EL TELÉFONO HABÍA SONADO CUANDO SAM SE SENTABA A LA MESA CON ANNABELLE. ERA SIMON. HABÍA ORGANIZADO UNA CENA IMPROVISADA CON UNOS CLIENTES DE LONDRES. ¿QUERÍA UNIRSE A ELLOS? SAM LE EXPLICÓ QUE ESTABA A PUNTO DE CENAR CON SU HIJA.
—BUENO, PUES DÉJALO, HOMBRE. SON HOMBRES IMPORTANTES, SAM. TE GUSTARÁN. REPRESENTAN A LAS MAYORES EMPRESAS TEXTILES DE GRAN BRETAÑA Y ESTÁN ANSIOSOS POR INVERTIR DINERO AQUÍ. SON BUENA GENTE, DEBERÍAS CONOCERLOS. Y ADEMÁS, TAMBIÉN VENDRÁ DAPHNE. —¿SE SUPONÍA QUE HABÍA DE SER ESO UN ESTÍMULO? SAM NO ACABABA DE CONVENCERSE, ASÍ QUE LO DISCUTIERON UN RATO. DESPUÉS DE HABER ARENGADO A ALEX DURANTE MÁS DE UNA HORA SAM SE SENTÍA EXHAUSTO. PERO TAMBIÉN ESTABA DEPRIMIDO Y LA PERSPECTIVA DE QUEDARSE SOLO CUANDO ANNABELLE SE ACOSTARA LE DESAGRADABA.
—NO DEBERÍA.
—TONTERÍAS. —SIMON SE MANTUVO EN SUS TRECE—. TU MUJER ESTÁ FUERA DE LA CIUDAD, ¿NO? ¿POR QUÉ NO LE DAS UN BESO A TU HIJA Y TE VIENES CON NOSOTROS? HEMOS QUEDADO EN LE CIRQUE A LAS OCHO, Y LUEGO DAPHNE HA SUGERIDO NO SÉ QUÉ RIDÍCULO LOCAL EN EL CENTRO PARA BAILAR. YA CONOCES A LOS INGLESES, TIENEN QUE IR DE JUERGA CUANDO ESTÁN FUERA DE CASA, SI NO SE SIENTEN ESTAFADOS. SON PEORES QUE LOS ITALIANOS, PORQUE EN INGLATERRA SE ABURREN DE COJONES. VENGA, HOMBRE, NO TE HAGAS ROGAR. TE ESPERAMOS A LAS OCHO, ¿DE ACUERDO?
—DE ACUERDO. ALLÍ ESTARÉ. QUIZÁ LLEGUE UNOS MINUTOS TARDE, PERO IRÉ. —QUERÍA ACOSTAR A ANNABELLE Y LEERLE UN CUENTO.
VOLVIÓ A LA COCINA Y SE SENTÓ CON SU HIJA HASTA LA HORA DE ACOSTARLA. DESPUÉS DE LEER POR SEGUNDA VEZ BUENAS NOCHES, LUNA, APAGÓ TODAS LAS LUCES MENOS EL PILOTO, QUE PERMANECÍA ENCENDIDO TODA LA NOCHE, SE FUE A SU DORMITORIO, SE CAMBIÓ DE CAMISA Y SE AFEITÓ. TAMBIÉN PENSÓ EN ALEX. ACABABAN DE PASAR DOS DÍAS MUY DIFÍCILES Y SE PREGUNTÓ CÓMO SERÍAN A PARTIR DEL MOMENTO EN QUE ELLA VOLVIERA A CASA. ALEX ESTABA DESESPERADA Y ÉL MÁS QUE ASUSTADO. ¿QUIÉN NO SE PREOCUPARÍA POR LO QUE HABRÍA DE VER? DEBÍA DE SER HORRIBLE. RECORDÓ QUE SU MADRE LE PREGUNTABA UNA Y OTRA VEZ SI LA QUERÍA ANTES DE MORIR. TUVO QUE CERRAR LOS OJOS PARA BORRAR AQUELLA VOZ DE SU CABEZA.
