A LA MAÑANA SIGUIENTE MAX LLAMÓ A SUS PADRES EN CUANTO SE DESPERTÓ PARA DECIRLES QUE SU NIETA HABÍA NACIDO Y QUE PESABA TRES KILOS OCHOCIENTOS GRAMOS, UN BUEN TAMAÑO. Y A PESAR DE SUS RESERVAS, EMMANUELLE SE ECHÓ A LLORAR EN CUANTO SE LO DIJO, AL IGUAL QUE JAKOB. PREGUNTARON SI PODÍAN IR A VER AL BEBÉ AQUELLA TARDE. A EMMANUELLE LE CONMOVIÓ MUCHÍSIMO ENTERARSE DE QUE IBAN A PONERLE LOS NOMBRES DE SU BISABUELA Y SU TÍA ABUELA. —¿CÓMO ESTÁ JULIE? —PREGUNTÓ LA MADRE DE MAX PREOCUPADA. —FUE RÁPIDO, PERO MUY DURO. ES UNA BEBÉ GRANDE, PERO SUCEDIÓ TODO EN MENOS DE UNA HORA, DESDE LA PRIMERA CONTRACCIÓN FUERTE HASTA EL PRIMER LLANTO...