Abril de 2007. Son las 6:45 de mañana. Estoy sentado en el sofá tomando el desayuno que ha preparado mi mujer Tanya. El desayuno consiste en un bocadillo de salchichas y un vaso de té rojo. En 15 minutos tengo que salir de casa para coger el autobús que me llevará al trabajo – una fábrica química situada a 18 kilómetros de Tula. Pues, en este mismo momento estoy mirando la tele sin ver nada en concreto. Solo la estoy viendo, sin más. En la pantalla de TV hay un programa que se llama ‘Euronews’. Es el canal paneuropeo que consiste en noticias breves sobre política, deporte, cultura y todo eso. Justo ahora hay una sección sobre música. Hablan de un cantautor español. No sé nada de cantautores de España y no me interesan en absoluto. Un tipo con ropa negra va en bici a un parque y allí, en el parque, empieza a tocar una canción… la canción es maravillosa. La canción me deja petrificado, me quedo como una roca con un bocadillo en la mano y un trago de té entre los labios. Es el punto de inflexión que divide toda mi vida en dos partes diferentes: la vida sin rock español y la vida con rock español.
La canción – y la historia de ese músico – se interrumpió de repente con la portada del disco mostrada en primer plano. No puedo recordar ni una palabra del nombre del disco. No sé el nombre de la canción.
Tengo acceso a Internet en mi trabajo, y este mismo día empiezo a buscar sus canciones y discos conociendo solo su nombre: Deluxe. La misión parece imposible. Internet me ofrece todo excepto lo que realmente quiero encontrar: las verisones deluxe de otros discos y películas, muebles exquisitos, prostitutas de élite… ¿Qué quieres? Buscar algo como “Spanish musician Deluxe” o “musico español Deluxe” Vale, tienes la edición de tres discos de Paco de Lucía. ¿Lo necesitas? No. Yo no.
Pasará un año antes de conseguir encontrar algo.
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Agosto de 2014. Estoy retorciéndome en un pequeñísimo baño de una cafetería en el casco histórico de Aranda. Estoy nervioso hasta tener diarrea. Llevo el teléfono móvil en el bolsillo derecho de mis vaqueros con un mensaje. El mensaje es muy corto: “Ven”. Esto significa que no tengo tiempo para descansar aquí en el baño. Finalizo mis asuntos y empiezo a correr al escenario de la Plaza del Trigo.
El mensaje es de Javier Ajenjo, el Director del festival Sonorama. Nos conocimos ayer y me propuso ir a la Plaza del Trigo al día siguiente para participar en ‘algo especial’. Puesto que ir mañana a la plaza era nuestra intención en todo caso, Tanya y yo aceptamos la propuesta con muchísima facilidad.
Hoy, que es el mencionado próximo día, llegamos a la plaza a las 12. Vemos los conciertos de Handicaps (que nos gustan mucho), el cuarteto murciano Perro y los vascos Correos. En la mitad de la actuación de Correos empiezo a sentirme mal y decido dejar a mi chica al lado del escenario e ir a buscar el bar más cercano para aliviar el vientre. No puedo aguantar más.
Vuelvo corriendo al escenario donde Correos finaliza su concierto acompañados por Fermin Muguruza y Tania de Souza, y donde mi Tanya me espera.
Correos se van y nos vemos con Javier. ‘Tranquilo’, dice. ‘Todo va bien’. Estoy tranquilo de verdad. Subimos al escenario. Miro a la gente joven abajo del escenario como todos los músicos nos miran. Hay muchísima gente por aquí. La misma plaza y todas las calles de alrededor están llenas de la gente joven y guapa.
Javier hace una arenga y me presenta a todos: “Mikhail desde Rusia, desde Moscú!” La gente empieza gritar mi nombre. Me voy sonriendo y llorando al mismo tiempo. Soy demasiado tímido para sentirme famoso.
- ‘Quedaos ahí’ – dice Javier. ‘Mirad lo que va a pasar desde aquí’.
Estamos en el ‘backstage’ junto con las chicas que ponen coronas de flores sobre sus cabezas. Son las protagonistas de un blog ‘El Pico de Ángel’. En este mismo momento los chicos de Niños Mutantes aparecen sobre el escenario. Puffff! Me dejo la voz gritando las letras de “Errante (Canción Mutante)”.
Mucho más tarde, por la noche, algunas chicas me reconocen en la zona VIP del recinto ferial. Me voy sonriendo. ¿He dicho ya que soy demasiado tímido para sentirme famoso?
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Sonorama 2014 es nuestro segundo Sonorama. El primero fue un año atrás. No íbamos preparados para llegar a Aranda, solo llevábamos el mapa del festival descargado e impreso, y dos abonos del festival. Dos días antes de llegar estaba en un piso alquilado en Moscú, enfermo en la cama, con temperaturas de 39 grados. Creí que no iba a salir, pero en el último día empecé a mejorar, y en el avión me sentí bastante bien, aunque flojo. No conseguimos reservar apartamento en el mismo Aranda, nos alojamos en un hotel en Milagros, a 10 km de Aranda. Según llegamos al hotel lo primero que hicimos fue ir a comer y perdimos casi dos horas haciéndolo. Llegamos a Aranda cuando el último concierto de la sección ‘entrepueblo’ estaba terminando. En la Plaza de la Sal alguna banda tocó rock alternativo muy melódico. Miré el horario: Los Zigarros. Nos gustaron mucho. (Spoiler: más tarde apareció que había un cambio de horario y esa banda no fueron Los Zigarros, sino The Handicaps).
Cuando terminaron, nos marchamos del pueblo. Miramos a los jóvenes festivaleros de alrededor. Todos llevan sus pulseras. Entendimos que necesitábamos cambiar nuestros abonos impresos por esas pulseras. Fuimos a buscar dónde se puede hacer. En la entrada del parque del General Gutiérrez vimos un tipo que parecía ser alguien del festival. Pensamos que debe saberlo bien. Y lo sabe bien:
- Sí, - dice. - En taquillas.
¿Qué cojones son ‘taquillas’? Pero sé muy bien que si le pregunto qué es, no voy a entender la explicación.
Vuelvo con Tanya.
- ¿Qué te ha dicho? – pregunta.
- En taquillas, - digo yo.
- ¿Qué es eso? – vuelve a preguntar.
- Ni puta idea - contesto.
Bien hecho, no hay nada más que decir. Está a punto de empezar cuando recuerdo que he visto esta palabra en el plano del festival. Busco en el mapa y lo encuentro en la dirección norte-oeste. Vamos a las taquillas sin saber qué son.
Aparece que ‘taquillas’ son taquillas – las cabinas de recepción donde se puede entregar los papeles y cambiar los abonos por pulseras. Conseguimos nuestras primeras pulseras.
Llevo una camiseta de Love Of Lesbian.
- No van a tocar Love Of Lesbian este año, - me dice un chico en taquillas.
No sé que contestar.
Desde las taquillas vamos al parque de Gutiérrez para ver nuestro primer concierto entero. Es el de Los Nastys. Están tocando algo de latino punk con raíces funk. Sus estructuras rítmicas son muy complicadas, y el bajista no consigue tocar en los mismos tiempos que los demás. Esperamos a la siguiente banda que se llama Sin Rumbo. Había visto un video de “Todavía no Sabes” en youtube cuando estuve enfermo.
Durante el concierto de Sin Rumbo empezamos a entender que todo lo que hemos hecho ha sido por algo. Fue una aventura para nosotros de llegar a este festival. Nunca lo hicimos antes. Tuvimos mucho miedo de hacerlo o, más concretamente, de empezar a hacerlo. Pero allí en el parque, durante la actuación de una buena banda nos sentimos completamente felices. El miedo no importó. Las distancias no importaron. Las enfermedades no importaron nada. Solo la música es lo único que tiene valor. ¡Y te juro por mi honor que unas latas de Mahou Cinco Estrellas no influyeron en esta opinión!
El día terminó muy mal porque no sabíamos que estaba prohíbido llevar cámaras fotográficas profesionales, y por eso no nos permitieron pasar al recinto del festival. Podríamos haber vuelto al coche y haber dejado la cámara allí – pero nuestro coche estaba a más de media hora caminando, decidimos volver al hotel.
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Año 2008. Me mudo de Tula a Moscú para trabajar. Alquilo un piso compartido con un amigo virtual que se llama Roman con quien me había encontrado en persona solamente una vez antes. Tengo más tiempo para navegar por Internet y hago un hallazgo muy importante. Un hallazgo decisivo para el destino. Un día cualquiera encuentro el reportaje sobre el festival Sonorama donde se menciona al músico Deluxe. Yo no sé ni una palabra en español (excepto la frase “yo la tengo”, jeje) y es imposible entender nada – incluso usando el traductor automatico de Google. Por lo menos, desde aquel reportaje sé que el nombre real de Deluxe es Xoel López.
Y una cosa más: este reportaje contiene dos videos de la actuación de la banda Love Of Lesbian. No me gusta ver videos en reportajes (soy muy fan de leer) pero el nombre de la banda me hace sonreir, y me obligo a ver uno de esos videos. El resultado es que desde este momento Love Of Lesbian es mi banda favorita. Al menos para los cinco próximos años.
Mi relación con el rock español empieza a florecer. Encuentro bandas nuevas, nombres nuevos – y busco más y más.
Tulsa? Mi Pequeña Radio? La Habitacion Roja, Sidonie, Migala y Sr. Chinarro… Vetusta Morla, Pumuky, El Hombre Burbuja… Todavía no entiendo ni una palabra. En nada voy a empezar a comprar los discos.
Por cierto, el reportaje mencionado es sobre el Sonorama. Ya hay la burbuja de festivales en España, hay muchos eventos en todas las partes del país – podría haber encontrado un reportaje de cualquier otro festival… una coincidencia definitiva más.
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Entonces, perdemos nuestra virginidad festivalera en Aranda de Duero.
El primer festival significa los primeros encuentros en vivo. El primero es con David Tabueña de Mi Pequeña Radio. Soy fanático de su banda. Además, envío un mensaje a Jair Ramírez, el lider de Pumuky pero no consigo encontrarle en el festival. Dos meses más tarde quedamos con Noe Ramírez, el hermano de Jair y guitarrista de Pumuky. No hablamos español todavía, tampoco él habla inglés. Resulta bastante complicado pero fantástico establecer contacto que continúa hasta ahora.
Al regreso de Tenerife empiezo mi propio blog “Rock Español a Través de Los Ojos del Ruso” sin querer promocionarlo – escribo algo solo para expresar mis emociones que me llenan. Cuelgo los enlaces en Facebook. Al principio la reacción parece minúscula. Aquí tengo que hacer un salto en el tiempo y contar algo sobre el siguiente Sonorama, un día antes de mi aparición sobre el escenario de la Plaza del Trigo. Tanya y yo cruzamos el casco viejo de Aranda para comprar dos vasos grandes de calimocho - una bebida emblemática de la gente joven de España hecha de vino tinto y cola. Entramos en el bar Manhattan y lo pedimos. La camarera nos pregunta: "¿De dónde sois?" "De Rusia", decimos. "¡Vaya! ¿Sois esos rusos que tienen un blog y escriben de nosotros?" "Claro, somos esos mismos", confirmamos su suposición. Ella corre para besarnos y hacernos una foto juntos.
Salimos del bar emocionados y en este mismo momento llega el primer mensaje de Javier: "Hola Mikhail, soy Javier, director delfestival. Puedes venir a la Plaza del Trigo ahora? Queríamos conocerte en vivo". Yo sé muy bien quién es. "¡Llegamos en 2 minutos!", contesto y corremos.
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Abril de 2014. La banda tinerfeña GAF Y La Estrella De La Muerte llega a Rusia para tocar en el festival SKIF. Sin duda tenemos que volar a San Petersburgo esa noche para verles.
Según el horario, tienen que tocar al mismo tiempo con alguna otra banda (no recuerdo cual) más conocida que ellos, pero cuando van a tocar ha habido algún cambio y tocan sin coincidencias con otras bandas. El público es bastante concurrido, hay mucha más gente de la que yo podría imaginar.
Al momento de tocar la última canción Mladen Kurajica dice: “Ahora vamos a tocar una cancion larga. Muy, muy larga”. Alguien detrás de mí le dice a quien le acompaña: “Van a tocar “Yannakis” ahora”. “Yannakis” no es la única cancion 'larga, muy larga' en su repertorio. GAF tocan “Yannakis”. Ese alguien detrás mío tiene razón.