DESPUÉS DE PEINARSE, SE LAVÓ LA CARA Y SE PUSO LOCIÓN. CUANDO SE FUE, VESTIDO CON TRAJE GRIS OSCURO Y CAMISA BLANCA, PARECÍA RECIÉN SALIDO DE LA PORTADA DE GO. LAS CABEZAS SE VOLVIERON, COMO SIEMPRE, CUANDO ENTRÓ EN LE CIRQUE. LA MITAD DE LA GENTE SABÍA QUIÉN ERA Y HABÍA LEÍDO ARTÍCULOS SOBRE ÉL; LOS OTROS, SOBRE TODO LAS MUJERES, SE PREGUNTABAN QUIÉN PODRÍA SER AQUEL HOMBRE TAN ATRACTIVO. SAM ESTABA TAN ACOSTUMBRADO QUE NI SIQUIERA PRESTABA ATENCIÓN, Y SOLÍA SER ALEX QUIEN BROMEABA AL RESPECTO. LE ACUSABA DE DEJARSE LA BRAGUETA ABIERTA POR SI LE MIRABAN LAS MUJERES. PENSÓ EN ESO AL ATRAVESAR EL RESTAURANTE Y SONRIÓ, RECORDANDO A SU MUJER. PERO SIEMPRE PENSABA EN ELLA COMO HABÍA SIDO ANTES DE CONVERTIRSE EN UNA MUJER MUTILADA Y FURIOSA.
—¡ME ALEGRO DE QUE HAYAS PODIDO VENIR, SAM! —SIMON SE LEVANTÓ PARA SALUDARLE EN CUANTO LLEGÓ Y LE PRESENTÓ A TODO EL MUNDO. HABÍA CUATRO INGLESES Y TRES CHICAS NORTEAMERICANAS QUE LES HABÍA PRESENTADO ALGUIEN. DOS ERAN MODELOS Y LA OTRA, UNA ACTRIZ, TODAS MUY GUAPAS. TAMBIÉN ESTABA DAPHNE, LO QUE DEJABA SIN ACOMPAÑANTE A SAM Y A SIMON. ERA UN GRUPO MUY NUMEROSO PARA UN RESTAURANTE PEQUEÑO Y EL RUIDO DE VOCES RESULTABA ENSORDECEDOR. NO OBSTANTE, SAM SE LAS INGENIÓ PARA SOSTENER UNA CONVERSACIÓN INTELIGENTE CON UNO DE LOS INGLESES. A SU LADO ESTABA DAPHNE, QUE CONVERSABA CON UNA DE LAS MODELOS. FINALMENTE SAM Y DAPHNE SE PUSIERON A HABLAR DURANTE LOS POSTRES.
—ME HAN DICHO QUE SU ESPOSA ES UNA ABOGADA MUY IMPORTANTE —DIJO DAPHNE CON AFABILIDAD, Y ÉL ASINTIÓ. EN AQUELLOS MOMENTOS HABLAR DE ALEX LE RESULTABA DOLOROSO.
—ES ABOGADA EN EL BUFETE BARTLETT Y PASKIN.
—DEBE DE SER MUY LISTA E INFLUYENTE.
—LO ES. POR EL MODO EN QUE LO DIJO, DAPHNE SOSPECHÓ QUE EL TEMA NO ERA DE SU AGRADO.
—¿TIENEN HIJOS?
—UNA NIÑA PEQUEÑA, ANNABELLE —CONTESTÓ SAM CON UNA SONRISA—. TIENE TRES AÑOS Y MEDIO Y ES ADORABLE.
—YO TENGO UN HIJO DE CUATRO AÑOS EN INGLATERRA —DIJO DAPHNE TRANQUILAMENTE.
—¿EN SERIO? —SE HABÍA SORPRENDIDO. DAPHNE LE PARECÍA DEMASIADO JOVEN PARA TENER MARIDO E HIJOS. TODO EN ELLA SUGERÍA QUE ERA SOLTERA.
—NO ME MIRE CON ESA CARA —DIJO ELLA, RIÉNDOSE—. ESTOY DIVORCIADA. ¿NO SE LO HA DICHO SIMON?
—NO.
