MAX LLAMÓ A SU MADRE EN CUANTO VOLVIERON DE LA LUNA DE MIEL EN TAHITÍ TRES SEMANAS DESPUÉS. LE APETECÍA QUE JAKOB Y ELLA FUERAN A VER LA CASA QUE HABÍA COMPRADO CERCA DE LA DE LOS PADRES DE JULIE EN GREENWICH, CONNECTICUT. NO ERA LA ÚNICA ZONA EN LA QUE HABÍAN MIRADO, PERO SÍ LA PREFERIDA DE JULIE, Y MAX QUERÍA QUE SU MUJER FUERA FELIZ. A ÉL NO LE MOLESTARÍAN LOS TRAYECTOS DE IDA Y VUELTA AL TRABAJO. CALCULABAN QUE PODRÍAN MUDARSE A LA CASA EN JUNIO. LES QUEDABA BASTANTE TRABAJO POR DELANTE Y JULIE HABÍA CONTRATADO A UN DECORADOR DE RENOMBRE PARA QUE LA AYUDARA A ELEGIR LOS MUEBLES Y LOS TEJIDOS...