Despues de su actuación voy al escenario y grito: “Mladen! Mladen!”
Mladen, que esta recogiendo sus cosas, vuelve su cabeza a mi lado. En un segundo me reconoce:
- Mikhail! Hola! Qué le pasa a tu voz?
Nunca antes nos vimos en persona hasta este momento, él no podía saber como suena mi voz. Pero estoy enfermo de verdad y hablo con la voz ronca.
Charlamos un poquito, quedamos en vernos en Tenerife el otoño que viene.
Al momento salimos del recinto del festival para volver al bar de nuestro amigo y tomar unos vasos de whisky escocés antes del vuelo de vuelta.
- Os vais ya? – nos preguntan las chicas de la puerta del recinto.
- Sí, sólo vinimos para ver a GAF! – contestamos con un orgullo que las chicas no entienden.
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Últimos de julio, 2016. Estamos en un microbus Mercedes Benz camino del pequeño pueblo Vilanova de Arousa hasta Caldas de Reis. Beni Ferreiro, el lider de Igloo, está conduciendo. Hace dos días llegamos a Galicia para visitar el Love Festival que fue cancelado. Lo supimos de antemano, pero decidimos no cancelar nuestros billetes de vuelo y pasar unos pocos días en la costa del óceano. Y, además, visitar a nuestros amigos de Igloo. Igloo es la banda favorita de Tanya. A mí me gustan muchísimo también. Previamente quedamos en vernos con ellos en Caldas.
El problema surje al llegar al aeropuerto de Santiago de Compostela: Avis bloquea nuestra reserva del coche. Decidimos ir en taxi al hotel, pero desde el hotel no hay ninguna opción de viajar alrededor – excepto en otro taxi que cuesta demasiado. El hotel – y la misma Vilanova de Arousa – es en el centro de ninguna parte. No tener ninguna oportunidad de movernos alrededor significa perder el tiempo por nada. Mandamos un mensaje a Beni: “No tenemos coche. No sabemos qué hay que hacer…”
“Dame tu dirección, voy a sacaros desde allí” – escribe Beni.
- Mi primera impresión sobre ti es el video de «El Paso de La Muerte», - le digo. – Donde tú pareces muy macho. Y hasta ahora yo creía que un macho es lo que eres.
Estas palabras le hacen reir mucho:
- El director me dijo: «Trata de actuar como un macho», - pero yo no soy nada macho! Somos una pequeña banda y no tenemos nada de machismo.
En Caldas de Reis nos encontramos con Juanma y Alberto (guitarra y batería respectivamente). El cuarto componente – Julian, el bajista – vive en Vigo y no puede venir. Quedamos en un bar, tomamos algo y vamos andando por el parque de Caldas. El río Umia cruza este parque.
- Por aquí había una plataforma flotante donde hicimos nuestro primer concierto. Yo tenía 14 años o así, - cuenta Beni señalando con un dedo al centro del río.
- Claro, - comenta Juanma. – Era tan pequeno que mi bajo era más grande que yo.
Todavía es bajito, un amigo talla bolsillo.
En 10 días nos volvemos a encontrar en Sonorama. Durante todo Sonorama quedaremos a beber con estos chicos.
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El verano de 2014 vamos al ContemPOPranea. Ese año el festival está dividido entre Badajoz y Albuquerque. La parte de Badajoz coincide con mi cumpleaños y decidimos ir.
Nuestro vuelo es el viernes a las 6:05 de mañana. Tenemos que salir de casa a las 1:30 de madrugada, por lo que no tenemos tiempo para dormir. En el avión tampoco dormimos. Después de aterrizar vamos en coche (Tanya conduciendo) a Badajoz – más de 4 horas en carretera. Llegamos a la ciudad, encontramos el hotel. Dejamos nuestras maletas, nos cambiamos de ropa y salimos para comer algo y buscar el recinto. El recinto está organizado en el casco viejo de Alcazaba. Hasta este momento no hemos dormido en 35 horas. Mientras estamos comiendo y bebiendo vino, el festival empieza sus actuaciones. La primera banda que toca es Burgim, los locales. La siguiente – Izal. Todavía no son superestrellas aunque están creciendo. Creo que este es su concierto más fácil para conseguir llegar a primera fila.
Izal tocan “La Mujer de Verde”.
Anochece.
Hasta este momento no hemos dormido ni un puto minuto durante más de 40 horas.
- Yo no puedo más, - dice Tanya, y volvemos al hotel para descansar dos o tres horas antes de las actuaciones de El Columpio Asesino e Iván Ferreiro.
Nos retrasamos en volver al recinto y nos perdemos el concierto casi entero de El Columpio Asesino. Solo vemos tres canciones (incluída “Floto” que suena genial). Después de su actuación vamos a la primera fila. Ahora son las 3 de la madrugada.
La banda de Iván Ferreiro se prepara para tocar. Para mi Iván es el superhéroe. Para Tanya – uno de muchos. Su concierto es brutal. Todo a tope, casi me destrozo dándolo todo. Pero siento que algo raro está pasando. Me siento solo. Vuelvo la cabeza a Tanya y veo que mi amor duerme doblada sobre las vallas de seguridad.
En primera fila. Durante la actuación mágica de Iván Ferreiro. Está durmiendo.
No le despierto hasta el final. Que duerma la chica.
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A partir del Sonorama 2014 compramos los abonos VIP. Cuestan dos veces más caros que los abonos básicos pero dan acceso la zona VIP. Esto significa: bebidas y comidas más baratas, colas al baño más cortas, mayor posibilidad de encontrarse con alguna estrella del rock.
La primera noche que entramos en la zona VIP vemos a Abraham Boba. Me da corte acercarme a hablar con él y Boba pasa de largo acompañado por una mujer muy linda.
Año 2015. Estoy en mitad de la cola del baño de la zona VIP. Veo que los miembros del Grupo De Expertos Sol y Nieve pasan por la puerta. Me veo en una situación complicada. Tengo muchisímas ganas de acercarme a J y mostrar mi enorme respeto hacia él. Por otro lado, no quiero perder mi posición en la cola. Es importante también. Además, tengo en cuenta que no es el mejor lugar para abrazarse a tu ídolo y mostrar tu admiración tan cerca del baño. No sé qué hacer y de repente empiezo a aplaudir. En unos segundos toda la cola rompe en aplausos para estos tíos. J sonríe y parece muy tímido.
Unas horas después nos encontramos con J, Manu Ferrón y Antonio Lomas en la segunda planta de la zona VIP. Nos hacemos una foto juntos. Me pongo una chaqueta con el logo de Los Planetas. Manu señala con su dedo al logo y le dice a J: “Mira! El chico se pone Los Planetas!” Todos ríen. J nos pregunta: «¿Alguien nos escucha allí en Rusia?» «Muy pocos la verdad», - contesto – «Seguramente sólo nosotros dos».
Por desgracia, es la verdad. Los Planetas no son famosos en Rusia.
La noche siguiente, en la misma segunda planta de la zona VIP, pasamos al lado de un chico muy alto que está en completa soledad entre mucha gente. Es Mikel Izal. Nos acercamos a él.
- Hola Mikel! Somos tus fans desde Rusia!
- Vaya! – dice. – Habéis recorrido una distancia muy larga!
- Sí, se puede hacer una fotografia contigo?
- Claro!
Aquí es necesario saltar rápidamente a dos años más tarde.
Javier Ajenjo nos invita a comer en el restaurante “La Cantinaccia”. Estamos en el restaurante comiendo una ración de lechazo. De repente las puertas se abren, todos los chicos de Izal aparecen en el comedor.
Tanya me golpea bajo la mesa:
- Ve a hablar con Mikel!
- No, no voy, - contesto. – Seguro que no nos reconoce. Han pasado dos años…
Todos los miembros de la banda van empapados en sudor. Acaban de terminar un concierto secreto en la Plaza del Trigo.
- Y parecen tan cansados… No voy a molestarles.
Sin embargo, Mikel se para al lado de nuestra mesa.
Me levanto. Mikel pone su dedo a dirección a mi cara:
- Hace dos años, en la zona VIP? Rusos?
- Claro! – digo yo. – Mikel, solo queríamos avisar nuestro respeto…
- Chicos, vamos a hacernos una foto con nuestros fans de Rusia!! – grita a sus compañeros que están hablando cinco pasos atrás.
- No hay que hacer fotografias. No queremos molestrate…
- Quéee! – él está sonriente. – ¿Por qué ‘no hay que hacer fotografias’? Claro que hay que hacerlas!
Estamos casi llorando de felicidad cuando se van. Sin ‘casi’, de hecho.
***
No solo hay festivales en nuestras vidas. A veces llegamos a Espana sin ninguna intención.
Viajamos por el norte en 2015 y nos gustó tanto que decidimos repetirlo en 2017. En el viaje de 2015 coincidimos con el concierto de La Habitacion Roja en Ferrol. El viaje de 2017 pasó sin tantas coincidencias relativas a eventos musicales y nos deja solo una noche que pasamos en Benavente justo antes de volver a casa desde el aeropuerto de Barajas.
Por la mañana del penúltimo día almorzamos con Hugo Babarro de la banda Bestlife (Under Your Seat) y su familia en Ourense.
- ¿Esta vez no vais a ningún concierto? – nos pregunta.
- No, este viaje no, - contesto con un poquito de desgana.
- Bueno, habrá mas suerte la próxima vez! – Hugo está seguro que algo bueno va a pasar en el futuro.
Mientras, finalizamos nuestro desayuno y nos vamos de Ourense en dirección Benavente.
Tenemos la tradición de tomar una copa de vino en la Plaza Mayor de cada ciudad que visitamos por primera vez. En Benavente la cumplimos también. Terminando las copas pensamos qué podríamos hacer luego.
- Vamos a ver el río, - sugiero. – Mapas de Google muestran un río fuera del casco antiguo.
Y nos vamos a buscar el río. Pero no lo conseguimos.
Doblamos una esquina y oímos el sonido de guitarras. Vamos a la fuente del sonido y ¿qué vemos? Hay una plaza pequeña. Hay escenario en la plaza y tres tipos sobre el escenario que parecen una banda de rock. Estamos en shock. En ese mismo momento un hombre con una niña aparece sobre el escenario. Toman el microfono y empiezan a charlar. No entiendo nada hasta que el hombre le pregunta a la niña: “¿Cuáles son tus grupos favoritos?” La niña dice (desde mi nivel de comprension): “…………. Shinova…………..férico”. Shinova? En serio???
Esos tres tipos empiezan a tocar. Son realmente una banda de rock que tocan versiones de canciones rock de los años 70 – o algo así. Todavía no entendemos nada. ¿Qué pasa, Benavente? Veo a tíos con camisetas de Yo, Estratosférico. Veo a uno que parece un miembro de Yo, Estratosférico (más tarde resultará que es Manu, el batería de la banda), aunque no estoy seguro. Todavía no pienso que Yo, Estratosférico vayan a tocar aquí. No creo que Shinova vayan a tocar aquí. “Mira, Tanya, algunas personas van a hacerse fotografías frente a un cartel muy grande allí a la derecha del escenario… Perdón…”
Y este es el momento en que nuestros corazones dejan de latir. El cartel dice con las letras muy muy grandes:
• Los Blue Yeyes
• Shinova
• Yo, Estratosférico
Quiero correr en circulos y gritar algo incomprensible.
Anochece. Los Blue Yeyes se van del escenario depués de tocar más de dos horas y media. Los de Shinova aparecen por detrás. ¡Todo es cierto!
Cuando los vascos finalizan su actuación, muy dramática y melódica con todas esas canciones memorables del disco “Volver”, les encontramos, hacemos fotografias con Daniel, Erlantz y Gabriel y nos firman el disco. Mientras un DJ pincha discos en el escenario. Así pasan 30 minutos y ahora es el turno de Yo, Estratosférico. Durante el concierto Tatiana roza su pie hasta sangrar y nos vamos a la cafeteria más cercana para dar descanso a sus pies. En 10 minutos volvemos. Y nos damos cuenta ahora que todos nuestros dispositivos que pueden hacer fotografias están sin batería. Mi teléfono, el teléfono de Tanya, la cámara grande Canon, la cámara pequeña…
Cuando se acaba el concierto voy a la escalera al lado del escenario, donde Jose, el cantante, se baja en ese mismo momento.