—ME CASÉ CON UN SINVERGÜENZA A LOS VEINTIUNO. AL FINAL SE LARGÓ CON OTRA Y NOS DIVORCIAMOS. POR ESO TODOS EN LA FAMILIA CREYERON QUE ME HARÍA BIEN ESTAR FUERA DE INGLATERRA DURANTE UN AÑO. CREO QUE AQUÍ LO LLAMAN TERAPIA. NOSOTROS LO LLAMAMOS VACACIONES.
—¿Y SU HIJO?
—VIVE LA MAR DE FELIZ CON MI MADRE —CONTESTÓ ELLA SIN INMUTARSE.
—SUPONGO QUE LO ECHARÁ MUCHO DE MENOS.
—SÍ, PERO EN INGLATERRA NO SOMOS TAN SENTIMENTALES CON LOS HIJOS COMO AQUÍ. A LOS SIETE AÑOS LOS ENVIAMOS A UN INTERNADO, ¿SABE? DENTRO DE TRES AÑOS IRÁ ÉL TAMBIÉN, Y LUEGO A ETON. MIENTRAS TANTO, CREO QUE LE HARÁ BIEN DESPEGARSE UN POCO DE LAS FALDAS DE SU MAMÁ.
SAM NO SE IMAGINABA HACIENDO LO MISMO. A ÉL SE LE ROMPERÍA EL CORAZÓN SI TUVIERA QUE SEPARARSE DE ANNABELLE, PERO DAPHNE ERA UNA MUJER MUY FRÍA, QUE SABÍA EXACTAMENTE LO QUE QUERÍA.
—¿LE HE ESCANDALIZADO?
—UN POCO —CONTESTÓ ÉL CON SINCERIDAD, PERO SONRIENDO—. NO ES PRECISAMENTE ÉSA LA IMAGEN DE LA MATERNIDAD QUE TENEMOS POR AQUÍ. —POR OTRO LADO, TAMPOCO TENÍA EL ASPECTO MÁS MATERNAL DEL MUNDO. TAL VEZ DESEARA DISFRUTAR DE SU LIBERTAD ANTES DE HACERSE MAYOR.
—CREO QUE NOSOTROS SOMOS MENOS APRENSIVOS QUE USTEDES. LOS NORTEAMERICANOS PARECEN SIEMPRE TERRIBLEMENTE PREOCUPADOS POR LO QUE DEBERÍAN HACER, LO QUE SE ESPERA DE ELLOS Y LO QUE DEBERÍAN SENTIR. LOS INGLESES ACTÚAN, SIN ANDARSE CON RODEOS. ES MUY SENCILLO.
—Y UN POCO EGOÍSTA. —A SAM LE GUSTABA HABLAR CON ELLA. ERA LISTA Y NO TENÍA PELOS EN LA LENGUA.
—ES TERRIBLEMENTE SENCILLO. UNO HACE LO QUE QUIERE Y CUANDO QUIERE SIN PEDIR PERDÓN NI FINGIR QUE HACE OTRA COSA. A MÍ ME GUSTA ASÍ. LAS COSAS SON MUCHO MÁS EXAGERADAS AQUÍ. TODO EL MUNDO ESTÁ SIEMPRE PIDIENDO PERDÓN POR LO QUE HACE, POR LO QUE NO HACE O POR LO QUE NO SIENTE. —EL SONIDO DE SU RISA, CASI SENSUAL, AGRADÓ A SAM. NO LE COSTÓ IMAGINÁRSELA DESNUDA SIN EL MENOR PUDOR—. ¿SE HA DIVORCIADO ALGUNA VEZ? —PREGUNTÓ BRUSCAMENTE, Y SAM SE ECHÓ A REÍR.
—NO.
—LA MAYORÍA DE NORTEAMERICANOS SÍ, O AL MENOS ÉSA ES LA IMPRESIÓN QUE TENGO.
—¿FUE TRAUMÁTICO SU DIVORCIO? —LA CONVERSACIÓN ERA SORPRENDENTEMENTE PERSONAL TRATÁNDOSE DE DOS EXTRAÑOS, PERO SAM DISFRUTABA CON ELLA.
—EN ABSOLUTO. FUE UN GRAN ALIVIO. ERA UN CABRÓN DE MUCHO CUIDADO. ME PARECE INCREÍBLE QUE ESTUVIÉRAMOS CASADOS SIETE AÑOS. FUE HORRIBLE, SE LO ASEGURO.
—¿CON QUIÉN SE FUE? —A SAM LE GUSTABA MOSTRARSE TAN ABIERTO COMO ELLA.
—CON UNA CAMARERA, NATURALMENTE. AUNQUE ERA BASTANTE GUAPA. YA LA HA DEJADO, Y AHORA VIVE EN PARÍS CON UNA CHICA QUE SE CREE UNA ARTISTA. ESTÁ COMPLETAMENTE LOCO, PERO POR SUERTE NO SE HA OLVIDADO DE ANDREW, NUESTRO HIJO, ASÍ QUE NO TENGO POR QUÉ PREOCUPARME. —NO ERA UNA MUJER QUE SE PREOCUPARA FÁCILMENTE, EN REALIDAD. LOS INGLESES LA MIRABAN CON INTERÉS, Y ELLA TENÍA TODO EL ASPECTO DE SER CAPAZ DE CONSEGUIR A QUIEN QUISIERA.
—¿ESTABA ENAMORADA DE ÉL? —PREGUNTÓ SAM, SINTIÉNDOSE OSADO.
—SEGURAMENTE. AL MENOS DURANTE UN TIEMPO. A LOS VEINTIÚN AÑOS ES TERRIBLEMENTE DIFÍCIL DISTINGUIR ENTRE EL AMOR Y EL SEXO. NO ESTOY SEGURA DE QUE LO CONSIGUIERA. —SONRIÓ CON DESCARO.
SAM LA MIRÓ Y DE PRONTO SINTIÓ DESEOS DE SER LO BASTANTE JOVEN COMO PARA HACERLA SUYA. ERA UNA MUJER INCREÍBLE. ENTONCES RECORDÓ A ALEX, Y DAPHNE PARECIÓ ADIVINARLO.
—¿Y QUÉ ME DICE DE USTED? ¿ESTÁ ENAMORADO DE SU MUJER? SEGÚN TENGO ENTENDIDO ES MUY GUAPA. —LO ERA, A PESAR DE SUS CUARENTA Y DOS AÑOS, PERO NO RESULTABA TAN ESCANDALOSAMENTE LLAMATIVA COMO DAPHNE.
—SÍ, LA QUIERO —CONTESTÓ SAM CON FIRMEZA, Y DAPHNE LO EXAMINÓ ATENTAMENTE.
—ESO NO ES LO QUE YO LE HE PREGUNTADO, ¿NO? QUERÍA SABER SI ESTÁ ENAMORADO DE ELLA. ES DIFERENTE —DIJO DAPHNE, ENARCANDO UNA CEJA.
—¿LO ES? HACE MÁS DE DIECISIETE AÑOS QUE ESTAMOS CASADOS. ES MUCHO TIEMPO; AL FINAL ACABAS SINTIÉNDOTE MUY UNIDO A TU PAREJA. LA QUIERO MUCHÍSIMO —REPITIÓ, COMO SI INTENTARA CONVENCERSE, PERO SEGUÍA SIN RESPONDER A LA PREGUNTA DE DAPHNE.
—¿ME ESTÁ DICIENDO QUE NO SABE SI SIGUE ENAMORADO DE ELLA? ¿LO ESTUVO ALGUNA VEZ? —INSISTIÓ ELLA, JUGANDO AL GATO Y AL RATÓN.
—POR SUPUESTO QUE SÍ. —SAM PARECIÓ ESCANDALIZARSE DE LA PREGUNTA. DESDE EL OTRO LADO DE LA MESA, SIMON SE DIVERTÍA OBSERVANDO SUS ROSTROS. SAM Y DAPHNE ESTABAN MUY JUNTOS, ABSORTOS EN SU CONVERSACIÓN, COMO SI FUERAN A RESOLVER TODOS LOS PROBLEMAS DEL MUNDO.
—ENTONCES, ¿CUÁNDO CAMBIÓ? ¿CÓMO DEJÓ DE QUERERLA? —INQUIRIÓ ELLA CON TONO ACUSADOR.
—YO NO HE DICHO ESO —REPLICÓ SAM, AGITANDO UN DEDO A MODO DE ADVERTENCIA—. NO DEBERÍA DECIR ESAS COSAS. —SOBRE TODO AHORA, PENSÓ.
