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Arresto y crucifixión de Cristo parte 2

Jesús es humillado y golpeado por los sacerdotes.

Algunos comenzaron a escupirle, a cubrirle la cara de bofetadas, diciendo: ¡Profetiza! también los guardias le recibieron a bofetadas.

Estando Pedro abajo en el patio, vino una de las criadas del sumo sacerdote. Cuando vio a Pedro calentándose, se fijó en él y dijo: Tú también estabas con Jesús de Nazaret. Pero Pedro negó diciendo; no lo conozco y no sé lo que dices. Y salió afuera a la entrada, y el gallo cantó.

Cuando la criada lo vio empezó otra vez a decir a los que estaban allí: Este es uno de ellos. Pero él negó otra vez. Poco después los que estaban allí le dijeron a Pedro: Verdaderamente eres uno de ellos porque eres galileo. Entonces Pedro empezó a jurar y a maldecir ¡No conozco a este hombre de quien habláis? Y enseguida cantó el gallo por segunda vez.

Y Pedro se acordó de las palabras de Jesús y cómo le había dicho: Antes que cante el gallo dos veces, tú me negarás tres veces. Y pensando en esto lloraba.

Los sacerdotes atan a Jesús y lo llevan ante Pilato.

Y luego muy de mañana cuando los principales sacerdotes ya habían consultado con los ancianos, con los escribas y con todo el Sanedrín, después de atar a Jesús, le llevaron y le entregaron a Pilato.

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Y Pilato le preguntó ¿Eres tú el rey de los judíos? Y Jesús respondiendo le dijo: Tú lo dices. Los principales sacerdotes le acusaban de muchas cosas. Pero Pilato le preguntaba de nuevo ¿No respondes nada? Mira de cuántas cosas te acusan.

Pero Jesús aún con eso no respondió nada, de modo que Pilato se maravillaba. En la fiesta Pilato solía soltarles un preso, el que pidiesen. Y había uno que se llamaba Barrabás, preso con los rebeldes que habían cometido homicidio en la insurrección.

La multitud se levantó y empezó a pedir que les hiciese como acostumbraba. Entonces Pilato les respondió diciendo ¿Queréis que yo os suelte al rey de los judíos? Por que sabía que por envidia lo habían entregado los principales sacerdotes.

Pero estos incitaron a la multitud para que pidieran que les soltase a Barrabás. ¿Y qué queréis que haga con el que llamáis el rey de los judíos? Preguntó Pilato.

A lo que la multitud grito: Crucifícale. Marcos 15:1-13

Jesús es azotado y luego crucificado.

Pilato le pregunta a la multitud que mal había hecho el Cristo para ser crucificado. Pero la multitud seguía gritando cada vez más alto: Crucifícale

Entonces Pilato queriendo complacer al pueblo, les soltó a Barrabás. Jesús fue azotado y después entregado para ser crucificado. Los soldados lo llevaron al atrio y convocaron a toda la compañía.

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Lo vistieron de púrpura y le pusieron una corona de espinas; y comenzaron a aclamarle ¡Viva el rey de los judíos! También le golpeaban la cabeza con una caña, le escupían y puestos de rodillas le rendían homenaje.

Cuando se hubieron burlado de Él, le quitaron el manto de púrpura y le pusieron sus propias vestiduras. Entonces le sacaron para crucificarle. Obligaron a uno que pasaba a cargar la cruz de Jesús. Y le llevaron al lugar llamado Gólgota, que traducido es lugar de la Calavera.

Le dieron vino mezclado con mirra, pero Jesús no lo tomó. Y le crucificaron. Repartieron sus vestiduras echando suerte sobre ellas para ver que se llevaría cada uno. Y fue a la hora tercera cuando fue crucificado. El título de su acusación estaba escrito. El Rey de los Judíos.

Y se cumplió la escritura que dice: fue contado con los inicuos.

Y con Jesús crucificaron a dos ladrones, uno a su derecha y otro a su izquierda. Y se cumplió la escritura que dice: Y fue contado con los inicuos. Y los que pasaban le insultaban, meneando sus cabezas y diciendo: Tú que derribas el templo y lo edificas en tres días ¡Sálvate a ti mismo y desciende de la cruz!

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De igual manera se burlaban los sacerdotes: A otros salvó y a si mismo no se puede salvar. ¡Qué el Cristo, el rey de Israel, descienda ahora de la cruz para que veamos y creamos! También los que estaban crucificados con Él, le injuriaban.

Cuando llegó la hora sexta, descendió oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora novena. Y en la hora novena Jesús clamó a gran voz diciendo: ¡Dios mío porque me has desamparado! Al oírle algunos de los que estaban allí decían: He aquí está llamando a Elías.

Corrió uno empapó la esponja en vinagre y le dio de beber diciendo. Dejad, veamos si viene Elías a bajarle. Pero Jesús dando otro fuerte grito expiró. Y el velo del templo se rasgó de arriba abajo.

El centurión que estaba de pie delante de Él, cuando vio que había muerto de aquella manera dijo: ¡Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios!