El suelo está compuesto por partículas variadas en tamaño y en forma. De acuerdo a esto se asientan los minerales y tenemos tres clases arena, limo o arcilla. Es importante tener en cuenta la clasificación porque ayuda con las plantas.
La superficie de las partículas es el epicentro de las reacciones físicas y químicas. En volúmenes iguales de suelo, la superficie es se alarga al disminuirse los tamaños de las partículas que componen el suelo. La arcilla es la partícula valiosa puesto que este tipo de partícula es la más pequeña entonces mayor volumen de suelo.
La proporción entre las distintas partículas determinan la textura del suelo. Hay doce clases de texturas y se clasifican de acuerdo a los porcentajes de arena, limo y arcilla. Podemos apreciar en la gráfica la clasificación.
Las clases de texturas nos permiten ver las relaciones entre suelo y plantas dado que las propiedades físicas del suelo se determinan por la textura y con ello la calidad de nutrientes que se asientan en las partículas. En suelos minerales la capacidad de intercambio (planta-suelo) se relaciona a la cantidad y clase de arcilla en el suelo. La capacidad para retener líquido es determinada en el tamaño de las partículas y su distribución. Los suelos con una textura suave (altos porcentajes de limo y arcilla) retienen más agua que suelos arenosos. Lo suelos suaves tienden a ser compactos y no distribuir muy bien el agua y por eso ser difíciles de manejar.
Desde el punto de vista del crecimiento de las plantas podemos que decir son recomendables los francos, franco arenosos y franco limosos. Sin embargo, la relación entre suelos y productividad no se aplica a todos los suelos puesto que la textura de suelos es solo un factor, pero hay otros que determinan el crecimiento de plantas. Estaré escribiendo sobre esos aspectos que faltan.