—NO LO HE DICHO YO, SINO USTED. HA DICHO QUE ESTABA ENAMORADO DE ELLA, PERO AL PARECER NO SABE EXPLICAR SI LO ESTÁ AHORA —PERSISTIÓ, CON AIRE ABSOLUTAMENTE SEXY.
—ALGUNAS VECES EL MATRIMONIO ES ASÍ. LAS AGUAS SE ESTANCAN, TE QUEDAS COMO SECO Y LAS COSAS NO FUNCIONAN COMO DEBIERAN DE HACERLO.
—¿ES ÉSTA UNA DE ESAS VECES? —PREGUNTÓ DAPHNE CON VOZ ATERCIOPELADA QUE AGITÓ LAS ENTRAÑAS DE SAM.
—QUIZÁ. ES DIFÍCIL SABERLO.
—¿POR ALGÚN MOTIVO EN PARTICULAR? ¿HA OCURRIDO ALGO?
—ES UNA LARGA HISTORIA —CONTESTÓ ÉL CON TRISTEZA.
—¿HA TENIDO AVENTURAS? —QUISO SABER ELLA DE REPENTE.
—¿LE HAN DICHO ALGUNA VEZ QUE ES UNA DESCARADA? —LE ESPETÓ SAM, QUE NO OBSTANTE SE REÍA. Y HERMOSA… Y SENSUAL… Y CON UNA PIEL COMO EL TERCIOPELO, PENSABA.
—DESDE LUEGO. EN REALIDAD ESTOY MUY ORGULLOSA. —Y LE OBSEQUIÓ CON UNA SONRISA DESLUMBRANTE.
—BUENO, QUIZÁ NO DEBERÍA —DIJO SAM EN UN INTENTO INFRUCTUOSO DE REGAÑARLA.
—A MI EDAD PUEDO PERMITIRME HACER CASI CUALQUIER COSA. NO SOY LO BASTANTE MAYOR COMO PARA QUE ME CONSIDEREN TOTALMENTE RESPONSABLE, Y SOY LO BASTANTE MAYOR COMO PARA SABER LO QUE ESTOY HACIENDO. DETESTO A LAS CHICAS DEMASIADO JÓVENES, ¿USTED NO? —SALTABA DE UN TEMA A OTRO, ECHÁNDOSE LOS LARGOS CABELLOS NEGROS HACIA ATRÁS, SOBRE LOS HOMBROS DESNUDOS. TENÍA UNA MENTE ÁGIL Y PENETRANTE COMO LA DE ALEX, Y SU MISMO CUERPO ESBELTO, PERO DESPEDÍA UNA SENSUALIDAD QUE ALEX NO POSEÍA. SAM SE AVERGONZÓ DE ADMITIR QUE LE ENCANTABA, PERO ESPERABA QUE LOS DEMÁS NO SE DIERAN CUENTA. TENÍA GANAS DE SEGUIRLE EL JUEGO, UN JUEGO EN EL QUE NINGUNO DE LOS DOS HABRÍA DE PERDER. POR OTRO LADO, SABÍA PERFECTAMENTE QUE NO ERA UN HOMBRE LIBRE. TAMBIÉN DAPHNE LO SABÍA, PERO A ELLA NO LE IMPEDÍA EN ABSOLUTO SEGUIR JUGANDO.
—¿Y QUÉ ME DICE DE USTED? —PREGUNTÓ SAM PROVOCATIVAMENTE—. ¿LE GUSTAN LOS HOMBRES JÓVENES O MADUROS?
—ME GUSTAN TODOS LOS HOMBRES —REPLICÓ ELLA PERVERSAMENTE—, PERO PREFIERO A LOS DE SU EDAD —AÑADIÓ EN VOZ BAJA.
—¡QUÉ VERGÜENZA! —LA REPRENDIÓ ÉL—, ESTA VEZ HA SIDO DEMASIADO FRANCA.
—YO SOY SIEMPRE FRANCA, SAM. DETESTO PERDER EL TIEMPO.
—YO TAMBIÉN. ESTOY CASADO.
—¿Y ESO ES UN PROBLEMA? —LO MIRÓ DIRECTAMENTE A LOS OJOS Y SAM SUPO QUE DEBÍA RESPONDER CON SINCERIDAD.