- Jose! – empiezo a gritar.
Vuelve la cabeza:
- Sí?
Descubro la razón de mi presencia con las frases mas frequentes de mis últimos años. Ya sabes: “Dos fanáticos desde Rusia” y todo esto.
- A-a-ah, - dice él. –¿Eres tú el mismo que habla de nuestro disco en facebook?
- Claro! Queríamos mucho hacer una fotografia con vosotros, pero todos nuestros dispositivos no funcionan…
- No hay problema! – dice Jose. – Vente conmigo!
Subimos al escenario. Estrechamos las manos con Manu, nos abrazamos con Óscar y vamos a abrazar a Diego. La reacción de Diego es impredecible. Él pone un dedo en mí y dice:
- Mikhail Boev! Te vi antes del concierto pero no podía pensar que estés aquí!
Me siento una estrella de rock.
Nos juntamos todos. Una chica hace la fotografía.
Diego nos propone tomar unas cervezas juntos. Nos negamos porque son casi las tres de manaña ahora, y a las nueve tenemos que salir del hotel y de Benavente para llegar al aeropuerto a tiempo.
El día más feliz de nuestras vidas.
Esta amistad se prolonga en Sonorama. Yo, Estratosférico están fichados para tocar en la carpa Burgos Origen y Destino. Durante su concierto nos encontramos con Tito, un chico alto con cabello rizado y teñido en fucsia, y Gloria – la chica que asistía a los Estratosféricos en Benavente.
El siguiente día de Sonorama, justo dos horas antes del encuentro con Izal en el restaurante, nos juntamos con Jose, Gloria y Tito en el concierto de Él Mató A Un Policía Motorizado. Los chicos del “otro lado del charco” son brutales – pero no les miramos. Charlamos entre nosotros todo el concierto.
***
Marzo de 2018. Llegamos en Madrid para celebrar el cumpleaños de Tanya. Reservamos días para visitar Guadalajara, una ciudad pequeña a 50 kilometros fuera de la capital. Nuestros amigos de Yo, Estratosférico viven allí. Premeditadamente les escribimos y acordamos vernos en su local de ensayo.
- ¡Vamos a organizar un concierto privado para vosotros! – nos dijieron ellos.
Al momento de nuestra llegada hace mal tiempo en Guada: viento y mucha lluvia. Hace frío. El viento es bastante fuerte como para romper nuestro paraguas. Por fin llegan Óscar, Tito y Belén y nos llevan a un bar para tomar unas copitas de vino. Luego vamos a su local de ensayo donde nos esperan Diego, Jose y Manu. Nos dan asientos en un rincón y durante unas pocas horas siguientes observamos este enorme, brutal, emocionante y perfecto concierto. Tomamos cerveza y sentimos subidón total.
Luego vamos juntos al centro de Guadalajara y cenamos en una cafetería, y Diego (el único de ellos que vive en Madrid) nos lleva a la capital donde nos encontramos con Roman (sí, él nos está acompanando en este viaje sin incluir la visita alcarreña).
Hay una cosa muy importante.
Hace mucho tiempo, más de diez años, perdí muchas horas buscando bandas noventeras muy pequeñas. Y a fin de cuentas aprendí algo: el 90% de esas bandas desconocidas se merecían ser absolutamente desconocidas. Había toneladas de música de mierda, y solo unos pocos buenos grupos (Tugboat Annie, Small 23, The Technical Jed…) Y ahora, volviendo al rock español, hay una cuestión que me conmueve: ¿Por qué las bandas que me gustan más que otras son tan desconocidas? ¿Quizás mi brújula estética esta rota? ¿Quizás tengo mal gusto? ¿O quizás, sobre todo tocan un estilo que nunca podrá ser popular?
