIENDO QUE SERÍA PARA SIEMPRE.

—ESPERO QUE SEAS FELIZ.

—YO TAMBIÉN. —PERO SPENCER NO ESTABA MUY SEGURO—. PROMÉTEME QUE ME LLAMARÁS SI ME NECESITAS. HABLO EN SERIO, CRYSTAL.

SABÍA QUE NO TENÍA A NADIE MÁS QUE A LOS WEBSTER, QUIENES NO PODRÍAN HACER MUCHO POR AYUDARLA.

—TODO IRÁ BIEN —DIJO CRYSTAL, PUGNANDO POR REPRIMIR LAS LÁGRIMAS—. SOY MUY FUERTE, ¿SABES?

—SÍ, LO SÉ, PERO ME GUSTARÍA QUE NO TUVIERAS QUE SERLO. MERECES QUE ALGUIEN EXTRAORDINARIO SE OCUPE DE TI —SPENCER QUISO AÑADIR «Y QUE ESE ALGUIEN FUERA YO», PERO HABRÍA SIDO UNA CRUELDAD—. ADIÓS, CRYSTAL, TE QUIERO —DIJO AL FINAL, SABIENDO QUE NO LE QUEDABA NADA MÁS POR DECIR.

—YO TAMBIÉN TE QUIERO, SPENCER —CONTESTÓ ELLA EN UN SUSURRO, COLGANDO EL AURICULAR.

SPENCER SE QUEDÓ CON EL TELÉFONO EN LA MANO. ELLA SE HABÍA IDO DE SU VIDA PARA SIEMPRE.

LE ESCRIBIÓ INMEDIATAMENTE UNA CARTA, SÓLO PARA DECIRLE LO MUCHO QUE LO SENTÍA Y LO MUCHO QUE SIGNIFICABA ELLA PARA ÉL, PERO LA CARTA LE FUE DEVUELTA SIN ABRIR. SE PREGUNTÓ SI CRYSTAL SE HABRÍA MUDADO DE CASA, AUNQUE NO LO CREÍA. LA MUCHACHA HABÍA TENIDO LA PRUDENCIA DE NO INICIAR ALGO QUE NINGUNO DE LOS DOS HABRÍA PODIDO TERMINAR.

CRYSTAL TENÍA QUE OLVIDAR, PERO NO SERÍA NADA FÁCIL. SERÍA TAN DOLOROSO COMO DEJAR EL RANCHO Y EL VALLE, PERO NO TENÍA MÁS REMEDIO QUE HACERLO. NI SIQUIERA LE APETECÍA INTERPRETAR LAS CANCIONES QUE HABÍA CANTADO LA NOCHE EN QUE ÉL ACUDIÓ A VERLA. TODO SE LO RECORDABA, TODAS LAS MAÑANAS, TODOS LOS DÍAS Y LAS NOCHES, TODAS LAS CANCIONES Y TODOS LOS ATARDECERES. PENSABA CONSTANTEMENTE EN ÉL. ANTES NO TENÍA MÁS QUE SUEÑOS, PERO AHORA LA EXPERIENCIA VÍVIDA HACÍA QUE TODO RESULTARA INFINITAMENTE MÁS DOLOROSO. CONOCÍA EL COLOR EXACTO DE SUS OJOS, EL PERFUME DE SU CABELLO, LA TEXTURA DE SUS LABIOS, EL CONTACTO DE SUS MANOS Y EL SONIDO DE SU VOZ CUANDO LE HABLABA EN SUSURROS. Y AHORA TENDRÍA QUE OLVIDARLO TODO. TENÍA TODA LA VIDA POR DELANTE, PERO NADIE A QUIEN AMAR. SIN EMBARGO, LA SEÑORA CASTAGNA LE RECORDABA A MENUDO LOS DONES INMENSOS QUE DIOS LE HABÍA OTORGADO, Y PEARL LE REPETÍA QUE HOLLYWOOD AÚN LA ESTABA ESPERANDO. PERO NADA TENÍA IMPORTANCIA SIN SPENCER.