—ESO CREO. NO ME DEDICO A ESTAS COSAS.
—ES UNA LÁSTIMA. PODRÍA SER DIVERTIDO.
—HAY MÁS COSAS EN LA VIDA QUE DIVERTIRSE. ÉSTE ES UN DEPORTE PELIGROSO. HACE MUCHOS AÑOS QUE NO LO JUEGO. ESO QUEDA PARA LOS SOLTEROS, LOS MUY CABRONES. —SE RIÓ MIENTRAS LA MIRABA, DESEANDO POR UN INSTANTE VOLVER A LA JUVENTUD, SER LIBRE DE NUEVO. DAPHNE LE HACÍA SENTIRSE BIEN, AUNQUE SÓLO FUERA POR UN MOMENTO. ERA COMO COMERSE UNOS MERENGUES.
—ME GUSTAS —CONFESÓ ELLA. LE AGRADABA QUE ÉL JUGARA LIMPIO Y PENSÓ QUE SU MUJER ERA MUY AFORTUNADA.
—TÚ TAMBIÉN ME GUSTAS, DAPHNE. ERES UNA CHICA FANTÁSTICA. CASI ME HACES DESEAR SER DE NUEVO SOLTERO.
—¿VENDRÁS A LA DISCOTECA CON NOSOTROS DESPUÉS DE LA CENA?
—SUPONGO QUE NO DEBERÍA, PERO TAL VEZ VAYA. —PENSABA EN LO MUCHO QUE LE GUSTARÍA BAILAR CON ELLA, PERO TAMBIÉN EN LO PELIGROSO QUE PODÍA SER, SOBRE TODO EN ESE MOMENTO, CON ALEX EN EL HOSPITAL Y LA TENSIÓN QUE EXISTÍA ENTRE ELLOS.
CUANDO ABANDONARON EL RESTAURANTE LA LIMUSINA SE HALLABA JUSTO EN LA ENTRADA. DAPHNE LE COGIÓ DE LA MANO Y LE ARRASTRÓ CON LOS DEMÁS. SAM NO TUVO ÁNIMOS PARA RESISTIRSE. FUERON A UN CLUB DEL SOHO DEL QUE SAM NUNCA HABÍA OÍDO HABLAR. UNA BANDA TOCABA UNOS BLUES LENTOS MARAVILLOSOS. FUE INEVITABLE QUE ACABARAN ENLAZADOS, BAILANDO EN LA PENUMBRA. CON EL CUERPO DE DAPHNE APRETADO CONTRA EL SUYO, SAM TUVO QUE ESFORZARSE REPETIDAS VECES PARA PENSAR EN ALEX.
—DEBERÍA IRME YA —DIJO POR FIN. ERA MUY TARDE. TODO LO QUE HACÍAN HABÍA ADQUIRIDO UN CARÁCTER QUE SAM NO PODÍA NEGAR YA. ESTABA CASADO Y DAPHNE NO, Y POR MUY ATRACTIVA QUE FUERA, NO DEBÍA SEGUIR POR AQUEL CAMINO.
—¿ESTÁS ENFADADO CONMIGO? —PREGUNTÓ DAPHNE EN VOZ BAJA, MIENTRAS ÉL PAGABA LAS COPAS Y SE DISPONÍA A MARCHARSE.
—CLARO QUE NO. ¿POR QUÉ HABRÍA DE ESTARLO? —LE SORPRENDÍA LA PREGUNTA.
—ESTA NOCHE TE HE ESCANDALIZADO. NO PRETENDÍA QUE TE SINTIERAS INCÓMODO.
—NO LO ESTOY. ME HAS HALAGADO. SOY VEINTE AÑOS MAYOR QUE TÚ Y, CRÉEME, SI PUDIERA, PERDERÍA LA CABEZA POR TI.
—TÚ TAMBIÉN ME HALAGAS —DIJO ELLA CON MODESTIA, LANZÁNDOLE UNA MIRADA QUE HIZO FLAQUEAR SU VOLUNTAD.