Si puede parecer que me gusta absolutamente todo – no es la verdad. Parece que hay demasiados clones de Supersubmarina en el indie español. Parece que hay demasiados clones de Two Door Cinema Club. Y, por último, parece que hay demasiadas bandas muy grandes que no les importa a nadie. Las cantidades de espectadores en los conciertos de Paciente Cero, Tierra Vertical o Yo, Estratosférico a lo largo de varios Sonoramas lo dejan claro. Nadie quere ver a las bandas pequeñas. Todos quieren ver Vetusta. Yo no soy purista convencido. No creo que ser un artista comercialmente viable sea algo malo ‘by default’. Creo que Vetusta Morla son grandes. Creo que Izal son grandes. Pero… hay muchos músicos que existen fuera de los ojos y oídos del público. Los blogs hablan de ellos. Mondo Sonoro y Rockdelux hablan de ellos – pero tienen pocos fans y poca gente viene a sus conciertos. ¿Por qué? ¿Esto es todo lo que se merecen? ¿Solo me parecen grandes a mí?
Fuck no. No me lo parece. Son grandes de verdad.
Una pequeña banda desde Guadalajara en su local de ensayo hacen un concierto tan perfecto que nos hace flotar un metro sobre el suelo. Que nos hace flotar sobre el suelo hasta ahora, más de un año después. No es casual. No es un espejismo. Nos sentimos felices de ser una parte pequeñísima de todo esto. Estamos felices de sintonizar frecuencias con Yo, Estratosférico, Igloo, Paciente Cero y otras bandas pequeñas que simplemente no quieren ser grandes.
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- ¿Te estás mudando a España? – un viejo amigo me pregunta por el messenger de Facebook.
- ¿Qué haces por aquí? Me dicen que vives en España! – otro viejo amigo me dice cuando nos encontramos accidentalmente en un supermercado de Tula.
Por fin, otro amigo me pregunta por La Cuestión Más Importante de Todas: “¿Dime por qué rock español?”
Todas estas preguntas no son casuales. Si alguien siguiera mi vida a través de las redes sociales, podría tener la impresión que vivo en España. Mi facebook es un 70% en lenguaje español. Tweeter e instagram también. Los ‘friends’ y ‘followers’ casi todos son españoles. Son músicos, bloguers, jefes de sellos discográficos y de tiendas de discos, y fans como yo. No hay otros rusos que amen el rock español, pero hay gente de México, Perú, Argentina… Al ‘otro lado del charco’ pasan cosas buenas también, pero no tengo muchas posbilidades de seguir muchas bandas sudamericanas. Solo sigo unas pocas: Zoe, Resplandor, Él Mató A Un Policía Motorizado, Las Ligas Menores…
Para nuestros ‘friends’ y ‘followers’ somos unos ‘fallos del sistema’. Hay muchos rusos que viven en España ahora y algunos piensan que somos unos de esos.
- ¿Dónde vivís? – nos pregunta Josete, el cerebro de la banda gallega Villanueva cuando nos conocimos en vivo durante el Sonorama 2016.
- Aquí en un hotel pequeño fuera de Aranda…
- No, en qué ciudad – Barcelona o Madrid?
- En Moscú! – reímos.
- Quéeeee?! – Josete está alucinando.
Realmente no vivimos en Moscu, pero nadie sabe de Tula, nuestra propia ciudad.
Parece que los sellos independientes sienten tantas emociones como Josete cuando pido sus discos. Eso parece por las cantidades de regalos que nos envían. Por ejemplo, yo pedí tres discos de Abraham Boba del sello madrileño Limbo Starr y me enviaron los diez artículos en total. Diez!
Un día pedí unos discos de Incendios y Atención Tsunami del sello Records Del Mundo. Los chicos de Records Del Mundo quisieron regalármelo todo.
- Quería pagar al menos los gastos de envío, - les digo.
- Sólo dime tu destino, el dinero no vale nada! – contesta Miguel Bellas, guitarra y voces de Incendios, guitarra de Atencion Tsunami, y componente de Records Del Mundo.
Digo gracias. Qué más podría decir?
«Todo esto no es para ganar dinero», - dicen Joan Casulleras y Rafa Piera, los jefes del sello discográfico independiente El Genio Equivocado, uno de los más interesantes de la escena contemporánea, cuando tomamos vino juntos durante una de nuestras visitas a Barcelona. – «Es para hacer amistades».
Y ésta es la respuesta más correcta de La Cuestión Más Importante.