Dios nunca ha dejado de hablar, dice el pastor Juan Carlos Harrigan siervo de Dios altísimo, a quien el Santo Espíritu ha usado, y usa para mostrar su poder y su gloria.
Grandes sanidades, liberaciones y señales le siguen en todas sus cruzadas. Y los países que son visitados por este siervo de Dios reciben avivamiento.
El Apóstol pablo escribió: Sed llenos de la palabra de Dios; lo que significa que, constantemente debemos ser llenos y renovados en el Espíritu Santo.
Hablar del Santo Espíritu de Dios es clave en estos tiempos.
Dijo el pastor Juan Carlos, que hablar sobre el Espíritu de Dios es clave en estos tiempos; ya que la iglesia según la biblia empezó bajo la guía, y la llenura del Espíritu de Dios.
Una unción poderosa se liberó; porque en la iglesia primitiva había sed y hambre del conocimiento de la palabra. Sed y hambre por Dios.
Y la sed por Dios es la clave, para que el rio de su presencia comience a inundar tu espíritu y tu corazón ¡Alabemos la gloria de Dios!
Nadie alcanza nada en Dios si no es con la presencia del Espíritu Santo; nos comenta el pastor. Y los que quieran ser diferentes y llegar a un nuevo nivel deben poner su meta en conocer al Espíritu De Dios.
Solo tú puedes detener tu bendición.
Lo que Dios te dio es eterno y no lo va a detener nada. Solo tú puedes atrasar lo que Dios tiene preparado para ti, cuando te falta fe. Cuando te resistes a su llamado. Cuando prefieres seguir las mentiras de satanás y te deslumbras por las cosas del mundo.
Recuerda que lo del mundo es momentáneo, la belleza se marchita, el cuerpo envejece. La riqueza se puede esfumar. Los mandamientos de Cristo se resumen en: Amar a tu Dios con toda tu alma y el prójimo como a ti mismo.
No te dejes de engañar por los que dicen que ser cristiano es cambiar tu imagen y estar atada por leyes. La ley sobre toda ley en Cristo es el Amor. El que ama a Dios con todo su corazón y ama a su prójimo. Es honesto, es sensible, es bueno.
Porque en el amor, no hay maldad, ni odio. En el amor no hay orgullo, ni avaricia. En el amor no hay lascivia, no hay lujuria. Pídele a Dios que te llene de su inmenso amor. Y serás nueva criatura.