—ME GUSTARÍA. —Y DE PRONTO HABLÓ IRREFLEXIVAMENTE—. MI MUJER ESTÁ MUY ENFERMA. —APARTÓ LA VISTA AL DECIRLO, INTENTANDO NO PENSAR EN LO QUE HABÍA OCURRIDO EN LOS DOS ÚLTIMOS DÍAS—. LAS COSAS HAN SIDO UN POCO DIFÍCILES Y NO ESTOY SEGURO DE QUÉ VA A PASAR.
—¿MUY ENFERMA? —DAPHNE NO QUERÍA PRONUNCIAR LA PALABRA CÁNCER, PERO ÉL COMPRENDIÓ QUE SE REFERÍA A ESO.
—MUY ENFERMA —CONFIRMÓ SAM CON UNA MIRADA TRISTE.
—LO SIENTO.
—YO TAMBIÉN. NO ES FÁCIL PARA ELLA NI PARA MÍ. ASÍ QUE LAS COSAS SON AHORA UN POCO CONFUSAS.
—NO PRETENDÍA AUMENTAR LA CONFUSIÓN —DIJO DAPHNE, SENTADA TAN CERCA DE ÉL QUE SAM PODÍA VER LAS ATRACTIVAS FORMAS DETRÁS DEL ESCOTE.
—NO LA HAS AUMENTADO EN ABSOLUTO. NO TE DISCULPES. HACÍA AÑOS QUE NO ME DIVERTÍA TANTO… Y LO NECESITABA DE VERDAD. —VOLVIÓ A MIRARLA. ENTRE ELLOS SE PRODUJO ENTONCES UN INTERCAMBIO DE AUTÉNTICOS SENTIMIENTOS QUE COGIÓ A SAM POR SORPRESA. YA NO SE TRATABA DE UN JUEGO, ESTABA CON UNA PERSONA CON LA QUE PODÍA HABLAR. DE PRONTO SAM NO QUERÍA SEPARARSE DE ELLA—. ¿BAILAMOS UNA ÚLTIMA VEZ? —NO ERA ESO LO QUE ÉL PRETENDÍA HACER, Y SE SINTIÓ MOLESTO CONSIGO MISMO DURANTE UN RATO, PERO LUEGO LE EMBARGÓ LA TERNURA Y EL DESEO QUE SENTÍA POR DAPHNE MIENTRAS BAILABAN MUY JUNTOS. SUS CUERPOS SE ACOPLABAN PERFECTAMENTE, COMO SI ESTUVIERAN HECHOS EL UNO PARA EL OTRO. BAILARON DOS PIEZAS MÁS Y FINALMENTE SAM HIZO UN ESFUERZO POR MARCHARSE. LA ACOMPAÑÓ AL LADO DE SIMON CON PESAR, COMO SI ELLA FUERA UNA JOYA PRESTADA QUE DETESTARA DEVOLVER.
—PARECE QUE OS LO HABÉIS PASADO MUY BIEN —DIJO SIMON. SOSPECHABA LO QUE HABÍA SUCEDIDO Y LE INTRIGABA. SAM NO LE PARECÍA UN HOMBRE QUE TUVIERA AVENTURAS EXTRACONYUGALES, PERO ESTABA SEGURO DE QUE ANDABA TRAS SU PRIMA. AUNQUE QUIZÁ NO HUBIERAN HECHO OTRA COSA QUE HABLAR, YA QUE, AL FIN Y AL CABO, SAM SE MARCHABA A CASA—. ES UNA PEQUEÑA ZORRA, ¿VERDAD? —BROMEÓ.
—CUIDA BIEN DE ELLA —REPLICÓ SAM CON TOTAL SERIEDAD, Y SE FUE. DE REGRESO A CASA NO HIZO MÁS QUE PENSAR EN LO QUE HABÍA SENTIDO BAILANDO CON DAPHNE. ERA UNA NOCHE QUE NO OLVIDARÍA FÁCILMENTE. CUANDO ENTRÓ EN EL APARTAMENTO SE SENTÍA CULPABLE. Y MÁS AÚN AL ENTRAR EN SU DORMITORIO Y DESCUBRIR LA NOTA DE CARMEN SOBRE LA ALMOHADA.
AUN ASÍ, NO FUE EL ROSTRO DE ALEX EL QUE IMAGINÓ AL DORMIRSE, SINO EL DE DAPHNE.