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El gran problema para los evolucionistas es el siguiente: en muchos casos es posible demostrar que lo que ellos llaman órganos homólogos está formado por la acción de genes completamente diferentes. Por ejemplo, hay dos especies de drosófilos cuyos ojos los evolucionistas pueden considerar homólogos, pero ambos ojos son definitivamente causados por genes diferentes.
Este no es un caso aislado. A lo largo de los años, han surgido muchos ejemplos de este tipo. No se puede negar que el concepto de homología en términos de genes idénticos transmitidos por un antepasado común ha colapsado. Esto también se aplica al famoso ejemplo del miembro anterior de los vertebrados.
Veamos el gen que controló el desarrollo de este vertebrado ancetral original. Si lo desea, por medio de una mutación es posible al menos un millón de veces cambiar este gen! Pero esto nunca causará un cambio del miembro delantero en la aleta de la foca, o en la mano humana, porque estos órganos están controlados por otros genes.
Durante los últimos setenta años, los científicos han argumentado que el estudio de la genética confirma la teoría de la evolución. Hemos considerado las objeciones a esta alegación. Entendimos, en primer lugar, que el experimento clásico de Mendel mostraba que los nuevos signos no son adquiridos por la población, sino que se transmiten directamente de padres a hijos en forma de genes. Por lo tanto, no existen tales cambios, a expensas de los cuales podría tener lugar la evolución. Además, hemos visto que la teoría de la mutación presentada por los evolucionistas, que en su opinión debería eliminar esta objeción, no es en sí misma adecuada para la tarea de explicar la evolución. En otras palabras, la genética no confirma la teoría de la evolución.
La selección natural
Sin embargo, hay que decir mucho más sobre la corrección de los postulados de la genética. Lejos de apoyar la teoría de la evolución, los estudios de los últimos setenta años llevan a la única conclusión: la evolución no puede ocurrir, y la Biblia gana. Consideremos un caso teórico de lo que los evolucionistas llaman selección natural, y luego sigámoslo hasta una conclusión lógica.
Imagínese una población de aves marinas que puede existir en uno de varios colores diferentes. A medida que esta población aumenta, algunas aves están colonizando la isla vecina, cuyo color es oscuro. Las aves blancas y gris claro de esta isla son bien visibles para los depredadores que las destruyen. Las aves oscuras sobreviven y son invisibles. Gradualmente, la raza de las aves oscuras se está desarrollando, mientras que las aves claras se están muriendo.
Un proceso similar está teniendo lugar en otra isla vecina, cuyo color es claro esta vez, y las aves sobreviven a la luz. Así, debido a la selección natural de la población original, se desarrollan dos especies de aves. En última instancia, pueden ser consideradas como nuevas especies.
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